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La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

20 de febrero de 2017

José Agustín García Castañeda, nombre ilustre de la arqueología holguinera, cubana



Por: Isaíris Rojas París y Margarita París Johnson   

El territorio holguinero es un espacio de relevancia en el panorama patrimonial y arqueológico cubano y caribeño. Uno de sus estudiosos en el campo de la arqueología durante el período republicano fue el doctor José Agustín (Pepito) García Castañeda (Holguín, 1902-1982), a quien se le debe en gran parte el conocimiento del patrimonio arqueológico de Holguín y muchas de las investigaciones publicadas durante dicha época sobre la región.

García Castañeda nació en una familia en la que se cultivaba el amor a la naturaleza y a las ciencias. Fue uno de los siete hijos del matrimonio compuesto por Eduardo García Feria, profesor de Matemáticas, y Mercedes Castañeda Mayasén. Creció observando a su padre organizar en su propia casa el Museo García Feria y eso determinó su futuro desempeño. Su infancia se desarrolló en su tierra natal; aquí realizó los estudios desde la primaria hasta la segunda enseñanza. En 1923 se graduó en Derecho Civil en la Universidad de La Habana y de la capital retornó para ser profesor fundador del Instituto de Segunda Enseñanza Enrique José Varona de Holguín, entre 1936 y 1967. Su preparación le permitió impartir varias asignaturas, entre ellas Zoología, Nociones de Biología, Mineralogía, Botánica, Anatomía y Geología. En 1937 fue nombrado ayudante de museo y laboratorio de dicha institución. Bajo su dirección el museo escolar llegó a ser considerado el más importante de la ciudad en todo el período republicano, convirtiéndose en eficaz complemento de las clases impartidas. Asimismo García Castañeda creó el laboratorio experimental del Instituto, lo que le permitió desarrollar las clases con mayor cientificidad. Al morir su padre en 1941 asumió la dirección del Museo García Feria. A la vez, a partir de 1945 fue nombrado Archivero Municipal del Ayuntamiento, cargo honorífico que desempeñó hasta principios de la década del 70. En 1973 se trasladó definitivamente al Museo Provincial La Periquera, donde ocupó el cargo de Catalogador Docente e Historiador. 

Eduardo García Feria

El hecho de permanecer por mucho tiempo en ese lugar le proporcionó la oportunidad de relacionarse con distintos documentos de los que logró una vasta información relacionada con la localidad de Holguín. En reconocimiento a sus méritos el 22 de diciembre de 1967 recibió la Orden Nacional por más de 25 años de servicio en Educación, que le otorgaron la Central de Trabajadores de Cuba y el Ministerio de Educación. Igualmente el Comité Ejecutivo de la Asamblea Provincial del Poder Popular acordó entregarle el Hacha de Holguín, máximo símbolo local, el 23 de septiembre de 1981. Murió el 3 de noviembre de 1982, en su tierra natal, donde descansan sus restos mortales.

Sin formación académica especializada en ninguna de las disciplinas en las que incursionó, se dedicó a estudiar y redescubrir su entorno natal. Sus aportes investigativos son esenciales para caracterizar al Holguín de los siglos XV al XX y actualmente sirven también de base para nuevas investigaciones realizadas en el territorio.

Colección García Feria

Todo su trabajo está estrechamente relacionado con el Museo García Feria, fundado por su padre a inicios del siglo XX y al que García Castañeda contribuyó en la conformación y organización de toda su colección. Esa consistió en su mayoría en piezas indígenas obtenidas en áreas de Holguín y Banes, a inicios de los años 40 del siglo XX llegando a ser una de las importantes en Cuba.

Dos elementos distintivos de la colección García Castañeda contribuyó a conformar fueron la catalogación científica de las piezas arqueológicas obtenidas, su estudio y la publicación de investigaciones sobre sus exploraciones y excavaciones.

Cornelius Osgood, curador del Museo Peabody de Historia Natural de la Universidad de Yale, EUA, le dijo a Pepito sobre su colección: “Estoy muy complacido por haber conocido la colección que Vd. y su padre han organizado, y la considero como uno de los más extraordinarios logros de la arqueología en Cuba”[1] (Cornelius Osgood, carta enviada a García Castañeda con fecha 1ro de julio de 1941. Museo Provincial La Periquera) (Traducción de las autoras).

