El Guayabero en fechas
1943
Compone
“Tumbaíto”, su primer son montuno. Dada la popularidad de ese número pierde
le nombre por primera vez y en todo el Holguín le llaman como el título de su
popular son.
Se
le ve con el conjunto o solamente acompañado de la guitarra y el tres,
recorriendo la extensa geografía local.
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1945
El famoso compositor de
boleros Pepé Delgado, quien en varias ocasiones trabajó en Holguín con su
conjunto, ahora establecido en La
Habana, transforma el son montuno de Faustino en una guaracha,
“El Tumbaíto”. La pieza de convierte en una de las más exitosas de esa década
al extremo de que Libertad Lamarque la interpreta. Los dos amigos discuten
por el derecho de autor.
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En
1943 Faustino solía interpretar su pieza “Tumbaíto” lo mismo cuando hacía
presentaciones con el conjunto y cuando se actuaba solo. Muy pronto el son
montuno se hizo popular en toda la región.
Al
año siguiente Pepé Delgado rompió su breve matrimonio con Carmen Cortina, una
bella holguinera que sucumbió ante las presiones de su acaudalada familia que
se negaba a tener en su seno a un músico pobre y bohemio, y se fue para La Habana. Allá, junto al
santiaguero Faustino Miró transformó el son montuno de Faustino Orama en una simpática
guaracha y en 1945 la convirtió en una de las composiciones cubanas de mayor
éxito.
Con
profundo pesar, seguro que sintiéndose traicionado por el viejo amigo, Faustino
escuchaba una y mil veces como su pieza, rebautizada “El Tumbaíto”, era
trasmitida por las antenas de las emisoras de radio Mil Diez, RHC Cadena Azul,
CMQ y otras. En todos los casos se anunciaba como autor a Pepé Delgado (y,
lógicamente, aquel era quien cobraba los derechos). Después fue la orquesta de
Pilderot quien la interpretó, y a esa le siguieron Toty Lavernia, la orquesta
Casino de la Playa
con Cascarita como intérprete y con un excelente arreglo de Dámaso Pérez Prado
que auguraba el surgimiento y fuerza de un nuevo ritmo que llegó después, el
mambo.
Estimulado
por los músicos de su conjunto y por amigos y familiares, Faustino hizo la
reclamación correspondiente ante la
Sociedad de Autores. Esa dictaminó que la obra popularizada
no era de la total autoría de Faustino Oramas, por las variaciones que le había
hecho Pepé, pero asimismo que la pieza no era del todo de Pepé, sino que en
parte también lo era de Faustino, por lo que al hacer cualquier interpretación
o registro fonográfico había que darle crédito a los dos artistas.
"El Tumbaíto" o "Se acabó el jabón", intérprete: Libertad Lamarque:
"El Tumbaíto" o "Se acabó el jabón", intérprete: Libertad Lamarque:
Cuando “El Tumbaíto” estaba en el máximo de su popularidad y después del dictamen de la Sociedad de Autores, llegó a La habana Libertad Lamarque.
Era
costumbre de la popular intérprete argentina al llegar a algún lugar, buscar
alguna pieza de un autor local y grabarlo. Así lo hizo aquella vez y le dijeron
que ninguno más que “El Tumbaíto”. Libertad Lamarque lo grabó con la casa
disquera Panart y dio el crédito a sus dos autores; el número alcanzó gran
éxito internacional, llevando a otros vocalistas a interpretarlo: Miguelito
Valdés, Mirta Silva, Xavier Cugat, Antonio Machín, y un largo etcétera. Sin
embargo ninguno de estos otros dijeron que también Faustino era el creador.
Todavía hoy casi nadie sabe que ese número de Pepé Delgado también es de Faustino.
(Algo semejante ocurrió más tarde cuando
Faustino grabó y asumió como suyo el son “Cuidado con el perro”. La pieza fue
reclamada y obtuvo el reconocimiento legal para su verdadero autor, Virgilio
González. Sin embargo todavía hoy sigue ignorándose al verdadero autor cada vez
que la pieza es presentada en emisoras de radio y televisión o cuando es
grabada por cualquier sello discográfico).
El Guayabero en fechas
1948
Afirman
los autores del Diccionario de la mitología cubana y otras fuentes que este
año conoció a Marieta, la más popular de sus musas, mientras él tocaba en la
casa de citas (burdel) de La
China y ella bailaba al compás de sus pícaras
improvisaciones. El estribillo (“a mí me gusta que baile Marieta”) lo
coreaban los clientes del negocio.
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Tras el litigio por “Tumbaíto”, Faustino logró popularidad entre los de su gremio y también en un amplio sector del público de la región oriental. En Holguín, Bayamo y Las Tunas comenzaron le llamaban el Rey del Tumbaíto e, incluso, el holguinero llegó a presidir la Sociedad de Autores, Editores y Directores de Conjuntos de Oriente (1953) y el Sindicato de Músicos de Holguín (1958).
No
obstante el reconocimiento y la salida del anonimato, los beneficios económicos
que consiguió Faustino eran casi nulos. Él continuó siendo el mismo músico
bohemio, pobre y marginado.
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