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La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

27 de febrero de 2017

Yadira Rojas Espinosa: La Arqueología tiene mucho que aportarle a la historia de la ciudad de Holguín



Por: José Abreu Cardet 
Entrevista a Yadira Rojas Espinosa  (Holguín, agosto de 1985). Graduada en Historia por la Universidad de Holguín. Trabaja en la Oficina de Monumentos y Sitios Históricos. Colaboradora del Departamento Centro Oriental de Arqueología en el estudio de numerosos sitios arqueológicos
 
-¿Cómo se ha desarrollado la arqueología histórica en Holguín?
En la ciudad de Holguín encontramos nuestro primer estudio de arqueología histórica, documentado bibliográficamente, en el año 1974, realizado por la especialista Ángela Peña Obregón en el proceso de restauración en la Casa Natal de Calixto García; allí se abrieron calas en paredes y muros y se rescataron elementos que se habían perdido. En el año 1986 como parte de una restauración en el Museo Provincial La Periquera se hicieron excavaciones en el patio y el sótano, de donde se extrajo material arqueológico que hoy se encuentra expuesto en el propio museo. La Iglesia Parroquial San Isidoro conoció de los quehaceres de los arqueólogos entre los años 1994 y 1996. En el año 2009 se intervinieron al menos tres viviendas como parte del proyecto “Acercamiento a la historia temprana de Holguín”, a través de la investigación arqueohistórica de la Casa del Teniente Gobernador y otros inmuebles de los siglos XVIII y XIX de la ciudad.
-¿En qué circunstancias se desarrolla la investigación arqueológica en la ciudad? 
El proceso de intervención en inmuebles se ve afectado por factores subordinados a la disponibilidad de recursos, la planificación y la interdisciplinariedad. Los proyectos de rehabilitación urbanística en la ciudad no contemplan dentro de su plan de acción la actuación arqueológica, lo que permite de cierta manera tan solo el rescate o salvamento de material arqueológico, que queda en gabinete para un posterior estudio. Atendiendo a la importancia de la arqueología como vía para obtener conocimiento de los procesos socioculturales ocurridos, el trabajo debería hacerse de modo controlado y planificado. Es decir, realizando primero una debida revisión y selección de fuentes documentales que nos hable de los momentos de habitación del inmueble, sus propietarios, o sea, tener una información base para saber el tipo de evidencia que pueda aparecer en los distintos contextos. Luego se realizaría la prospección y levantamiento topográfico del sitio y la excavación como tal. Estos procesos, muy básicos, se ven lamentablemente afectados por una planificación restauradora a nivel gubernamental que no toma en consideración los criterios de especialistas en temas patrimoniales ni de los arqueólogos.
 
