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La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

24 de febrero de 2020

Las tierras que Cristobal Colón vio al llegar a Cuba



Por César Hidalgo Torres

Para ver la geografía que Colón vio a su llegada a Cuba (Fotorreportaje), haga clic aquí


Las primeras tierras que observó el Almirante Cristóbal Colón al acercarse a Cuba pertenecen a la provincia natural que los geógrafos y los geólogos llaman Maniabón-Banes-Cacocum. Esta se integra a una categoría más global conocida como grupo de paisajes de llanuras y alturas del centro de Camagüey-Maniabón a las que pertenecen las tradicionales lomitas que bordean el valle en el que se fundó el pueblo de Holguín, (las más conocidas son la de la Cruz y El Fraile)

Leer además: Los cerros de Maniabón 

El nombre Maniabón lo adquirió la región del gran cacicazgo aborigen allí asentado a la llegada de los conquistadores europeos, que incluía parte del territorio de Holguín desde Boca de Sama y se sumergía en tierras que actualmente pertenecen a la provincia de Las Tunas. Es ese el motivo por el que a principios de la conquista la actual zona de Holguín y el fragmento de territorio que era parte del cacicazgo y que hoy son tierras tuneras, se conocía con el nombre de Tierras Altas de Maniabón. 

Igualmente en Holguín-Norte, y siendo parte de la subregión de Maniabón, está la zona Cacocum Banes. En este último lugar los conquistadores encontraron otro gran cacicazgo aborigen, Baní. 

La región natural de Maniabón en Holguín-Norte comprende a los actuales municipios Gibara, Rafael Freyre, Holguín, Banes y parte de los municipios Calixto García, Urbano Noris y Báguano, con una extensión de 2 689,4 km², lo que representa el 28,1 % del actual territorio de la provincia de Holguín

20 de febrero de 2020

La historia de cómo se escribió la historia de García Holguín en Holguín, Cuba.



Por Arquímedes de Paz y José Novoa
Antes de la escritura del primer libro de Historia sobre las tierras del norte oriental de Cuba, hubo dos textos de importancia y asimismo los únicos que se conocen. Uno es el informe eclesiástico del obispo Morell de Santa Cruz (de 1756)[1] y otro el informe del Teniente Gobernador local Zayas y Armijo (de 1841)[2]. Los dos autores obvian la etapa primigenia de la historia de la comarca y no mencionan a García Holguín por no interesarle, según aparentan, o por falta de información.
Y después aparece don Diego de Ávila y Delmonte. Este incónico historiador da a la imprenta en 1865 su “Memoria o Apuntes Históricos sobre el origen y fundación del Hato de San Isidoro de Holguín”. Dice ese texto que el primigenio dueño español de las tierras donde posteriormente se construyó el pueblo que se llama Holguín, en Cuba, se llamó Francisco García Holguín; que era natural de Cabeza de Buey en la provincia de Extremadura, España; que llegó a Cuba con Pánfilo de Narváez, procedente de Jamaica y participó en la conquista de esta isla; que en 1518 va en la expedición de Grijalva[3] y avista a México por primera vez y luego va a la conquista de ese territorio bajo el mando de Hernán Cortés en 1519[4]; que García Holguín regresa a Cuba en 1523 y que como premio de la corona por su participación en las anteriormente mencionadas campañas, recibe una posesión al norte de Bayamo. En 1545 García Holguín nombra su hacienda ganadera con el nombre de Hato de San Isidoro[5]. (Luego de narrar los acontecimientos anteriores, don Diego de Ávila y Delmonte no hace alusión alguna a la presunta evolución de la comarca durante los próximos 55 años y nada dice del destino de su presunto fundador ni la fecha y lugar de su fallecimiento).
Veintitrés años después por de la primera edición de su libro, don Diego de Ávila y Delmonte hace una segunda en la que aclara que su obra aparece “corregida en lo posible y nuevamente aumentada”. En ella cambia su versión sobre el otorgamiento de las tierras recibidas por Francisco García Holguín: ahora no dice que fue en recompensa por sus méritos en la campaña mexicana sino que la obtuvo cuando “los primeros repartimientos de tierras realizados por Diego Velázquez (…) como compensación generosa por sus servicios”; y párrafos más dice que una vez pacificada la isla de Cuba, Diego Velázquez “dispuso el repartimiento del área correspondiente al hato de Holguín”, por lo que esa afirmación sugiere que para la fecha ya existía una hacienda destinada a la cría de ganado mayor, esto es, un hato. Finalmente, en lo concerniente al tema que indagamos, dice el historiador que “cúpole por suerte esta porción de tierra hacia la parte Norte (de Bayamo) al capitán de Infantería don Francisco García de Holguín”.
Con lo visto hasta ahora parece que el texto del primer historiador holguinero es una almacén de inexactitudes y si verdad que las tiene, verdad es que el texto tiene “un indiscutible valor historiográfico, citando documentos probablemente desaparecidos en el incendio de Bayamo de 1869. Esos constituyen verdaderos testimonios de la génesis y evolución de la jurisdicción holguinera; su limitación se encuentra en que predomina la crónica histórica y que presenta documentos sin un auténtico sentido crítico”[6].     