Además de vincularse con las escuelas de la región para apoyar el proceso de enseñanza, el museo se convirtió en un centro cultural ubicado en el centro de atención de los holguineros; a ello debe sumarse que García Castañeda siempre consideró como una responsabilidad del museo que dirigía el estudio de sus piezas y la socialización de esas investigaciones, por lo que, firmadas a nombre de la institución, publicó varios trabajos, en su mayoría conocidos como Notas Arqueológicas del Museo García Feria”.

En un segundo momento, al incorporar la idea de que también debía instruir y educar a la población de la cual formaba parte, García Castañeda convirtió en Notas del Museo García Feria los trabajos presentados en congresos y concursos.

Todos estos materiales se imprimieron en mimeógrafos o imprentas de la ciudad y se repartieron gratuitamente entre sus amistades, investigadores, arqueólogos, los museos, bibliotecas e instituciones culturales nacionales y extranjeras. 

García Castañeda inaugura el Museo de Historia Natural de Holguín

Al triunfo de la Revolución donó parte de sus colecciones al Museo Nacional de Historia Natural, y el resto sirvió de base para la fundación de los primeros museos públicos en Holguín: el Museo de Historia Natural Carlos de la Torre y Huerta (1969) y el Museo Provincial La Periquera (1976).

Los inicios de García Castañeda en la actividad arqueológica datan de finales de la década del 20 del siglo pasado, que fue cuando se dedicó a realizar excavaciones para que su padre realizara la clasificación y catalogación de las piezas localizadas; sus primeros trabajos de excavación y estudio de un sitio arqueológico fueron en el cerro de Yaguajay.

Fue delegado por la provincia de Oriente de la Comisión Nacional de Arqueología (CNA) desde su fundación en 1937, y, por tanto, le correspondió investigar en varias ocasiones sobre excavaciones no autorizadas o posibles acaparamientos de vestigios aborígenes por extranjeros o la aparición de falsificaciones de objetos. En 1941 la CNA fue reorganizada y tomó el nombre de Junta Nacional de Arqueología y Etnología (JNAE), García Castañeda se convirtió en miembro por derecho propio de esta última. En 1942 fue electo Miembro Titular de la JNAE en la vacante ocurrida por el fallecimiento de su padre el año anterior.


Consciente de que carecía de la preparación teórica necesaria, se mostró deseoso de superarse y especializarse en Arqueología. Es así que solicitó, en 1938, una Beca Guggenheim. Al conocerse de la solicitud de García Castañeda, este recibió aliento y estímulo de sus conocidos y compañeros de labor:

Aplaudo tu propósito de aspirar por la Beca Guggenheim, deseándote de todo corazón que la consigas, para que te hagas un arqueólogo en firme, ya que te la mereces por tu dedicación y descubrimientos. (René Herrera Fritot, carta a García Castañeda con fecha 5 de febrero de 1938. Museo Provincial La Periquera)

Quedo bien enterado de sus propósitos si logra la beca de la Fundación Guggenheim, alegrándome haya escogido el tema que me indica: de esa manera se beneficiará el conocimiento que vamos teniendo sobre la vida de nuestros aborígenes. (…) Me alegraré, y se lo expreso con toda sinceridad, que obtenga la beca que solicita, y pueda así dedicarse con más entusiasmo a sus trabajos científicos predilecto. (Arístides Mestre, carta a García Castañeda con fecha 8 de marzo de 1938. Museo Provincial La Periquera)

Sin embargo, contra todos los pronósticos, no le fue otorgada la tan añorada beca.

A pesar de que el centro de su trabajo fue su provincia natal, García Castañeda también cumplió con las comisiones que le fueron asignadas en 1939 por José María Chacón y Calvo, director de Cultura de la República de Cuba, para estudiar las colecciones arqueológicas del Museo Bacardí (Santiago de Cuba) y de los Exploradores de Antilla, y realizar excavaciones arqueológicas en Pinar del Río.

