La Colonia (1720-1898)
El pueblo de San Isidoro de Holguín se fundó en
las primeras décadas del siglo XVIII, y se conoce que en todo ese siglo la economía
fue de subsistencia.
El territorio estuvo dedicado a la ganadería, a los cultivos
alimenticios y a pequeñas industrias y al fomento de trapiches que mantuvieron
a la joven “ciudad” en un letargo económico. En el plano comercial solamente
existía una tienda para la venta de una poca cantidad de carne, tal como lo
dejó escrito el Obispo Morell de Santa Cruz después de su Visita Pastoral en
junio de 1756. (Morell de Santa Cruz 1985: 88)
Era el único negocio que realizaban los
holguineros la venta de tabaco a Real Compañía llevándolo los
propietarios en carretas o a lomo de caballos y mulos hasta la Bahía de Gibara,
y asimismo vendían algunas pocas arrobas de carne a [Santiago de] Cuba y
a Bayamo o contrabandeaban cueros con los corsarios y piratas que se
aproximaban a las costas.
Lo anteriormente descrito son causas determinantes para
que territorio tan rico y vasto como lo fue Holguín no diera el salto económico,
(que sí consiguieron otros pueblos), y saliera de las condiciones feudales de aquel
momento fundacional.
Tampoco tuvo Holguín vías comerciales durante los
siglos coloniales. Se sabe que para llegar a las relativamente grandes ciudades
de entonces, Santiago de Cuba, Bayamo y Puerto Príncipe, había que transitar
por caminos prácticamente intransitables en tiempos de lluvias, y en toda
estación las oquedades y la maleza interrumpía el tránsito de las carretas. Y
asimismo era el que llevaba por treinta kilómetros hasta Gibara, la salida
marítima natural de la comarca. (Esa ruta comenzó a convertirse en carretera en
1862, pero no llegó hasta más allá de Aguas Claras, a una decena de
kilómetros).
Finalmente y esto es lo más significativo en cuanto a vías
de comunicación, la ciudad estaba alejada del Camino Real de la Isla
que unía a Bayamo con Las Tunas, por tanto este vasto territorio quedaba
incomunicado del resto del país.
La escasa mano de obra fue también otro de los aspectos
negativos para la evolución económica durante todo el período colonial.
Desde la fundación del pueblo la corona española se
comprometió a mandar unos 200 esclavos para las labores relacionadas con el
cultivo del tabaco, pero el envió nunca llegó. Mientras el territorio se fue
cubriendo de sitieros y, ni aún en los momentos de auge de la industria
azucarera, la esclavitud alcanzó cifras considerables. En fin, que la
jurisdicción es un ejemplo elocuente del poco desarrollo económico del
Departamento Oriental en relación con el occidente del país.
En 1822 se abrió oficialmente el puerto de
Gibara, independientemente de que desde años antes funcionaba como
tal, y a partir de la década del 30, con
el desarrollo alcanzado en la zona de cultivos de los alrededores del puerto, al
fomento de ingenios azucareros, y a la autorización del libre comercio, en
Holguín comenzó a experimentar cierto desarrollo económico y social.
Sin embargo dos décadas más tarde, en 1868, durante
el prolongado sitio y ataque a la ciudad por las fuerzas libertadoras cubanas,
las nueve manzanas centrales quedaron prácticamente destruidas por los
incendios provocados. En ellas, precisamente, se encontraban los principales
establecimientos comerciales de entonces. Y cuatro años más tarde un nuevo
ataque de las fuerzas mambisas destruyeron y saquearon los comercios.
Luego, en plena guerra, exactamente en 1874, Gibara
logra separase de Holguín, con la categoría de Villa, con cabildo y
jurisdicción propias, por lo que la jurisdicción holguinera pierde el puerto y
la gran riqueza de la zona de cultivos.
Durante los diecisiete años que transcurrieron desde el
fin de la guerra grande y el inicio de la de 1895 permitieron a los dueños de
comercios holguineros cierta recuperación, a pesar de que las más
importantes y solventes familias locales se habían ido a Gibara, villa esa
amurallada y por tanto más segura para resguardar su patrimonio.
