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La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

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23 de marzo de 2023

Las obras del Cerro de la Cruz en Holguin, Cuba

Por: Juan Albanés

Las obras de los paseos, rotonda y escalinata de 458 peldaños en total, nombrada González Valdés, y construida en el cerro norteño de esta ciudad de Holguín, comenzaron en fecha 28 de enero de 1927 y se inauguraron oficialmente el 3 de mayo de 1950, según rezan las dos trajas allí colocadas.

La obra fue iniciativa del Dr. Oscar Albanés Carballo, que quiso legar a su pueblo una obra original, distinta, que fuese motivo de orgullo para el terruño nativo.

En los ocho años del Gobierno Municipal del doctor Eduardo E. Ochoa, éste retiró la vigilancia diurna y nocturna del lugar dando oportunidad a los destrozadores del progreso que mutilaran parte de la obra.

Ahora y en forma espontánea, el Alcalde Municipal, Dr. Segundo Sera Serrano, considerando que esa obra es una atracción poderosa para el turismo y obra única en el mundo, ha ordenado la reconstrucción de la misma y el restablecimiento del servicio de vigilancia.

El DOMINGO pasado, día 14, el Dr. Segundo Sera y su bella y virtuosa esposa, Sra. María Recio, invitaron al doctor Oscar Albanés a contemplar las obras de reconstrucción, las que le causaron una gran emoción de alegría, seguido de estas palabras: “Estoy muy contento con el Alcalde y amigo que se ocupa de las cosas del Holguín que progresa".

Publicado originalmente en PERIODICO “NORTE”, 16 de abril de 1957


Leer ademas: Loma de la cruz. Dosier





30 de agosto de 2021

Venta de Guaramanao, 1881

Por Pepito García Castañeda 

Guaramanao era de Rafael Rubio Mariño. Su hijo Juan Antonio Rubio Osorio vendió parte de la finca a Miguel Mayasén Hechavarría en 9 de marzo de 1881, ante escritura de J.M. Zayas.

¿Guarda la vaca o Guarda la barca?

Por Juan Albanés

La duda por el verdadero nombre de la hermosa playa holguinera ha subsistido a través de décadas. Pero en esta época quedó dilucidada la cuestión: por razones históricas y por conseso del pueblo, el nombre es GUARDA LA VACA.

La que sigue es la explicación: en aquella región había numerosas fincas, que se llamaban “Estero de la piedra”, “Hicacal”, “Tío Nino”, “Pesquero”, “Guarda la vaca”. Y las inmediatas playas tomaron el nombre de sus respectivas fincas.

Pero, ¿por qué había una finca con un nombre tan singular como es Guarda la Vaca? La playa de hermosa arena está cercada por una barrera de coral infranqueable a cualquier embarcación, incluyendo las de los piratas que eran tan frecuentes en la zona. Para evitar que los ladrones del mar les robaran sus vacas, los campesinos de la zona las llevaban a la playa y allí las guardaban…



Seguidamente reproducimos la RESOLUCION del gobierno de Banes, que oficializó el nombre.

Resolución Número 268

Por cuanto: A la playa de Guarda la Vaca, que embellece la costa noreste de nuestro término municipal de Banes se le ha venido llamando indebidamente con los nombres de Guarda la vaca, Guarda la barca y playa Baní, extremo este que ha sido debidamente aclarado por los historiadores Jacobo de la Pezuela y Herminio C. Leyva, y por los periodistas Ricardo varona Pupo, Luis A. Méndez, Rolando Gómez de Cárdenas y el Dr. José Duarte, llegando a la conclusión de que es GUARDA LA VACA su verdadero nombre.    

Por cuanto: Es evidente que este confusionismo no puede seguir subsistiendo, y menos en estos momentos en que a mencionada playa está adquiriendo categoría de primera en la ISLA y quizás en América.

Por tanto: En uso de las facultades de la Ley Orgánica de los Municipios y la Ley número 106 de 27 de febrero de 1959, publicada en la Gaceta Oficial el 3 de marzo del propio año.

RESUELVO

Primero: Declarar, como en efecto declaro, que el nombre oficial de la playa es Guarda la vaca, tal como aparecen en los documentos oficiales y antecedentes históricos aceptados por los ciudadanos que así lo han demostrado en polémica públcia de la prensa local.

Segundo: Revocar o dejar sin efecto cualquier acuerdo o decreto que contravenga lo aclarado y dispuesto en la presente resolución.

Dado en el despacho del Gobierno Municipal de Banes, a los cinco días del mes de mayo de 1960.

Reginaldo Rojas Tamayo

Comisionado Municipal de Banes.

(Tomado del libro: Guarda la vaca, playa incomparable, de Luis Augusto Hernández, Banes. Imprenta hermanos Camilo, 1960. Pág. 80-81)


Lea: Los diez mejores hoteles de Guardalavaca


28 de agosto de 2021

La escalinata de la Loma de la Cruz se construyó muy diferente a como se supone

 Por Juan Albanés


Como curiosidad: la escalinata con más de 400 peldaños con sus descansos, se comenzaron desde la cima hacia la base, es decir, de arriba hacia abajo.

En 1928 estaban ya trabajando bajo la supervisión del maestro Sargento Carlos Suarez Marens, del Escuadrón 14 y por orden del Coronel José González Valdés.

Allí trabajaron de primeros: Alfredo García Rojas, Antonio Vives Ricardo, Antonio Cruz, Inocencio Hernández, Manolo Oberto, Florencio Peña… y los techos del piso (el pulido), los hizo el soldado Eduardo Escalante Fernández. 

Leer más.

4 de julio de 2012

Ingenio Preston, primeros trabajos


A partir de la información muy valiosa recopilada por el prof. Julio César Urbina.


Los primeros trabajos de la United Fruit Sugar Co. (UFSCo), en la zona de Mayari – Guaro y con el obvio interés de preparar las tierras donde sembrarían la caña de azúcar, fue el desbroce de los campos vírgenes. Recuerdan las crónicas que luego de talados los arbustos de maderas preciosas, las maderas eran extraídas por máquinas especializadas adquiridas por la UFSCo, para que luego el Departamento de Construcción los aprovechara en trabajos diversos. 

Fue en estos trabajos de desbroce cuando se usaron nuevas tecnologías por vez primera, entre ellas una retroexcavadora que permitió una acumulación de tierra vegetal nunca vista en la zona. Tal desecho fue llevado hasta Preston con el objetivo de utilizarlas como relleno y darle conformación al Batey e ir disminuyendo las zonas pantanosas existentes en el Valle donde se creó el pueblo.

Con base en la original propiedad de la Compañía (Punta de Tabaco), y por el interés de expandirse, unas veces compran y otras arrebatan por leguleyos procedimientos, nuevos lotes de terreno que dedican a campos de caña, potreros, y otros usos. En estos lotes esta incluido el terreno en que se emplazará el Batey de Guaro, en el barrio de Santa Isabel, termino Municipal de Mayarí Oriente.

