Memorias de José Juan Arrom, Profesor Emérito de la Universidad de Yale y Doctor Honoris Causa de la Universidad de La Habana. Académico, etnólogo, hispanista, historiador y divulgador
de la cultura cubana. En su obra se mezcla lo erudito y lo popular en
un cubanísimo estilo.
En esta época me propuse conocer a
fondo toda Hispanoamérica. En un viaje inicial, en 1938, fui por vapor a
Veracruz y continué ascendiendo por tren hasta la capital de México. En viajes
posteriores visité toda Suramérica, admirándome tanto de las glorias de su naturaleza y su pasado colonial y
prehispánico, como de la espontanea cordialidad de sus habitantes.
El momento culminante fue ir desde
Arequipa hasta Puno, en el lago Titicaca, y desde allí por tren despaciosamente
hasta Cuzco, y por fin hasta Machu Picchu, la fabulosa ciudad de los incas. En
Machu Picchu estuve horas explorando sus espléndidas ruinas, y luego quise ver
el río que corría a sus pies. De repente resbalé sobre una pequeña piedra, me
caí y llegué peligrosamente cerca del borde mismo del precipicio. Me arrastré
como pude hasta un lugar seguro. El peligro que acababa de evitar quedó tan
profundamente grabado en mi memoria, como la extraordinaria hazaña
arquitectónica llevada a cabo en aquellas alturas y la imborrable belleza del
lugar.
Siempre he recordado esa experiencia
para reconocer que la vida es breve y conviene sobrellevarla con honradez y
justicia. Además, sirvió de hito para marcar mi transición de cubano a latinoamericano. A partir de entonces
escribiría libros, no solamente sobre la cultura cubana, sino sobre la cultura
hispanoamericana vista como una unidad. Porque desde ese momento me sentí que
era hijo de todo el continente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario