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La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

26 de diciembre de 2016

El Parque Calixto García de Holguín en los años de la década de 1950



Aunque a inicios de los años 1950 el parque se va transformando paulatinamente, este no deja de ser espacio para el descanso, para actividades culturales y de otra índole. Durante “La Feria de los Siglos” de abril de 1951 en el parque se realizaron varias de las actividades principales, entre ellas retretas con agrupaciones de gran calidad como la Banda del Estado Mayor de la Marina de Guerra, bajo la dirección del maestro Armando Romeu Marrero. 

No menos  relevante fue la primera feria del libro realizada en  la ciudad, organizada por el Centro Cultural de Holguín. En esa ocasión se presentó la primera bibliografía holguinera y asimismo publicaciones de escritores como José Oberto Caissés, Estelita Pérez Fuentes y José Isidoro Zúñiga.

Otra de las actividades más significativas de esta etapa fue la develación en la parte sur, mirando hacia la intersección de las calles Martí y Libertad, de una tarja  en reconocimiento a la Masonería Cubana, que fue una iniciativa del Ayuntamiento local para dar cumplimiento, aunque un poco tardíamente, a uno de los acuerdos del Primer Congreso de Historia de Cuba realizado en 1941[1].

Por su parte en la feria de 1952 se realizó en la rotonda del Parque una exposición industrial, que confirmó la pujanza que en ese terreno iba logrando la región, y también verbenas, retretas con las bandas locales y otras de diferentes municipios, y la actuación de la Compañía del gran dragón chino y la banda del Kuo Ming Tang, procedentes de la capital. Mientras que la Sociedad Filarmónica presentó para sus socios a artistas y agrupaciones como Victoria de los Ángeles, Los Niños Cantores de Viena, la pianista francesa Mademoiselle Nicole Henriot y el Coro Madrigalista.

Para la gala inaugural de 1954 se invita a la Banda Municipal de La Habana con el maestro Gonzalo Roig y las cantantes líricas Maruja González y Marta Pineda, quienes ofrecieron un programa de gran vuelo artístico.

Siempre, después de concluidas las actividades en el Parque, comenzaban las del Teatro del Pueblo en los bajos de La Periquera, en el Terraza Club o en otros centros nocturnos como podían ser el Casana,  el Capri Club, el 80 Club y Club América, escenarios estos en los que se presentan Fernando Alvarez, Pacho Alonso, Fajardo y sus Estrellas, la Orquesta de Mariano Mercerón, y otros artistas y agrupaciones que amenizaban espectáculos y descargas bailables.

En el Teatro Infante y las emisoras de radio también se presentan reconocidos artistas, sobre todo  durante las encuestas o surveys que medían la preferencia popular. Radio Holguín, que tenía sus estudios a unos pasos del Parque, para ganar  los surveys solía contratar artistas  como  Ernesto Bonino y Roland Gerbau, Los Chavales de España, los Hermanos Castro, el cuarteto LLópiz-Dulzaides, Olga Guillot, Manolo Fernández y Benny Moré. Precisamente este último fue el que realizó las más largas temporadas en la ciudad, durante ellas solía recorrer el Parque y la Plaza del Mercado. Y obviamente el Benny conoce temas de autores holguineros -como el son Candelina Alé y la guaracha Salomón, de Kico Cruz y María Calderón, respectivamente- con los que logra algunos de sus primeros  éxitos tras su regreso definitivo de México.

En esa década también se enriquece el paisaje arquitectónico alrededor del Parque con nuevas construcciones o transformaciones de las existentes, como ocurrió con los edificios de la ferretería La Sucursal, las tiendas Sears (hoy Hanoi) y La Creación, cuyo piso alto ocupó desde 1956 la emisora Radio Holguín. Igual fue una transformación notable la nueva sede del aristocrático “Liceo” (Ahora Biblioteca Alex Urquiola), que se comenzó a construir hacia 1957 en el estilo racionalista que se iba imponiendo. 

El aumento de la actividad comercial y la vida cultural, recreativa y de otros fines en los alrededores del parque y en la ciudad toda es notoria, y con ella aumenta la circulación vial, por lo que en 1955 se hizo necesario colocar semáforos en las intersecciones de las cuatro calles que dan acceso al él para controlar el tránsito de vehículos y peatones.

Y cuando se inicia la segunda mitad de la década se hace visible que otros cambios mucho más trascendentales estaban ocurriendo en la ciudad.

En la primera semana de Abril de 1956 una festividad muere y sobre su cadáver otra se consolida: la que fenece es “La Fiesta de Abril”, que en esa fecha tuvo su última convocatoria y la que nace es el carnaval que por primera vez sale plenamente a la calle, teniendo desde entonces y durante varios años, al Parque y sus alrededores como centro.