Muestra de los primeros lotes de terrenos adquiridos y preparados para acometer el cultivo de la caña de azúcar en la zona comprendida de Guaro-Herrera.
El elemento de la infraestructura  por la UFSCo en la región de Nipe mas difícil de construir fue su articulado sistema de transporte y en especial, la red ferroviaria. Después de concluidos los estudios para la instalación de la Industria, ello por los primeros meses del año 1901 - 1903, se comienza la construcción del ferrocarril desde la zona de Herrera hasta las inmediaciones donde se construiría el Ingenio, en la zona conocida por Punta de Tabaco. Estas obras fueron construidas por las primeras manos de obra barata importada que se instaló en las inmediaciones de la zona de Herrera: eran  estos jamaiquinos y españoles (españoles de las Islas Canarias en Cuba conocidos como isleños). Dichos braceros, procedentes del puerto de Guantánamo y por vía ferroviaria, entraron a la  zona de Herrera  para acometer la  esta ardua tarea de la construcción del ferrocarril.

Por ser un único dueño de toda la zona, sin interferencias de lotes de tierra de otros propietarios, fue posible la adopción  de un sistema de vías férreas mucho más centralizadas y sencillas. Asimismo desde los primeros momentos se decide el establecimiento de un completo equipamiento ferroviario de medidas Standard. Ello permitió reducir los puntos de concentración de la materia prima en los lugares destinados previamente por la Empresa. Como sus carros y locomotoras  de vía ancha eran capaces de  conducir una mayor cantidad de caña de una sola vez, resultaba más práctico construir pocos ramales que penetraran más profundamente en las zonas cultivables a  lo largo de toda la vía.

El caso específico, de tomar el nivel del suelo, donde se iría ubicando las traviesas para el montaje de las líneas férreas, fueron trabajos realizados por las llamadas “traíllas” tiradas por mulos, que era ésta una técnica avanzada en aquellos  momentos por los propios Españoles. Esta obra fue ejecutada por un personal especializado en proyectos ferroviarios contratado por Mr. Preston en New York  y la Habana y la labor de los rellenos que hacían falta fueron tirados por medios de góndolas con tracción de bueyes y mulos.

Una vez terminadas las obras los experimentados expertos que hicieron el trabajo para Mr. Preston chequeaban su calidad haciendo recorridos con las llamadas cigüeñas que la División Preston adquirió en los Estados Unidos y que entraron a Cuba por el puerto de Santiago de Cuba.


Estos equipos fueron traídos por la USFCo en el año 1903, con un Costo Original de $ 118.71

Después de ejecutado todo el proyecto del montaje del ferrocarril, la División Preston adquirió un equipo novedoso para la época, con objeto de agilizar y tecnificar los trabajos de mantenimientos de sus vías férreas: era su función el regado del balastro para impedir el corrimiento de las traviesas. Este equipo era atendido por dos jamaiquinos asentados en la zona de Herrera y consistía en una especie de un guinche a vapor, al que le suministraban energía las propias locomotoras, que estaba provisto de un sistema de engranajes y de una gran voladora para la disminución de las cargas. El balastro era transportado en  planchas de acero con guías que, luego, el arado regaba a ambas direcciones, a lo largo de toda la vía.

Montaje Telefónico en Preston:

Desde 1905 el Gobierno Cubano había autorizado a la Nipe Bay Company antecesora y subsidiaria de la United Fruit Sugar en la zona de Nipe, a instalar un conducto telefónico particular destinado al servicio de un nuevo central azucarero que la Empresa pretendía fomentar en Guaro. El tendido telefónico debía seguir el curso del ferrocarril de la Empresa, pasando por Santa Isabel de Nipe, el pueblo de Mayarí, Playa Manteca y Punta de Tabaco, con estaciones intermediarias a lo largo de su trayectoria.

En los primeros teléfonos instalados la corriente estaba generada por una batería. Las conexiones entre teléfonos eran de tipo manual, a cargo de operadoras que trabajaban en centralitas ubicadas en las oficinas centrales de conmutación o centralitas que era con el nombre con el que se les conocía. Los primeros sistemas telefónicos de la zona utilizaban cables de acero o de cobre para transmitir la señal eléctrica, sin embargo, a medida que el volumen de llamadas y la distancia entre las centrales de conmutación creció, fue necesario utilizar otras vías de transmisión.

Una de las obras de mayor relevancia en esta zona fue un cable telefónico depositado en el fondo de la Bahía de Nipe (1929), con el fin de comunicar las cabeceras divisionales de Banes y Preston con Saetía. Estos trabajos fueron realizados con el asesoramiento de especialistas Norteamericanos que dispusieron del personal y de la tecnología necesaria para acometer el trabajo. La realización de la obra duró dos meses y el servicio estuvo activo hasta el año 1935.


Posteriormente la UFSCo, conectó sus líneas con el sistema Nacional a través de la estación telefónica de la Cuban Telephone Company del pueblo de Mayarí, ubicado a unos 10 Km. En total la Compañía instaló 12 teléfonos en las Oficinas Principales y en las casas de algunos funcionarios, dejando uno para el servicio público del resto de los habitantes del Batey, este fue ubicado en la Farmacia del Batey, pero era muy controlado y chequeado por los directivos. 

El Ingenio. 

Luego de realizados los trabajos topográficos y cartográficos, primeramente se quiso realizar la construcción del ingenio en la zona de Santa Isabel de Nipe. Es que querían aprovechar la cercanía de los campos donde se sembraría la caña de azúcar, pero por estudios realizados para la construcción del futuro puerto se conoció que el dragado en dicha zona sería muy costosos, sobre todo porque el largo del puerto se haría muy extenso si es que se trabajaba para conseguir el calado que necesitaban los vapores. Desechado aquel lugar por lo costoso que resultaría el puerto, la Compañía decidió el montaje de la Fábrica en Lengua de Pájaro, Preston, Mayarí antiguo Oriente.

Por lo anterior puede asegurarse que el ingenio Preston, fue instalado persiguiendo siempre las mayores facilidades para las operaciones de embarque y también las  condiciones del terreno para el montaje, esto es, la resistencia del suelo, (el lugar en que finalmente se construyó hay un lecho rocoso muy resistente).

Ya desde estas labores del montaje de la Industria comienza a verse lo que luego será una generalidad: la penetración de mano de obra barata, fundamentalmente jamaiquinos e ingleses entrados a la Isla por el Puerto de Santiago de Cuba y luego trasladados hacia los Valles de Preston.

La fábrica como tal se comenzó a construir en 1903, en la parte Norte del Lote VIII Occidental de la antigua hacienda “San Gregorio de Mayarí”, sita en el barrio de Punta de Tabaco, término Municipal de Mayarí en la Provincia de Oriente. Su primera zafra la ejecutó en Febrero de 1907.

Primeramente se desarrollaron las actividades de replanteo y excavaciones para los cimientos, luego fue el montaje y  conformación de todo el esquédulo diseñado para cada área específica.

