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La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

9 de junio de 2013

La familia Ochoa en Holguín Cuba. (La primera generación)





Firma de José Antonio de Ochoa, el primero con ese apellido que vivió en Holguín, Cuba
            Tomado de Tesis de Grado, Carrera de Historia, Universidad Oscar Lucero Moya, Holguín, Cuba
Autora: Yulemis Sánchez Machado.



La familia Ochoa de Holguín, Cuba, surgió de la unión entre un peninsular y una criolla. El matrimonio se celebró el 4 de febrero de 1751 en la parroquia de San Isidoro de Holguín. Él se llamó José Antonio Ochoa Aizpurúa y Segura y era hijo legítimo de Juan Bautista Ochoa y Aizpurúa  y  Catarina Segura Arregui, ambos padres naturales del señorío de Oñate, reino de Vizcaya. José Antonio residía en Santiago de Cuba sin que sepamos la causa de su mudanza a Holguín, presumiblemente en 1750, (seguramente fue el haberse comprometido con una rica heredera de Holguín.  Ella se llamó Rosalía de Ávila y  González y era hija legítima de Diego de Ávila de la Torre y Juana  de  la  Cruz González  Norate.   

    El padre de Rosalía, que ocupó al surgimiento de la ciudad el oficio de Regidor Alcalde Mayor Provincial de la Santa Hermandad, era descendiente de una de las nietas de García Holguín –éste último fue el propietario del hato en el que se fundó la ciudad de Holguín, en Cuba. El Ávila suegro del primer Ochoa que vino a Holguín estaba emparentado con otras de las familias  fundadoras del pueblo. Su familia se dedicaba a las actividades agropecuarias, fundamentalmente en el cultivo del Tabaco y la sitiería desarrollada para estancias. (Diego de Ávila al igual que casi todos los fundadores de la ciudad, construyeron una red de relaciones que le permitió  a él y a  su familia mantenerse en la burocracia holguinera ocupando cargos de importancia en el cabildo, lo que, obviamente, les ayudaba en la solidificación de sus fortunas privadas. Una forma común para el fin anteriormente dicho fue concertar estrategias matrimoniales ventajosas).

    No se tiene información sobre los medios de subsistencia del Ochoa recién llegado a Holguín, pero la celebración de su boda con una miembro de la aristocracia hacendataria–ganadera  que  dominaba  como  grupo de  poder  en la  recién  constituida ciudad de Holguín, permite inferir que tenía una situación económica desahogada y un notable prestigio que le precedía, al que pudo haber contribuido su calidad de médico.

    La información de que se dispone en el Archivo Provincial de Historia de Holguín relativa a los primeros cuatro años después de constituido el matrimonio de José Antonio Ochoa y Rosalía de Ávila es muy escasa. Solo a partir de 1755 en lo adelante es posible saber del hombre por la información que de él dan las Actas de Cabildo disponibles en el Archivo Provincial de Historia de Holguín. Información esta que permite develar una red de interacciones que contribuyó para que la familia asegurara su predominio en la sociedad holguinera de 1751 a 1850.

    El testamento de José Antonio Ochoa de 1797 contribuye a esclarecer el modo a través del cual logró insertarse en la aristocracia de la ciudad:

    “(…) cuando contrajimos nuestro matrimonio aportamos a el por capital yo el testador como  trescientos  pesos en  dinero, medicina  y otros muebles que  me debían  y que después de casado me pagaron (…)”

    A partir de lo anterior podemos inferir que al momento de la celebración de su enlace con Rosalía, José Antonio tenía una situación económica desahogada y que era médico de profesión. Esto último se confirma en el acta del Cabildo de agosto de 1755, en el que se discute la solicitud hecha por José  Antonio Ochoa para que se le permitiera ejercer la plaza de médico de la ciudad. Allí se explica el fundamento de la solicitud y el modo en que se proponía el pago por los servicios médicos que prestaría:

    “(…) que en esta ciudad no hay médico alguno y a ser practico en la facultad y maestro de Cirugía convenido este vecindario en darle en cada familia un peso anual que  les  obligaría  a  asistirles  con  su  persona  y las medicinas necesarias a  sus curaciones (…)”

    Por  cierto, y porque la solicitud hecha al Cabildo no iba acompañada de las recomendaciones del Señor Gobernador Militar y Político de la villa de Santiago de Cuba, no fue sino a partir de 1757, esto es, después de dos años de larga espera desde su solicitud, que José Antonio Ochoa comienza su labor como médico en la ciudad de Holguín.

    Contrario a lo que inicialmente podría pensarse, el desempeño del oficio de médico no le fue económicamente rentable, seguramente debido a que por entonces los holguineros estaban acostumbrados a ponerse en manos de curanderos y a la auto-medicación. Esa situación unida a sus responsabilidades como padre de familia provocó que hacia finales de 1760 abandonara la práctica de la medicina.

