Con la llegada del
holguinero Luis Pavón Tamayo a la máxima dirección del Consejo Nacional de
Cultura en 1971 se inicia el período difícil en este sector que algunos
críticos y estudiosos han llamado “Quinquenio Gris”.
Este repercute en diversas
esferas de la sociedad cubana, sin que la vida cotidiana del Parque lograra
mantener ajena al fenómeno. En primer lugar por los momentos difíciles que vive
la Banda Municipal,
lo que repercute negativamente en la tradicional retreta.
Pero como al decir del ensayista Leonardo Acosta, todo
comienza antes de lo que se cree, ya desde los años 60 el Parque sufrió
considerables daños, fundamentalmente en sus bancos y jardines, como resultado
de inadecuadas actitudes de los asistentes a los frecuentes actos
multitudinarios, y también por decisiones nada felices de ciertos funcionarios.
Una, de muy triste recordación, fue la que determinó que se colocaran cuatro
lámparas inmensas en lo más alto del monumento a Calixto García.
Sobre este hecho el periódico ¡Ahora! comentó con
disgusto que la que se encontraba en medio del parque era una estatua y no un
poste de luz, a la vez que recomendaba que las cuatro bombillas de mercurio se
pusieran en la base del monumento sin sus brazos, y no en la forma que estaban
situadas[1].
Y para los asiduos a las tradicionales retretas,
fue muy lamentable comprobar que las antes muestras de la maestría de los
músicos holguineros, ahora estaban descendiendo en calidad y que durante la
década de 1970 las presentaciones fueron muy inestables.
La muy prolongada crisis sufrida por la banda
comenzó cuando para garantizarles trabajo a todos los músicos, se decidió que
ninguno de ellos podía actuar en más de una agrupación a la vez. Luego, en 1968
se evaluaron los músicos de la ciudad y eso agudizó la debacle porque se redujo
al mínimo el salario de los de la
Banda, mientras que los que actuaban en agrupaciones
bailables recibían el triple de salario. Y entonces ocurrió lo que era
fácilmente previsible, los músicos de la Banda comenzaron a irse a orquestas que hacían
música bailable: Después de más de doscientos años ininterrumpidos, las
retretas se perdieron y a la misma vez se tuvieron que hacer ingentes esfuerzos
para mantener viva la
Banda. Poco después se jubila el maestro Juan Márquez, quien
por tantos años había hecho brillar esa agrupación holguinera.
La
causa de que el ya octogenario maestro Márquez se jubilara fue la inestabilidad
de la plantilla de la Banda,
así como las carencias y limitaciones de todo tipo y además la avalancha de
música moderna que vino sobre Cuba. Ido Márquez, los inexpertos músicos que
asumieron la dirección de la
Banda, se esforzaron en adiestrar el personal de bajo nivel
artístico con que contaban, que a la misma vez tenían una muy escasa convicción
de la hermosa y a la vez poca estimulada labor de la agrupación.
En ese primer lustro de los 70 en el entorno del
Calixto García, mejor suerte tuvieron otras expresiones de la cultura. Se
inauguran o consolidan su labor
instituciones como la Escuela Integral
de Arte, la casa de la trova y la Sala Víctor Jara, en la que se presentaban grupos
de teatro y una pléyade de artistas
nacionales e internacionales: Teresita Fernández, Ramón Calzadilla, la soprano
búlgara Guema Dimitrova y el violinista ruso Vladímir Spivakov, por sólo
mencionar algunos. En 1971 el Teatro Lírico, que durante tres años se había
visto obligado a replegar sus huestes artísticas a escenarios poco adecuados
como la biblioteca municipal y la Casa de los Combatientes, retorna
al Teatro Infante, para iniciar una magistral temporada con operetas vienesas
de Frank Lehar, demostrando con ellas su supremacía dentro del movimiento
lírico cubano.
Algo similar al Lírico sucedía con la trova, una modalidad que cobró fuerza en
la radio y en la plazoleta de la cultura ubicada en la intersección de las
calles Maceo y Martí, y desde 1975 en la recién inaugurada de la Casa de la Trova, con un anfitrión del
poder de convocatoria de El Guayabero, y la compañía de Ramiro Gutiérrez, Fredy
Laborí, “Chispa”, entre otros valores jóvenes que no fueron ajenos a descargas hasta el amanecer
en el Parque.
En 1976 se
constituyen el Ministerio de Cultura, se proclama una nueva división
político-administrativa para el país que crea la provincia de Holguín y se
implantan una nueva forma de gobierno, el Poder Popular que tenía los altos de La Periquera como sede.