El edificio era de dos y cuatro plantas, las paredes de hierro galvanizado sobre acero y los pisos de acero y cemento. Todas sus estructuras interiores eran de vigas de acero, reforzadas con remaches y soldadura. Y el techo y las paredes de zinc galvanizado.  

Al lado del Central se construyó el Simmon, que se utilizaba para el almacenamiento de los sacos de azúcar. En este edificio se rotuló con letras de color blanco el nombre de Preston, por lo tal cartel resaltaba grandemente. Tanto así que según cuentan los que en alguna ocasión pasaron en avión por la zona, que se podía observar muy bien el nombre a más de 5 mil pie de altura.

A la entrada principal del ingenio se levantó una pequeña Oficina para el control interno  de todos sus empleados. Dicha oficina era de madera con doble forro en su interior, su piso  machimbrado  y pulimentado, y el techo de teja francesa, pintada de color blanco; su marquetería era de color verde oscuro. En esta oficina se tenia el control del personal, nóminas, planificación, medios básicos, producción, etcétera.

Secciones  Pertenecientes a la Oficina de Transporte (Telefonistas) y Ejemplos de algunos empleados que laboraban.
A la par que se construye el Ingenio azucarero se proyecta el replanteo de un sistema de canal subterráneo para evacuar los residuales de la producción, con un largo total de 397 metros de largo, completamente de mampostería, que permitía que un hombre de mediana estatura pudiera caminar el canal cuando hacía falta hacer verificaciones para el mantenimiento interior. Las crónicas recogen que en la monumental obra se trabajó día y noche, por lo que el tiempo de labor fue de solo 45 días exactos. Esta dicha obra fue la ultima construcción en el perímetro del Ingenio.

Desde la zafra de arrancada, que fue en 1907 y con solo 132 días de trabajo, el Preston fue considerado un Coloso. Sobre todo por tener un rendimiento de 9.94 y un recobrado de 67.17. En 24 horas el Central molía 750 mil arrobas, por lo tanto su nombre estaba inscripto en la lista de los más productivos a nivel internacional. En realidad solo había un central azucarero en el mundo, este ubicado en cuba, que lo superaba en capacidad, el Stewart en Camagüey.

El proyecto de Mr. Preston se llevó a cabo más o menos de la manera concebida. El dinero para levantarlo se consiguió de una hipoteca inicial de $ 1, 200,000.00 para la primera etapa de construcción, en 1905, con el City Trust Company de Boston. Esta hipoteca fue pagada al año siguiente. Una nueva hipoteca sobre la propiedad fue concentrada en 1907 para continuar con la segunda etapa de construcción del central e iniciar las operaciones productivas, esta vez por un monto total de $ 3,500,000.00. La compañía de créditos de la Ciudad de Boston, resultó ser la acreedora en este caso. El pasivo hipotecario fue posteriormente ampliado a $ 6, 000,000.00 con el fin de proseguir con la tercera etapa de ampliación de la industria.  (Esta hipoteca de la que se hace mención fue transferida a la Old Colony Trust, banco vinculado a la UFSCo al fundirse la City Trust Company y la Massachusetts Trust Commpany con esta Compañía).

A partir del año 1919, al Ingenio se les realizaron grandes inversiones: se monta un nuevo tandems para incrementar su capacidad de producción, llegando ahora a 850 mil arrobas de caña molida en 24 horas.

20 de noviembre de 2011

En Holguín Manduley es Libertad o viceversa


Por: Celia del Carmen Hernández Arias

La ciudad de San Isidoro de Holguín cuenta con grandes próceres independentistas cuya obra es necesario rescatar, es uno de ellos Rafael Manduley del Río. Sin embargo, si pregunta donde está la calle que lleva su nombre seguramente que la mayoría de los vecinos pensarán que está usted loco o que sencillamente nunca ha vivido aquí; por eso le aconsejo que en lugar del nombre de Manduley pregunte por la que llamamos calle Libertad y cualquiera le dará la respuesta más explícita sobre cómo llegar a ella. Sin duda, constituye una falta el hecho de no conocer que una de las calles que atraviesa nuestra ciudad, donde seguro muchas veces se ha parado a conversar y hasta tomarse un café en “La Cubita”, lleva por nombre Rafael Manduley del Río.

En esa misma arteria, nació el héroe que le dio nombre, el 28 de octubre de 1856, trescientos sesenta y cuatro años después de que Colón pisara tierra holguinera. Hijo de don José Manduley Pupo y doña María de los Ángeles del Río, natural de Santiago de Cuba, Manduley, coronel del Ejército Libertador, fue uno de los grandes caudillos con que contó nuestro territorio.

Fue invitado expresamente por el General Antonio Maceo a participar en el Parlamento de Bijarú, donde se discutió con los patriotas asistentes la forma de gobierno que debía adoptarse para la Revolución. El Coronel Manduley fue nombrado jefe del Estado Mayor del Segundo Cuerpo de Ejército, al mando del General Masó, y fue delegado a la Asamblea Constituyente de Jimaguayú, donde fue elegido vicepresidente.

Fue Procurador Público, puesto desde donde logró alcanzar la más alta consideración del foro holguinero y de toda la sociedad.

El 28 de mayo de 1890 contrajo matrimonio con doña Teresa Castellanos de Feria, hija del Coronel de la Guerra del ‘68 César Castellanos Fuentes. Doña Teresa era nieta de los esposos Feria Garayalde y sobrina de los patriotas Ladislao, Florentino, Diego y Luis de Feria.

Rafael Manduley no aceptó el cargo de Gobernador Civil de Oriente y en 1896 fue designado Sub-Secretario de la Guerra, ocupando en ese año la Secretaría de Guerra por sustitución.

En 1900 fue electo por la Junta Provincial de Escrutinios de Santiago de Cuba como Delegado a la Convención Constituyente. Luego sería postulado para los cargos de la Cámara de Representantes en la campaña comicial de 1904, en la que se efectuaron comicios el 28 de febrero para la renovación de la Cámara donde el Consejo Provincial se organiza en la Coalición Oriental Independiente y el partido Liberal representó esta candidatura, en la que Manduley obtuvo 10 mil 489 votos. El Partido Liberal Histórico fue representado en Oriente por este holguinero, quien fue reconocido más tarde como jefe de Oriente. De hecho, en 1908 fue electo Gobernador de Oriente por los liberales.

En 1912, la división provocada por los liberales cedió el territorio a los conservadores y Manduley perdió el Gobierno Civil de Oriente. Para 1920, el ex Gobernador y Coronel Rafael Manduley del Río, fue derrotado por el líder del liberalismo manzanillero Carlos Bertot Masó.

En la madrugada del 17 de julio de 1924, murió en Santiago de Cuba, rodeado de sus seres queridos y familiares, el ejemplar patriota holguinero. Los Caballeros de San Isidoro se hicieron representar en el entierro del Coronel Manduley por el prestigioso sacerdote cubano Dr. Miguel Ángel Portuondo.

