Por
Alexis Rojas Aguilera
Publicado
originalmente en periódico ¡Ahora!, Miércoles, 23 Septiembre 2015.
Todavía
no es posible explicar como fue que por siglos estuvieran allí y nadie se hubiera percatado de su presencia,
máxime cuando irresponsablemente muchos, en distintas épocas, enmarañaron las
paredes con grafitis de todo género.
Cuando
las vio por primera vez el espeleólogo José (Joselín) Corella no podía creerlo
y eso que él había recorrido muchas veces la cueva de “Los Panaderos” en
Gibara; pero allí estaban los dibujos, esperando a quien quisiera verlos.
Con las manos sudorosas y la vista a ratos nublada por la emoción, el experto llegó al convencimiento de no se trataba de una fiebre repentina o fruto de su imaginación, sencilla y concretamente eran dibujos rupestres hechos por las manos de un artista aborigen, ignorados hasta ese instante por la ciencia cubana.
El
integrante del grupo de “Exploraciones Científicas” de la también llamada Villa
Blanca de los Cangrejos, se estremece nuevamente cuando cuenta de aquel momento
trascendente.
Fueron varias horas las que estuvo mirando aquellos trazos ajenos por completo a las grafías modernas, o posiblemente las vio un segundo o dos a lo sumo y salió de la cueva para llamar al Dr. en Ciencias Arqueológicas Roberto Valcárcel y a Juan Guarch, ambos del departamento de Arqueología del Centro de Investigaciones y Servicios Tecnológicos y Ambientales de la ciudad de Holguín. ¿Qué fue lo que le dijo?, no lo recuerda, posiblemente la emoción trabó las palabras en su garganta. Al rato los dos expertos ya habían salvado la treintena de kilómetros que los separaban de Gibara.
Conducidos
por Corella al “lugar de los hechos”, solo les bastó una simple ojeada y ya
concluyeron que se trataba de auténticos dibujos rupestres y que era preciso
realizar exploraciones más exhaustivas para lograr criterios sólidos.
La segunda expedición científica para ese propósito la integraron los arqueólogos Adisney Campos, Aldo Galbán, Pedro Cruz y Juan Guarch, y los espeleólogos gibareños José Corella, Reynerio Delgado, Luís Mariano Rodríguez y Sandy Villar. A partir de la revisión detallada de las pictografías vistas por Corella, ellos descubrieron nuevos pictogramas hasta contar cerca de una veintena, todas hechas, básicamente, con la propia tierra del piso de la cueva.
“La
mayor parte de las pictografías, explicó el arqueoespeleólogo Juan José Guarch,
consisten en figuras geométricas, entre ellas las más comunes: las líneas
rectas, los ángulos y los triángulos. Pero también aparecen algunas
representaciones que recuerdan figuras humanas muy estilizadas, y en otras los
dibujos formas paneles de varias pictografías que dan idea de conjuntos donde
se combinan diversos diseños; unas pocas son independientes y aislados.
“Hasta
el momento, precisó, no se tiene certeza de quienes fueron los ejecutores de
esas pictografías”.
Por otros vestigios aborígenes que antes se encontraron en la caverna, parece que los artistas fueron los agricultores ceramistas que habitaron la zona. Ese criterio lo avala la existencia de otros varios residuarios de esa cultura en las cercanías. Pero igualmente en la zona también se han encontrado restos de grupos más atrasados culturalmente que sencillamente eran pescadores y recolectores.
“Pueden
haber sido unos u otros o ambos, razonó Guarch, pues hay elementos figurativos
en los pictogramas que se repiten en varias localidades cubanas pertenecientes
a ambos grupos culturales. Unas son parecidas a las de las cuevas de María
Teresa y Las Mercedes en la Sierra de Cubitas, en Camagüey, realizadas por los
agricultores ceramistas y otras tienen similitud con las de las cuevas de Ramos
en Sancti Spíritus, con los petroglifos de cueva Mesa en Pinar del Río y con las encontradas en cueva Pluma en
Matanzas, estas últimas hechas por los pescadores- recolectores, añadió el
especialista. Por lo que quedan muchas incógnitas por despejar en la zona de
Los Panaderos”.
“Igualmente, afirmó, es preciso practicar nuevas indagaciones en cuevas cercanas que integran la zona cársica de la ciudad de Gibara conocida por La Polja del Cementerio, de la cual forma parte Los Panaderos, ese santuario del arte rupestre en el territorio holguinero”.
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