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La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

26 de diciembre de 2016

En 10 de Abril de 1916 se inaugura una estatua del Mayor General Calixto García en el parque holguinero que lleva su nombre




En 1912, cuando el  patriota holguinero Rafael Manduley era Gobernador de Oriente, el Consejo Provincial logró aprobar un presupuesto extraordinario correspondiente al año fiscal 1911-1912, para construir doce monumentos patrióticos en distintas ciudades de la provincia.

A diferencia de poblaciones como Guantánamo, donde tuvieron que esperar  largos años para levantar su monumento al insigne general Pedro A. Pérez, (Periquito), Holguín  fue, junto a Santiago de Cuba, una de las dos ciudades más favorecidas. Tres obras escultóricas se aprobaron y se colocaron en los principales parques de Holguín, las tres construidas en el taller de la casa italiana Ugo  Luisi y Cia, radicada en Pietrasanta, de mármol de Carrara a un costo de dos mil pesos cada una. 


 


La de Calixto García es un monumento en el que se muestra al Mayor General de cuerpo completo sobre un gran pedestal y debajo otra estatua representando a la libertad




La fecha escogida para la inauguración de las estatuas fue el 10 de abril de 1916, para hacerla coincidir con el histórico día de 1869 en que se proclamó la Constitución de Guáimaro. En el imponente  acto participaron más de quince mil personas, la Orquesta Avilés acompañó a un coro de seiscientos niños en la interpretación del Himno a Calixto García, de la autoría de Borges Avilés y el poeta Manuel J. Lastre Manduley. El presidente Menocal fue el encargado de descorrer el velo y el insigne Manuel Sanguily pronunció  una conmovedora pieza oratoria.

Lo que dijo la prensa holguinera al respecto:

Heraldo Holguinero, 10.04.1916

Los Consejeros Provinciales, señores Augusto Betancourt, Heliodoro Luque y Pedro María Laguna solicitaron en 24 de marzo de 1905 un crédito para erigir un monumento al Mayor General Calixto García Iñiguez. Concedido, el crédito fue ampliado con fecha 1ro de octubre de 1909, siendo Consejeros los señores Faustino Manduley, Juan Portuondo, Angel Berufí y vuelto a ampliar con fecha 24 de febrero de 1911.

Sancionó los créditos Rafael Manduley, entonces Gobernador de la Provincia.
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REALIDAD HERMOSA
Por: Manuel Agüero

En el “Correo de Oriente” y por el mes de octubre de 1903, hace ocho años, publiqué un suelto bajo el pseudónimo de Leudan, titulado “Nuestros parques”, del cual extracto lo que a continuación reproduzco por ser adecuado a la idea plausible, sugerida por el director de este interdiario, de una tirada extraordinaria, donde colaboraron todos en holocausto de las fiestas que habrán de celebrarse con motivo de la inauguración de las estatuas colocadas en nuestros parques.

Dije yo en aquella fecha: “Pocas poblaciones en la Isla pueden hacer gala de paseos tan amplios y hermosos como los que dotan a esta población. Y, sin embargo, los holguineros no pueden envanecerse con sus parques por el estado de abandono imperdonable en que se encuentran. Uno solo ha merecido alguna atención de nuestro municipio: el que tiene asiento en el riñón de nuestra ciudad y, por cierto, el más opulento en vegetación. Por eso, tal vez, es el paseo predilecto de nuestra buena sociedad, cuya vida de movimiento y animación en las noches de moda, que aquí vienen siendo los domingos y otros días muy marcados en nuestro calendario, le da el aspecto de los paseos más concurridos de nuestra urbe capitalina.