[1] García del Pino, César: “Morell de Santa Cruz. La Visita Eclesiastica, La Habana, editorial de Ciencias Sociales, 1985.
[2] Zayas y Armijo, Francisco de. “Apuntes para la historia de la isla de Cuba. Holguín”. En Memorias de la Sociedad Patriótica de La Habana, XII. La Habana: Imprenta del Gobierno y Capitanía General, 1841.
[3] Juan de Grijalva (Castilla 1490-Honduras 1527). Descubridor y conquistador español. participó en la exploración y conquista de Cuba con Diego Velázquez (1511) de quien fue capitán. Por orden de Velázquez y en una expedición sufragada por el dicho personaje, Grijalva exploró Yucatán y Tabasco (1518), trayendo de vuelta la buena nueva que en aquella zona había muchas tierras por conquistar y tesoros fabulosos.
[4] En la cita no quisimos repetir el error que comete Diego de Ávila y Delmonte al decir las fechas de ambas expediciones, ubicando a la de Grijalva en 1516 y la de Cortés en 1518.
[5] En 1545 Isidoro, quien mucho antes se desempeñó con obispo de Sevilla, aún no había sido canonizado.
[6] Calzadilla Anido, Laureano y Carlos Córdoba Martínez. “De las tierras altas de Maniabón a Ciudad”. Holguín: Ediciones Holguín. 2016.

La leyenda casi romantica de cómo fueron perdonados los golfines malhechores

Por Arquímedes de Paz y José Novoa Betancourt


Escudo de la familia Golfín u Holguín
Según cuentan las leyendas, arribaron los golfines a la región de Cáceres después de la cruzada contra los moros promovida por el rey Alfonso VIII[1] de Castilla en el año 1212. Concluida la guerra y sobre todo después de la inseguridad originadas por las disputas alrededor de la sucesión al trono, los que siempre habían sido guerreros se quedaron sin guerra, por lo que no quedó otra a los golfines como no fuera saquear a los viajeros que se internaban por los caminos de el Tajo hasta Sierra Morena y robar ganado[2], sobre todo ovejas merinas.

Y ahora la explicación que da la memoria popular de cómo el golfín[3] Alfón Pérez se ennobleció:
El bandolero merodeaba de incógnito la ciudad de Cáceres a la búsqueda de información que le fuera de provecho para sus próximas fechorías cuando en una de las plazas de la villa se cruzó con una bella joven de ojos profundamente negros, y, como en los cuentos, quedó perdidamente enamorado de la damisela, tanto que desde ese momento comenzó a frecuentar la villa más que antes con el objeto de conquistarla y sin importarle que ponía en riesgo su seguridad.

Durante una de esas visitas supo el golfín que la joven llamabase María Gómez Tello y que era la hija del alcalde de Cáceres, lo que hacía mucho más difícil que alguna vez pudiera desposarla y más fácil que el ladrón terminara en la horca. Sin embargo Alfón estaba cada día más enamorado y continuó en su afán hasta ganarse la confianza y luego el amor de María y, finalmente, la pasión del malhechor lo llevó a dar el paso más arriesgado que fue presentarse ante el alcalde y pedir a la muchacha en matrimonio.

El padre de la muchacha, que se llamó don Gómez Tello supo que el pretendiente era un connotado forajido al que la justicia buscaba por lo que era su deber encarcelarlo, sin embargo no lo hizo cuando María le confesó que estaba enamorada y decidida a no renunciar al hombre sin importarle su pasado.

Conociendo como conocía el carácter fogoso y tozudo de María, don Gómez Tello buscó una salida que le permitiera salir del dilema que se le presentaba y dijo a Alfón que solo daría su consentimiento y mención si el joven acataba la autoridad y rendía vasallaje al rey, a la vez que con acciones que le valieran mérito y prestigio ganara el respeto del monarca, de la nobleza y del pueblo llano. Con lo anteriormente narrado, el alcalde esperaba que el arrogante malandrín desistiera de su empeño, pero el amor fue más poderoso y Alfón hizo lo que le pudieron como condición. Entonces don Gómez Tello intercedió ante el Consejo de la villa y ante el rey, que entonces llevaba una política pacificadora, y consiguió el perdón del Golfín y con él, el de otros varios que se dedicaron a proteger la villa de los demás rufianes, que tanto abundaban.

Alfón Pérez (el Golfín) se casó con María Gómez Tello y siempre fue un hombre respetado y honorable por su valor en el campo de batalla, y tanto, que fue dignamente recompensado con títulos y bienes. Fue Alfón Pérez Golfín el iniciador del linaje de los golfines de Cáceres. Todavía hoy queda en pie el Palacio que construyó sobre la casona que había sido de su suegro. Ese se conoce como el de los Golfines de Abajo. Y el levantado por otra rama, que se levantó en la parte alta de la ciudad, se conoce como Palacio de los Gofines de Arriba.

