1873,
Octubre 30
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Tres
días después de la deposición del Presidente Carlos Manuel de Céspedes, el
Mayor General Calixto García abandona el campamento de Bijagüal dirigiéndose
a la comarca de Bayamo con el claro propósito de atacar la plaza fuerte de
Manzanillo.
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1873,
Noviembre 9
Plan
para atacar Manzanillo. Fracaso.
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Acampa
en El Curial, a ocho leguas de su objetivo. Allí, con sus fuerzas compuestas
por mil 400 hombres forma seis columnas de ataque que pone a las órdenes de
Leonardo Mármol, Antonio Maceo, Juan F. Ruz, Titá Calvar, Guillermón Moncada
y Silverio Prado[1].
Puesta
en marcha la columna, a mitad del camino, la fuerza de Mármol chocó con una
tropa española de voluntarios. Derrotados los enemigos, estos siguieron hacia
Manzanillo a la desbandada. Cuando llegaron infundieron la alarma. De ahí que
falló el factor sorpresa que era punto esencial en el plan de Calixto.
Alerta
y profusamente defendida estaba Manzanillo a la llegada de Calixto. De todas
formas, a media noche se produjo el ataque, pero nada fue como estaba
previsto. Antes del amanecer se retiraron las fuerzas cubanas después de
tener muchas víctimas, pero, eso sí, dejaron parte de Manzanillo bajo el
pasto de las llamas.
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1873,
Diciembre 1ro
Nueva
Ley de organización militar
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En
“El Corojo” la Cámara
dicta la Ley de
organización Militar, por la cual se crean dos Departamentos militares:
Oriente y Occidente. El primero comprendía desde Maisí hasta Jobabo, el
segundo desde Jobabo y hasta el Oeste. Para dirigirlos se nombraron a los
mayores generales Calixto García y Máximo Gómez respectivamente.
Era
el propósito dar completa unificación al ejército y hacer viable el proyecto
de invasión a Occidente.
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1873,
Diciembre 20
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Se
produce la última operación del año. Con 250 hombres Calixto ataca el poblado
de Santa Rita[2], en la jurisdicción de
Jiguaní. Esa acción puede catalogarse de desastre por la muerte de valiosos
jefes cubanos tratando de cruzar una zanja bajo las balas enemigas.
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[1] La Columna de Mármol atacaría Manzanillo por la
entrada de Bayamo y ocuparía la calle del Comercio. La de Maceo debía llegar a
paso de carga hasta la Plaza
de Armas y apoderarse de el Cuartel de Infantería y la Cárcel. La columna de F. Ruz
ocuparía las calles de la
Iglesia y atacaría el Cuartel de Infantería, secundando a la
columna de Maceo. La de Calvar ocuparía la calle de la Marina. La de Moncada ocuparía
la plaza del Mercado, y, por último, la columna del Coronel Silverio Prado
tomaría posición a un cuarto de legua de la ciudad.
[2] Asombra la extraordinaria movilidad
de Calixto en esa época: tan pronto está al norte como al sur de la provincia,
recorriendo todo el territorio bajo su mando una y muchas veces.
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