Abre la Fábrica
de Combinadas Cañeras y otras obras que
inician el despegue industrial de la comarca. Pero a la vez creció la población,
llegando a superar los 153 mil habitantes, muchos de los cuales iban al Parque y a sus alrededores a la
búsqueda de ofrecimientos culturales y recreativos.
Asimismo en el lustro
se inauguran importantes obras sociales, entre ellas el inmenso estadio
beisbolero, el hotel Pernik y la
Plaza de la
Revolución en la que miles de holguineros le dieron la
bienvenida a Daniel Ortega, líder de la triunfante Revolución Sandinista, en el
acto por el 26 de Julio de 1979. Esa y otras fechas también fueron un estímulo para
la transformación del centro histórico de la ciudad: surgen espacios con
variados ofrecimientos culturales para todos los grupos etarios de la población.
Se edifica la Sala
Moncada, destinada a exposiciones, se repararon cines, teatros
y el vetusto edificio de La
Periquera, que en 1978 recibió la condición de Monumento
Nacional, se convierte en Museo Provincial.
Desde su
inauguración como museo, las noches del 25 de julio, víspera del Día de la Rebeldía Nacional,
desde sus balcones los niños aficionados le rinden homenaje a los héroes y
mártires de la patria; esa fue la génesis del Festival de la Canción Infantil, primero de su
tipo en toda Cuba.
Al calor del
fechario patriótico el Parque continuó cambiando su fisonomía y
acogiendo numerosas actividades, entre ellas
la develación el día 4 de agosto de 1975 de una tarja en bronce ubicada en el jardín de la
intersección de las calles Maceo y Frexes, dedicada a la brigada Calixto García
Iñiguez que en la zafra precedente impuso el récord de cortar once millones de
arrobas de caña[2]. A fines de ese año se realizó una restauración de
envergadura al monumento principal del Parque consistente en una limpieza
profunda a las estatuas de Calixto y de la libertad, se remozaron las rajaduras
y otras averías de menor importancia con cemento blanco y marmolina. Pero también
se le hicieron varios agregados al conjunto monumentario, que varios años
después se le eliminaron al considerarse incompatibles con el diseño
original, entre ellos unos canteros construidos en mármol negro en los que
se sembraron plantas áridas y florales, además de ubicar cuatro columnas
metálicas con cadenas laterales[3].
Desde la inauguración del monumento en 1916
había nacido la iniciativa de colocar flores en el monumento en gesto de
admiración a su patriotismo y valentía, pero tras la apertura en la Ciudad del Palacio de los
matrimonios, la tradición cobró mayor fuerza: hasta la base de la estatua iban
las parejas de recién casados a colocar sus ramos, y también lo hicieron muchas
quinceañeras, y delegaciones que iban a representar a la naciente provincia en
distintas misiones o eventos de cualquier índole. Pero las fechas en que se
colocaba mayor cantidad de flores son el 4 de agosto y el 11 de diciembre, días
del natalicio y muerte del General.
Por cierto, el 11 de diciembre de 1980,
durante la conmemoración del aniversario 82 de su desaparición física, los
restos de Calixto García fueron trasladados a Holguín. Ese día un avión de las
Fuerzas Armadas transportó el osario hasta el aeropuerto de la Ciudad y allí fueron
colocados en un armón de artillería cubierto por la bandera nacional. El cortejo
fúnebre fue recibido por una compacta y silenciosa representación de pueblo
ubicado a todo lo largo de su trayecto. Al llegar a la ciudad la comitiva tomó
la calle Maceo hasta el Parque, doblando por la calle Frexes hasta la esquina de
la de Miró, lugar donde se ubica su casa natal ya transformada en museo. Allí se
le realizaron guardias de honor, incluyendo entre ellas a obreros, estudiantes,
mujeres y altos dirigentes, entre ellos los Comandantes de la Revolución Juan
Almeida, Ramiro Valdés y Raúl Castro.
Luego de realizarse la solemne ceremonia de
inhumación en el mausoleo construido para esos fines en la Plaza de la Revolución, Raúl
pronunció las palabras centrales ante más de cien mil holguineros[4].
La década
de 1980 fue de especial significado en el desarrollo económico y sociocultural
de Holguín. En esa etapa el centro histórico de la ciudad recibe atención
especial, embelleciendo todas las edificaciones, algunas de las cuales reciben un toque de modernidad con
relojes digitales y otros signos de progreso, a veces en franca ruptura
histórica con el área, como fue la construcción del edificio Pico Cristal. Por
otra parte la puesta en práctica de proyectos como el de la creación de instituciones
culturales básicas de la comunidad, favoreció al entorno citadino del que el
Parque es centro aglutinador, perfeccionándose el trabajo de la red de
instituciones culturales a la que se sumaron la sede del Orfeón Holguín,
cercana al Teatro Guiñol en la calle Martí, casi esquina a Maceo, la Casa de Cultura Manuel Dositeo Aguilera, en la
antigua residencia de los Infante, antes propietarios del principal teatro de
la ciudad, que también recibe remozamiento y cambia de nombre por el de
Comandante Eddy Suñol.