“El paseo central, en forma de anfiteatro, lo circundan álamos verdosos, que tienen un aspecto de grandiosidad elocuente. Esos árboles añosos a semejanza de gladiadores gigantescos, hacen guardia de honor, pero envejecen y mueren tristes y decepcionados porque nadie cuida sus penas, que son lentas y amargas, creciendo según corren los años, y sobre todo, porque no ven levantada en el centro de ese anfiteatro la efigie gloriosa del titán del siglo, del hijo amado de este pueblo y de la Patria entera; del que dio empuje, victorias y gran prestigio a las armas redentoras y cuyo nombre simboliza para todos los cubanos la dignidad más alta y más preclara de la historia revolucionaria. El Mayor General Calixto García Iñiguez debe estar esculpido en estatua de bronce y colocado en el parque de su nombre, como lo estará en breve el Apóstol Martí en más de un parque de nuestra República”.

Trascripto lo que antecede, debo agregar: Los holguineros ya pueden envanecerse de sus paseos. Lo que hace cerca de ocho años fue una aspiración de todos, ya se ha visto convertida en la más hermosa realidad, con la espléndida donación de nuestro Consejo provincial de tres monumentos que han de perpetuar a los colosos de la historia patria.

Y ojalá que todos los holguineros y los que no lo somos, al levantar la mirada para contemplar la obra del genial artista que dio alto relieve al tosco bloque donde reprodujo la efigie de los inmortales desparecidos, levanten más alto aún esa mirada, y también el pensamiento y el corazón, dedicando todas sus energías a engrandecer la Patria que esos insignes varones nos redimieron, cumpliendo el hermoso lema de “honradez, paz y trabajo”.

Y concluyo postrernándome ante la efigie del coloso Calixto García Iñiguez con la oración en los labios y el Alma en la Altura, invocando su espíritu, devoto de la religión universal: la religión del patriotismo para con su Patria Chica y su Patria Grande.

Su limpia historia brilla más refulgente que el sol de nuestra altura omnipotente. Las páginas gloriosas del caudillo no tienen nubes que le resten brillo.

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Sábado 16 de abril de 1916

(Edición especial del bicemenario “La Razón”, sobre inauguración de las estatuas 10 de abril)

Las grandes fiestas de la Patria
Holguín glorifica a sus grandes hijos.

Holguín!, la ciudad tranquila, cuna de tantos patriotas, ha rendido pleito homenaje a la memoria de dos de sus grandes hijos y ha glorificado también a los mártires que sucumbieron de cara al sol para legarnos esta Patria libre, hermosa, soberana, factor principalísimo de la bellísima América, de esta América que como bien dijo el célebre genovés, era “la tierra más hermosa que ojos humanos habían visto”.

El pueblo holguinero, la cuna de García y Peralta, siente satisfacción infinita por haber cumplido uno de sus más sagrados deberes, rindiendo tributo a esos célebres titanes que ofrendaron sus vidas generosas en holocausto de una causa noble y justa, de la libertad de su pueblo.

Los festejos acordados para celebrar tan fausto acontecimiento han merecido los aplausos de todos los que e ellos han tomado participación y felicitaciones para los que los confeccionaron, y especialmente para nuestro muy querido y culto Alcalde Municipal, Sr. Miguel I. Aguilera. Así lo dice la prensa de toda la República de estos días, así lo pregonan cuantas personas tuvieron que departir con nuestro popular Alcalde Municipal y así lo pregonamos nosotros, como lo pregonan todas las personas que sin apasionamientos políticos han podido aquilatar las finísimas atenciones del Sr. Aguilera para todo aquel que de una manera directa o indirectamente ha contribuido con su presencia al mayor esplendor de las fiestas.

Y al consignar nosotros nuestra felicitación asimismo al Sr. Aguilera, a la Comisión de Festejos en pleno y al Secretario de ésta, Sr. Manuel Vendrell y Ricardo, formulamos doblemente nuestros parabienes, conocedores de los escasísimos fondos de que han dispuesto, y que no obstante se ha hecho una fiesta de carácter Nacional.

La ciudad vistió sus mejores galas, los trenes iban y venían atestados de pasajeros, las autoridades más sobresalientes y connotadas de nuestra República realzaban con su presencia nuestras rectas y magníficas avenidas y sellaron con sus puestos oficiales la magnificencia del recuerdo glorioso del 10 de abril, aniversario de la Constitución de la República en Guaimaro y fecha señalada para inaugurar las estatuas que perpetúan en mármol blanco como el armiño, el recuerdo sagrado de nuestros Apóstoles Redentores.

Desde el nueve fueron nuestros huéspedes los distinguidos Alcaldes Municipales de Manzanillo, Mayarí, Banes, Caney, San Luis, Puerto Padre, Gibara y Tunas, señores Bertot, Ramos, Varona, Quintana, Moya, Querol, Padierne y Fontaine: el Secretario de Gobernación Coronel Hevia, el General Manuel Sanguily, el Secretario de Sanidad Dr. Núñez, el Brigadier de las Fuerzas Armadas Sr. Martí, los familiares del General García, señores Justo García Vélez y su esposa, Capitán Wismark, Teniente Iñiguez y los nietos del General; los Generales Calixto Enamorado, Eusebio Hernández, José Miró, Enrique Collazo, Demetrio castillo, Agustín cebreco, Remigio Marrero, Mariano Lora y González Clavel; los coroneles Mendizábal y manduley del Río; los Senadores Guevara y Coronado; el Teniente Ayudante del Sr. Alcalde de La Habana en representación de éste, Sr. Villalón; los representantes de la prensa habanera: Aniceto Valdivia, Carlos Martí y Modesto Morales Díaz; el Sr. Director de “El Cubano Libre”, nuestro querido amigo Daniel Fajardo; el Director de “El País”, Lcdo González Manet, el Señor Juan Aguilar en representación de “La Tarde”, el Dr. Juan Ma. Ravelo de “La Independencia”; Carlos Dellundé por “La Prensa”, los hermanos Rafael y Fernando Cuesta, el inspirado poeta y culto gibareño, Sr. Armando Leyva, Alfonso Sánchez Quesada por “La Defensa” de Manzanillo, Bartolomé Samada por “La Independencia”, el ex representante Lino Dou, los Consejeros Provinciales, Señores Sariol y Casiano García, el Presidente del Consejo Provincial, Alfredo Lora.

Los Representantes José R. Barceló, Belisario Rodríguez, Félix del Prado, Gustavo Menocal y el Presidente del Ayuntamiento de La Habana, Sr. Juan Antonio Roig y los Concejales Sres. Hermo y Álvarez Coto; el Catedrático del Instituto Provincial Manduley Tapia.

El Presidente del Ayuntamiento de Manzanillo, nuestro distinguido amigo, Sr. Silverio Tavell, el coronel Manuel Planas y Gilberto Santiésteban.

El Dr. Alfredo Betancourt Manduley, que vino expresamente para hablar en la estatua de los Mártires.

El eminente Tribuno e ilustre jurisconsulto y Presidente del partido Liberal, Dr. Alfredo Zayas y Alfonso.

Una nutrida representación del Ejército Nacional, compuesta por el Coronel Eduardo Lores, Jefe de ésta provincia; Coronel Varona, Teniente Coroneles Amiel y Caricarte y Comandante Aguada y Betancourt y varios oficiales del Tercio Táctico de esta provincia al mando del Comandante Iglesias y capitán Estrada, cuyas fuerzas con su banda de música ha contribuido decisivamente al mejor lucimiento de las patrióticas fiestas celebradas y por lo cual el pueblo todo se siente agradecido a las autoridades militares por esa disposición y complacidos de las exquisitas deferencias del Director de la Banda, Teniente Sr. Valverde.

