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La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

7 de marzo de 2017

Calixto García. Biografía. 86


1897, Agosto 29
Segundo día del ataque a Las Tunas
Cae Sedano, el niño artillero







Al amanecer se inicia el fuego de fusil y cañón en todo el frente. A poco los españoles izan una bandera con cruz roja, lo que significa que piden una tregua para enterrar a sus muertos y curar los heridos. El ayudante de Calixto que salió a parlamentar le dice a los españoles que es decisión del General García que si quieren sepultar a sus muertos y curar sus heridos, lo tendrán que hacer bajo el fuego cubano. Y se reanuda el combate.
Caen bajo en manos mambisas otros dos fuertes españoles. Y a la vez los cubanos combaten contra el cuartel ubicado en la Plaza de Armas.
Contra ese ultimo baluarte está disparando el cañón de dinamita cuando un certero disparador enemigo acierta sobre la región inguinal Sedano, el niño artillero, quien, sabiéndose al borde de la muerte escribe a sus padres, diciéndole que a ellos les deja el machete glorioso y sus prendas particulares. Luego muere.

Acción frenética de Ángel de la Guardia
Cuando ve caer al glorioso artillero, Ángel de la Guardia[1] avanza frenético sobre el Hospital y lo captura. Luego regresa contra el Cuartel de Artillería y allí, al frente del bastión enemigo, en la Plaza de Armas de Las Tunas, cae mortalmente herido “el heroico coronel que pronto sería general”.
Dijo Nicolás Cárdenas que Ángel de la Guardia se puso en el marco de una puerta, frente a los españoles del cuartel artillería y, magnifico y enardecido, les grito: “Aquí está Guardia, hagan fuego que él no teme a ustedes ni a nadie”.
Funston, en “Memorias de dos Guerras”, dice: “Ángel de la Guardia había obtenido algún licor y tomado fuertes tragos. Caminó hacia la calle a 50 pies de distancia del fuerte enemigo y comenzó a blandir su machete y a maldecir a los españoles que habían asesinado a su padre y que él no quería nada mejor que chocar con ellos. Sus camaradas le llamaban, los oficiales españoles les decían que no querían matarlo, pero él había perdido la razón. Se escuchó un mando enérgico detrás del muro de ladrillos, el fuego salió de las aspilleras y el joven cubano cayó perforado de balas. El general García, con un gran sentido de los justo, no hizo responsable de su muerte al comandante del fuerte “El Telégrafo” (cuartel de artillería).

Durante todo el día continuó el ataque cubano contra el formidable cuartel de infantería de Las Tunas.
Durante todo el día continuó el ataque cubano contra el formidable cuartel de infantería. Lo mandaban los coroneles Paula Valiente y Montalvo y el brigadier Carlos García Vélez, pero sin resultado apreciable, a pesar del fuego del cañón.
A las cuatro de la tarde Collazo emite un parte al General: “Creo que el cañón de dinamita podría proteger a los asaltantes, para el asalto esta noche o mañana”. (Del cuartel de infantería).
Comunicación de Carlos García Vélez: “Papá, estoy contento, los soldados del fuerte están parlamentando y se rendirán esta noche. El comandante es el que no quiere. Se me han presentado siete soldados y quince más después. Creo que no habrá que asaltar. No se preocupe por mi que tengo mucha prudencia y muchísima calma”.
Pero el cuartel español en Las Tunas no se rinde ese día aunque dentro hay  cerca de cien heridos y enfermos.




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[1] Se trata del joven que casualmente estaba cerca de Martí en Dos Ríos, el último cubano que vio con vida la Apóstol de la independencia de la Isla.

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