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La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

30 de enero de 2017

El cangrejo colorado, símbolo de Gibara



El cangrejo colorado, que abunda en la Villa, se consume mucho en Gibara en cierta época del año.

Sus huevas, que en el pueblo llaman “CARO”, se venden en el pueblo midiéndolas por cucharones y se utilizan para hacer tortillas.

En cierto mes del año las hembras de esa especie, ya cargadas, se dirigen a la costa del mar. Coincide el desove con el arribo a las orillas de grandes fajas de una planta marina conocida vulgarmente como “piojillo”. En el colchón del piojillo las cangrejas sueltan millares de huevos que por el flujo y reflujo, desaparecen por un tiempo, marineros navegando en las algas.

Cuando los colchones vuelven a la costa traen millones de cangrejitos colorados que al tratar de enrumbarse hacia el monte, invaden las paredes de las casas y las calles de la población.

Para muchos extraños a Gibara es difícil creer lo narrado, pero para todo gibareño es un hecho cierto.




 


Por: Pepito García Castañeda

Juan B. Pérez, parado ante un cesto de cangrejos, pregonaba su mercancía así: 
Dijo un cangrejo llorando
en su triste mortandad,
que pocos vamos quedando,
que pocos quedamos ya.

Y “Chanito” ofrecía sus coquinas así:

Ahí viene el “Cucarachón”
vendiendo almejas y coquinas,
que él mismo las ha sacado
de Punta “La Pelegrina”.
______________
¡Coquinas! ¡Coquinas!
que vende el “Cucarachón”
más grandes que “Domingón”
ese que vende la harina.
______________
Levántate mi vecina
aunque sea en camizón,
que aquí está el Cucarachón
                      con la jaba de coquina.


Coquinas

Debe saber el comprador que para coger las coquinas hay que mojarse los fondillos y para coger los cangrejos blancos, de cuyas masas hacen el “enchilao de cangrejos”, también tienen los gibareños su método. Estos cangrejos solo salen de sus cuevas, situadas en lugares fangosos, en época de las lluvias, por lo que los “cazadores” tienen que ir por las noches y en la boca de cada una de las cuevas hacen un ruido con un madero dando en el fondo de una lata de luz brillante vacía, imitando con ello el trueno; luego hacen pasar la luz de una linterna una o dos veces imitando los relámpagos; y finalmente arrojan adentro de la cueva del cangrejo una jarra de agua, como si estuviera lloviendo, todo lo cual hace creer al cangrejo que está tronando, relampagueando y hasta lloviendo. Y salen afuera de las cuevas a disfrutar de las lluvias… y esa es su perdición.
 

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