También nos visitaron otras conocidas personalidades, recordando al Ldo. Fermín Munilla, Dr. Estelvino Chamizo, Dr. Guadalupe Castellanos, Dr. Pera Callejas, Dr. Narciso Gómez Griñán, Sres Ramón Figueroa, Director de la Academia de Bellas Artes de Santiago de Cuba, Martín Miranda, Enrique Martínez Perigó, Bernardino Rodríguez, Parmenio Chamizo, Manuel Ríos, Fernando Tamargo, Manuel Calderón, Regino Dau, Ricardo Ajo, Rodolfo M. González, Abraham Ríos, Enrique González y otros.

Una vez corrido el velo que cubría la estatua del invicto caudillo García Iñiguez, el General Manuel Sanguily, príncipe de la tribuna cubana, pronunció un hermosísimo discurso digno de la grandeza del héroe en cuyo honor se levanta la estatua.

Cúpole al Dr. Alfredo Zayas el alto honor de biografiar al mayor General Julio Grave de Peralta. Fue su discurso un canto de amor a la poesía, que mostró de cuerpo entero al patriota anónimamente desaparecido. Cautivó Zayas de tal manera al auditorio que lo escuchaba, que al terminar su peroración de filigrana, millares de manos estrecharon las suyas como demostración inequívoca de que estaban seducidos por su lenguaje. Ni Demóstenes ni Cicerón le hubieran aventajado.

Fue el Dr. Alfredo Betancourt Manduley, el Castelar de los Autonomistas, el designado para cantar con lenguaje a la memoria de los patriotas fusilados en Holguín durante als campañas emancipadoras. Su discurso fue altamente patriótico, una verdadera evocación del recuerdo de aquellos héroes desaparecidos defendiendo nuestra santa causa. Aplausos prolongados premiaron su difícil labor.

El honorable Presidente de la República, acompañado de sus ayudantes y nuestra primer Autoridad Municipal, presenció la inauguración de nuestros artísticos monumentos.

Las Fuerzas Armadas de la República rindieron los honores que correspondían a la alta jerarquía de aquellos insignes Caudillos cuyo recuerdo perdurará en mármol y bronce.

Un banquete de 150 cubiertos servido espléndidamente en la Casa Ayuntamiento por el Hotel “Holguín” del Sr. José Expósito y un baile en la Sociedad “Liceo” fue el broche de oro con que cerró el 10 las fiestas que se han inscrito en la historia holguinera con caracteres indelebles.

Fue muy celebrado el Himno a Calixto García, letra de Manduley J. Lastre y Música de Borges Avilés.

La parada escolar fue uno de los números principales del programa y por ello merecen las felicitaciones más expresivas el Inspector Sr. Elósegui, la Junta de Educación en pleno, el Magisterio holguinero, el Instituto Holguín, así como su Director el Sr. Manuel Silva.

Las fiestas del 11 estuvieron animadísimas. Los fuegos artificiales sorprendentes, hubo gran variedad.


MUY SENSIBLE

Hace pocos días que nuestro estimado colega “Heraldo de Holguín” publicó un artículo excitando al pueblo holguinero para que tributase un recibimiento cariñoso cuando el General Menocal llegase a nuestro pueblo, haciéndole ver así que los rumores de nuestras antipatías carecen de todo fundamento: que Menocal ama a Holguín y Holguín corresponde a su afecto.

El día 10 el recibimiento que se le tributó a su llegada fue imponente. Pero parece que algo se opone a que desaparezca la creencia que arraiga más cada día, de que Menocal no siente por los holguineros ningún afecto, pues el Sr. Presidente, que según se anunció en los programas de las fiestas, debió llegar a Holguín a las nueve de la mañana, se presentó a las once, modificando el orden de los actos, cuando el público estaba impaciente por tan larga espera y abrumados de fatigas los niños de las escuelas, formados desde las ocho de la mañana, sin que nadie pudiera explicarse las causas de tal demora.

