Resultado de un relativo auge económico en la región y de
las intensas luchas cívicas que estremecieron la ciudad en los años
precedentes, al iniciarse la década de 1950 se vive un ambiente constructivo no igualado hasta entonces. Varias publicaciones
de la época destacaron que era esta la ciudad donde más viviendas se edificaban
al extremo de que las fábricas y tejares no podían cumplir con los pedidos de
mosaicos, ladrillos, tejas y otros artículos imprescindibles que, en manos de
diestros albañiles, hicieron posible, en primer lugar, el surgimiento de nuevos
barrios y zonas residenciales que
estaban haciendo de Holguín una urbe moderna y de gran extensión.
Sin embargo, pese a ello
siguen proliferando los barrios insalubres, las enfermedades que diezman a los
niños pobres y otros males sociales.
Asimismo estaban las obras sociales que llevaba a cabo el
alcalde Guarro Ochoa y las que inauguran o inician
los presidentes Prío Socarrás y Fulgencio Batista. Entre ellas la sede
definitiva del Instituto de Segunda Enseñanza, la Carretera Holguín-Gibara,
el Parque Infantil, y sobre todo la construcción del acueducto y el
alcantarillado, obras de gran envergadura que la población había anhelado y
exigido a las autoridades durante un tiempo muy prolongado.
Durante
su visita en Agosto de 1950, el Presidente Carlos Prío le promete a la multitud
de holguineros que lo acoge en los predios del Parque, su apoyo en la
aprobación de otras obras, entre ellas la Audiencia de Holguín, una institución judicial
demandada por la población de toda la zona norte de Oriente, quienes cuando
tenían que realizar trámites de ese tipo, estaban obligados a trasladarse a
Santiago de Cuba. Cuando se decidió abrir una Audiencia en Holguín una gran
manifestación salió del parque, recorrió las calles y al retornar al sitio de
partida, realizaron un gran acto en el expresó la alegría por la nueva institución que días después,
comenzó a funcionar en La
Periquera y donde permaneció hasta la construcción de su
edificio sede[1].
Ese
inusitado ambiente constructivo también favoreció al parque Calixto García, al
que entre 1950 y 1954 se le hace otra profunda intervención que le aporta un
notable cambio de su imagen. Para dirigirla, nuevamente se acude a la pericia y
buen oficio de Guiseppi Peccorelli.
El
maestro de obras italiano en esa oportunidad sustituye su pavimento por otro de
hormigón y jerarquiza la rotonda con granito blanco que combina con el
monumento al general de las tres guerras. También en esa área los bancos son
transformados, fundiéndose in situ monolíticamente cuatro bancos longitudinales
que enmarcan cada lado de ese espacio central, desde entonces eso le da un
toque de distinción que diferencia al parque de Holguín de los del resto del
país.
Este
tipo de banco fundido y compacto, pero lineal, también circundará al recinto
exteriormente, los cuales recibirán sombra de un área arbolada enfrentada a las
calles.
Sobre las
transformaciones al parque dijo la Revista Navidad en diciembre del año 1953:
“Parque
Calixto García: pavimento de granito blanco, elipse central, que tiene 1800 metros cuadrados
y cuatro bancos longitudinales en su interior. El pavimento de los paseos
exteriores fue hecho con concreto con un espesor de 4 pulgadas. También se
le colocaron 8 bancos longitudinales de granito y se reformaron los canteros. Todo
por un valor de $40,000.00 pesos”.
[1] Cederán el
edificio para instalar la
Audiencia. “Diario de Holguín”, Holguín 4 de noviembre de
1950. Pág.1.
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