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La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

3 de enero de 2017

Calixto García. Biografía. 18


1870, Febrero
Calixto se separa de la familia
La fuerza insurrecta a la que pertenecía Calixto recibió órdenes de trasladarse a Tunas. En la apresurada marcha el General no pudo llevar a su familia.
Ese día de la despedida en medio de los “maniguales” holguineros, ni él ni Isabel pudieron imaginar que su amor tendría que pasar una larga y trágica prueba, mucho más propia de una novela escrita por un autor con fiebre alta, que de la vida real.
1870, Junio
Del Diario de Máximo Gómez: “Una fuerza enemiga trató de recoger ganado en los alrededores de la población. Mandé al brigadier García a impedirlo. Hubo algún fuego y este jefe salió herido de un brazo. La bala le destrozó el húmero. Luego la herida se le infestó, lo que le causó molestias por mucho tiempo”. (Fue esa la única herida grave que sufrió Calixto durante las tres guerras).
1870, Junio
Calixto es designado Jefe Militar de Jiguaní
Máximo Gómez es designado Jefe de las fuerzas de Santiago de Cuba, en sustitución de Donato Mármol, que días antes había muerto de “fiebre maligna”. A Calixto García lo designan Jefe Militar de Jiguaní.
1870, Julio
El enemigo asalta la casa donde Calixto se recupera de la herida
Calixto acampa y hace reposo por la herida que recibió.
Carta de Calixto: “Fue asaltada la casa donde me hallaba curándome la herida por la partida de Lolo Benítez. Pero, avisado, me trasladé momentos antes de la ocurrencia. Burlado, el enemigo desahogó su ira asesinando a Felipita Mora y cinco hijos, el mayor de ocho años, y a una anciana de 70 y seis niños, nietos de esta última”.
1870, (Principios de Agosto)

Fuerzas españolas apresan la familia de Calixto
Cuando Calixto se hubo marchado, Isabel y el resto de la familia continuaron deambulando por los bosques, tratando, como pudieron, de eludir la tenaz persecución enemiga.
Sin embargo, inesperadamente, una columna española los sorprendió y los hizo prisioneros. Entre los detenidos se encontraban además de Isabel y sus hijos, los padres de Calixto, Lucía y Ramón, las dos hermanas de Calixto, Concepción y Leonor, Nicolás, y el único hermano varón del General que era retrasado mental. También estaban Ana Cabrera,  madre de Isabel y dos hermanas y por tanto cuñadas de Calixto, Candelaria y Caridad, además de  otros parientes. Asimismo fueron apresados diez esclavos de la familia, quienes al obtener la libertad marcharon al campo insurrecto junto a sus antiguos amos.
Doña Ana Cabrera, madre de Isabel, iba muy enferma

Los prisioneros tuvieron que seguir a la columna española en su recorrido, sin importar que doña Ana Cabrera se encontrara muy enferma. A ella, dice Carlos García Vélez en su diario: “la obligaron a que montaran en uno de los mulos de la artillería. El animal, no hecho a ser montado y siendo como era, de tiro, con frecuencia corcobeaba, tirando al suelo a mi abuela y provocando las risas y burlas de la soldadesca, hasta que finalmente ella se negó a seguir así, prefiriendo caminar, enferma y débil como estaba”.
A los niños hambrientos le proponen regalarle una galleta si gritan ¡Viva España!
Y sigue Carlos: “Los soldados de la columna española mortificaban a  los niños, entre ellos a mi hermano mayor (Calixto García Vélez) que tendría unos 5 años, y también a mi de tres, ofreciéndome una galleta si gritaba, ¡Viva España! Mi hermano nunca dio ese grito y por el contrario, decía que no le importaba que no le dieran la galleta, aún teniendo hambre, pues decía ¡Yo soy mambí como mi papá!, mientras que yo alargué la mano, y cogiendo la galleta grité ¡Viva España!".
Lucía salva al hijo retrasado mental vistiéndolo de mujer
Contó Mercedes Gorina, ilustre maestra holguinera que acompañó a Lucía en sus últimos días, que sabiendo la matrona que un hombre joven que fuera apresado en los campos independentistas sería pasado por las armas inmediatamente, y toda vez que en peligro cada día de ser apresados por el enemigo, traía ella a su hijo Nicolás que era idiota, según dice Casasús, el más importante biógrafo de Calixto. Para salvar al hijo Lucía lo vistió de mujer y, efectivamente, muy pronto fueron apresados por los españoles.
El oficial que comandaba la tropa sospechó de que “la acompañante” de doña Lucía era varón y por eso se acercó a ella y le dice lo que piensa. Lucía, irguiéndose como madre y como patriota, le contesta altiva: “Sí, es varón, es mi hijo que traigo del campo mambí. Si usted me descubre probará que desconoce el santo amor de madre, pero si guarda el secreto será el primer caballero del ejército español”.
1870, Agosto 11