Se inauguraron las estatuas y el General Menocal no asistió a la recepción que en su honor preparó la sociedad Liceo ni al banquete llevado a cabo en la casa Ayuntamiento. A las cinco de la tarde salió rumbo a Palma Soriano para regresar el miércoles y el Sr. Secretario de Gobernación y demás elementos de la comitiva presidencial fueron a pernoctar a Chaparra, sin querer honrar con su presencia los actos que en su honor se organizaron.

Es muy sensible que las numerosas ocupaciones del Sr. Presidente de la República le hayan obligado a ausentarse tan pronto de nuestro pueblo. Y es más sensible todavía que ya que sus negocios privaron a los holguineros de tener más tiempo entre ellos al primer magistrado de la Nación, no hubiese delegado su representación en las recepciones y en el banquete, bien en el Sr. Aurelio Hevia, ya en otra persona de las que le acompañaban, los que sin tantas ocupaciones como las que pesan sobre el General Menocal, prefirieron irse a pernoctar a Chaparra en vez de permanecer en nuestro pueblo, donde su proverbial hospitalidad y cortesía se hubiesen manifestado hacia esas personas, en las atenciones que hubiesen recibido en el “Liceo” y en el banquete preparado en honor de los ilustres visitantes.

No ha sido así: ni el General Menocal, ni el Sr. Hevia, ni el Sr. Núñez, ni los jefes militares que le acompañaban, nadie quiere pasar entre nosotros más que el tiempo indispensable para descubrir las estatuas inauguradas, como si nuestro pueblo no fuese acreedor a albergar las ilustres personalidades llegadas e idas en raudo viaje oficial de etiqueta, cuando teníamos los holguineros verdaderos deseos de exteriorizar nuestro cariño al Sr. Presidente de la República y a los ilustres acompañantes.

Lamentamos una vez más que los importantes negocios del General Menocal nos hayan privado de su amable compañía.


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A CALIXTO GARIA

Balduvina Fernández

Cuando el alma de Cuba postrada
En su lecho, oprimido, gemía,
El egregio Calixto García
Conságrole su vida y su espada.

En su pecho la Patria, adornada,
Encontraba un santuario y vivía
Concibiendo un ensueño: que un día
Fuese libre, feliz y admirada.

Si alza hoy su laurífera frente
Y nació este caudillo eminente
Bajo el cielo zafíreo de Holguín,

Como timbre, ostentemos, de gloria
Esa estatua que es digna memoria
Del heroico e inmortal paladín.


AL INSIGNE GUERRERO CALIXTO GARCÍA

Bonifacio Byrne.
Marzo 6 de 1916

Era un reto de muerte su mirada
perseguidas las huestes del tirano
fueron en la montaña y en el llano,
cuando no por su rifle, por su espada.

Emprendida por él una jornada
consideraba el éxito cercano
con la seguridad con que en la mano
se sostiene una rosa perfumada.

Fue la imagen augusta del guerrero
generoso, valiente y caballero,
decidido a vencer en la palestra.

Cuando en la lucha su cabeza erguía,
al frente de los suyos parecía
tocar el horizonte con su diestra.

II

Con su potente diestra, en que tremola,
bravo y gentil, la tricolor bandera,
en tanto, audaz y temerario, espera
la explosión de la cólera española.

Cercado al verse, rápido se inmola.
Mas tiene que vivir aunque no quiera.
¡El plomo, compasivo, en su carrera,
le dibuja en la frente una aureola!

El, en nuestra Epopeya, es un coloso:
hoy que yace en el reino del reposo
acostado entre fúnebres crespones;

Si retoñase aquí la tiranía
de su tumba salir se le vería
conduciendo al combate sus legiones.






La escultura que preside el monumento reproduce perfectamente los rasgos del rostro de Calixto y la herida de su frente, mostrando en su plena dimensión  la dignidad mambisa que le distinguía. A partir de ese memorable día, el parque se convirtió en sitio permanente de devoción y homenaje de holguineros y visitantes a las más hermosas tradiciones patrióticas del pueblo. 

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