Resulta inadmisible, entonces, que de tan ilustre caballero no se conserve siquiera su morada, la cual radicaba en la calle que lleva su nombre, con el número 178, donde se encuentra la textilería “Lidia Doce”, construida en 1960, luego de demoler totalmente lo poco que quedaba de la casa de Manduley. Actualmente, solo se conserva una tarja, que no se encuentra ubicada dentro de los límites de la textilería.


Según testimonios de personas que viven allí hace casi 50 años, de la casa solo quedaba la fachada. Así lo corrobora el periódico ¡Ahora! en el artículo “Solo una placa”.

No hay dudas de que la actual calle Libertad guarda su historia, porque fue escenario del quehacer continuo del ilustre caballero Rafael Manduley del Río.

16 de noviembre de 2011

Evolución histórica de la Plaza de la Parroquial y los inmuebles que la conforman desde sus orígenes hasta nuestros días


Por:  Angela C. Peña Obregón / Hirám Pérez Concepción / Yadira Rojas Espinosa

A unos 270 metros aproximadamente del río Jigue, y a unos 380 metros del Marañón, así de cerca, supongo que para tener cercano el abastecimiento de agua, y así de lejos, supongo que para protegerse del desbordamiento de los ríos cuando la lluvia era intensa, se fundó el pueblo de San Isidoro de Holguín a partir del trazado de dos plazas y unas diez calles de unas cuatro cuadras cada una de ellas. En la planta, de factura regular debido a que las vías se delinearon bastante rectas, (aunque las manzanas no guardaban las mismas dimensiones), se destaca la Plaza de la Parroquial, sobre todo porque la parcela que ocupó, era de mayor extensión que las del resto de la estructura urbana, incluso de la Plaza de Armas.


El esquema de la plaza donde estaba la parroquia respondía, como es obvio, a las funciones puramente religiosas que tendría, (y de ahí el tamaño!): en el interior de esa plaza  de construyó la Iglesia Parroquial, tal como lo estipulaban las Leyes de Indias para la fundación de ciudades mediterráneas, y exactamente a como fue costumbre en todos los lugares donde así ocurrió, la plaza fue nombrada de la Parroquial y sirvió de antesala y lugar de celebración de las fiestas religiosas de entonces, y cuando la iglesia era clausurada por algún motivo la plaza fue sede de los ritos católicos. 


Más y a pesar de la importancia de esta plaza presidida por la iglesia, su génesis, aún está un poco oscura e indocumentada, exactamente como casi todas las historias tempranas de los pueblos cubanos.

Solamente el primer historiador de la ciudad, Don Diego de Ávila y Delmonte (1865) nos dejó algunas referencias de ese primer momento fundacional, trasmitidas a él por su padre, Rosalía de Ávila, Regidor del Ayuntamiento de la ciudad en los inicios del siglo XIX. Y éste, a su vez, debe haberlo recibido de la escasa documentación de la época y por lo que contaron sus ancestros.

Felizmente nuevas fuentes han ampliado el panorama acerca de este proceso inicial de la historia del pueblo de Holguín y en específico de esta área que, hasta el año 1869, se convirtió en la de mayor interés político y social. Una de las fuentes a la que nos referimos fueron los trabajos histórico-arqueológicos realizados en 1996 en la Catedral de San Isidoro por especialistas del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, CITMA y del Equipo Técnico de Monumentos del Centro Provincial de Patrimonio Cultural, y en 2009 esos trabajos se extendieron a tres viviendas cercanas al perímetro de la plaza, entre ellas, la Casa del Teniente Gobernador, sita en Morales Lemus entre Aricochea y Cables. La otra fuente, apenas conocida, fue el estudio del plano alzado por el Ingeniero Ordinario Joseph de Mesa en 1737, documento cuyo original se encuentra en el Archivo de Indias.

Los antecedentes del sitio donde fue delineada la Plaza de la Parroquial quedaron referenciados por Ávila Delmonte, cuando explicó que el lugar seleccionado para construir la iglesia era el mismo donde en el siglo XVI había estado el bramadero o lugar donde bebían las reses del hato San Isidoro de García Holguín.

Porque servía para aquellos fines era ese el punto más alto del valle Cayo Llano, como se llamó el sitio donde hoy se erige la ciudad. En 1716 fue trasladada desde Las Guazumas hasta allí una pequeña iglesia en el año 1716, según el obispo Morell de Santa Cruz. O sea solamente se conocía que la historia urbana de Holguín iniciaba en el siglo XVIII pero las investigaciones arqueológicas evidenciaron la existencia de un núcleo poblacional de mediados del siglo XVII, aproximadamente cincuenta años atrás, nuevo fechado que no es absoluto pues consideramos que el sitio fue habitado a partir de servir de centro del hato ganadero.

Por su parte el plano de Joseph de Mesa nos trasladaba al primer esquema del poblado, desconocido por los historiadores que nos antecedieron, los que consideraban que la iglesia siempre había sido la de hoy, con la salvedad que el área más antigua de ella era la correspondiente con la capilla de la Virgen del Rosario, actualmente del Santísimo (hacia la derecha entrando).

Se puede afirmar hoy que la plaza ocupó una gran parcela en forma de rectángulo que se extendía unas dos cuadras hacia el centro del primitivo poblado, entre las calles San Miguel, San Ildefonso, San Diego y María Magdalena (actuales Maceo, Aricochea, Miró y Luz Caballero). La calle San Isidoro (Libertad) que, corría entre las de Maceo y San Diego quedaba interrumpida por la plaza pues la extensión mayor de la misma era de este a oeste, hacia las calles transversales María Magdalena y San Ildefonso. 

Tempranamente a la fundación del poblado, además de servir de sede religiosa, la plaza adquirió las funciones administrativas y políticas hasta 1869. 

Al recibir el pueblo la condición de Ciudad, el 18 de enero de 1752, su Teniente a Gobernador, Dr. José Antonio de Silva y Ramírez de Arellano, compró una casa con frente a la plaza, exactamente en la calle San Ildefonso entre San Isidoro y San Miguel. Era esa de materiales endebles y cubierta de guano, pero aún así hasta 1787 se convirtió, en la residencia de los Teniente Gobernadores y albergó las instituciones políticas y administrativas como la Casa de Gobierno, la cárcel y el cuartel . 

Esta vivienda anteriormente reseñada fue vendida al Teniente Gobernador Silva y Arellano, posteriormente Marqués de Guisa, por Don Diego Batista. Y como era esta la residencia de la máxima autoridad de la comarca el resto de los vecinos quiso vivir cerca y por tanto las casas se fueron alineando a las mencionadas calles. Entonces esas no poseían portales (o corredor como decimos los holguineros), y en su mayoría eran de embarrado sobre horcones y cubierta de guano, separadas entre si por una ancha faja de terreno y replanteadas en un gran solar que se extendía generalmente hasta la calle del fondo. 

