1874,
Junio
La
tropa de Calixto se envenena
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El
general decide tomar el poblado de Baire y ordena una concentración. Al pasar
la tropa por el caserío de La
Venta, se provee de yuca agria, que es el único alimento al
alcance del ejército. La tropa se envenena. Todos postrados y debilitados, no
están en condiciones de participar en función bélica alguna.
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Masacre
española en baire.
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Mientras
sus hombres se recuperaban en el campamento de “La Rinconada”, manda Calixto
que el comandante Pablo Amábile marchara sobre la zona de Baire, a proveerse
de viandas, reses, aves… Sale Amábile con los segundos batallones de Jiguaní
y Holguín mandados por Andrés Fonseca y Cornelio Rojas. A la vanguardia va el
capitán Rogelio Castillo. Una turbamulta de pacíficos, entre ellos infinidad
de mujeres y niños en número aproximado de 700, habían terminado la obra de
recolección y se disponían a regresar, la retaguardia es atacada súbitamente
por un cuerpo de caballería mandado por el célebre Tizón. Los guerrilleros
penetraron por entre la masa humana que iba a la retaguardia, haciendo un
destrozo horrible. Amábile organizó la resistencia y pudo rechazar a los
guerrilleros. Pero el resultado fue 120 bajas cubanas, casi todos niños, que
no pudieron ganar el monte a tiempo.
Allí
un niño que no había cumplido más de cinco años, herido de sable en la
cabeza, y de otro sangriento tajo que casi le desprende la nariz, se sujeta
la nariz a punto de caer al suelo con una manita, mientras con la otra se
llevaba a la boca una guayaba.
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El
Comandante Amábile es sometido a Consejo de Guerra
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El
análisis posterior de los hechos dio por resultado que hubo demora sin razón
alguna en la maniobra de retirada, y que fue esa la causa del espantoso
desastre.
Amábile
fue sometido a un Consejo de Guerra que falló acordando un voto de gracias al
Coronel[1],
por su heroica conducta en defensa de los suyos.
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El
General García recibe un pliego con propuestas de paz firmado por Esteban de
Varona
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Estando
en su campamento de Dos Ríos, recibe el general García un pliego con
propuestas de paz firmado por Esteban de Varona. ¿Quién era este personaje
siniestro de la historia de Cuba?
Cuando
Céspedes muere, el ejército español ocupó su valiosísimo archivo. Allí había
una relación con los nombres de los confidentes que, en los pueblos y
ciudades, ayudaban a la causa cubana.
Después
de una laboriosa investigación, pues los nombres estaban en claves, el mando
español logró descubrir que un tal Marqueta, de Manzanillo, era el
camagueyano Esteban de Varona. (En el archivo había una carta en la que
Marqueta se quejaba a Céspedes de que Calixto García no había seguido sus
instrucciones cuando atacó Manzanillo y que por eso no alcanzó su objetivo).
Inmediatamente
el Comandante General del Departamento, Sabas Marín, ordenó por telégrafo la
prisión de Marqueta y envió al fiscal, Comandante Aznar, a dirigir la
acusación contra el confidente peso.
Pero
cuando Aznar y Marqueta se ponen en contacto, descubre el fiscal que Varona
era un antiguo compañero suyo de calaveradas en Puerto Príncipe. Nadie sabe
cómo consiguió Aznar cambiar la conducta que hasta ese momento había
mantenido Varona, lo cierto es que el fiscal convenció al cubano para que
aquel declarara que había mantenido correspondencia con Céspedes tratando de conseguir una
entrevista con el caudillo y darle solución al problema de la guerra y que
una vez muerto el Presidente, había continuado sus relaciones con Calixto
García, al extremo de ya tener concertada una entrevista y que él había
preparado por su cuenta y riesgo, las proposiciones de paz.
