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La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

30 de mayo de 2016

VIAJE AL PLUS ULTRA: Emigración de canarios a la Sierra de Candelaria, Gibara, Holguín, Cuba


                   

Luego de arribar por la bahía de Bariay[1] en el norte del oriente de Cuba, la flotilla del Almirante Cristóbal Colon continuó por la costa de la isla  hasta llegar al día siguiente, 29 de octubre de 1492, a la cercana  bahía de Gibara, lugar este donde permaneció más tiempo en su primer viaje[2]. El almirante bautizó al lugar como Río  de Mares y el  5  de  noviembre de 1492 dijo que si de las tierras descubiertas salía algo rico y cosa grande, "estarían allí los mercaderes seguros de cualquiera otras naciones..."

Obsesionado por demostrar(le) a sus Majestades Católicas que estas que había encontrado eran tierras pertenecientes al Asia riquísima de especias, el Almirante que era bueno en la navegación, mintió soberanamente a sus soberanos al afirmar que “...Puerto de Mares, es de los mejores del mundo”[3], y siguió en su mentidero cuando (re)afirmó que aquel era un “buen puerto”[4].   De las bahías situadas en la costa norte del oriente de Cuba, Gibara es una de las pocas que no reúne los requisitos mínimos  para el establecimiento de un puerto. Es abierta y muy poco protegida de los vientos y el oleaje[5]. Por demás, dos ríos desembocan en ella provocando con sus arrastres la disminución paulatina de su poco calado[6].

Sin embargo lo anterior, poco más de tres siglos después hubo una explosión de riquezas y se reunieron en estas aguas los marinos y comerciantes “de  cualquiera  otras naciones”, muchos emigrantes canarios entre ellos.  Solo que antes transcurrieron muchos otros acontecimientos.



[1] El lugar de la llegada de Colon a las costas cubanas ha sido tema de discusión.  Se Ha afirmado  en diferentes momentos que ese acontecimiento se produjo por Nuevitas, Baracoa, Gibara, Tánamo, Puerto Padre, Manatí. En estos momentos se considera que el desembarco se produjo por Bariay donde se levanta un monumento, aunque un grupo de estudiosos del tema, vecinos de Puerto Padre, todavía sostienen que fue por su bahía y han publicado un libro titulado Portus Patris con el objetivo de defender su afirmación.  El único documento que describe el arribo de Colón a Cuba es la copia que hizo el padre Bartolomé de las Casas del  diario del Almirante y en el mismo no existen descripciones pormenorizadas del sitio de llegada por lo que es de esperar que estas controversias continúen.  (Al parecer Fray Bartolomé de Las Casas hizo una copia resumida del Diario de Colón, en la que muy posiblemente omitió datos que hoy resultarían de gran interés)
[2] Esta larga estadía del Almirante en las costas de la actual bahía de  Gibara despertó la imaginación de los historiadores. El geógrafo e historiador cubano  Antonio Núñez Jiménez  convierte a Colon en una especie de visionero al  decirnos que en su diario anoto  el lugar donde  325 años más tarde   se construyó una  fortificación. Por su parte el  historiador Francisco Pérez Guzmán sugiere la posibilidad de que fue allí donde el Almirante sostuvo su primera relación sexual con una aborigen. Los escritores también han sido atraídos por estos días gibareños del Almirante: En su libro de cuentos “Carta al Rey”, Pedro Ortiz hace una interesante recreación de la estancia en la bahía.
VER: Núñez Jiménez, Antonio: El Almirante  en la tierra más hermosa. Los viajes de Colón a Cuba. Diputación Provincial de Cádiz, Jerez de la Frontera, España, 1985.
Pérez Guzmán, Francisco: La Aventura cubana de Cristóbal Colón.
Ortiz Domínguez, Pedro: Carta al Rey . Ediciones Holguín 1989 
[3] Pichardo, Hortensia. Capitulaciones de Santa Fe. Relación del primer viaje de Colón. Compilación p.  28
[4] Idem, p. 57
[5] En la década de los sesenta del siglo XX  se estableció una flota pesquera con barcos capaces de ir  hasta las Bahamas.  Pronto los pescadores se vieron envueltos en titánicas luchas contra el viento que, cuando es muy fuerte, arrastra las embarcaciones hasta el fondo de la bahía. Hoy se pueden contemplar los mástiles que sobresalen en el mar de algunas de aquellas embarcaciones que no pudieron ser rescatadas. Lo muy abierto de la bahía es la causa fundamental de estos naufragios.
[6] Insiste La Aldea en que Colón, excelente marino, debió comprender esta realidad, pero su interés de atraer la atención de los reyes y comerciantes españoles hacia la tierra a donde habían llegado influyó en estas, sus erráticas  valoraciones.

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