
Me cuentan que cuando nací cruzaba
por los cielos de Cuba el cometa Halley. Su paso provocó toda clase de
presagios. Se comentaba que anunciaba tiempos felices o que vendrían días
aciagos. Unos amigos de mi padre le preguntaron que cómo pensaba que afectaría
la vida de su recién nacido. Como él no creía en tales pronósticos,
sencillamente dijo: “¿Quién sabe lo que la cola del cometa traerá a la vida de
este niño?” La cola del cometa no me trajo ningún suceso espectacular, a no ser
que, debido a mi larga vida, he podido contemplar, muchos años más tarde, un
segundo paso del cometa en un país muy lejos de donde nací.
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