El
sitio arqueológico El Chorro de Maíta se ubica en la ladera este del Cerro de
Yaguajay, a una altura de 160 metros sobre el nivel del mar y a 4.7 kilómetros de
la costa en línea recta, en territorio del antiguo barrio Yaguajay, hoy parte
del barrio Chorro de Maíta en el Consejo Territorial Yaguajay, del municipio
Banes, provincia Holguín.
Actualmente
el lugar está cortado en dirección este-oeste por un camino iniciado en la
carretera Banes-Guardalavaca, el cual asciende por la ladera del cerro hasta el
manantial de Chorro de Maíta y continua hacia la cima de la elevación.
Poblado y uso actual de los espacios en el sitio El Chorro de Maíta y áreas próximas. |
En
el sitio predominan los suelos calizos pardos sobre una base de caliche que
aflora en los puntos más erosionados. En las zonas altas, donde comienza el
ascenso a la cima del cerro, aparecen testigos kársticos y son comunes los
suelos calizos rojos.
La
locación sufre una alteración intensa al hallarse bajo las casas y campos de
cultivo del poblado de Chorro de Maíta.
Campo de cultivo y casa en áreas del sitio arqueológico El Chorro de Maíta. |
La
formación del actual asentamiento, según el criterio de algunos vecinos,
comenzó a finales del siglo XIX. En el año 2008 tenía una población estimada en
459 habitantes. La población actual vive de la agricultura o trabaja en
servicios al turismo en las cercanas playas
Guardalavaca y Esmeralda.
El
poblado creció a raíz de la construcción en 1990 de un museo directamente sobre
el cementerio, y del mejoramiento del vial de acceso y de otros servicios
comunitarios básicos. Unos años después, también sobre áreas arqueológicas, se
levantó una instalación turística que consiste en la reproducción de una aldea indígena.
Recreación de aldea indígena en áreas del sitio arqueológico El Chorro de Maíta. |
Aún
cuando en 1942 Irving Rouse reportó excavaciones y venta de piezas obtenidas en
el lugar durante la primera mitad del siglo XX, la principal afectación a los
contextos arqueológicos de hoy la originan la actividad agrícola y la construcción
de las casas de los vecinos; a pesar de que el personal del museo vela por la
integridad del lugar y promueve una actitud de respeto hacia el patrimonio de
la zona.
Caracteres ambientales actuales
La
zona de Yaguajay forma parte del Grupo Orográfico Maniabón (Núñez Jiménez 1972)
y está constituida por un grupo de elevaciones y una extensa llanura costera,
en un territorio enmarcado por las bahías de Samá y Naranjo y proyectado hacia
el océano Atlántico. La elevación más destacada es el Cerro de Yaguajay, con
262 m sobre el nivel del mar en su punto más alto. A su alrededor, en especial
hacia la vertiente este y sureste, se alzan pequeños cerros calizos a manera de
mesas y testigos calcáreos, producidos por procesos erosivo-disolutivos
acaecidos en la región (Panos 1988).
Elementos geográficos más destacados de la zona de Yaguajay. |
Al
norte del cerro se extiende una llanura costera kárstica con varios niveles de
terrazas. La costa está formada en casi su totalidad por la terraza de
“seboruco”, el primer nivel de terraza emergido (Guarch Rodríguez 2010). Se
trata de una costa con grandes campos de lapiés, muchas veces acantilada,
principalmente del centro hacia el este. Se considera de tipo aterrazada y de
estructura compleja, formada por procesos endógenos y exógenos subaéreos
(Instituto de Geografía de la
Academia de Ciencias de Cuba [IGACC] 1989). Toda la línea del
litoral se mantiene bastante recta, con una orientación de este a oeste, aunque
en su zona central penetra hacia el océano Atlántico formando Punta Cayuelos o
Cañete. Reporta varias playas destacándose Guardalavaca, situada al oeste de
Punta Cayuelos, con una franja de arena de unos 4 km de largo y de fondo bajo,
limitada al norte por una gran barrera de arrecifes situada a casi 1 km de la
costa. Así igual presenta varios esteros asociados de modo particular a las
bahías de Naranjo y Samá.