En 1893 llega a la ciudad el ferrocarril
Gibara-Holguín pero pronto se vuelve a interrumpir la actividad comercial y
mercantil por el inicio de la Guerra del 95.
La República
Burguesa (1902-1958)
Las brisas de los albores del siglo XX cambiaron el
destino de la joven ciudad, que aún no cumplía los dos siglos de fundada, y
que a pesar de los avatares de los holguineros durante todo el período anterior,
sus grupos dominantes ya tenían aspiraciones políticas de convertir a
Holguín en una provincia (norte oriental) independiente.
La intervención norteamericana creó un Distrito Federal y
saneó la ciudad, pero posteriormente comenzó un proceso histórico durante el
que se produciría nuevos desmembramientos territoriales. Primero surgió
el municipio Puerto Padre que recibió tierras de Holguín, después fue Banes en
1910 y Antilla en 1925; Holguín se convirtió en un municipio interno sin salida
al mar. (Rodríguez 2001: 25) Para entonces la población que “vivía en un aislamiento
mortal, necesitaba un poco de cosmopolitismo. Porque sólo ese
intercambio de costumbres, intereses y conocimientos con el extranjero que
llega, inyecta la savia nueva que da vigor, desarrolla y anima a los pueblos estacionarios”.
(Poveda, 1918: 138) Como se sabe Holguín durante la colonia solo tuvo enlaces
con las principales urbes del país y el extranjero por el puerto de Gibara,
pero ahora, desde 1902 la república burguesa permitió un ligero incremento en
los presupuestos estatales y la ciudad se unió al ferrocarril central
por medio de dos ramales, localizados uno en Cacocum y otro en Alto
Cedro-Antilla, y en 1905-1906 por su propio ramal desde Cacocum.
“Afortunadamente esas combinaciones ferrocarrileras [convirtieron]
este lugar en el centro del tráfico de toda la zona del norte oriental.
Holguín hospedaba forzosamente al pasajero que iba o que procedía de Gibara, Puerto Padre,
Chaparra, San Manuel, Delicias, Santa Lucía; y era por tanto el verdadero
barómetro comercial, industrial y social de la rica zona en que está enclavado.
Consecuencia de esta actividad es el nuevo aspecto físico que va presentando…”
(Poveda 1918: 138)
En 1910 llegó la luz eléctrica y en 1914 la red
telefónica, aunque desde 1906 existían líneas telefónicas privadas. Estos
adelantos tecnológicos, además del telégrafo existente desde el siglo XIX, redundó en la ampliación del sector
comercial y la aparición de nuevas industrias locales con equipamientos más
modernos, como la del hielo y gaseosas; y el mejoramiento de las existentes,
entre ellas, talabarterías y fábricas de zapatos, tenerías, aserríos,
tostaderos de café, licorera,
tabaquerías, imprentas, etc.
En 1929 la Carretera Central abrió nuevos campos al desarrollo comercial,
industrial y agrícola y al tránsito de pasajeros. Años más tarde se inician otras
nuevas carreteras que unirían las zonas agrícolas y ganaderas de los municipios
circundantes.
Gibara que desde las primeras décadas del siglo se había
convertido en un centro de veraneo, ve materializar en la década del 40 la
carretera que la enlaza con Holguín, (iniciada en 1862), y a pesar de ello el
viejo ferrocarril se mantuvo hasta 1957. En 1945 se comenzó la que unió a la
ciudad con Banes, Antilla, Cueto, Mayarí, Sagüa de Tánamo e importantes bateyes
y centrales azucareros por medio de entronques en lugares conocidos por el “El
Manguito” y “Cortadera”, y en “Caballería” con otra que conduce a Santiago de
Cuba. Con estas carreteras surgen a su vera nuevas zonas de interés urbano.
La aviación también llegó a Holguín desde muy temprano, (en
la década del 20), con dos líneas aéreas: la compañía Cubana de Aviación (con
servicio de correo aéreo) y las aerovías Q.