El
Suñol por entonces acoge presentaciones de la Antología de la Zarzuela de España,
Alberto Cortés, Irakere, Joan Manuel Serrat, Luis Gardey, el grupo Neotón, la Orquesta Sinfónica
Nacional, el Teatro Musical de La
Habana, entre otros artistas y agrupaciones nacionales e internacionales, y también talentos
naturales de la localidad como la Orquesta Hermanos Avilés, el Teatro Lírico
Rodrigo Prats, El Guayabero, para sólo mencionar algunos de los que por esos
años graban discos y realizan giras por el país y el extranjero.
La
bonanza de los años 80 se hace sentir en el Parque. Este recibe beneficiosas
transformaciones en su jardinería y en la iluminación, se le cambia el piso de
sus cuatro entradas principales por granito blanco, que desde entonces combina
con el de la rotonda, y se recupera la
Banda que ahora comenzó a tener categoría de provincial y con
ella la tradicional retreta. La agrupación comenzó a recibir una mejor atención
y tras la llegada de un nuevo director, Manuel de Jesús Leyva Barrera,
"Koko", se consolida plenamente, con un repertorio que recoge casi
todos los períodos estilísticos de la música universal, incluyendo diversos
géneros de la música cubana y obras concebidas especialmente para ese formato
por su director.
Con
la celebración anual de la Semana de la Cultura y las Jornadas de
Música de Concierto, además del amplio plan de
actividades de la Casa
de Cultura, los museos, librerías y otras instituciones, el Parque cobra un
ritmo vertiginoso con mucha gente circulando por él, sentándose en sus bancos y
participando en opciones diversas que van desde competencias de baile hasta presentaciones de libros como Salida 19, de
William Gálvez y Asalto al Moncada, de Mario Mencía, para nada más mencionar dos
de los títulos que fueron presentados allí, a cielo abierto, que reunieron un
público numeroso en torno a sus autores.
Al
iniciarse la década de 1990 la provincia llega al millón de habitantes y, como
toda Cuba, comienza una nueva y dura realidad. La desintegración de la URSS, la desaparición del
campo socialista, la crisis económica mundial y el agravamiento del bloqueo
imperialista, originaron la pérdida de gran parte del comercio exterior de la Isla y la más aguda crisis
económica, por lo que se decreta el Período Especial en Tiempo de Paz.
Esta
situación trajo un reordenamiento de la
economía y el sacrificio de numerosos programas sociales, entre otras
adversidades que se reflejaron en ese entorno de la Ciudad: se abrieron las
primeras tiendas y establecimientos para recaudar divisas, deviniendo el Parque en escenario de
delitos e indisciplinas sociales tan visibles como los revendedores y el asedio
a los turistas por prostitutas (jineteras), y otras personas.
A la vez se desarrolla en las hermosas y hasta entonces
vírgenes playas de la provincia el que hoy es el tercer polo turístico del país.
Hasta allá se marchan las agrupaciones musicales y los otros colectivos de
artistas que no tenían no tenían otras opciones de presentación, pues la vida
cultural se deprimió ostensiblemente, incluso, llegando a desaparecer
instituciones de prestigio y eventos culturales.
Poco a poco la población de la ciudad, que ya superaba
los 285 mil habitantes, comenzó a beneficiarse de los nuevos planes económicos,
alimentarios y culturales. Entre estos últimos estuvieron eventos de proyección internacional como las Romerías de Mayo, encuentro que ha
convertido a la ciudad desde su rescate
en 1994, en Capital del Arte Joven en Cuba.
[1] La cámara señala. Periódico ¡Ahora!, p.2, Holguín ,10 de diciembre de
1963.
[2] En esta
lucha por el desarrollo, como en la lucha por la libertad, ¡La tierra que vio
nacer al Mayor General Calixto García, no fallará!. Periódico “¡Ahora!, p.1,
Holguín, 5 de agosto de 1975.
[3] Restauran el monumento al Mayor
General Calixto García en el parque que lleva su nombre, Periódico ¡Ahora!,
p.4, Holguín, 19 de diciembre de 1975.
[4] Por siempre
en su natal tierra holguinera. Periódico ¡Ahora!, p.8, Holguín, 12 de diciembre
de 1980.