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La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

4 de febrero de 2017

Calixto García. Biografía. 48


1877, Marzo 2
Doña Lucía se puede levantar de la cama donde está, enferma y escribe a Rojas Oria, “sentada al pie del brasero y dejando con frecuencia la pluma para calentarme las manos. Cuándo querrá Dios sacarnos de esta tierra en la cual se está peor que en el mismo presidio”
1877, Marzo 5
Por los mismos días de febrero en que la madre se ha rendido al peso del frío, Calixto también enferma con dolores fuertes en el pecho y la espalda, padeciendo, además, deficientes digestiones. En esta fecha escribe por carta: “Estoy con gran dolor en la espalda, que casi no me deja escribir. Mientras no me saquen de este maldito presidio, en que cada día estoy peor, he de estar aburrido y cansado. No tengo voluntad para nada”.
1877, Abril 7
En la prisión el General se entera de la muerte de Francisco Vicente Aguilera
Calixto se entera de la muerte de Francisco Vicente Aguilera. Desde sus soledades de Pamplona, le escribe una carta a la viuda: “Ninguno en mayor grado que yo debió al general Aguilera respeto y gratitud. Iniciado por él en la gran empresa de la libertad de nuestra Cuba y mirándolo como el primer patriota, le quería como debe de quererse al hombre que nos enseña el camino de la justicia y de la gloria. Fui uno de los últimos que se honró en estrechar su mano cuando salió de Cuba”.
1877, Mayo
Al frío de Pamplona le suceden las lluvias. El puente de acceso a la ciudadela ha sido destruido. Para llegar a la cárcel doña Lucía tiene que caminar por aquel tremedal que es el foso, pero ella siempre llega, aunque sea, dice, “resbalando y dando tumbos”. No obstante los esfuerzos de la madre, el hijo queda muchos días sin comer porque Lucía, al resbalar, cae con la comida y la pierde. “Yo, cuando voy, dice Lucía, encomiendo mi cuerpo a Dios”.
1877, Julio
Cuando el frío no mortifica al prisionero, doña Lucía viaja a Madrid, para reanudar sus gestiones a favor del traslado del hijo. En 18 de julio Nicolás Sterling y Heredia le escribe a Rojas Oria: “Lucía está aquí, veremos si se puede hacer algo por el asunto del hijo”. (En esta carta le piden que haga todo lo que pueda a “Rojitas”, quien conoce a influyentes políticos españoles: Salmerón, Sagasti y Pi y Margal, todos masones que asisten a la Logia en que Rojas Oria ocupa puestos preeminentes. Pero nada consiguen).



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