La familia del General es trasladada a La Habana, donde los encierran en una prisión junto a prostitutas y ladrones
Los prisioneros llegaron a Holguín donde  permanecieron hasta el 17 de septiembre, que fue cuando el brigadier Félix Ferrer dispuso su traslado a La Habana vía Gibara.
En la capital fueron encerrados entre prostitutas y ladrones, en la prisión de Las Recogidas. Dormían en el piso o en sucios camastros con escasos y malos alimentos, pero aún así aquel puñado de mujeres y niños supieron imponer su dignidad, negándose como lo hicieron, a entrar en ningún trato con los enemigos.
Dola Lucía, activa como siempre lo fue, consiguió por medio de  gestiones que hizo entre cubanas casadas con oficiales españoles, que la familia fuera puesta en libertad provisional. Se establecieron en la casa de Lorenza del Mármol en La  Habana. Allí, otra vez con su acostumbrada energía, doña Lucía trató de mejorar la situación de su familia. Para eso le escribió al gobernador español:
Carta de Lucía al Gobernador español

“Doña Lucía Iñiguez ante Vuestra Excelencia con su acostumbrado respeto espone (Sic) que por disposición del Señor Brigadier Comandante General de Holguín, fue trasladada a esta capital con once más de su familia y una criada, hospedándose en la casa de Doña Lorenza del Mármol, a cuyo amparo se encuentra; la poca capacidad del local en que residen, unido a lo caluroso de la estación, han producido ya la enfermedad de algunos de sus niños y temiendo mayores males concurre ante Vuestra Excelencia suplicándole se digne auxiliar a la recurrente para tomar una casa en que, estableciéndose sola con su familia, pueda atenderla mejor y no serle gravosa por más tiempo a la que hoy la tiene a su amparo”.
Los liberan
Las mujeres trabajaron incansablemente para conseguir el sustento de todos: unas cosían pago, otras hacían cajetillas de cartón para fósforos.
1871, Agosto 20
Restablecido de la herida en el brazo, el General reasume el mando de la Brigada de Jiguaní
Carta de Calixto a un amigo: “a esta hora estoy completamente restablecido”.
Dice Félix Figueredo por carta: “Calixto ha perdido movimientos en el brazo a causa del balazo que le dieron”.
Inmediatamente reasume el mando de la Brigada de Jiguaní y se reúne con Gómez. Dice Calixto en su diario: “Era yo entonces Jefe de la Brigada de Jiguaní y segundo del distrito de Santiago de Cuba, el General Gómez  era  jefe del distrito. Nuestra situación era apuradísima. No teníamos un cartucho y el enemigo que conocía nuestra impotencia nos perseguía tenazmente. Teníamos que vivir en medio de las montañas y aun en estos puntos éramos  asaltados a todas horas del día y de la noche. Yo estaba padeciendo fiebres intermitentes y había  llegado a tal estado de debilidad que a veces tenían que ponerme encima del caballo por no poder hacerlo por mi mismo. Cómo vivimos no he podido explicármelo pues un mulo que matamos solo nos  duró dos días y aquellas montañas no tenían colmenas[1]  (). Recogíamos en las costas del Cauto algunas raíces de boniatos casi inservibles  y las devorábamos. La palma que aparecía caía bajo el filo del hacha para extraer el palmito[2], uno  de nuestros mejores platos, a pesar de comérnoslo cocido o crudo sin sal  pues carecíamos de ella. Me comunica Gómez que era indispensable tratar de apoderarnos por sorpresa de  las trincheras de La Vuelta para proveernos de parque, pues la fuerza solo tenía dos tiros por hombre y no  quedaba reserva alguna. Siempre he sido enemigo de empresas  atrevidas[3]  pero esta me gustó pues podía hacer mejorar nuestro estado si conseguíamos una victoria y si éramos derrotados poco perdíamos. Reunidas al fin las fuerzas marchamos con una columna de hambrientos y otra de mujeres”[4].
Pero por más que lo intentaron no fue posible tomar el poblado. Y los que tenían la misión de conseguir comida estaban sacando boniatos de un campo cuando una fuerza enemiga de unos 25 hombres comenzó a disparar sobre ellos, “salieron huyendo”, dice Calixto “dejando el campo sembrado de jolongos”.
1871, Junio


Expedición del Virginius.
Acampado en Bejuco, Calixto se atiende dos úlceras que tiene en las piernas desde hace meses y los dolores en el brazo izquierdo, a causa de la herida que le había provocado la perdida de  algunos movimientos.
Y entonces le avisan que “parió Catana”, lo que significaba que había llegado una expedición del extranjero. Se trataba del Virginius.
1871, Septiembre 17