Entonces
Aznar comunicó a Sabas Marín la trama que él mismo había urdido y pidió
facultades discrecionales sobre el preso. Sabas Marín aceptó y concedió lo
que el fiscal le pedía.
Liberan
a Varona, y toda vez que los mambises no sabían que había sido descubierto,
aceptan una entrevista que Marqueta pedía al General José Miguel Barreto,
venezolano al servicio de Cuba que mandaba las fuerzas de Bayamo y
Manzanillo.
Una
vez que Marqueta y el General Barreto se entrevistan, este último llama a Calixto,
a quien eleva las proposiciones de paz y al mismo tiempo entra en
negociaciones con Aznar quien se comprometía a enviar armas y municiones a
los mambises a cambio de que estos paguen con productos naturales.
Es
la comunicación de Barreto la que recibe el General Calixto García en su
campamento de Dos Ríos.
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Respuesta
de Calixto a la propuesta de paz que le hacen
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Entonces,
inmediatamente escribe el General garcía a su segundo, el General Titá
Calvar: “Estamos de enhorabuena: el
enemigo, sin alcanzar yo los motivos [sin entender], se ha atrevido a solicitar formalmente, por medio de un comandante
que ejerce en Manzanillo las funciones de fiscal y que dice representar al
Comandante General, brigadier Sabas Marín, unas entrevistas con el General
Barreto, de Bayamo. Según me participa dicho jefe, ya ha celebrado dos
conferencias con el comandante, quien es acompañado de un conocido cubano
llamado Esteban de Varona. La cosa parece que tiene carácter serio, porque
han llegado a presentar al General Barreto las célebres proposiciones de paz,
que en copia le adjunto, para que con su lectura disipe un poco el cansancio
y el mal humor que le han de producir las lomas y la falta de recursos de
este territorio. Yo he enviado al Coronel Céspedes al Gobierno con los documentos,
aunque sólo sea para que tengan conocimiento del asunto y en cumplimiento de
mi deber. De todos modos, algo hemos logrado, porque el venezolano (General
Barreto), me participa que ha interesado al español en un negocio por el cual
éste se compromete a enviarle desde Jamaica un bote con municiones de guerra,
ofreciéndole Barreto, en cambio, mieles, cera, majaguas, etc. A pesar de
ordenarle yo que corte inmediatamente las conferencias con los españoles, le
aconsejo que trate de asegurar, por lo que nos importa, la negociación de
Jamaica. Temeroso de que Barreto, desconociendo a los españoles, y aún la
índole de nuestra guerra, vaya más allá de lo regular y se comprometa en un
lance desgraciado, he resuelto marchar yo a Bayamo, para donde saldré pasado
mañana”.
Según
el historiador Armando Prats, en conversación de Calixto con el Comandante
Rodríguez Romagosa, que fue quien le trajo los pliegos de Barreto, dijo el
holguinero: “Los españoles me quieren
engañar al venezolano; pero para allá parto yo inmediatamente”.
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[1] Hay otra anécdota donde se describe
qué clase de combatiente era el Coronel Amábile. Ocurrió el hecho poco después,
exactamente cuando las fuerzas cubanas tienen que retirarse de Yabazón,
Holguín, pueblo al que habían atacado sin resultados. Es precisamente durante
esa retirada cuando una fuerza de civiles dispara sobre la fuerza cubana que
iba cargada con botín riquísimo y una larga impedimenta. Entonces el brigadier
Maceo le ordena: “Coronel Amábile, cargue con su regimiento a esos civiles,
para que pueda retirarse la columna”. La respuesta de Amábile, sacando su
machete y colocándose a la cabeza de sus hombres, fue: “Está bien, hasta la
otra vida General”. Y envuelto entre el humo del combate y el polvo que
levantaba el galopar de sus caballos, desapareció el Coronel Amábile, a través
de las bayonetas enemigas, haciendo cesar el fuego de los enemigos, pero
quedando entre aquellos, traspasado su cuerpo por tres bayonetazos.
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