Las
calas de exploración a quince metros de distancia y con cinco metros de
profundidad, además de localizar nuevas piezas de origen europea (que era el
objetivo principal), debía ayudar a valorar hasta que punto la zona entre la
mitad Este del área explorada superficialmente y su extremo Oeste, carecía de
material arqueológico, y a definir la filiación cultural de la posible zona de aborígenes
arcaicos.
Prospección con calas a 15 metros de distancia entre sí y a 5 metros de profundidad. |
Las
calas a 15 metros de distancia entre sí y a 5 metros de profundidad tuvieron un
diámetro de 0.40 metros. En caso de ubicar material arqueológico se profundizaba
mientras fuera posible. En total se excavaron 208 calas de las cuales 86
resultaron positivas.
Todo
el sedimento fue cernido usando una malla metálica con cuadros de 5 mm. Las
evidencias se colectaron en bolsas debidamente identificadas y se conservan en
los fondos del Departamento Centro Oriental de Arqueología.
Las evidencias más comunes en el área Este
fueron restos de fauna marina y terrestre, seguidos por la cerámica indígena.
En la primera son muy importantes las valvas de Isognomun alatus, Crassostrea ryzophora,
y Codakia orbicularis, así como las conchas de Nerita peloronta, Nerita
versicolor y Cittarium pica. Se reportan también vértebras de peces y algunas
otras especies de moluscos y gasterópodos. La fauna terrestre es mucho más
frecuente, en especial la Zachrysia sp. y Polymita muscarum (Valcárcel Rojas,
Persons, Knight y Pérez Iglesias 2007).
En la parte Oeste se reiteró el reporte
de Lucina pectinata y sólo se obtuvieron dos fragmentos de cerámica. En esa
área fue mayor el reporte de piedra tallada y apareció trabajo sobre coral.
Comparando los hallazgos conseguidos con
las calas y el anterior (exploración de la superficie), el resultado resultó poco
variado y no muy abundante. Sólo los fragmentos de cerámica que se encontraron
fue parecido al conseguido con la exploración de la superficie, con frecuencias
relativamente altas en los puntos de mayor riqueza.
Además de Campo Moisés y Campo Riverón,
se destacó un área de cultivos en el extremo este, fuera de Área Arqueológica
de 1987. Esa es propiedad de la familia Torres-Guerra y en lo adelante será llamada
Campo Torres: allí los fragmentos encontrados de cerámica indígena fue más
frecuente de lo que se podría esperar, superando las cantidades de Campo Moisés
y Campo Riverón.
La
cerámica europea, principal objeto de la búsqueda, resultó escasa, sólo un fragmento en cada uno de los
tres campos antes mencionados: parte de una escudilla y fragmentos de Jarra de
Aceite no vidriada.
Entre
los objetos hallados destaca una pieza de metal que a algunos especialistas le
recuerda parte del mecanismo de un arma de fuego antigua; (hasta el presente
eso no ha podido ser esclarecido).
Por
ser el conocido como Campo Moisés el espacio donde mayor cantidad de objetos
arqueológicos se encontraron, los expertos decidieron hacer en esa área una
prospección con calas separadas entre sí por cinco metros. (Leer Más)
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