-¿Qué tipo de materiales arqueológicos se han obtenido en el área fundacional del pueblo de Holguín?
Son muy diversos. Por ejemplo, los trabajos de salvamento de material arqueológico en la casa de Miró 203-205 comenzaron a partir del 11 de septiembre de 2014, después del reporte de materiales antiguos en la intervención arquitectónica que se realizaba en el inmueble, y considerando la ubicación del mismo dentro de la Plaza Parroquial, sitio fundacional. Sus elementos arquitectónicos representativos han sido tapiados con madera (arcos de medio punto y vanos), otros han sido añadidos. Aún conserva la carpintería original de maderas preciosas, con tirantes pareados y lacerías de influencia rococó, el diseño de fachada original está protegido por un alero de tornapunta. Para el año 1833, como parte de un testamento, es mencionada la casa, propiedad de un miembro de la familia Íñiguez. Juan Antonio Íñiguez expone que por motivos de enfermedad y no tener sucesión la deja a su madre Ana Luisa León.
Aunque el contexto en que se trabajó estaba totalmente alterado, se rescató la mayor cantidad de material posible, se contabilizaron 1 982 piezas arqueológicas procedentes del patio y del interior de la vivienda; en el patio se descubrieron varios niveles de piso y al menos dos letrinas. Las piezas rescatadas estaban deterioradas y fragmentadas, pero fue posible reconocer una tecnología de confección similar a los ceramios encontrados anteriormente en los inmuebles cercanos: superficies alisadas, piezas de color oscuro por el hollín, tamaños que van desde pequeños a medianos, con espaldares curvos y rectos, bordes circulares y semicirculares, fragmentos de vasijas cerradas y globulares, pasta granulosa y que muestran buen acabado. Ciertos elementos nos hacen pensar, con atrevimiento, en la existencia de una industria alfarera con un sello distintivo. Esta colección aparece junto a material europeo en el que se destacan las mayólicas españolas tempranas, mayólicas mexicanas, cerámica ordinaria bruñida pintada o con engobe México pintado, material lítico con elaboración secundaria a partir de tecnologías aborígenes y una boca de jarra de aceite con características del estilo temprano. La continua aparición de este tipo de material en el centro histórico de la ciudad nos obliga a ver el fenómeno en su conjunto, pensando en la posibilidad de que en la comarca estuviese sucediendo un proceso histórico y cultural formativo desde el siglo XVII.
-¿Qué investigaciones se están llevando a cabo actualmente?
A partir del año 2013 la Oficina de Monumentos y Sitios Históricos de Holguín comienza un proyecto investigativo nombrado “Hatos Fundadores: un estudio desde la historia y la arqueología”, con el objetivo de determinar la contribución cultural de los primeros hatos en la región nororiental holguinera entre 1545 y 1700. La novedad científica fue utilizar la arqueología para tratar de ubicar geográficamente los centros de estos primeros hatos, analizando el contexto arqueológico de dichos lugares. Los sitios propuestos para explorar serían El Yayal, Las Guasumas, Managuaco, Uñas, Cacocum y Holguín.
Es notable la curiosidad que manifiesta el hombre por conocer lugares que desempeñaron un papel específico en la fundación de un pueblo o ciudad. En la década de los 80 del siglo pasado se realizó una expedición cubano-soviética para tratar de ubicar y legitimar la ubicación de la encomienda perteneciente al padre Las Casas cerca del río Arimao en la zona de Jagua, desde entonces el arqueólogo cienfueguero Marcos Evelio Rodríguez Matamoros ha tratado de caracterizar el temprano contacto indoeuropeo. Asimismo ha ocurrido con Pueblo Viejo, en Camagüey, donde un equipo con el investigador Iosvani Hernández al frente exploró y estudió profundamente un yacimiento cercano a la bahía de Nuevitas para confirmar o descartar la primera localización de la villa Santa María del Puerto del Príncipe. En estos momentos investigadores habaneros están tratando de encontrar el sitio de fundación de la villa San Cristóbal de La Habana en la costa sur del territorio.
En el caso holguinero en mayo del 2013 la Oficina de Monumentos y el Departamento Centro Oriental de Arqueología exploraron el sitio El Yayal y se comprobó la existencia de material en superficie en una locación que se creía estéril. Apoyados en la memoria histórica popular los arqueólogos e historiadores localizaron en un sitio nombrado La Escondida del Naranjo evidencias del siglo XVIII en superficie, que por la ubicación cercana al río las Guasumas, características naturales y semejanza con la descripción que ofrece el obispo Morel de Santa Cruz, se piensa estén relacionados con el sitio Las Guasumas. En julio de 2014 se exploró y excavó el área de Managuaco por un equipo de especialistas liderados por el doctor Roberto Valcárcel Rojas, arqueólogo del Departamento Centro Oriental de Arqueología. Esta institución desarrolla el proyecto Cultura Material en entornos de interacción indohispana, dirigido por Valcárcel, que también nos está acercando a detalles importantes de este asunto.
La historiografía alega la existencia de primitivos asentamientos, encomiendas o haciendas que posteriormente darían lugar a extensos hatos de explotación ganadera. El temprano repartimiento de las tierras al norte de la jurisdicción bayamesa denuncia una apertura y afianzamiento de la experiencia hatera. Se conoce que en 1527 Diego de Ávila tenía una naboría en Banes y que otra naboría, primeramente de Alonso de Mendoza y Juan Mosquera, era poseída al 50% por Manuel de Rojas. Para 1538 existía una encomienda en Alcalá, propiedad de Lope Hurtado, funcionario de la ciudad de Santiago de Cuba. La arqueología ha demostrado con evidencias materiales un temprano contacto indohispano en el sitio El Yayal. Creo que este sitio fue sede de la encomienda de Bartolomé de Bastidas para luego pasar a manos de García Holguín y Diego de Lorenzana. El centro del hato de Holguín pasa en 1545 para el paraje de Cayo Llano, donde hoy se encuentra la ciudad. En 1598 el capitán Lizana Luyando solicita al cabildo santiaguero el amojonamiento de sus hatos de Barajagua, merced que se le había otorgado a los originarios pobladores de Cuba, según el texto de Ángela Peña sobre la Virgen de la Caridad. La merced del hato de Cacocum en 1599 cerraría la distribución de las tierras de la extensa área al norte de la villa bayamesa. Para valorar estos acontecimientos claves en la historia holguinera, sin dudas hay que conectar la historia con la arqueología.
-¿Cómo han contribuido los resultados obtenidos hasta el momento a la interpretación de la historia temprana de la ciudad?
En algo más de una década han sido recurrentes los hallazgos, principalmente en el centro histórico de la ciudad de Holguín, de una cerámica de barro oscura con muestras de haber sido confeccionadas con técnicas aborígenes, asociada a materiales europeos y mexicanos de los siglos XVI, XVII y XVIII, conocida como cerámica de tradición aborigen. La sistematicidad que se ha logrado en los proyectos investigativos, donde se dan la mano especialistas del Departamento Centro Oriental de Arqueología del Ministerio de Ciencia y tecnología y los de la Oficina de Monumentos y Sitios Históricos, ha demostrado la supervivencia del indio y su adaptación a una sociedad en evolución, viviendo a su ritmo social, apegado a las manifestaciones de una cultura material propia, en la medida en que la dinámica colonial se lo permitía.
Es clave la abundancia de material arqueológico, que tiene mucho que decir en cuanto al desarrollo económico y social de nuestra ciudad. Este nos acerca a una presencia poblacional, si no a principios del siglo XVII, sí en la segunda mitad del propio siglo. Las fuentes primarias de los siglos XVI y XVII son pocas, por tal razón la arqueología es tan necesaria. Esta ha brindado datos que describen una sociedad criolla con patrones culturales en pleno desarrollo, donde conviven el blanco, en muchos casos perteneciente a la clase hacendístico-ganadera, el indio y sus mestizos, que al parecer logran conservar elementos de su cultura material, pardos y morenos libres, y el negro esclavo.


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