Para la celebración del carnaval se construyeron atractivos kioscos en el parque y en las calles que lo rodean, mientras que para los bailables se contrataron las mejores agrupaciones de la capital, incluyendo a Benny Moré y su banda, el Conjunto Casino y Fajardo y sus Estrellas, además de shows artísticos, desfiles de carrozas y comparsas, entre otras opciones. Al año siguiente la revista Bohemia catalogó al carnaval de Holguín como una de “las fiestas más alegres de Cuba”, sin embargo aquel de 1957 fue el último del período republicano burgués, pues tras el inicio de las luchas revolucionarias en las sierras de la Isla, la dictadura batistiana recrudeció la represión, con particular sadismo sobre esta región en la que está Holguín.

Desde 1955 un grupo de jóvenes que solían sentarse en un banco especifico, siempre el mismo, del parque Calixto García, justamente el que quedaba frente a la intersección de las calles Libertad y Martí, organizaron el Movimiento 26 de Julio para, desde la clandestinidad, combatir la tiranía. A ellos se sumaron sindicatos y organizaciones estudiantiles, que también realizaron sabotajes y propaganda revolucionaria hasta en la zona más céntrica, como ocurrió, por ejemplo, durante el desfile martiano de 1956. En esa ocasión los estudiantes del Instituto de Segunda enseñanza en un balcón de La Periquera quemaron la bandera del 4 de septiembre, mientras que otros gritaron “¡Abajo Batista!, ¡Abajo el gobierno!”[2].

Tras el desembarco de Fidel Castro por las costas de Oriente, Fulgencio Batista ordena al Jefe del Regimiento Militar de Holguín que impida a cualquier precio la incorporación o apoyo de los revolucionarios de la región nororiental al naciente Ejército Rebelde. Esa fue la motivación para que el sanguinario coronel Fermín Cowley Gallegos emprendiera actos tan repudiables como las que pasaron a la historia como una de las páginas más tristes de nuestra historia y con el nombre de “Las  Pascuas Sangrientas”, por consistir en el asesinato de más de una veintena de jóvenes revolucionarios en el día de Pascuas de 1956 y posteriormente el mismo asesino extermina a los expedicionarios del yate Corynthia, por sólo mencionar dos hechos. Posteriormente el Movimiento 26 de Julio ajustició a Cowley y a la vez la organización revolucionaria emprendió otro grupo de acciones, entre ellas las que sirvieron para festejar el cuarto aniversario del asalto al cuartel Moncada. La situación en la ciudad se enrareció totalmente. Pero el régimen, interesado a restarle importancia a la lucha en la Sierra Maestra, y para tratar de ofrecer la imagen de que todo era como antes, ordenó que ese 26 de Julio de 1957 se celebrara la retreta y que pasearan un órgano sobre un camión por los alrededores del Parque y las calles principales[3].

En medio de ambiente tan hostil, con una férrea censura a la prensa llega la mitad del año 1958. Durante la fecha en Holguín prácticamente se respiraba el toque de queda, las instituciones culturales y recreativas estaban cerradas y hasta el más céntrico y accesible espacio para el ocio y la conversación, el parque, se veía desolado; en sus bancos apenas se veía a alguno de los muchos mendigos  que merodeaban por el centro de  una ciudad.

Eddy Suñol antes de subir a la Sierra Maestra
Capitán Rebelde Eddy Suñol (Ascendido a Comandante postumamente)

Y el 30 de octubre las tropas  guerrilleras que mandaba el capitán Eddy Suñol cortan la corriente eléctrica; la ciudad se oscurece por más de tres meses. No obstante de boca en boca circulan las noticias del  indetenible avance del Ejército Rebelde.







[1] “Periódico Oriente” p.12, Santiago de Cuba, 16 de noviembre de 1951.

[2] Colectivo de autores. “Síntesis histórica municipal” Holguín, p.129, Editora Historia- Ediciones, Holguín, La Habana, 2010.

[3] Actividades subversivas. Periódico Norte, p. 1, Holguín, 27 de julio de 1956.

En la década de 1950 Holguín vive un ambiente constructivo como no había ocurrido antes



Resultado de un relativo auge económico en la región y de las intensas luchas cívicas que estremecieron la ciudad en los años precedentes, al iniciarse la década de 1950 se vive un ambiente constructivo no  igualado hasta entonces. Varias publicaciones de la época destacaron que era esta la ciudad donde más viviendas se edificaban al extremo de que las fábricas y tejares no podían cumplir con los pedidos de mosaicos, ladrillos, tejas y otros artículos imprescindibles que, en manos de diestros albañiles, hicieron posible, en primer lugar, el surgimiento de nuevos barrios y zonas residenciales que  estaban haciendo de Holguín una urbe moderna y de gran extensión.

Sin embargo, pese a ello siguen proliferando los barrios insalubres, las enfermedades que diezman a los niños pobres y otros males sociales.

Asimismo estaban las obras sociales que llevaba a cabo el alcalde Guarro Ochoa y las que inauguran o inician los presidentes Prío Socarrás y Fulgencio Batista. Entre ellas la sede definitiva del Instituto de Segunda Enseñanza, la Carretera Holguín-Gibara, el Parque Infantil, y sobre todo la construcción del acueducto y el alcantarillado, obras de gran envergadura que la población había anhelado y exigido a las autoridades durante un tiempo muy prolongado.

