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Durante
los primeros años del siglo XX, Holguín mostraba un escaso desarrollo económico
y socio-cultural; las secuelas de las guerras por la independencia de finales
del siglo anterior aún eran visibles, y para mal mayor todos los gobernantes del
país durante esos primeros 25 años fueron unos corruptos (y los que le
siguieron también, pero es ese periodo el que ahora estamos historiando). Al
robo descarado y la politiquería los cubanos se opusieron con la sorna o choteo
criollo, que se expresó en cada actitud cotidiana. Las guarachas del teatro vernáculo
fueron himnos para las capas más humildes.
El
Ayuntamiento local siempre estuvo escaso en fondos, a lo que suma la
indiferencia de los gobernantes en promover la cultura. Pero aún así las
sociedades de recreo e instrucción y otras instituciones fueron recobrando su
antiguo esplendor. En 1908 en el
céntrico café Colón se instaló el primer cinematógrafo, con el mismo nombre.
Allí, dicen las crónicas, se proyectaban películas silentes y también se
presentaban las compañías de teatro vernáculo de Raúl del Monte, Rafael Arango,
Ramón Espigul, Regino López y Arquímides Pous.
Manuel Avilés Lozano, fundador de la célebre Orquesta Hermanos Avilés |
José María Ochoa |
Para
entonces ya Manuel Avilés y José María Ochoa habían reorganizado
sus famosas orquestas, que, muchas veces, ofrecían retretas en los parques de la ciudad, especialmente en el Calixto García de forma gratuita.
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