Eran esos primeros vecinos de Holguín que hicieron sus viviendas alrededor de la Plaza de la Parroquial, hacendados, sacerdotes, militares, funcionarios del cabildo y comerciantes. Algunas de estas familias habían llegado desde Bayamo, Santiago de Cuba, Baracoa y Jamaica, cuando aquella isla pasó a manos de los ingleses en 1655.

Ya para 1730 la iglesia, que había sido bendecida en 1720 y trasladada hasta este punto en 1716, fue sustituida por un pequeño edificio de embarrado y cubierta de tejas de una nave y pisos de tierra apisonada. En  1751 la ampliaron a otras dos naves, sacristía y cuarto para el cura. En 1765 se le agregó otro cuarto, fecha a la que ya se le había colocado en las naves piso de losas de barro, según dice el Obispo Morell de Santa Cruz. En 1760 la plaza fue iluminada con cuatro farolas. 

Preciso es hablar de otra de las funciones citadinas que caracterizaba a las poblaciones cubanas de entonces, heredada del cristianismo, y que completan la imagen de la Plaza holguinera: Desde la fecha de construcción del templo en 1730, la iglesia y su plaza funcionaban como cementerio de la población. También por costumbre, los difuntos se sepultaban dentro y fuera de la iglesia en un camposanto aledaño. Dicho camposanto estubo  rodeado de una palizada de jiquí, por unos 80 años, según consta en los Libros de Entierro de la propia parroquial.

Estas ya narradas funciones políticas, religiosas y sociales que tenía la plaza la convirtieron en el área más importante y animada de la ciudad dieciochesca. Y cuando llegó la  primera mitad del siglo XIX el uso de ese espacio se incrementó por el aumento de la población y a la vez su  aspecto fue variando y enriqueciéndose cuando, por ejemplo, en sus alrededores las casas comenzaron a ser una veintena de ellas con techo de tejas. Posteriormente el Teniente Gobernador Francisco Zayas y Armijo remodeló viejas instalaciones, entre ella la iglesia y construyó otras nuevas como el primer edificio de dos plantas para cárcel y cabildo en la cuadra de la calle Cárcel con el fondo hacia esta plaza. Fue por ese mismo tiempo cuando  fue clausurado el cementerio que afectaba la salud de la vecindad y descalificaba el ornato de la nueva Iglesia Parroquial.

Veamos cuáles fueron esas obras de Zayas y Armijo:


Ha quedado dicho que la vieja parroquia holguinera estaba construida en el centro de la plaza, pero cuando a esta la remodelaron fue retirada unos metros hacia el fondo y hacia el lateral izquierdo, lo que permitió que quedara abierta la cuadra de la calle San Isidoro a cuya fachada se enfrentó la nueva obra. Con ello se producía la primera transformación urbana relevante que ocurría en la ciudad, pues además de rectificarse la calle San Isidoro, la parroquia ya no estuvo más dentro de la Plaza. Asimismo, al correrse la Iglesia hacia atrás y hacia su costado izquierdo, quedó una faja de terreno más amplio hacia el lateral de da a la calle Aricochea, y desapareció la plazoleta o patio hacia el fondo (Calle Miró), donde estaba el pozo. 

Y mientras se remodelaba la Iglesia, las casas de los vecinos más influyentes política y económicamente en la ciudad, se construían para entonces con bellos techos de influencia mudéjar, elaborados con maderas preciosas decoradas y muros de mampuesto ordinario hacia el exterior con la finalidad de hacerlos más sólidos. Claro como el desenvolvimiento económico no daba más que para la fachada, la mayoría de los vecinos de las inmediaciones de la Plaza mantuvieron los viejos muros interiores que fueron levantados con la técnica del embarrado.

Todavía quedan en pie algunos de los viejos portones
Pero eso sí, eran bellísimos los grandes portones. Su carpintería tenía elementos del estilo barroco y el arco o los arcos de la sala, pues llegaron a construirse hasta tres, eran los elementos que le daban el toque de belleza y la representación social o cierto abolengo a los que las poseían. Para entonces, excepto en la cuadra de la calle Miró, las casas fueron adquiriendo la portalería, de pies derechos de madera en un principio, que caracterizaron esa época histórica y de los cuales se conserva actualmente uno de ellos en el antiguo perímetro de la plaza. 

A pesar de que ya para entonces la Plaza de Armas (Actual Parque Calixto García), se había convertido en el hábitat de familias del más alto rango social, la de la Parroquial era significativa al punto de que todo lo que acontecía en la pequeña ciudad, fuera político o religioso, se celebraba en ella, como por ejemplo la bendición del templo y la primera misa, efectuados el 3 y 4 de abril de 1720. Y desde esa fecha en lo adelante (hasta hoy), se comenzó a celebrarse la fiesta del patrono San Isidoro, y también la festividad de la Virgen del Rosario, patrona de muchas de las familias fundadoras. Y claro está, los holguineros celebraban en la Plaza de la Parroquial el extenso programa de fiestas que marcaba el santoral católico, Santa Ana, Santiago, etc. 

Y cada vez los acontecimientos debieron crecer en majestuosidad. El de ellos que quedó con mayor fijeza en la memoria colectiva de Holguín fue el recibimiento al Gobernador de Cuba (Gobernador de Oriente), que en 1752 vino hasta aquí a oficializar a la población y crear la jurisdicción. Cuenta el primer historiador de Holguín, Ávila del Monte que esperaron los vecinos al Gobernador con una pequeña banda de músicos y que luego la población residente vino hasta la Parroquia donde hubo Misa especialísima. 

Además, el hecho de que permaneciera el Ayuntamiento en esa Plaza y que allí mismo estuviera la cárcel, el Cuartel de Caballería, pequeños comercios, y que en la Parroquial funcionara la Junta de Vacunas y el registro de la población por medio de los libros de bautismos, matrimonios y defunciones, y que en el templo se repartieran las papeletas para los entierros a los pobres de solemnidad, la Plaza continuó siendo centro de Holguín, adonde iban todos los días la mayoría de los vecinos que eran entonces, españoles, canarios, esclavos e indios. (De todos ellos se habla en los viejos libros de la antigua parroquia, y en la documentación del Ayuntamiento). Esas valiosas escrituras son testimonios de los protagonistas de ese periodo y de la evolución histórica, urbana y arquitectónica de la Plaza de la Parroquial a lo largo de su devenir histórico. 

En 1819 se inauguró una nueva iglesia, la de San José, hacia el norte. Hasta entonces la Iglesia Parroquial había sido la única por más de un siglo en todo el territorio jurisdiccional. Para esa fecha la ciudad fue dividida en dos barrios. La línea límite entre ambos era la calle del Rosario (Frexes). Entonces el control de la vecindad fue repartido entre las dos iglesias, pero la participación del Consistorio en las actividades político y religiosas continuaron realizándose en la Parroquial. 

Hacía 1800 las calles holguineras habían cambiado de nombres. Las antiguas de San Isidoro, María Magdalena, San Miguel y San Ildefonso, que son las que circunvalan la Parroquial Mayor, comenzaron a llamarse Comercio, Luz, Barcelona y Espartero. (Esas son las que los holguineros contemporáneos llamamos Libertad, Luz y Caballero, Maceo y Aricochea).

En distintos momentos del siglo XIX se continuaron realizando obras en la iglesia, como la construcción de las capillas laterales.


En la década de 1860 se produjo un temblor de tierra que provocó cambios sustanciales en la imagen de la Iglesia, sobre todo porque la torre, situada al centro de la fachada, fue afectada. Entonces se construyó una nueva fachada con la torre hacia el lateral derecho entrando y con terminación en espadaña. (Todavía para 1868, fecha en que se inicia la guerra de independencia en Cuba, la torre de la San Isidoro estaba en proceso de construcción). Para octubre de ese año, cuando el sitio a la ciudad por parte del Ejército Libertador, la Plaza de la Parroquial y varios de sus inmuebles participaron de los hechos. La casa de la familia Nogales, sita en San Miguel y María Magdalena (Maceo y Luz Caballero, actual Restaurante 1545) alquilada para Casa de Gobierno, fue uno de los puntos por donde comenzó el ataque mambi. La Iglesia Parroquial fue tomada por Julio Grave de Peralta, uno de los jefes que dirigía el ataque, quien la ocupó como cuartel. El 17 de noviembre, Peralta mandó a izar la bandera de Céspedes en la Torre. Y por su parte, el Cuartel de Caballería, localizado detrás de la Iglesia también fue tomado. Pero a pesar de estos hechos el punto principal de la acción revolucionaria fue la Plaza de Armas donde estaba la casa de Francisco Rondán (La Periquera), que fue donde se acuartelaron el Cuerpo de Voluntarios, el Teniente Gobernador y las familias influyentes a favor de España.


Treinta y ocho días después concluye el sitio y ataque a la ciudad, pero, por las excelentes condiciones de la casa de Rondán y ante el peligro de un nuevo ataque, las fuerzas españolas no lo abandonan y ya en 1869, en calidad de arrendamiento, el Ayuntamiento se traslada definitivamente a esa casa. De esta forma la Plaza de la Parroquial dejaba de ser el centro administrativo y político de Holguín, función que junto al religioso la había caracterizado por más de un siglo.

Durante la segunda mitad del siglo XIX, sin que se conozca exactamente el año, la plaza de la Parroquial fue pavimentada con losas cuadradas de barro y esa imagen la tuvo por unos cuantos años, tantos que con ese piso llegó hasta la primera mitad del siglo XX. Mientras algunos de los viejos corredores de madera y tejas fueron sustituidos por columnas en su mayoría toscanas y cubiertos con los de azotea. Hasta hoy en día existen allí algunas de las primitivas viviendas del siglo XVIII. Igualmente en las primeras décadas del XX  algunos  corredores (excepto el ya referido en Luz Caballero y Miró) son totalmente sustituidos por nuevos diseños, para entonces al estilo ecléctico, pero todos mantienen los diseños del siglo XIX. (Pero como es claro suponer algunos fueron repuestos totalmente, como sucedió con la casa de don Luis de Fuentes, edificada a ese nuevo estilo, para la sociedad La Unión Holguinera, actual escuela de música José María Ochoa).


El siglo XX también marcó significativas transformaciones en la Plaza que evolucionó hacia otras importantes funciones, entre ellas la más importante fue esa área perdió la condición de espacio religioso y se abrió como espacio público citadino, en condición de un nuevo concepto, el de parque, al que en 1900 nombraron José Martí. Pero pocos años después, el 10 de abril de 1916, lo rebautizan con el nombre de Mayor General holguinero Julio Grave de Peralta, (exactamente en esa fecha se develó la estatua del Mayor General Peralta al centro del parque). Pero a pesar de esa transformación importante, las calles que rodean al parque,  que recién había recibido otros nombres diferentes a las que por siglos habían tenido, Libertad (posteriormente Rafael Manduley), Luz Caballero, Maceo y Aricochea, seguían siendo los espacios de las procesiones para las Fiestas de San Isidoro o Fiestas de Abril y los carnavales, la de las Romerías a los cerros de la Cruz y María Ruiz, y el espacio del parque era utilizado para situar un carrusel y para actos cívicos y patrióticos realizados en el interior de la Iglesia Parroquial, entre ellos, las honras fúnebres al Mayor General Calixto García Iñiguez cuando se conoció de su fallecimiento en 1898, en Washington y u otros actos como la recordación de cada 7 de diciembre, fecha de la caída de Antonio Maceo.


Pero además el parque se convirtió en un foco cultural. En 1922 la construcción de la glorieta Ángel Díaz, (que después de su reciente reconstrucción pasó a llamarse glorieta Albanés), añadió una imagen singular a ese lugar al poder escucharse allí la música interpretada por la banda del ejército o la del los Caballeros de San Isidoro. (Hasta ese momento públicamente solamente se escuchaba música en las retretas que se realizaban en la Plaza de Armas o en ocasiones en otras plazas). También en esta área existió la primera biblioteca que se fundara en Holguín, la San Isidoro, cuya sede en la Iglesia Parroquia, era de uso público y con una colección variada, formada por distintas materias, no solo la religiosa.

General Julio Grave de Peralta y Zayas
Luego las construcciones que enmarcaban la Plaza fueron perdiendo el uso habitacional para adquirir el comercial: bomba de gasolina y venta de carros, funeraria, estaciones de ómnibus, fábrica de bastidores, carpintería y mueblería, bodegas, carnicerías, depósito de cerveza, además de fondas y hoteles fueron ocuparon los espacios paulatinamente. También debe destacarse que en la cuadra de Aricochea funcionó el colegio-convento Lestonnac, y en la de Luz y Caballero instituciones como la Colonia China y la Unión Holguinera. Pero estas funciones que ahora animaban la antigua plaza, no incidieron agresivamente en su imagen urbana, aunque llevaban cambios en el interior de los inmuebles.


En verdad las transformaciones irreversibles sucedieron a partir de 1939, fecha en que se produce otro temblor de tierra. Desde entonces la Plaza de la Parroquial no es igual aquella de siglos anteriores. Por ejemplo, entonces varía el diseño de la Parroquial a la que se le construyen dos torres, una a cada lado de su fachada principal. Pero, incluso, desde antes la iglesia se fue transformando, en 1922 el atrio del lateral izquierdo había sido cercado con un barandaje de estilo ecléctico al concebir allí los Caballeros de San Isidoro, la Plaza Fernández Lestón.


