Por
Roiny Velázquez Pozo
La llegada de las bandas
españolas que formaban parte del Ejército Español a partir del inicio del siglo XlX,
indiscutiblemente brindó más que un toque de distinción y elegancia a la vida
monótona y rutinaria de muchas poblaciones cubanas. Sobre todo para la
población más humilde ellas representaron la oportunidad de entrar en contacto
con lo más selecto de la música culta europea; y asimismo no pocos cubanos que
han hecho historia en la música encontraron en las bandas la oportunidad de
estudiarlo, en ocasiones gratuitamente. Así sucedió en Holguín con la llegada
del músico catalán Magín Torrens,
padre de la música de salón local al formar figuras como José María Ochoa, Manuel Dositeo Aguilera, Manuel y Jesús Avilés,
por sólo mencionar algunos que luego fundaron bandas importantes, crearon obras
musicales y sostuvieron por años la tradición de la retreta.
Juan Casatmijana |
En Holguín se efectúan las retretas o conciertos públicos desde 1827 y hasta el final de la guerra del 95. Obviamente que durante ellas se tocaban con
especial énfasis los himnos y géneros españoles y europeos, pero especialmente
después que comienza la segunda mitad del siglo, cuando las arias de ópera se
pusieron muy de moda, las bandas las comenzaron a tocar, por lo que a las
retretas se les llamó también “ópera
barata”. Ahora no había que pagar como era obligatorio en las
presentaciones que se hacían en las sociedades de recreo o el teatro: en
Holguín todos tenían acceso a la
Plaza de Armas, luego parque Calixto García, los jueves y domingos en la noche, tal como lo recoge “El
Periquero” y otros periódicos coloniales, y sobre todo durante las fiestas
patronales a inicios de abril, las de San Juan, las Romerías de Mayo, las del
31 de diciembre y otras celebraciones decimonónicas, que era cuando las
retretas eran mejores. Algo similar sucedía en Gibara, Mayarí y otras
poblaciones que se fueron fomentando en la región.