En la segunda década del siglo
XIX la Plaza de
Armas comenzó a tener un papel más significativo en la ciudad (que
verdaderamente era solo un pueblo), sobre todo después que en sus predios se
produjeron hechos de gran connotación en
el ámbito político y social. Sobre todo en 1812. En esa fecha en todo el mundo circulaban ideales de libertad y democracia a
causa de la influencia de la
Revolución Francesa, y Holguín no fue la excepción. El 3 de
abril las autoridades ejecutaron en la
Plaza de Armas a Juan Nepomuceno, negro esclavo de la
dotación del mismísimo Teniente Gobernador don Francisco de Zayas: Nepomuceno encabezó
en Holguín la conspiración antiesclavista de Aponte.
Pero como los aires que soplaban eran muy fuertes, esos
también movieron el estado de cosas en la metrópoli. Allá obligaron al Rey a
aceptar un régimen constitucional. Cuando la noticia llega a Holguín el
Ayuntamiento asume esa forma de gobierno y la Plaza de Armas fue rebautizada como Plaza de la Constitución desde el
9 de agosto de 1812 y hasta el 14 de agosto de 1814.
En 1814 retornó el absolutismo, pero no fue por
mucho tiempo.
En 1820 se supo en la ciudad que el coronel Rafael
de Riego había obligado al Rey de España a reinstalar el régimen
constitucional. Ese mismo año el maestro y escultor don Juan del Monte develó
en la Plaza holguinera
un monumento en forma de pirámide que en más de una ocasión los promonárquicos
la agredieron con excrementos y machetazos.
Tres años después cae la constitución y la pirámide
fue guardada en un rincón.
En 1836 se reinstaura la Constitución en
España. En toda Cuba el acontecimiento solamente fue celebrado en Holguín: El
19 de noviembre una gran manifestación recorrió la ciudad, destacándose en ella
don Calixto García de Luna Izquierdo, abuelo de un niño recién nacido entonces
y quien al paso del tiempo llegaría a ser Mayor General de las tres guerras
independentistas cubanas, Calixto García Iñiguez.
En la manifestación don Calixto García de Luna
Izquierdo gritó fuertemente que ya se había acabado el despotismo y la
esclavitud y durante uno de los tres días de fiestas populares que se
realizaron, tuvo la osadía de organizar un baile para negros. Jurada nuevamente
la Constitución,
los holguineros volvieron a colocar el monumento en el centro de la plaza, pero
no fue por mucho tiempo otra vez. Pese a la intransigencia del Gobernador del
Departamento Oriental, el general Manuel Lorenzo, en el occidente, el Capitán
General Tacón mantuvo el antiguo régimen.
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