En
el área abundan los accidentes kársticos, principalmente pequeñas dolinas,
campos de lapiés y cavernas de tamaño reducido. Las cuevas se originaron por la
acción disolutiva del nivel superior de las aguas subterráneas (acuífero). En
la actualidad el acuífero se halla a pocos metros de la superficie pero la
mayor parte de los conductos se encuentran secos o inactivos desde el punto de
vista hidrológico, debido a los cambios en el nivel de las aguas durante el
cuaternario. Las cuevas se corresponden en altitud con los distintos niveles de
terrazas existentes. Son de pequeño tamaño, no sobrepasan los 100 m de desarrollo,
y la comunicación con el exterior se efectúa a través de pequeñas dolinas de
disolución y desplome, de poco desarrollo vertical (Guarch Rodríguez 2010).
En
los extremos este y oeste de la zona de Yaguajay están las bahías de Samá y
Naranjo. La de Naranjo muestra una estructura de bolsa de 4.1 km² y se comunica
con el océano por medio de un estrecho y profundo canal de 2,9 km de largo; 3,1
km de ancho y 21 m de profundidad máxima. (Bacallao. 2009:204). Toda la parte
Oeste de la bahía está formada por elevaciones que en algunos casos llegan
hasta el mar, destacándose entre ellas la Loma del Convento, con 90 m de altitud. La parte Este
del canal posee esas mismas características pero al abrirse la bahía, en su
porción interior, la costa se transforma en una extensa ciénaga costera. En medio
de la bahía sobresalen varios cayos o islotes de pequeño tamaño; el mayor tiene
650 m de largo.
Por
su parte la Bahía
de Samá tiene una configuración larga y estrecha, alcanzando 2 700 m de largo
por 960 m en su porción más ancha, con un canal de entrada de unos 1 500 m de
largo; su profundidad máxima es de 5.2 m (Bacallao. 2009:254). Toda la porción
anterior y media de la bahía está compuesta por terrenos altos de fuerte
inclinación. En el interior de la bahía, en la parte Sureste, abundan los
terrenos bajos y cenagosos por donde corre el Río Samá. En el fondo su fondo y dividiendo
la ciénaga en dos partes, se alza una especie de península montañosa la cual
llega a tener alturas sobre el nivel del mar de 68 m (Guarch Rodríguez 2010).
Morfológicamente
el Cerro de Yaguajay es un macizo en forma de meseta de alrededor de 4 km de
diámetro, localizada en la parte centro Sur de la zona de Yaguajay, entre 1.5 y
3 km de la costa. Las laderas Oeste, Sur y parte de la Norte del Cerro son altos
farallones de piedras muy verticales,
donde hay numerosas cuevas y solapas. Los bordes restantes son laderas con
descenso suave hasta los valles y llanuras circundantes.
Vista de la ladera oeste del Cerro de Yaguajay. Presencia de abrigos rocosos y restos de bosques. |
Vista de la ladera este del Cerro de Yaguajay. En lo alto y al fondo, el museo de El Chorro de Maíta y la recreación de aldea indígena. |
Hidrografía
Hay
pocas corrientes fluviales, en tanto el carácter kárstico de la región facilita
la infiltración de un gran volumen hídrico. Al Oeste el Río Naranjo, de corriente
permanente, desemboca al Sur de la
Bahía de Naranjo, conocido también como “Río de Oro” debido a
los arrastres auríferos que transporta (Guarch Rodríguez 2010). Tiene sus
cabezadas a varios kilómetros al sur, cerca de las localidades de Arroyón, Cayo
Verde y La Sierra.
En
la parte central del área hay arroyos intermitentes de pequeño tamaño, sólo
activos en épocas de las lluvias.
En
el extremo Este sobresale el Río Samá, de corriente permanente y desembocadura
al Sur de la bahía de igual nombre; éste nace cerca de las localidades de
Retrete Abajo y Las Lajas, aunque parte de la cuenca se origina en la ladera Este
del Cerro de Yaguajay.