Y mientras todo eso ocurría, en el territorio norte
oriental se invirtieron grandes sumas de capital norteamericano en la
industria azucarera que fomentó importantes centrales (cuatro en el territorio
municipal). La comarca atrajo grande población que construyó los nuevos
asentamientos, las industrias y para corte de la caña de azúcar. Holguín se
convirtió rápidamente en fuerte plaza agrícola y ganadera llegando a ocupar
destacados lugares en el renglón agropecuario y por tanto, también, en lo
demográfico y comercial, pero no así en lo industrial pues las industrias eran
pequeñas.
Tal esa bonanza económica de los primeros años
republicanos y la ubicación geográfica de
Holguín en el centro de esa vasta región oriental donde florecieron los viejos
pueblos y surgieron otros nuevos, muchos de ellos prósperos asentamientos
azucareros y mineros, convirtió a la ciudad en foco financiero, jurídico y
educacional (Instituto de 2da Enseñanza, Escuelas del Hogar, Normal, de
Oficios, Instituto Técnico, y otros varios colegios y academias particulares).
Así comenzaron a llegar emigrantes peninsulares, chinos, canarios y
árabes, entre otros, que convivieron con los ya residentes, y que, muchos de ellos,
se dedicaron al comercio. Entonces se abren tiendas, bodegas, bares y una red
hotelera para hospedar, principalmente, a los viajantes que era como se llamaba
entonces a los gerentes de firmas comerciales que llegaban hasta la ciudad y a otros
municipios a comercializar sus productos.
En 1940 el Término Municipal alcanzó la categoría de
Primera Clase, al cumplir con los requerimientos de la Ley Orgánica
Nacional; (esa categoría solamente la tenían los municipios Marianao, La
Habana, Santiago de Cuba y Camaguey).
Según el Censo de 1953, el Término Municipal holguinero tiene
226 762 habitantes y la ciudad de Holguín 56 573 personas que habitaban 41 844
viviendas. (García Castañeda 1955: 99)
Por intereses políticos principalmente, por medio de la
Junta Nacional de Fomento, se logran construir importantes obras sociales
demandadas por los holguineros desde tiempos de la colonia, entre ellas un Acueducto
que suministraba desde la entonces recién construida presa en el río
Cacoyuguín, un Alcantarillado y la parcial pavimentación de las
calles de la ciudad. También una nueva planta eléctrica, y ahora Holguín
que, desde mucho tiempo antes se preparaba para convertirse en capital de la
costa norte, con estas obras cumplía los requerimientos para que la aprobaran
como capital de la provincia septentrional de Oriente; ello sería sinónimo de
grandes ventajas y beneficios políticos y sociales para la urbe y su
territorio.
La Revolución (1959 - )
El 1ro de enero de 1959 triunfa la Revolución
Cubana y los intereses políticos nacionales cambian hacia intereses sociales
comunes para todo el pueblo; comienza una nueva etapa histórica para el país.
En un primer momento el territorio municipal de Holguín
fue unido al de Gibara con categoría administrativa y política de Región.
Y en 1976 surge la añorada provincia de Holguín, en la que habitaba más
de un millón de personas. Para entonces había en la ciudad 151 659 habitantes,
y en el municipio de 585,9
kilómetros cuadrados, 203,273 personas. (Provincia
Holguín: 1977, 42).
Actualmente el área urbanizada de la ciudad rebasa los 51,0 kilómetros
cuadrados con 38 repartos residenciales. Según el último censo de población y
viviendas (2011) en la ciudad habitan 273 032 personas en unas 70 000
viviendas.
El antiguo Centro Histórico Urbano, cuyo sistema de once
plazas la ha convertido en Ciudad de
los Parques, continua siendo el corazón de la urbe; allí, por casi tres
siglos, se ha desenvuelto la vida económica y social del holguinero residente y
también de una población flotante (visitante), que diariamente llega hasta la
ciudad, calculada en unas 15 000 personas.
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