En 1941 los reconocidos arqueólogos norteamericanos Cornelius Osgood e Irving Rouse visitaron Cuba como parte del Programa Antropológico Caribeño (CAP) de la Universidad de Yale. A partir de los resultados del trabajo de campo desarrollado fueron publicadas dos monografías fundamentales sobre la arqueología de las Antillas Mayores: “La cultura ciboney de Cayo Redondo” (Osgood, 1942) y “Arqueología de las Lomas de Maniabón” (Rouse, 1942).
En su trabajo, Rouse afirma que eligió el área oriental del país  porque era una de las zonas de mayor actividad arqueológica, y donde existía un antecedente memorable en el trabajo realizado por Harrington, publicado en 1921, y también el de varios otros arqueólogos que habían trabajado en la región y por tanto había  numerosos sitios arqueológicos que habían sido identificados y además se contaba con varias colecciones que le permitirían completar su trabajo. Asimismo Rouse agradece la colaboración de García Castañeda que fue quien lo condujo a los sitios arqueológicos localizados en Holguín y Gibara, le facilitó copias de sus numerosas publicaciones, incluso algunas inéditas sobre sitios en Banes, y participó en una de sus excavaciones. No menos importante es saber que varias de las fotografías que ilustran el texto de Rouse fueron proporcionadas por García Castañeda (Rouse, 1942: 6)

 Aun cuando Rouse menciona en su texto el trabajo realizado por varios arqueólogos, aficionados y profesionales, es García Castañeda uno de los que más constantemente se mencionan, y no podía ser diferente porque gran parte de la labor del arqueólogo norteamericano fue el estudio de objetos pertenecientes a la colección García Feria. Eso, obviamente, es prueba de la calidad y el alto grado de competencia que se le reconocía por autoridades de la disciplina, entre ellos el propio Rouse.

García Castañeda participó en varios eventos nacionales e internacionales sobre arqueología, entre ellos la Primera Conferencia Internacional de Arqueólogos del Caribe (Honduras, agosto de 1946), y la Mesa Redonda de los Arqueólogos del Caribe, organizada en 1951 por la Sociedad Colombista Panamericana, la Junta Nacional de Arqueología y Etnología, la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana y el Grupo Guamá. También en los primeros seis Congresos Nacionales de Historia (1942-1947) donde siempre presentó trabajos relacionados con sus estudios arqueológicos en la región holguinera.

Entre 1923 y 1949 publicó 51 trabajos relacionados con sus investigaciones arqueológicas, entre los que se distinguen:

    
     →Notas Arqueológicas del Museo García Feria: serie constituida por trabajos cortos, reproducidos en mimeógrafo, escritos y publicados entre 1937 y 1943. estos generalmente se dedican a presentar objetos de la colección García Feria o comentar las excavaciones realizadas. Asimismo contienen textos e imágenes, que en muchos casos son dibujos hechos por el propio arqueólogo, y en ocasiones son planos de la ubicación geográfica de los sitios analizados. Su intención comunicativa principal es la divulgación, por lo que los ejemplares eran enviados a investigadores e instituciones nacionales y extranjeros de manera gratuita.

     →Notas del Museo García Feria: son folletos publicados entre 1942 y 1947 en los que aparecen resultados de investigaciones, de ahí que tienen un mayor nivel de complejidad. En muchas ocasiones se incluyen imágenes y dibujos para complementar las ideas desarrolladas por el autor. Estos, generalmente, habían sido escritos para presentarlos en eventos científicos.

     →  Artículos aparecidos en publicaciones periódicas de rigor científico, como la Revista de Arqueología y las Memorias de la Sociedad Cubana de Historia Natural, que aún son de imprescindible consulta, en tanto ofrecen datos de primera mano sobre sitios arqueológicos de gran significación, muchos de ellos hoy destruidos (Ver García Castañeda 1938, 1941, 1942, 1949).

Desde la segunda mitad de la década del 40 del siglo pasado García Castañeda analizó aspectos de las relaciones entre indígenas y europeos a partir del estudio de materiales hispanos obtenidos en sitios arqueológicos indígenas. Inicialmente (1947) concluyó que, aun cuando pudo comprobarse la convivencia entre ambos grupos culturales, no llegó a producirse una transformación real del indígena por su completa desaparición física. Sin embargo en anotaciones suyas hechas treinta años después de revisar documentos de los siglos XVIII y XIX, afirma que el indio sobrevivió a la conquista.

Un periódico de Banes da cuenta de un hallazgo en Barajagua conseguido por el Dr. pepito García Castañeda

Por otro lado García Castañeda sostuvo un amplio intercambio epistolar con especialistas de la disciplina, que se conservan en su mayoría en el Museo Provincial de Holguín, Cuba, La Periquera. Son los remitente los miembros del grupo Guamá; los coleccionistas privados de todo el país, entre ellos Pedro García Valdés, Juan Cross Capote y Augusto Fornagueras; representantes de instituciones nacionales y extranjeras y aficionados. Esas relaciones, indudablemente, enriquecieron su preparación personal, consolidaron su trabajo y propiciaron el intercambio de piezas arqueológicas para completar y enriquecer colecciones.