Numerosa fue la descendencia de los Golfines de Cáceres y al paso de los siglos tuvieron una significativa participación en el proceso de consolidación y expansión de la conquista ibérica al Nuevo Mundo. Por ahora baste mencionar a unos pocos: Pedro Álvarez Holguín, participó con Pizarro en la conquista del Perú y estuvo directamente involucrado en las Guerras Civiles de los Conquistadores del antiquísimo imperio inca; fray Diego González Holguí, realizó una importante contribución a la preservación de la lengua quechua, la cual recogió en una gramática y un vocabulario que fue impreso entre 1607-1608; Diego Holguín Aguirre, fue de los primeros conquistadores de la Nueva España; Diego Holguín Maldonado, se destacó en el Reino de Nueva Granada, actual Republica de Colombia y García Holguín, del que nos ocupamos de forma especial por su haberle dado nombre a la más importante ciudad del Norte de Oriente, en Cuba. 




[1] Alfonso VIII de Castilla, llamado “el de Las Navas” o “el Noble). Soria, 11 de noviembre de 1155-Gutiérrez Muñoz, del domingo 5 al lunes 6 de octubre de 1214. Fue rey de Castilla entre 1158 y 1214. 

[2] Algunos golfines llegaron a amasar grandes fortunas y construyeron casas-fuertes en la región. Incluso, se dice que hasta tuvieron rey propio conocido por “Charcharena” 

[3] Aquí vale insistir en que Golfín no era apellido, sino el nombre despectivo con el que se llamaba a los malhechores y ladrones de las cercanías de Cáceres.

Lo que significa el término Golfín u Holguín



Por Arquímdes de Paz y José Novoa
En relación a la etimología del nombre “golfín son muy diversas las opiniones. Una de las más generalizadas es la que supone que la palabra deriva del germánico “Wolf” (Lobo).

Los que así piensan aclaran que la similitud entre el comportamiento de esos bandidos y la actividad depredadora de los lobos es lo que llevó a los primeros los nombraran con el nombre de los segundos; lo que no explican es por qué los llamaron con un término de un idioma extranjero. Estudiosos contrarios a la hipótesis han demostrado que la relación entre ladrón y golfo es de las primeras décadas del siglo XX.

Por su parte el término “holguín”, que desde el siglo XVI se usa indistintamente junto a “golfín”, parece que tiene sus raíces etimológicas en el gallego antiguo. Ramos y Duarte explica que según las fuentes por él consultadas, “holguín es palabra que significa: hechicero, brujo o duende”[1]. 


¿Quiénes son los golfines u holguines y qué relación tienen, si es que hay alguna, con el supuesto conquistador de estas tierras nororientales de Cuba que se llaman Holguín?

El apellido “Golfín” u “Holguín” lo llevan diferentes miembros de una antigua familia de Cáceres, en la Extremadura española, de la que provienen los varios con el dicho apellido que formaron el contingente de conquistadores de América.

Entre las más aceptadas versiones está la que supone que uno de los bandoleros ya denominados “golfines” mantuvo el nombre después que Alfonso X los aceptó entre sus pacificadores, dando origen al linaje de la familia; e incluso, se dice que ese fue Alonso o Alfón Pérez Golfín, “el viejo”, quien, (y otra vez es una hipótesis), levantó una mansión en Cáceres con visos de fortaleza y en la fachada escribió la siguiente leyenda: “esta es la casa de los Golfines”. La objeción que le hacen los expertos a esa leyenda está basada en pura cronología.

Pérez Golfín hizo testamento en 1382, o sea, un siglo después del supuesto perdón y ennoblecimiento por Alfonso X (El Sabio). Por tal se conjetura que el ennoblecimiento ocurrió posterior al Rey citado, dentro de la tradicional política de perdonar a todos los que se dirigieran a tierras fronterizas con las ocupadas por el enemigo (musulmanes); si fue así entonces quien hizo las concesiones fue Alfonso XI[2].

Se especula que Pérez Golfín no fue, necesariamente, un ladrón de reses y, por el contrario, quizás en lo que se destacó fue en participar en la lucha contra los golfines, lo que luego reflejó en el nombre de su linaje.

Ninguna de las anteriores es la más romántica explicación del origen de la familia. Esa la narraremos en el siguiente post. 







[1] Ramos y Duarte, Félix. “Diccionario Yucayo etimológico, histórico e ilustrado”. Diccionario manuscrito. La Habana, 1919. Archivo Histórico de la Oficina del Historiador de la Ciudad. Fondo “Yucayo”. Estante 60 F.


[2] Alfonso XI de castilla, llamado “el Justiciero”. Salamanca, 13 de agosto de 1211-Gibraltar, 26 de marzo de 1350. Fue rey de Castilla y bisnieto de Alfonso X “el Sabio”

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