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La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

4 de marzo de 2017

Conclusiones. Diversidad étnica y de origen, alta mortalidad e interacción de los aborígenes de El Chorro de Maíta con los europeos



 
Los nuevos estudios que se hicieron sobre los restos humanos encontrados en el cementerio de El Chorro de Maíta identificaron 133 individuos, que es una cifra muy superior a la que hasta ese momento se estimaba (108), con ligero predominio de adultos femeninos. Asimismo esos estudios reajustaron muchos de los datos iniciales de tipo biológico.
Por otro lado, estableció una diversidad étnica que tampoco fue claramente percibida durante los primeros estudios: indígenas, un africano, mestizos de blanco e indígena, y de blanco y africano. A tal conclusión sobre la diversidad étnica se llegó, entre otras vías, por la observación de aspectos osteométricos (estudio de los cráneos), y otros marcadores bioculturales como las modificaciones dentales.
Especialmente útil fueron los estudios de isótopos de estroncio, carbono y oxígeno para determinar el origen local y no local de los esqueletos. (En un caso se determinó que uno de los enterrados en el cementerio debió nacer en alguno de los puntos mesoamericanos del planeta y que uno de los individuos con claras evidencias de ser extranjero, tuvo origen en África).
Un amplio grupo de dataciones radiocarbónicas aportan un marco temporal de uso del cementerio. Y aunque sus limites son difíciles de establecer, se cree que este comenzó a usarse en algún momento de mediados del siglo XV (Después de Cristo), y hasta la segunda mitad del siglo XVI o inicios, e incluso finales, del XVII (entre los 1430-1560 y hasta 1675-1795).
Es verdad que algunas pocas calibraciones (datación radiocarbónica), sugieren algunos entierros en fechas muy anteriores a la llegada de Colón, pero se trata, mayormente, de inconsistencias explicables desde aspectos dietarios. Sólo una calibración individual ofrecerá un esquema cronológico más preciso; pero antes que esa se pueda hacer, se puede llegar a ciertas conclusiones considerando detalles del material que se encontró al lado de los entierros.
Las observaciones tafonómicas distinguen diversas prácticas mortuorias indígenas, muchas no percibidas durante la excavación y registro de entierros, como la disposición secundaria o la manipulación post mórtem de restos, particularmente el cráneo (Se cree que algunos cráneos fueron desenterrados en fechas posteriores al enterramiento y ubicados en áreas específicas del cementerio). También descubren casos de enterramiento de individuos vestidos o, posiblemente, en ataúdes. Así, igual, esas observaciones ayudaron a percibir algunas varias inhumaciones que se hicieron de forma muy rápida, debido, quizás, a una alta mortalidad. Otras se hicieron con espacios de tiempo entre ellas.
Por su composición multiétnica, cronología, y variaciones en esquemas identitarios indígenas, entre esas últimas la modificación craneana, se comprobó que en el proceso de estructuración del cementerio influyó el fuerte impacto sufrido por la población local al interactuar o convivir con los europeos. Lo anterior se comprueba, además, al estudiar los espacios domésticos dispuestos alrededor del Área de entierros.

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