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La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

15 de febrero de 2017

Vías por las que el Regimiento holguinero recibía información e inteligencia



El Regimiento No. 7 Calixto García de Holguín recibía información de inteligencia  a través de los puestos de la Guardia Rural. Así, por ejemplo, entre los días 7 y 13 de Agosto de 1957 llegan mensajes confidenciales a la Jefatura del Escuadrón 71 (con sede en Holguín) en los que se les comunica la lista de individuos más peligrosos del territorio. Los que informan son los Jefes de los Puestos, cabo Gϋeris W. Torres L., de Mir; sargento de 3ra. Félix Veitía, de Cacocum; sargento de 3ra. Braulio Méndez S., de San Andrés; cabo J. P. Armas, de Velasco; 2do. teniente A. Martínez, de San Germán y subteniente G. Rivero, de Báguano. En el listado se incluía a opositores políticos que eran parte del Movimiento 26 de Julio y militantes de los Partidos Auténtico y Ortodoxo, más algún ratero o alterador del orden público.  En el único caso donde solo se incluyeron individuos por delitos comunes sin señalar a ningún revolucionario fue en el informe del sargento Braulio Méndez, Jefe del Puesto de San Andrés. En dichos documentos se agregó, además, una caracterización breve de cada individuo “peligroso”.
Tomada del Fondo Lucha Insurreccional del Archivo Provincial de Historia. Documentos 121 y 129, copiamos la “lista negra” que llegó a la alta Jefatura del Ejército.

  • De Mir: Hernán Pérez Concepción, Carlos Borjas Garcés, José de la Torriente y Mario Peña Almaguer (Mario de la Peña), junto a otro individuo informado como ratero.

  • De Cacocum: Eugenio Proenza, Rafael Batista (Fillo), Mario Serrano Machado (Alias: Mario Chiquito), Juan Matías Pérez y Rafael Arias Sanfield.

  • De Velasco: Reynaldo Llandys (Alias: El Moro), Isidoro González, David Pérez, Hernán Oliva y Alfredo Goya.

  • De San Germán: Gerardo Vásquez Sierra, Cristino Rodríguez, Inocencio Ramos, Francisco Galván y Urbano Noris.

  • De Báguano: Jorge Muriño Téllez (Alias: La Gallineta), Carlos Peña Pérez (Alias: La Perra), Vibino Teruel, Francisco Hernández y Oscar Landrove.

El 16 de mayo de 1995 el historiador Armando Cuba entrevistó al revolucionario Antonio González Feal y éste le dijo que después de muchos años pensando en informaciones que el enemigo tuvo durante la lucha, él había llegado a la conclusión de que efectivamente, pudieron haber sido penetrados por sus servicios de Inteligencia.
Por otro lado, el Jefe del Escuadrón 74 (Mayarí), comandante Pino Águila, entrevistado por el mismo historiador, dijo que él pudo infiltrar con agentes suyos el Movimiento 26 de Julio en las zonas de Cueto, Nicaro-Mayarí y Sagua de Tánamo. La información de Sagua de Tánamo, dijo, la obtenía del chofer de un camión. Y dijo, además, que ese dicho chofer se sintió descubierto por el Ejército Rebelde y por eso escapó a la zona de Guantánamo, pero igualmente sintiéndose inseguro en aquel lugar, una noche se apareció en la casa de Pino Águila en Holguín. Conversaron y el Jefe del Escuadrón 74 elaboró un informe que envió al Estado Mayor del Ejército. (No se sabe el destino del chofer).
Pero no hay pruebas que corrobore ambas informaciones anteriores. Sin embargo pudo ocurrir como mismo sucedió en otros casos. Roberto Reyes Gómez, agente del Servicio de Inteligencia del Regimiento se infiltró en la Célula del Movimiento 26 de Julio que dirigía Mario Escalona y daba cuentas de cada tarea que el grupo iba a realizar. Al triunfo de la Revolución el Agente  fue descubierto y llevado ante los Tribunales Revolucionarios que lo condenaron a muerte[1].
En igual sentido se expresan los documentos de la Causa 1020 de los Tribunales Revolucionarios, que se conserva en el Archivo Provincial de Historia. Dice allí que en octubre de 1957 fueron detenidos y llevados al Cuartel del Central Báguano los revolucionarios Antonio Vidal, Ramón Téllez y Mario Heredia, y que fue registrada la casa de Manuel Prieto Sánchez; tres meses más tarde cundo fue derrocado el Gobierno del Presidente Batista en el Puesto de la Guardia Rural de ese mismo lugar apareció un listado enviado a las autoridades con el nombre de los detenidos, a quienes se les calificaba de agentes fidelistas y los culpaban de entorpecer la zafra. Un ex soldado de la Guardia Rural en Báguano identificó al autor de la delación, a quien detuvieron y presentaron ante los Tribunales Revolucionarios, pero ese fue absuelto por falta de pruebas.
Otras de las vías a través de las que el Regimiento obtuvo información fue por delaciones de algunos revolucionarios detenidos que hablaron después que fueron sometidos a muy crueles torturas.


[1] Norte, 15 de enero de 1959. pp.1 y 4.

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