Otro cambio agresivo e irreversible, a pesar de ser un proyecto moderno de estilo racionalista, ocurrió en la década de 1950: en la cuadra de la calle Aricochea fue demolida una vieja construcción neoclásica, caracterizada por un gran corredor de columnas toscanas, para edificar la Estación Crespi, que propiciaba el tránsito por ómnibus a los principales poblados y sitios rurales cercanos a Holguín. A la plaza le eliminaron el pavimento de barro que le daba genuinidad y cierto sabor de añejamiento y le colocaron el que todavía posee que es de  hormigón, y también en esa fecha le cambiaron los bancos una, otra y otra vez… cada vez que los cambian los bancos cambian de estilo. 

Otra idea que, gracias a Dios, no llegó a materializarse nunca, consistía en demoler la vieja casa de los Fuentes y Nogales (Restaurante 1545) y junto a la parcela de la antigua cárcel, clausurada en 1951, edificar el Palacio de Gobierno. 

A partir del triunfo de la Revolución las funciones citadinas en la Plaza, la mayoría de ellas comerciales, tomaron nuevos vuelos. Los comercios fueron nacionalizados y ocupados por nuevas funciones sociales, incluida escuela de música y canal de televisión.  

Para la celebración del 460 aniversario del Hato San Isidoro, antecedente histórico de la ciudad de hoy, la plaza fue remozada en parte: se le reconstruyó la vieja glorieta, demolida en 1947. Por su parte los inmuebles que la rodean fueron pintados, se le incorporó al sitio donde había estado la fachada posterior de la vieja cárcel, desde 1983 arena de boxeo Henry García, un mural histórico, titulado Orígenes, se clausuró el comercio Komodidad para incorporarlo a la heladería Guamá (antiguo Grocery Holguín), se reabrió, después de una rehabilitación la Colonia China, y actualmente, en el espacio de la mueblería Le Varón, convertida en almacén después de su intervención, se proyecta para la ampliación de la escuela de música.

En 1979 la vieja parroquia de San Isidoro fue ascendida a la categoría de Catedral.


Popularmente el espacio ha ido tomando un nuevo nombre, el de Parque de las Flores, reconocimiento valedero pues en él, ya por haber sido el cementerio del siglo XVIII o por haber existido una funeraria en la esquina de Maceo y Luz Caballero o por su cercanía al Cementerio General, ha sido el lugar donde históricamente se han vendido flores.  Y en inmuebles cercanos (cuadra de Maceo entre Luz Caballero y Martí) existieron los llamados Jardines y existe aún una de las dos floristerías  de la ciudad.

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Bibliografía
  • Ávila del Monte, Diego. Memoria sobre el origen del hato de San Isidoro de Holguín. Segunda edición, Imprenta El Arte de José María Heredia, Holguín, 1926.
  • García Castañeda, José Agustín. ¿Dónde se encuentra el centro de Holguín? En Boletín Histórico, Año 2, No. 2, del 15 de abril de 1971, Aguilera 102, entre Libertad y Maceo, Holguín, Oriente P. 13
  • Morell de Santa Cruz, Pedro Agustín. La visita eclesiástica. Selección e introducción de César García del Pino. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1985.
  • Informes de las excavaciones realizadas en la Catedral de San Isidoro y en los inmuebles, Casa del Teniente Gobernador, Liberta entre Aricochea y Cables y en Maceo entre Luz caballero y Martí. Departamento de Arqueología, CITMA, Holguín.

29 de septiembre de 2011

LA UNITED FRUIT Co. EN CUBA



Fachada de la entrada del viejo edificio United Fruit en la avenida St. Charles, Nueva Orleans, Luisiana, EEUU

Para leer sobre la United Fruit Co. en Wikipedia haga click aquí

Las actividades de la United Fruit en Cuba representaron hasta cierto punto una anomalía dentro de las líneas operativas de esa empresa, puesto que en la mayor isla antillana fue el azúcar, y no el banano, el centro de su interés.

Asimismo producir azúcar en Cuba con la experiencia acumulada en la gestión de las plantaciones y el comercio bananero, otorgó también un perfil distintivo a la United entre las compañías azucareras norteamericanas que actuaban en Cuba. Cómo organizó la División Cuba de la United la esfera laboral la hace diferente a todos los otros monopolios que actuaban en la Isla.


La apuesta cubana de la United Fruit

Mucho antes de la llegada de la UFCo. a los territorios que rodean a las bahías de Banes y Nipe, al noreste de la isla, era el marqués de Esteva de las Delicias el dueño de un extensísimo latifundio de 70 000 has.-conocido como “Terrenos de Nipe”.



Este marqués se habían propuesto instalar una gran fábrica de azúcar en sus propiedades prácticamente despobladas. Pero, pese a haber conseguido el respaldo financiero de un banco parisino, el proyecto azucarero de Nipe en el siglo XIX no llegó a fructificar. La zona continuó mal viviendo su lánguida existencia, al margen de la dinámica económica que en 1893 permitió a Cuba producir más de un millón de toneladas de azúcar.

Leer además genealogía del marquesado de Esteva de las Delicias en GRANDES DE ESPAÑA
o en WIKIPEDIA

Mejor suerte que las tierras del marqués tuvieron otras aledañas en las que comenzaron a fomentarse plantaciones de banano.

Gracias a los avances registrados en materia de navegación y almacenaje, así como al cultivo de una variedad más productiva –Gros Michel-, el consumo bananero había crecido rápidamente en los Estados Unidos, mercado que en los años finales del siglo XIX importaba ya unos 17 millones de racimos.

Para satisfacer tan pujante demanda, en distintos países del Caribe se desarrollaron extensas plantaciones, a menudo estimuladas –o directamente promovidas- por empresas comerciales y navieras que operaban en los principales puertos del Atlántico norteamericano.

Con una exportación que -en 1892- superaba los siete millones de racimos, Cuba figuraba entre los mayores productores bananeros del momento. En la gran Antilla este cultivo era muy antiguo, pero fue en la década de 1870 cuando llegó a alcanzar una verdadera escala comercial, principalmente en la zona de Baracoa. Precisamente fue desde esa localidad desde donde los comerciantes y empresarios se encargaron de propagar la producción de bananos por las llanuras y valles de la costa norte de la provincia oriental (hoy territorios de la Provincia de Holguín).

Hacia 1887, una familia de comerciantes fruteros radicada en Baracoa, los Dumois, se asoció con algunos terratenientes de la zona de Banes para fomentar una extensa plantación.

Mediante la adquisición de tierras o el establecimiento de contratos de cultivo con campesinos del área, los Dumois consiguieron controlar más de 8 000 hectáreas de platanales y en 1895, valiéndose de tres empresas –todas ellas acreditadas en New York-, exportaban hacia Estados Unidos casi dos millones de racimos de banano.

Más, el estallido en ese propio 1895 de la guerra de Independencia en Cuba constituyó toda una catástrofe para los empresarios bananeros, cuyas propiedades y plantaciones en Banes fueron destruidas por las fuerzas del Ejército Libertador cubano.

Con sus negocios en suspenso y acuciados por algunas deudas, en 1897 los Dumois optaron por traspasar un importante número de acciones de sus empresas a la Boston Fruit Company, una gran entidad bananera estadounidense con la cual mantenían viejos nexos mercantiles.

