Por
Alexis Rojas Aguilera
Publicado
en el Periódico ¡Ahora!, el Sábado, 11 Julio 2015
La
provincia de Holguín, territorio de más de 9 mil kilómetros cuadrados, atesora
228 sitios arqueológicos de los 3 mil 180 reportados en Cuba hasta el año 2012,
algunos de ellos categorizados como monumentos locales e incluso como
monumentos nacionales, entre estos últimos destacan, El Chorro de Maíta,
Farallones de Seboruco, Barajagua y Cayo Bariay, los cuales forman parte de
conjuntos con este estatus.
Adisney Campos Suárez |
Adisney
Campos Suárez, del departamento de Arqueología del Centro de Investigaciones y
Servicios Ambientales y Tecnológicos (CISAT) de la ciudad de Holguín, añadió
que este patrimonio resulta particularmente notable por su diversidad
tipológica y de filiaciones culturales.
El joven
especialista, de 28 años, agregó que 18 de esos sitios confirman su condición
de Protoagricultores, 62 son de Cazadores, 67 de Pescadores Recolectores y 82
de Agricultores Ceramistas, (ese grupo humano era el más avanzado
culturalmente).
Por ello
la provincia ocupa un lugar privilegiado en el entorno arqueológico de la Isla
y además porque sus testimonios del pasado se ubican en zonas de gran
diversidad paisajística, hidrográfica y climatológica, entre ellas, las alturas
de Maniabón y las de Nipe-Sagua-Baracoa, y las llanuras del Cauto y Nipe.
Espacios
esos donde hay una poderosa red de ríos (Mayarí, Gibara, Sagua de Tánamo,
Tacajó), ricas costas con singulares bahías adosadas (Gibara, Banes y Nipe,
entre otras), suelos útiles para la agricultura y clima tropical húmedo con
periodos definidos de mayores y menores precipitaciones.
Adisney junto a uno de los más importante expertos del Departamento Centro Oriental de Arqueología, Juan Guarch Rodríguez |
Estas
características, razonó Adisney, influyeron para que el hombre habitara la
región milenios antes de la llegada de Cristóbal Colón y se mantuvieran en ella
hasta su arribo en 1492 e incluso una parte resistiera el encontronazo cultural
y se asimilara y fusionara para llegar sus vestigios a nivel cultural y
genético hasta el presente.
En el
caso de Holguín, apuntó, la mayor presencia de aborígenes se vincula con los
grupos dedicados a la agricultura y la alfarería, principalmente en los
municipios de Holguín, Báguano, Antilla y Banes, mientras los cazadores se
situaron sobre todo en el municipio de Mayarí y los de tipo Protoagricultores
en los municipios de Mayarí y Gibara, justo los más antiguos pobladores, quizás
de hasta ocho mil años Antes del Presente.
Indicó asimismo
que los lugares con evidencias son diversos, por ejemplo, existen siete cuevas
ceremoniales, 11 cuevas funerarias, dos cuevas ceremoniales y funerarias, 14
cuevas habitacionales, cuatro cuevas habitacionales y ceremoniales, 110
paraderos y 80 sitios de habitación.
De mayor
importancia resulta la presencia de los sitios habitacionales, ubicados en su mayoría
en el municipio Banes (una razón para ser la Capital Arqueológica de Cuba), los
cuales por su función, extensión y riqueza de evidencias resultan claves para
entender las formas de vida de estas sociedades, señaló.
Graduado
de Licenciado en Historia, en la Universidad Oscar Lucero Moya, en 2011, Campos
Suárez resaltó que “gran parte de la visión que sostiene la arqueología cubana
actual, se levanta desde el estudio de sitios ubicados en Holguín”.
También
ponderó en tal sentido la excepcionalidad de muchos de los objetos encontrados
en la provincia, entre ellos, la gran colección de ídolos y objetos de adorno
personal y uso ritual que cuida el museo Baní (en Banes), o de piezas de
carácter único, como el hacha ceremonial antropomorfa (Hacha de Holguín,
símbolo del territorio) aparecida cerca de la Ciudad.
Este
patrimonio admirable, aseveró, guarda aun muchas sorpresas, como indica el
reciente hallazgo de las pictografías de la Cueva de Los Panaderos en Gibara y
un espectacular mural pictográfico en el cerro de Yabazón.
También
llamó la atención sobre la existencia de 26 sitios arqueológicos aborígenes que
poseen material europeo, la mayor cantidad en todo el país; esto habla de
transculturación, asimilación, inserción aborigen en los espacios coloniales.
“De hecho, convierte a Holguín en un espacio clave para el abordaje de este
tema ampliamente expuesto por el Dr. Roberto Valcárcel”.
Igualmente
dijo que, desde la arqueología, el hombre aborigen proyecta tradiciones
culturales y otros elementos esenciales para entender la identidad del cubano
en aspectos que la historiografía nacional hasta ahora no fue capaz de
resolver.
A modo
de ejemplo, Adisney señaló que el universo aborigen subsiste en la toponimia
holguinera a pesar de las interferencias lingüísticas y la transculturación,
algo evidente en un legado patrimonial intangible que muestra 234 vocablos de
filiación aruaca, entre otros aspectos culturales.
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