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La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

30 de enero de 2018

Raquel Zozaya



Cantante. (Sagua de Tánamo, 4 de febrero de 1966). Comenzó cantando en el movimiento de aficionados en su localidad, obtuvo premios en los  festivales nacionales de la FEEM y la FEU. En 1983 obtuvo el segundo premio en la competencia anual del programa televisivo “Todo el Mundo Canta”. En ese año se trasladó a la capital donde estudió canto lírico en el Instituto Superior de Arte. Ha interpretado zarzuelas y óperas como Cecilia Valdés y La Traviata, pero, sobre todo, se ha distinguido en géneros populares como el bolero. Ha cantado en escenarios de países de América y Europa y ha grabado discos y videos en Cuba y el exterior. Actualmente reside en Colombia.

Edelmira de Zayas González




Soprano y profesora de canto. (Santiago de Cuba, 15 de febrero de 1897-La Habana, 18 de septiembre de 1973). A los 3 años se estableció en Holguín, de donde era oriunda su familia. Aquí inició estudios de música con su padre, el comandante mambí Armando de Zayas, fundador en 1913 de la Sociedad Cultural Artística de Holguín; con esta institución debutó en la escena cantando en veladas y zarzuelas. En 1914 se estableció en La Habana donde estudió con Tina Farelli y muy pronto, fue considerada una revelación del canto lírico.
Con Ernesto Lecuona mantuvo una breve e intensa relación amorosa y, más tarde, amplios vínculos de trabajo y camaradería. De Lecuona estrenó y popularizó algunas creaciones, al igual que de Gonzalo Roig, Sánchez de Fuentes, Sara Jústiz, Rafael Pastor y otros importantes compositores cubanos. Al inaugurarse el Teatro Auditórium (luego Amadeo Roldán), protagonizó la ópera Zilia, de Gaspar Villate; en 1931 estuvo entre los solistas fundadores de la Coral de La Habana, también participó en los estrenos de importantes obras universales junto a la orquesta Filarmónica de La Habana, en los Días de la Canción Cubana, los concursos de Canto del Conservatorio municipal de la capital y otros numerosos eventos. Durante décadas ejerció la docencia musical. Está considerada una de las mejores intérpretes de música sacra en nuestros país, línea esta en la que compuso algunas obras.

Síntesis biográfica

Edelmira de Zayas nace en Santiago de Cuba el 15 de febrero de 1897, creció en un estimulador ambiente artístico, el cual reafirmó, desde los años infantiles, su amor a la música, primero en la ciudad de que era oriunda y luego en Holguín, donde, junto con sus progenitores y hermanos, pasó a residir a los tres años de edad.
Su padre, Armando de Zayas, fue magistrado de la Audiencia de Santiago de Cuba, descansaba de sus actividades jurídicas dirigiendo la temprana educación musical de sus hijos, tocaba la flauta admirablemente, organizaba recitales de carácter benéfico entre las amistades y la Sociedad Artística de Holguín, que también fue obra suya.

Primeros pasos en el canto

Mientras residieron en Holguín hizo sus primeras presentaciones en conjuntos de aficionados, bajo la dirección de su padre, con fines benéficos, allí tuvieron una orquesta familiar, cada uno de los hermanos tocaba un instrumento bajo su estricta batuta. En 1914 con sus padres y hermanos, Edelmira de Zayas se radicó en La Habana y empezó a estudiar canto con el bajo español Pablo Meroles, quien llegara a actuar en el Teatro Scala de Milán al lado de la diva Adelina Patti.
Posteriormente en 1915, Edelmira ingresó en la Academia Filarmónica de Canto en La Habana, la academia que dirigían los profesores Arturo Bovi y Tina Farelli y mantuvo largos años una especie de ejercitación vocal.

Labor de soprano

Muy pronto la joven soprano santiaguera fue considerada allí una relevación del arte lírico. Así lo demostró el 27 de mayo de 1917, cuando sus maestros determinaron presentarla en la Sala Espadero, del Conservatorio Nacional de Música Hubert de Blanck, en el concierto anual de esa institución académica correspondiente al citado año.
Entre las obras que interpretó estuvo como principal protagonista femenina en el estreno en Cuba de la ópera Zilia, del cubano Gaspar Villate y Montes, presentada el 4 de diciembre de 1928, en la que compartió la escena con el barítono Alberto Márquez, dirigidos por el maestro Arturo Bovi, además con motivo de la semana de actos por la inauguración del Auditórium (actual Teatro Amadeo Roldán), de la Sociedad Pro Arte Musical, así como sus exitosas actuaciones, entre 1926 y 1932 en distintos teatros y salas habaneras en títulos capitales del género operístico: Norma (Bellini), Caballería rusticana (Mascagni), Los payasos (Leoncavallo), La Traviata (Verdi)) y, sobre todo, en La Boheme (Puccini).

Otras labores

Fue miembro fundador, en 1931, y subdirectora de la Sociedad Coral de La Habana. Cantó en varios conciertos de la Orquesta Sinfónica Nacional, dirigida por Gonzalo Roig, en los años 1928, 1931 y 1936 respectivamente y la Orquesta Filarmónica de La Habana, con la que dio a conocer en Cuba la Misa solemne a Santa Cecilia, de Gounod, junto a Marta Pérez, dirigidas por Paul Csonka, en 1943. Estrenó numerosas canciones cubanas dedicadas a ella por sus autores, especialmente de Eduardo Sánchez de Fuentes y fue una de las intérpretes predilectas de Ernesto Lecuona en sus conciertos de música cubana; para uno de ellos, celebrado en 1933, Lecuona le dedicó la canción Ave lira, la cual tuvo que repetir tres veces.
A pesar de figurar entre las voces más admiradas del arte lírico cubano y ser considerada una de nuestras mejores intérpretes de música sacra entre 1915 y 1940, Edelmira de Zayas prácticamente se retiró del canto en el último año mencionado.