Se sabe que en 1899 la compañía frutera bostoniana fusionó sus intereses con los de Minor C. Keith, otro empresario del giro, para crear la United Fruit Company. Entre los activos de la joven UFCo se incluían tierras cubanas y dos de los hermanos Dumois -Hipólito y Simón- figuraban en su directiva.


Pocos meses antes del nacimiento de la United, en Cuba había concluido el conflicto independentista con la intervención de los Estados Unidos. La Isla fue ocupada por el ejército norteamericano.


Andrew W. Preston (1894)
 Gerente General de United Fruit Co.
 La circunstancia no podía resultar más favorable para la United Fruit: sus propiedades en la isla gozaban ahora de la garantía representada por las autoridades militares estadounidenses. Y cuando surge la República de Cuba bajo el tutelaje de los EE.UU la seguridad de la Compañía se proyecta al futuro.

Apenas firmado en París un documento que acordaba la retirada de España después de 400 años de coloniaje los Dumois, que se habían ido a los EE.UU huyendo de la guerra, regresaron a Banes, pero ahora no eran los empresarios independientes que los vecinos habían conocido, sino que volvieron como funcionarios de la United, con las tareas de administrar –y acrecentar- las ya extensas propiedades territoriales de la compañía en aquella zona.

Aunque la empresa reanudó sus negocios bananeros rehabilitando algunas viejas plantaciones de los Dumois, el interés de la compañía, y en particular de su presidente Andrew Preston, se desplazó hacia el azúcar, producto para el cual avizoraba un futuro promisorio en tierras banenses.

Por exceder el marco tradicional de operaciones de la United (el banano), la decisión del azúcar fue calificada por algunos como “la locura cubana de Preston”. No obstante Preston siguió pensando en la caña y casi de inmediato comenzó a concretar su nuevo plan con la colaboración de Hugh Kelly, un avezado promotor azucarero que desde años atrás explotaba ingenios en Cuba y Santo Domingo.

Las oficinas de Kelly en New York se encargaron de realizar las compras de equipo y brindar el asesoramiento necesario para la instalación de un central azucarero, el Boston, en Macabí: punto costero enclavado en el mismo centro de las propiedades de la United Fruit en Banes.

Con el nuevo rumbo empresarial de la Compañía, Hipólito Dumois cesó en su condición de manager de la UFCo. en Cuba –y también desapareció de su directiva-, pero continuó actuando como un estrecho colaborador de la empresa. Hipólito era especialmente útil para lo que la United consideraba su objetivo inmediato: la expansión de sus propiedades agrarias.

Pretensión que se veía favorecida por el confuso régimen de tenencia territorial característico de las regiones orientales de Cuba: las llamadas “haciendas comuneras”, vestigios de la organización agraria inicial de la isla implantada por los conceptos feudales españoles.

Las haciendas comuneras se habían mantenido indivisas a lo largo de siglos, aunque en la práctica su explotación las fue fragmentando de manera harto imprecisa, mediante los llamados “pesos de posesión”.

“Pesos de posesión” significaban una especie de unidad de cuenta que -en cantidades variables- representaba el equivalente aproximado en tierras de una porción del valor de la hacienda. De hecho, las propiedades de la United en Banes no eran más que determinadas cantidades de pesos de posesión en cada una de las seis haciendas de la zona.

Esta anteriormente señalada situación resultaba un evidente obstáculo al traspaso de las tierras en calidad de mercancía y, por ende, un obstáculo para el desarrollo capitalista de la agricultura. Para superar aquel escollo el gobierno interventor norteamericano puso en vigor a principios de 1902 la Orden Militar No. 62, que establecía el procedimiento para la demolición de las haciendas en los términos más favorables a las voraces compañías norteamericanas que estaban invirtiendo en las provincias del este del país.

Con la asesoría de Dumois y los servicios de habilidosos abogados, la United se las ingenió para hacer valer sus pesos de posesión –fuesen estos legítimos o falseados- y descalificar a los de decenas de indefensos campesinos, apropiándose de la mayor parte de las haciendas de Banes, hasta integrar esas tierras en un enorme latifundio de más de 30 000 hectáreas. Pero todavía mayor sería la tajada territorial conseguida por Don Hipólito para la United en la zona de Nipe.

Conocedor de que sobre el extenso latifundio de los “Terrenos de Nipe” pesaba una amenaza de remate judicial como resultado de las deudas contraídas por sus propietarios con el Banco Romano de París, el habilidoso empresario se las ingenió para adquirir, mediante una maniobra de sabor fraudulento, las 75.000 hectáreas de esa inmensa propiedad por la ridícula suma de 189.370 dólares.

Al año siguiente –y por una cifra casi idéntica- Dumois “traspasaba” esas tierras a los señores Preston y Keith, principales cabezas de la United.

Inaugurado en 1901, el central Boston demostró casi inmediatamente que era una inversión acertada: apenas un par de años después y ya producía casi 20.000 tns. de azúcar y, lo mejor: sus perspectivas se tornaban todavía más halagüeñas, pues tras la firma el tratado de Reciprocidad Comercial entre Cuba y EE.UU. en 1903 el precio del dulce comenzó a experimentar un sostenido ascenso.


Alentado por la favorable coyuntura, Preston consideró oportuno fomentar otro central azucarero. Para ello procedió a segregar unas 50.000 has. de los antiguos Terrenos de Nipe.

Como la operación implicaba ciertos riesgos, el proyecto no fue asumido directamente por la UFCo., sino que se constituyó una nueva empresa, la Nipe Bay Company que, con la garantía de las tierras traspasadas por Preston y Keith, lanzó valores al mercado por algo más de $ 5.000.000.

Dichos fondos financiarían la construcción de un nuevo central, el Preston, y el fomento de plantaciones cañeras aún más extensas que las de Banes.

Cuando en 1907 la nueva fábrica entró en operación, la United “compró” la mayor parte del stock de acciones de la Nipe Bay. La Nipe Bay murió completamente absorbida por la UFCo. en 1923. Para esa fecha sus propiedades se valoraban en algo más de 12 millones de dólares.

Tras la absorción de la Nipe, las propiedades cubanas de la United quedaron organizadas en dos divisiones, “Banes” y “Preston” con un total de 105.000 hectáreas: la mayor propiedad territorial que -de manera concentrada- poseyese una compañía azucarera norteamericana en Cuba. (No era la UFSCo. la Compañía norteamericana con mayor cantidad de centrales azucareros en Cuba, pero sí eran sus dos centrales los más grandes productores de dulce).

Discurso pronunciado por el Presidente de la República de Cuba Fidel Castro Ruz, en la Tribuna Abierta de la Revolución en acto de protesta y repudio contra el bloqueo, las amenazas, las calumnias y las mentiras del presidente Bush, en la Plaza Mayor General "Calixto García" de Holguín, el 1ro de junio del 2002.




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