LO ÚLTIMO

La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

7 de marzo de 2017

Calixto García. Biografía. 79


1896, Julio 25-26
Calixto parte para el territorio que mandaba José Maceo
Acordado el plan estratégico a seguir, el general García sale inmediatamente para el territorio que había sido mandado por José. La muerte del bravo Maceo había desorganizado el mando en los montes de Guantánamo, “todos se han ido para su casa, quedando solamente Cebreco con 200 hombres”.
El Ramón
Periquito Pérez






El General recoge a los hombres de José Maceo, los organiza y tan pronto reúne a 500 avanza sobre “El Ramón”. Periquito Pérez va sobre Guantánamo y allí combate a las columnas mandadas Vara del Rey y Tejera que procedentes de Guantánamo actuaban en combinación con la columna que había salido de Santiago, mandada por el General Linares. Calixto se atrae el enemigo en el frente de Songo-Sabanilla y combate contra una verdadera nube de españoles en Santa Ana, Perseverancia, El Ramón, Yerba de Guinea, Santa Isabel, La Sidonia y La Alcaldía y vence a los generales Linares y Sandoval. Cuando concluye el combate no nombra sucesor para José hasta “ver cuál de los tres que tiene el Departamento se gana el puesto”.
Jiguaní, adonde siempre vuelve
Cañones es lo que quiere el general, porque las cargas al machete son un desperdicio de sangre cubana.
De Calixto a Estrada Palma: “Mande cañones pero no me mande ni un solo yanqui”
Raudo el general se pone en movimiento otra vez, rumbo a Jiguaní, adonde siempre vuelve.
Asombra la acometividad de aquel hombre de 57 años, maltratado por la vida, por las balas y por la suerte que en son de broma le escribe a Estrada Palma y le dice: “pronto entraré en Bayamo, bajo palio, y haré que me canten un te deum para que usted rabie de envidia”. Seis caballos tenía el general, seis caballos para poder moverse de uno a otro punto, mediando grandes distancias entre uno y el otro.
Cañones es lo que quiere el general, porque considera él que las cargas al machete son un desperdicio de sangre cubana y es cañones lo que le pide a Estrada Palma a quien le dice: “Pero no me mande ni un solo yanqui, porque son un verdadero estorbo”
1896, Julio 28
“(…) aquí me tiene usted, por estas montañas y vericuetos, perdiendo en peso lo que gano en salud”
Los cuatro mosqueteros
El general García escribe a Ezequiel García que está en París: “aquí me tiene usted, por estas montañas y vericuetos, perdiendo en peso lo que gano en salud. Hemos dado duro a los godos rindiendo así tributo a la memoria del valiente José. El día 9 de este mes, después de 22 años de separación, abracé al general Gómez que está fuerte como un hombre de 40 años y es cosa que maravilla verle enhiesto y firme en los estribos, haciendo piruetas en su fogoso caballo”. Así, igual, le habla de los cuatro mosqueteros que en el combate de Perseverancia pelearon valientemente (y se refiere a sus cuatro hijos: Carlos y Justo y también los que tuvo fuera de su matrimonio: Calixto Enamorado y Raimundo Eguarás). Cuando menciona a los hijos subraya el nombre de su hijo Raimundo.
1896, Agosto 2
San Luís, Oriente.
El general acampa frente a San Luís con tres mil soldados libertadores. El enemigo, vencido en múltiples combates, no lo ataca. El general escribe a Estrada Palma, le dice que le cobre el doble a los dueños de ingenios de Oriente y Camaguey, y que si se niegan a pagarle que le avise “para arrasarle el batey con el cañón de doce libras y no les deja estaca en la pared”
1896, Agosto 8
Peregrinan al lugar donde cayó José Martí. Primer monumento conmemorativo para recordar al Héroe
Sale para Vuelta Grande y al llegar encuentra al Generalísimo que con su escolta había llegado a ese campamento una hora antes.
A las tres de la tarde se toca formación y a las cuatro salen todas las tropas con los Generales Gómez y Calixto a la cabeza, en conmemorativa procesión se dirigen al lugar donde catorce meses antes cayera en combate José Martí.
Al cruzar el contramaestre, por orden de Gómez, cada jinete toma unas piedras y cuando llegan al sitio que había sido chapeado y limpiado convenientemente, se arranca un poste que marcaba el lugar y se pone otro de madera dura y una pequeña cruz de cedro. Luego cada soldado deja caer una piedra, construyendo una pirámide. Luego Gómez y Fermín Valdés Domínguez hablaron a los combatientes sobre la vida gloriosa de Martí. 



Anterior      Siguiente


No hay comentarios:

Publicar un comentario

LO MAS POPULAR DE LA ALDEA