    El  4  de  junio  de  1761,  José  Antonio  Ochoa  le  pide  a  Miguel  Calderón,  (Mayordomo Sargento Mayor del Cabildo de la ciudad), compadre espiritual y futuro suegro de uno de su hijos, que sea “(...) su fiador en la cantidad de 500 pesos para poder obtener el cargo y empleo de Ministro de la compra de Tabaco de cuenta de S.M en dicha ciudad (…)”

    El comercio en el ramo del Tabaco en Holguín se mantuvo por espacio de 32 años en manos  de  José  Antonio,  “(…)  en  cuyo  tiempo  no  hayo  en  mi conciencia  que  haya defraudado ni los intereses de S.M, ni los del público (…), según dice en su testamento. Precisamente la importancia de dicho negocio fue lo que le posibilitó organizar una nutrida red de relaciones que le fueron de gran provecho a él y a sus hijos.  Juana de Ávila González se casó con su primo Rodrigo  González  de  Rivera  quien fue nombrado  Regidor  Alguacil  Mayor  en  el  primer  cabildo holguinero; Agustina de Ávila González con Salvador de Jesús Barzaga y Perdomo, Primer Síndico Procurador General de la ciudad y que posteriormente llegó a ser Regidor Alcalde Mayor Provincial de la Santa Hermandad; Diego Ramón de Ávila González se casó con su prima Catalina Josefa González de Rivera y de la Cruz, hija de Juan González de Rivera y Ávila, Regidor en el primer cabildo y primo de Diego de Ávila y de la Torre…

    Por otra el ser un exitoso hombre de negocio y a la vez una persona confiable y de respeto, le permitió a José Antonio Ochoa ocupar el cargo  de  Alcalde  Ordinario  en  1778,  manteniendo  así  un  estrecho vínculo  con  la burocracia holguinera y por lo mismo, estructurar una amplia red de poder que fortalecía el negocio del tabaco en la ciudad y su interés propio. Como ejemplo de lo anterior en documentos de la época José Antonio aparece “(…) sirviendo como fiador de Dn. Miguel de  Aguilera  en  la cantidad  de  1000  pesos para obtener  interinamente el empleo de Administrador Particular de la Real Hacienda (…)”; también da “(…) de fianza una casa de madera y tejas de su propiedad que se usa en Factoría de Tabaco y que su valor es muy cuantioso (…)”. Con posterioridad, Don Miguel de Aguilera estrecha sus vínculos con la familia Ochoa sirviéndoles como fiador, testigo de bodas, padrino y dando su apoyo y consentimiento  para  el  desarrollo  del  negocio  comercial  del  tabaco  de  dicha  familia; incluso su hija María del Carmen  Aguilera contrajo matrimonio con uno de los hijos de José Antonio Ochoa.

    Entre las propiedades dejadas por José Antonio Ochoa en su testamento se encuentran siete sitios con un total de 1.521 pesos de posesión, un ingenio nombrado Santa Rosa de Mayabe, dos casas y catorce  esclavos que incluían a cinco mujeres. También llegó a poseer una goleta nombrada Santa Bárbara, “(…) anclada en el puerto real de Gibara de esta jurisdicción en estado navegable (…), dice en el testamento. Esta goleta era utilizada mayoritariamente para el transporte del tabaco que se acopiaba en la factoría de Holguín y en los almacenes de Mayarí y Jiguaní, para su posterior comercialización en la Real Hacienda  de  La Habana. No podemos dejar de mencionar que de vez en cuando el dueño de la embarcación concertaba con otros comerciantes algunos viajes a las islas del Caribe donde tenían una selecta clientela.

    Relacionado en el testamento de Ochoa se encuentra un listado de personas que le debían dinero, incluso, algunas eran figuras representativas de la sociedad holguinera de la época como Juan González de Rivera (Regidor Alguacil), Juan Antonio Bidopia, Silvestre de la Peña y hasta el cura de la iglesia de San Isidoro que le debía 300 pesos, entre otros.

    El floreciente negocio del tabaco le dio la posibilidad a José Antonio Ochoa, de en corto periodo de tiempo ser propietario de un fortuna, y también le aseguró un lugar en la aristocracia holguinera de la época y un espacio en ella para sus descendientes.

    José Antonio Ochoa Aizpurua y Segura falleció en San Isidoro de Holguín el miércoles 22 de enero de 1800; su esposa Rosalía de Ávila había fallecido diez años antes (en 1790) cuando había cumplido 65 años de su edad.

    Descendencia de José Antonio Ochoa Segura y María Rosalía de Ávila:

1.      Diego Antonio Ochoa Ávila (1753-1777, San Isidoro de Holguín).

2.      Juan Antonio Ochoa Ávila (1757-1829, San Isidoro de Holguín).

3.      Manuela de Jesús OchoaÁvila (1760-1819, San Isidoro de Holguín).

4.      Francisco Javier OchoaÁvila (1762-, San Isidoro de Holguín).

5.      Miguel Ignacio Ochoa Ávila(1771-1795, San Isidoro de Holguín).

6.      Manuel José de la Trinidad OchoaÁvila (1772-1845, San Isidoro de Holguín).

7.      José Antonio Ochoa Ávila(1777-1816, San Isidoro de Holguín).

   
  

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