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La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

7 de enero de 2017

Centro Comercial de Holguín - EVOLUCION HISTÓRICO-ARQUITECTÓNICA DEL CENTRO COMERCIAL TRADICIONAL DE HOLGUÍN.



En los tiempos remotos las culturas ancestrales fabricaban sus pueblos alrededor de una plaza. Y aunque en tiempos de la conquista hispana de América esa tradición no se cumplía al dedillo en Europa, en el nuevo mundo sí que hubo que asumirla porque así lo determinaron los Reyes españoles por medio de las Leyes de Indias[1].

En fiel cumplimiento de las Leyes de Indias, la ciudad de Holguín surgió alrededor de dos Plazas (Parques le comenzaron a decir después del fin de la colonia por influencia del idioma inglés traído por los estadounidenses)

En Holguín, ciudad mediterránea, (de tierra adentro), fueron trazadas desde un primer momento dos plazas, jerarquizada una de ellas por la presencia del templo católico, y la otra, la de Armas, (hoy Parque Calixto García). Esa segunda plaza y también por disposición de las Leyes de Indias, era el espacio destinado a funciones públicas y militares y debía servir como mercado; sin embargo en ciudades de cierto desarrollo urbano, pasado el primer momento fundacional, el mercado tuvo su propio espacio en las llamadas Plazas del Mercado. (Pero Holguín no fue así exactamente y no se construye Plaza para el mercado hasta los años finales de la década del 40 del siglo XIX, por lo que la de Armas también fue mercado durante un siglo).

La primera tienda o comercio que hubo en Holguín estuvo en la esquina que conforman al cruzarse las actuales calles Frexes y Libertad.

Disponían las Leyes de Indias (Ordenanza 9, Título 6, Libro 4to) y las cumplieron los holguineros, que en la Plaza de Armas debía construirse la Tienda de Ordenanzas para que el Estado garantizara a los pobladores la carne y el café. Así el primer comercio de la ciudad, que además era carnicería estuvo en una esquina del actual Parque Calixto García, exactamente en la que formaban al cruzarse las calles San Isidoro y Rosario (Libertad y Frexes)

Con un círculo verde azul se señala en este, el primer mapa conocido de Holguín, el lugar donde estuvo la Tienda de Ordenanzas

Por su ubicación, en el mismísimo centro urbano de la ciudad, podría pensarse que era la Tienda de Ordenanzas y un edificio sólido, pero no fue así, primero porque en la fecha en que se construyó no era ese lugar el centro de Holguín y porque no tenían otra posibilidad los fundadores del pueblo como no fuera el de construir un bohío con cubierta de guano sobre horcones, quizás con las paredes de embarrado, como lo eran las primeras viviendas de la ciudad y con portal al frente. Portal porque la misma legislación regulaba que “(…) todo el contorno y las cuatro calles que [de la Plaza de Armas] salen tengan portales para la comodidad de los tratantes (…)”. (García Castañeda 1949: 179) O sea, que eran esos portales para que en ellos se guarecieran los vendedores en días de sol y lluvia. Precisamente por cumplir con esa disposición es por lo que todas las construcciones que bordean las plazas principales de la ciudad tienen portales (que en Holguín todo el mundo llama corredores).
Asimismo, como todo el modo de vida de la colonia, la Tienda de Ordenanza, primer comercio que hubo en Holguín, estaría regulado por las Ordenanzas de Cáceres[2].  Determinaban esas que los abastecimientos de dicha tienda era responsabilidad del Cabildo y también el manejo de los mismos y que uno de los Regidores por rueda (turno) tenía la obligación de visitar la carnicería, la pescadería y hacer las posturas del vino y otros mantenimientos y requerir los pesos y lo demás. (Marrero 1974: 432)
Pero la aplicación y el cumplimiento de las ordenanzas estaban en dependencia del desarrollo económico-social del territorio, y en  Holguín este fue limitado o mejor, limitadísimo. Por lo tanto poco pudieron a pesar del interés del Cabildo de mejorar las condiciones de vida de los vecinos, e, incluso, en ocasiones los propios tenientes gobernadores de la ciudad de su peculio costearon muchas de las necesidades de la población.
Para mejorar las condiciones de vida de los vecinos fue para lo que en 1839 el Síndico Procurador, Licenciado Rafael Ignacio Curbelo, presentó una moción a esa instancia en que expresaba el mal estado de la Plaza de Armas, llamada entonces de Isabel II, la que, dice, no poseía la prestancia e higiene que correspondía “con el estado de civilización y de hermosura á q’ marcha agigantadamente Holguín y exige q’ se nivele á los otros Pueblos de esta siempre fiel Ysla”. (Archivo Provincial de Historia. Exp. H-39 F 3 vt.)
En ese año uno de los problemas que más afectaba a dicha plaza, ya corazón de la vida citadina, era mantener la higiene y eso a pesar de que los tratantes pagaban al ayuntamiento medio real de impuesto para la limpieza de la misma cada sábados en la noche. Y asimismo era otro grave problema que no se habían construido todos los portales donde se tenían que ubicar los vendedores:
 “[por lo que] siendo en la calle el lugar donde se acomodan las benteras y benteros  presiso es q’ [las ventas] fallen en la primavera porque no es posible que en los pocos portales q’ hay puedan acomodarse los bendedores y de aquí resulta un perjuicio de no poca consideración á los leales vecino” (Sic) (Archivo Provincial de Historia  Exp. 39 F 3 vt.)

En los alrededores de la Plaza de Armas surgen los primeros comercios de Holguín

A pesar de la falta de portales alrededor de la Plaza de Armas, dando el frente a ella y mezclados con las viviendas de la clase pudiente y el mercado de abastos, fueron surgiendo los comercios holguineros[3]. Esos, en un primer momento se vieron afectados por la competencia que le hacían los comerciantes ambulantes que venía desde Bayamo y proponía y vendía sus productos más baratos, especialmente zapatos, a lo que se unió también las ventas de joyas de plata, lo que obligó a los todavía pocos comerciantes de Holguín a protestar y pedir el apoyo del Cabildo local. 

A partir de 1730 en toda Cuba se hacen comunes las bodegas o tiendas para la venta de comestibles.

El establecimiento de pulperías[4] y tiendas de comestibles se iban haciendo común; en 1730 se concedía por Real Cédula establecer una pulpería  en cada ciudad, fuera de La Habana y Santiago. (Venegas 1977: 62)

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[1] Las Leyes de Indias (1525) fueron implantadas en 1647 y reformadas en 1680.

[2] Dictadas por el Oidor de la Audiencia de Santo Domingo Alonso de Cáceres, Visitador y Juez de Residencia de la Isla de Cuba, aplicadas a todo el país a partir de 1574.

[3] El comercio y la agricultura, en la medida en que se convierten en hábito diario hacen de la ciudad un centro de estos nuevos servicios, pues estabilizan su organización, haciendo más complejas sus estructuras sociales y económicas. (Venegas 1977: 62)

[4] Tienda de comestibles, drogas y otros géneros, en América. Diccionario Ilustrado Aristos de la Lengua Española, Edición Cubana (1980), Editorial Científico-Técnica, La Habana, P. 515.

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