La mayoría de las cartas que se conservan fueron escritas entre los años 1942 y 1951, que es la misma etapa en que hizo sus principales publicaciones y cuando mayormente asistió a eventos científicos.

En las cartas conservadas están escritas las favorables opiniones de especialistas de la época sobre García Castañeda y la labor que realizaba:

En la Comisión hay actualmente cuatro arqueólogos que son además infatigables exploradores o excavadores. Realizan estos trabajos sin retribución alguna y empleando en ello no solo su tiempo y sus conocimientos, sino también su dinero; (…) sin otro meritísimo objeto que el de aumentar los hallazgos arqueológicos en nuestra Patria. Son ellos René Herrera Fritot, José A. García Castañeda, Felipe Pichardo Moya y Pedro García Valdés. (Azcárate y Rosell, carta fechada en 1938. Museo Provincial de Holguín, Cuba, La Periquera)

Eres merecedor de una entusiasta felicitación por tu labor arqueológica. Recíbela muy efusiva de quien te admira por tu constante actuación en ese ingrato campo; pero indudablemente lleno de felices momentos y de hondas satisfacciones. (…) He recibido con mucho gusto tus “noticas”, como modestamente las llamas; pero que para mí son páginas brillantes del proceso arqueológico de Cuba, porque van sacando de la obscuridad (Sic) de la tierra esos primorosos regalos que constituyen parte muy principal de la cultura indígena cubana. (…) Tanto me agradan que, al amparo de tu bondad, te exijo que me mandes todas las que hagas, pues las considero de gran importancia. (Pedro García Valdés, carta fechada en 5 de julio de 1938. Museo Provincial de Holguín, Cuba, La Periquera)

Me han interesado mucho todos sus trabajos y he de aprovecharlos cuando haga un par de capítulos adicionales a mi obra arqueológica. No sé aun cuando podrá ser, porque tengo otras cosas en el telar y no quiero interrumpirme; pero cualquier día tendré una escapada para escribir unas cuantas páginas de arqueología y entonces tendré muchísimo gusto en poner de relieve toda su labor. (Fernando Ortiz, carta fechada en 18 de febrero de 1939. Museo Provincial de Holguín, Cuba, La Periquera)

Te considero no solo como uno de los excavadores más valiosos que tenemos, sino también creo que tus descubrimientos han abierto valiosos horizontes. (Rafael Azcárate y Rosell, comunicación personal, 25 de octubre de 1941. Museo Provincial de Holguín, Cuba, La Periquera)

Todos los anteriores elementos ratifican la condición de “Arqueólogo local” a  García Castañeda otorgada por el Dr. Roberto Valcárcel Rojas (García Castañeda, 2014: 14-15) y que las autoras de este trabajo consideran esencial para comprender el carácter científico de la labor por él realizada:

A pesar de no poseer una formación arqueológica profesional, García Castañeda consiguió una visión del patrimonio precolombino del nororiente cubano que fue reconocida por la mayoría de los especialistas nacionales y extranjeros de la época.

(…) Su trabajo contribuyó a hacer de Banes y Holguín puntos de referencia para entender el patrimonio arqueológico indígena de la Isla y creó entre muchos holguineros un sentido de respeto por esta parte de nuestra historia.

Quien desee acercarse a la historia arqueológica del territorio holguinero no podrá obviar la labor realizada por el Dr. José Agustín García Castañeda, heredero y continuador de la colección que inicialmente organizó su padre y que él enriqueció con piezas indígenas localizadas en zonas aledañas. A él se le debe una notable contribución al rescate de la identidad holguinera.  



[1] Esta y otras informaciones relacionadas con la colección y criterios sobre el trabajo de García Castañeda, fueron obtenidas de los siguientes fondos documentales: Museo Provincial La Periquera: Fondo Correspondencia, Colección García Castañeda y Fondo Documentos escritos por José Agustín García Castañeda, Colección García Castañeda. Y así mismo en el Fondo García Feria, Museo de Historia Natural Carlos de la Torre y Huerta; en el Fondo José Agustín García Castañeda, Museo Casa Natal de Calixto García; y en el Fondo José Agustín García Castañeda, Biblioteca Provincial Alex Urquiola, Holguín.


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