Vegetación
En
la zona hay un mosaico de formaciones vegetales: en la costa viven los
complejos de vegetación de costa arenosa y rocosa: cuabilla de costa
(Rachicallis americana), guao (Camocladia dentata), boniato de costa (Ipomea
prescapae), tunas (Opuntia dillenii); y los bosques de mangles.
Hacia
el interior se encuentran los matorrales xeromorfos costeros (manigua costera)
y xeromorfo espinoso sobre serpentinitas (cuabal) y, más alejado de la costa,
los restos de un antiguo bosque semidecíduo donde crecen jagüeyes (Picus
membranacea), yagrumas (Cecropia peltata), almácigos (Bursera simaruba), etc.
El
área ha sido muy alterada por la actividad agrícola, con campos de caña de azúcar
y cultivos menores; también por los varios asentamientos poblacionales e
instalaciones turísticas cerca de la costa. A consecuencia de esto y de los
desmontes existen grandes extensiones donde ha crecido vegetación secundaria
compuesta principalmente por marabú (Dichrostachys glomerata), aroma (Cailliea
glomerata), y palo bronco (Malpighia cnide).
En
las zonas cenagosas de las bahías de Naranjo y Samá crecen los mangles rojos
(Rhyzoophora mangle), prieto (Avicennia nitida) y patabán (Laguncularia
racemosa) (Guarch Rodríguez y Sigarreta 2011).
En
algunas de las alturas pequeñas al Este del Cerro de Yaguajay, se reporta
vegetación de mogotes.
Fauna
En
las bahías existe una diversa fauna marina y en sus depósitos turbosos abundan
crustáceos como el cangrejo azul (Cardisoma guanhumi) y el cangrejo rojo
(Geocarcinus ruricola), al igual que moluscos como los ostiones (Crasostrea
rysophorae) y bayas (Isognomun alatus).
En
la llanura costera y también en espacios interiores, se hallan diversas
especies de anfibios (ranas), una gran cantidad de reptiles, en su mayoría
especies de Anolis, y más de 100 especies de aves (Fernández Velázquez 2009).
Hay un fuerte endemismo entre los moluscos terrestres, apareciendo algunas de
las especies notables de moluscos cubanos como los helicínidos, entre ellos
Helicina reeveana, una especie endémica de la zona costera de la provincia
Holguín (Banes-Gibara). Las especies del género Zachrysia están consideras como
notables por su talla (Vales et al. 1998).
Entre
la fauna del entorno destacan por su coloración, las especies del género
Polymita; existen además poblaciones de Polymita muscarum pero con valores de
baja densidad. Los mamíferos son en su mayoría del orden Chiroptera; entre ellos,
como especie notable, está Phyllonycteris poeyi, una especie polinivora de gran
importancia en las cuevas calientes (Vales et al. 1998). Aparecen, pero de modo
muy escaso, jutías (Capromys pilorides) un endémico cubano.
Clima
Según
Méndez Fernández (1998) el clima de la región es cálido y seco, con una elevada
temperatura media de 26.5 ºC. La humedad relativa es alta todo el año lo que
combinado con el predominio de altas temperaturas determina un calor sofocante,
solamente atenuado en algunos lugares, en especial en las zonas altas, por la
acción de los vientos que son muy estables y soplan casi siempre desde el Este.
Las
precipitaciones, con un promedio anual de 1 207 mm; no son elevadas pero sí muy
uniformes durante todo el año, con acumulados mensuales por encima de los 60 mm,
excepto en febrero y julio.
Los
fenómenos meteorológicos peligrosos tienen una baja influencia y su magnitud es
reducida. Es baja la afectación por frentes fríos, a la zona solo llega la
mitad de los que actúan sobre la
Isla, presentándose débiles e incluso disipados.
Las
Tormentas Locales Severas son poco frecuentes debido a la cercanía de la costa
y a la interposición de alturas situadas en el borde del litoral Suroriental.
La afectación de los ciclones tropicales también es mínima.
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