Muerte

Edelmira de Zayas murió en La Habana, el 18 de septiembre de 1973.

Fuentes

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Edelmira de Zayas
Por: Ramón Fajardo
A los tres años de edad, Edelmira pasó a residir, junto con sus familiares, en Holguín, donde inició los estudios musicales con su padre: el comandante mambí Armando de Zayas, fundador de la Sociedad Cultural Artística de ese centro urbano. Cuando en 1914 su familia se trasladó hacia La Habana, recibió clases de canto del bajo español Pablo Meroles, quien la hizo debutar, como aficionada, el 20 de mayo de 1915 en el Liceo Artístico y Literario de Guanabacoa, ocasión en la que interpretó la romanza para soprano de la zarzuela española La trapera (L.: Mariano de Larra / M.: José Fernández Caballero).
Con posterioridad, pasó a la Academia de Canto Filarmónica Italiana, dirigida por Tina Farelli y Arturo Bovi, en la cual se graduó en 1917. El 27 de mayo de ese año, guiada por ambos profesores, efectuó su primera presentación profesional al cantar el aria «Ballatella», de I pagliacci, en la sala Espadero, del Conservatorio Nacional de Música.
El tenor puertorriqueño Antonio Paoli escogió a la De Zayas para protagonizar Aída en el teatro Nacional el 3 de diciembre de 1923. Entre 1926 y 1932 en diferentes escenarios habaneros encarnó los personajes principales de Norma, La bohème, Cavalleria rusticana, La traviata e I pagliacci. Cabe subrayar su interpretación del rol titular del primer acto de la ópera cubana Zilia (L.: Temístocle Solera / M.: Gaspar Villate Montes), el 4 de diciembre de 1928, en el segundo programa artístico organizado por la Sociedad Pro-Arte Musical con motivo de inaugurarse, dos días antes, el teatro Auditórium.
En 1931 actuó en el concierto primario de la Sociedad Coral de La Habana, de la que sería solista y subdirectora. Se presentó en varias ocasiones con la Orquesta Sinfónica de La Habana. Cantó el Himno de la Alianza Nacional Feminista en la Fiesta Intelectual de la Mujer, a la cual convocó en 1935 el Círculo de Bellas Artes. Participó al lado de Marta Pérez (mezzosoprano), Jorge de Cubas (tenor) y Gustavo Berg (bajo) en el estreno en Cuba de la Misa solemne a Santa Cecilia, de Charles Gounod, efectuado en el Auditórium el 18 de enero de 1943, con el acompañamiento de la Orquesta Filarmónica de La Habana, bajo la batuta de Paul Csonka.
Intervino en jornadas del Día de la Canción Cubana, luego que este se instituyó oficialmente, en 1945, para rendir homenaje al natalicio de Eduardo Sánchez de Fuentes. Integró la delegación cubana que en 1950 participó en Miami, Florida, en la Inter-American Conference, auspiciada por la National Federation of Music Clubes (NFMC), y en tal ocasión ofreció un recital en el White Temple. Se destacó también como cantante de música sacra, la cual, según ella, «…era su forma de rezar»…
Para la firma Sonovox grabó en discos Elegie, de Massenet, acompañada al piano por Juan Palma, y, con la Orquesta de Evelio Cartaya, dejó registros fonográficos de Canto negro (Lecuona-Sánchez Galarraga), Ave María (Gounod) y El rosario (Ethelbert Nevin). Aunque había llenado toda una época musical en La Habana, abandonó la escena para dedicarse largos años a la enseñanza y contribuyó a la formación de numerosos vocalistas.
Admirador y cercano amigo de la De Zayas desde la etapa de aprendizaje de esta soprano en la Academia de Canto Filarmónica Italiana, Ernesto Lecuona le dedicó la canción Ave lira, estrenada en el Nacional el 23 de septiembre de 1933 en un concierto de música cubana del maestro. Ante las ovaciones del público, tuvo que repetirla tres veces. Acerca del mundialmente célebre pianista y compositor en 1934 Edelmira declaró en 1934 al semanario habanero Carteles: «Además de la música de Puccini, hay otra que me deleita y que gozo en cantar. Me refiero a la de nuestro Lecuona. Sus melodías son tan espontáneas, tan exquisitas, y las siento tan vivamente, que me parecen ajustadas fielmente a mi temperamento».
Con respecto al talento interpretativo de Edelmira de Zayas, expresó el cantante mexicano José Mojica: «Su voz es como un tintineo de cristal de baccarat». El musicólogo español Rafael Pastor opinó: «Todo lo reúne la eminente artista cubana: espléndida voz, hermosura, arte, fraseo a la manera de la Barrientos y la Bori y una intuición maravillosa para sentirse dentro del personaje que representa». Y a su vez Joaquín Turina afirmó: «…es su voz tan limpia y clara como el agua del Guadalquivir. Difícilmente se oye a una cantante pronunciar tan claro. Ella se ajusta a la medida exacta con una entonación perfecta».

Rudel Zaldívar García



Autor de piezas populares. (Holguín, 14 de agosto de 1933-La Habana, 1 de febrero de 2003). En la década del 50 trabajó como locutor en todas las emisoras de la ciudad. En 1955, con la colaboración de Juanito Márquez, compone “Habla con tu corazón” (bolero chá), popularizado por Tito Gómez Este mismo vocalista le grabó “Un solo golpecito” (cha cha chá) y “Quiero comprenderte” (bolero). Teresita Herrera, Raúl Ferrero y el dúo Los Continentales le han grabado otras de sus composiciones.

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