Terminada
la guerra los holguineros comienzan a ocuparse de la recuperación de la plaza
para que sea digna del nuevo nombre que ostenta. Y a la vez demuestran
constantemente lo que les molesta la presencia de las tropas norteamericanas en
la ciudad. Tropas que protagonizan incontables indisciplinas, entre ellas
estruendosas cabalgatas hasta la mismísima plaza.
Sin
embargo ello no impide que los holguineros concurran a oír las bandas de música
del nuevo ejército cuando aquellas tocaban durante las retretas en la Plaza; ello, tal como dice
un periódico de la época, por “la limpieza con que son ejecutadas las piezas de
su magnífico repertorio”[1].
Y
asimismo algunas palabras del idioma de los extranjeros desplazan otras
castizas. Sin saber cómo la vieja forma de llamar esos espacios tan importantes
en el urbanismo holguinero se olvida y en su lugar se le comienza a decir
“park”, parque… Parque Calixto García.
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