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La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

8 de febrero de 2017

Calixto García. Biografía. 52



Francisco Sellén, Leocadio Bonachea, Natalio Argenta
Numerosos emigrados visitaban la casa de Calixto casi diariamente. Francisco Sellen llegaba todos los domingos y a Leocadio Bonachea se le podía ver a menudo. Este último impresionó a los niños por su legendaria figura, “limpio, elegante, cortes". Juan Arnao y Alfonso también “visitaba nuestra pobre vivienda, permaneciendo largas horas escuchando los desvaríos de cubanos exaltados sin interrumpirlos”, dice Carlos García Vélez.
En una ocasión, en gesto de congratulación con la sufrida prole del general, Arnau escribió una poesía en la libreta de Leonor.
Otro que fue visita continua era el italiano Natalio Argenta, quien había combatido bajo las órdenes de Garibaldi por la unidad italiana. Posteriormente Argenta se unió al movimiento revolucionario cubano y se convirtió voluntariamente en ayudante y guarda espaldas de Calixto. Sus visitas a la casa del General fueron tan frecuentes que se convirtió en un miembro más de la familia.
1879, Agosto 24
Comienza la nueva guerra
Se inicia la nueva guerra en Cuba. (Ese es un levantamiento apresurado al que se ven obligados los complotados para evitar la prisión de jefes principales que estaban en Cuba)
1879, Septiembre 19
Calixto está en Jamaica donde se entrevista con Antonio Maceo y luego dirige un manifiesto a sus compatriotas: “en los campos de Cuba ondea nuevamente el glorioso pabellón de Yara. La libertad es el bien supremo de los pueblos y solo la obtienen los que la merecen haciendo sacrificios por ella”
     1879/1879
Septiembre 25
Goyo Benítez
Diferencias entre el Comité Revolucionario y Antonio Maceo hacen que el jefe de la vanguardia de Calixto durante la guerra chiquita sea Gregorio [Goyo] Benítez, quien sale para Cuba en esa fecha, a las dos de la madrugada. Desembarca y muy pronto sus hombres comienzan a subir las lomas de la Sierra Maestra. En la expedición venían el brigadier Miguel Ramos, los coroneles Salvador Rosado, Marcelino Quesada y José Medina, los comandantes Ramón Gutiérrez, M. López y Plutarco Estrada, capitán M. Cruz, los tenientes Juan Rodríguez y Nicolás Ramírez, los alfereces Leonardo Rodríguez y Justo Prendes, los cabos Antonio y Julio Pavón y José Ramírez y el soldado D. Castillo[1].
1879, Septiembre  29
El general García todavía está en Kingston, Jamaica, pidiéndole dinero a Bavastro, pero no encuentra los recursos que necesita en Jamaica y por ello parte, vía marítima, a Nueva York.
1879, Noviembre 7
Ese día se fecha una carta desde Samaná dirigida a Calixto respondiendo una del General de 20 de octubre, en la que le dicen: “En su citada nos indica que para transportarnos a Cuba debemos ponernos a las órdenes del General Maceo”. (Lo que demuestra que Calixto pensaba enviar a Maceo a Cuba como parte de la vanguardia, solo que el general García cambió de criterio y envió Goyo Benítez).
1879, Noviembre 13
Calixto viaja a Cayo Hueso buscando recursos. Cuando llega a las seis de la mañana, lo esperaban en el muelle numeroso grupo de cubanos. Por la noche le ofrecen un banquete y un baile.
Dice Lamadriz: “El hombre ha hecho una impresión favorable, pero aún así hemos tenido que discursear hasta por los codos”.
Calixto estuvo en el Cayo hasta el 12 de diciembre. Desde allí le escribe a Bavastro: “Yo marcho a Cuba de todos modos; es preciso que no descanse Vd. un momento a ver si puede remitirme recursos”.
1879, Diciembre 15
El general va a Jacksonville y desde allá escribe a José Dolores Poyo, que está en Cayo Hueso: “Yo marcho a Cuba de todos modos, es preciso que no descanse usted un momento, a ver si pueden remitirme recursos para abreviar mi salida hacia Cuba”
1879, Diciembre 21


En esta fecha el General escribe desde Nueva York a Bavastro: “Yo debo salir para Cuba en el mes de enero y debo llevar algo con que dar fuerza a la Revolución.  Yo marcho de todos modos, pero desearía llevar los mayores recursos posibles ”
Dos espías al servicio de España
Hasta Nueva York habían seguido al general y a su comitiva dos espías al servicio de España. Cuéntale Calixto a Bavastro que su amigo (guardaespaldas), Natalio Argenta quería matar a uno, pero que él se lo prohibió, autorizándolo a que si el espía seguía molestando, le diera unos golpes.
En esa misma fecha escribe el general a Manuel Arango: “Durante mi estancia en Cayo Hueso no tuve tiempo ni para rascarme la cabeza. Me prometo estar muy pronto en los campos de Cuba. Sobre mí pesa una inmensa responsabilidad, pues los que están en el campo salieron obedeciendo órdenes mías y yo no puedo ir porque los recursos exiguos que se recogen son para armar fracciones de expediciones”. Luego lo felicita por el éxito del Club que dirige y le dice: “no sé por qué, pero nunca me han gustado los viejos. Aunque yo ya lo soy, mi corazón es muy joven”[2]
1880, Enero 7
Carta del general a Bavastro: “Mi marcha será pronto, pues lo que me falta para salir espero tenerlo antes de 15 días. Con esta fecha paso comunicaciones a los clubes de Kingston para que pongan a disposición del general Bonachea los elementos de guerra que puedan disponer”
1880, Enero 19
En repuesta a una comunicación de Bavastro que lo pone en aviso de los trabajos de la inteligencia española, le dice el general: “Le agradezco el aviso que me da, pero yo tengo tanta fe en mi buena estrella que creo no me he de morir hasta que no me de la gana”.
1880, Enero 20
Carta del general a José Dolores Poyo, que se encontraba en Cayo Hueso: “marcharé por reducidos que sean los recursos que allegue… iré solo por cumplir con mi deber”[3].
Durante este periodo, el gobierno español, tratando de comprar al general, envía a Federico Incháustegui, quien está veinte días al lado de Calixto, pero nunca le hace la proposición “porque el agente estaba convencido de que no era digno ni conveniente hacérsela[4]



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[1] Calixto sancionó a Maceo, que había dado las armas que tenía bajo su protección a los patriotas del Perú y por eso no fue el General Antonio el jefe de la avanzada. (Por lo menos esa es la causa visible, aunque había miembros del Comité que no querían a Maceo e influyeron en la decisión de Calixto), esa decisión determinó el fin abrupto y prematuro de la Guerra que empezó por el Oriente de Cuba donde era Maceo el jefe natural. Goyo Benítez era un total desconocido en Oriente. Recién llegado él trató de regar el fuego de la guerra por el territorio oriental, pero como no encontró apoyo, decepcionado, fue a su provincia camagueyana. Pero allá no encontró soldados y cayó prisionero.

[2] El General acababa de cumplir 40 años.

[3] Dicen los detractores del General que aquel llegó tarde a la guerra que él mismo preparó, como si hubiera podido llegar antes.

[4] Los agentes secretos de España informaron a su gobierno que el general, con la vestidura del mendigo, fue de puerta en puerta pidiendo para la revolución y que solo pudo recaudar $ 2,031.

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