Ataque a Jiguaní
Totalmente repuesto Calixto acampa en Palmarito. Allí reúne la tropa y la arenga: “que va a atacar un pueblo lleno de mujeres, ancianos y niños, y que será muy severo con el que ofenda a uno de estos señores”, les dice.
Emprende marcha rumbo a Jiguaní. Acampa cerca de las nueve de la noche. (El plan está perfectamente organizado).
A la una de la madrugada ataca Jiguaní con más de 400 hombres. A las cinco inicia la retirada: ocupó 37 armas e hizo más de 200 bajas al enemigo, mientras que sus fuerzas solamente sufrieron cinco muertos y 20 heridos. (Fue esa la primera de una serie de acciones semejantes consistentes en la toma de pueblos y ciudades)
Al saberlo escribió Máximo Gómez en su diario: “En verdad dejamos casi abandonada la jurisdicción de [Santiago de] Cuba, pero en su vecina, la de Jiguaní, estaba Calixto García con un brazo aún vendado sosteniendo la combinación. ¿Cómo lo hizo? Un hombre enfermo y herido yendo a buscar a su atrincheramiento a los españoles. ¿En dónde hubiese estado un General español en idénticas circunstancias y de los méritos de aquel?”
1871, Octubre 18
Carlos Manuel de Céspedes, en carta a su esposa: “El 16 llegamos al Bejuco, donde encontramos al brigadier Calixto García, el vencedor de Jiguaní”.
El campamento estaba en un lugar inaccesible. Allí Calixto custodia los depósitos de municiones que trajo el Virginius. Dice el historiador español Pirala que “el ataque a Jiguaní y la llegada de la expedición hicieron cobrar mayores alientos y concebir más lisonjeras esperanzas a los insurrectos”.
Lo cierto es que los mambises estaban viviendo el año 71, que fue el más terrible de la contienda.
Largo tiempo en Bejuco. Causas.
En el Bejuco está largo tiempo el general. Dice Casasús que fue: “porque la llaga crónica que padecía en una espinilla [pantorrilla], le molestaba, reteniéndole e impidiéndole toda acción, lo que era una gran contrariedad para él, que estaba en los mejores momentos de su carrera militar. Allí le acompañaban su escolta y los batallones de Baire y Jiguaní y una compañía de oficiales excedentes a cargo de Amor Muñoz, la mayoría de ellos descalzos y vestidos de guacacoa, sin alimentos y teniendo que luchar contra la naturaleza salvaje, en medio del bosque huraño. El mismo Calixto llevaba chancletas de cordobán.
El hambre obliga a Calixto a trazar una estrategia para  comerse el caballo del Jefe de Sanidad
“Un día, sigue diciendo Casasús, llega el Jefe de Sanidad de Oriente, Fernando Figueredo montando un magnifico potro. Al verle, Calixto llama al Comandante Saladrigas y le dice: ´separa a los asistentes de Figueredo bajo pretexto de que vayan a cortar madera para un rancho que se colocará en línea con los otros para que en él viva el doctor. Y cuando ellos no te vean, sacrifica enseguida el animal que viene montando´. Y mientras sus hombres cumplen el plan, Calixto entretiene a Figueredo. Cuando está el suculento almuerzo Calixto invita al médico a que le acompañe en su rancho, y cuando terminan le avisa de dónde salió la carne”.
1871, Noviembre y
Diciembre
Teniendo a su lado, como subordinado, a Antonio Maceo, parte Calixto hacia Baracoa con el ánimo de tomarla, pero la encuentra fortificada. Decide atacar los pueblos de Caujerí, Imías, San Andrés, El Jobo y La Caridad, donde ocupa armas, municiones.



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[1] La  miel obtenida de colmenas silvestre era uno de los alimentos de los mambises.

[2] Parte del tallo de la palma real que es comestible

[3] Esta frase da luz sobre su táctica guerrillera: Coordinación absoluta de todas las fuerzas para atacar los pueblos. Cavada, la antítesis de Calixto, decía que la guerra se ganaba huyendo. (En Calixto había coraje, talento y también, prudencia).
[4] Muchas veces las fuerzas insurrectas eran acompañadas por una gran cantidad de mujeres. Era una forma de protegerlas pero también de que el soldado tuviera cerca a su esposa o amante y en general a la familia. El sexo y la familia  se convirtió en una de las bases espirituales de la resistencia. Una historiografía mojigata ha borrado de los libros sobre la guerra un asunto tan común como ese. Se han realizado numerosos estudios de cómo los mambises resolvían sus necesidades alimentarías pero muy pocos de cómo satisfacción sus necesidades sexuales y el gran esfuerzo que hicieron para mantener mujeres junto a ellos.

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