 

Durante su visita en Agosto de 1950, el Presidente Carlos Prío le promete a la multitud de holguineros que lo acoge en los predios del Parque, su apoyo en la aprobación de otras obras, entre ellas la Audiencia de Holguín, una institución judicial demandada por la población de toda la zona norte de Oriente, quienes cuando tenían que realizar trámites de ese tipo, estaban obligados a trasladarse a Santiago de Cuba. Cuando se decidió abrir una Audiencia en Holguín una gran manifestación salió del parque, recorrió las calles y al retornar al sitio de partida, realizaron un gran acto en el expresó la alegría por  la nueva institución que días después, comenzó a funcionar en La Periquera y donde permaneció hasta la construcción de su edificio sede[1].
Ese inusitado ambiente constructivo también favoreció al parque Calixto García, al que entre 1950 y 1954 se le hace otra profunda intervención que le aporta un notable cambio de su imagen. Para dirigirla, nuevamente se acude a la pericia y buen oficio de Guiseppi Peccorelli. 

 

El maestro de obras italiano en esa oportunidad sustituye su pavimento por otro de hormigón y jerarquiza la rotonda con granito blanco que combina con el monumento al general de las tres guerras. También en esa área los bancos son transformados, fundiéndose in situ monolíticamente cuatro bancos longitudinales que enmarcan cada lado de ese espacio central, desde entonces eso le da un toque de distinción que diferencia al parque de Holguín de los del resto del país.
Este tipo de banco fundido y compacto, pero lineal, también circundará al recinto exteriormente, los cuales recibirán sombra de un área arbolada enfrentada a las calles.
Sobre las transformaciones al parque dijo la Revista Navidad en diciembre del año 1953:
“Parque Calixto García: pavimento de granito blanco, elipse central, que tiene 1800 metros cuadrados y cuatro bancos longitudinales en su interior. El pavimento de los paseos exteriores fue hecho con concreto con un espesor de 4 pulgadas. También se le colocaron 8 bancos longitudinales de granito y se reformaron los canteros. Todo por un valor de $40,000.00 pesos”.



[1] Cederán el edificio para instalar la Audiencia. “Diario de Holguín”, Holguín 4 de noviembre de 1950. Pág.1.

Durante los años de 1940 resurgen las manifestaciones artisticas en Holguín, Cuba



Aunque inmersos en las luchas cívicas narradas en el anterior post, durante la segunda mitad de la década de 1940, los holguineros amantes de la cultura y el progreso no dejaron de dar calor a múltiples iniciativas y proyectos que, en otros ámbitos sociales, demuestran el avance de la ciudad hacia nuevos campos del desarrollo.

En la arquitectura, por ejemplo, resaltan la expansión del art decó y otras nuevas corrientes, en la música sobresale la fundación de la Sociedad Filarmónica y en  la música popular el auge de formatos como el conjunto y las orquestas jazz band. 

Sin embargo lo dicho, la escultura sobresale con la obra de Mario Santí. Este holguinero en sus años de adolescencia integró la Banda de Exploradores que tantas retretas amenizó en el Parque, luego fue a estudiar a la Academia de San Alejandro donde se convirtió en uno de los más notables escultores cubanos. Realizó obras valiosas en distintos pueblos, entre ellas un busto de Martí en Las Tunas, un busto de San Antonio María Claret en El Cobre y el Mausoleo al Apóstol en el Cementerio Santa Ifigenia de Santiago de Cuba, considerado el más relevante del arte funerario en Cuba. En Holguín hizo el busto de Antonio Maceo que está colocado en el pequeño parque de la intersección de la Carretera Central y la calle Maceo, otro del General Remigio Marrero en el parque homónimo y el Monumento a las madres que se inauguró en el Parque Calixto García el 12 de mayo de 1946.

La paloma del Parque Infantil de Holguín es la obra más popular de todas las de Santí en Holguín, sin embargo casi nadie sabe que él es el autor. (La foto es del día de inauguración del parque)

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Otro momento significativo para la ciudad fue la recuperación en 1948 de la tradicional Fiesta del Santo Patrón, también conocida por entonces como “Feria de Abril” y que fue una idea del promotor de hermosas iniciativas, Dr. Oscar Albanés Carballo, quien la rebautiza como “La Feria de los Siglos” que tuvo en el parque algunos de sus escenarios principales, sobre todo en el gran óvalo del Parque donde la Banda Municipal realizaba las retretas.  

Desde su casa hasta el lugar de las retretas solían acompañar al maestro Márquez, director de la Banda, algunos de sus hijos. Particularmente uno de ellos con especial vocación por la música, Juanito Márquez Urbino, quien se inspiró en la gran celebración que se reiniciaba y escribió una pieza de igual título, “La Feria de los Siglos”, y con ella se dio a conocer en el mundo musical. Años después aquel se convirtió en una de las más versátiles y talentosas figuras de la música popular cubana.

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