Desmesura gigantesca, (y sin anestesia para que el
dolor fuera insoportable), debió ser para los aruacos residentes en la costa de
Cuba la llegada del Gran Almirante, con sus vestimentas de metal y las naos tan
soberbias por su tamaño delante de las veloces piraguas. En mi siempre
frustrado ímpetu de poner música a cada momento, creo que en el justo instante
del encuentro debió escucharse música de trompetas, pero los “indios”, (se
sabe!) nada más hubieran podido sonar los caracoles de voz tan bronca, si no es
que se quedaron sin palabras.
La aldea a la mano (Holguín, Cuba)
30 de mayo de 2016
CIUDAD AUN VACÍA
Por costumbre, el español de Europa y aprendido de
aquel, también el del nuevo Mundo, dejaron siempre un espacio vacío de
concurrencia, en torno al cual edificó sus ciudades.
Es Holguín el mejor ejemplo de tal tradición, lástima
que a las plazas de esta comarca no le hicieron las típicas fuentes que en
otros lugares, a cuya pila de agua se acercan los gorriones y en torno a la
cual juegan los chicuelos.
Pero la historia no es lo que pudo haber ocurrido sino
lo que aconteció, ¿o también? Hasta ahora se han publicado muchos libros que
dan cuenta de la comarca, algunos que intentan pruebas exhaustivas y que a lo
único que llegan es a provocar un aburrimiento olímpico porque en ellos no
hablan los miles de difuntos que “asoman su corona” en los mares de documentos
que se atesoran aquí; documentos que dan cuenta de los interminables
parentescos o lo que es igual, de las dinastías de primos. A esos los
historiadores científicos cuentan y acomodan en tablas trabajadas en Excel, y todos
pierden el rostro cuando se convierten en demografía: ¡No hay programa para
computadora que sea fiel a la justa forma de lo impreciso!
ABELARDO RODRIGUEZ: ASESINO DE CANARIOS EN CUBA
Por: José Abreu Cardet
Es la de Abelardo Rodríguez una historia inacabada, inacabable
o imposible de contar, pues cuando el narrador cree que consiguió apresarla
definitivamente la imaginación popular quita o agrega pedazos y entonces hay
que volver a redactarla.
Se dice que fueron los maltratos a los que sometió el
canario emigrado a Cuba y segundo marido de la madre de Abelardo, lo que
despertó el odio a muerte por los isleños que Abelardo Rodríguez sintió desde
niño.
LA TEMIBLE HISTORIA DEL CANARIO JUAN MONZÓN
Por: José Abreu
Cardet
Dispersos y pocos
son los datos que han quedado del canario Juan Monzón: que años antes del
inicio de la guerra de 1868 emigró a Cuba y que se estableció en la parte sur
del oriente de la isla.
VIAJE AL PLUS ULTRA: Emigración de canarios a la Sierra de Candelaria, Gibara, Holguín, Cuba
Luego de arribar por la bahía de Bariay[1] en el norte del oriente de Cuba, la flotilla del Almirante Cristóbal Colon continuó por la costa de la isla hasta llegar al día siguiente, 29 de octubre de 1492, a la cercana bahía de Gibara, lugar este donde permaneció más tiempo en su primer viaje[2]. El almirante bautizó al lugar como Río de Mares y el 5 de noviembre de 1492 dijo que si de las tierras descubiertas salía algo rico y cosa grande, "estarían allí los mercaderes seguros de cualquiera otras naciones..."
Obsesionado
por demostrar(le) a sus Majestades Católicas que estas que había encontrado
eran tierras pertenecientes al Asia riquísima de especias, el Almirante que era
bueno en la navegación, mintió soberanamente a sus soberanos al afirmar que
“...Puerto de Mares, es de los mejores del mundo”[3], y
siguió en su mentidero cuando (re)afirmó que aquel era un “buen puerto”[4]. De las bahías situadas en la costa norte del
oriente de Cuba, Gibara es una de las pocas que no reúne los requisitos
mínimos para el establecimiento de un
puerto. Es abierta y muy poco protegida de los vientos y el oleaje[5]. Por
demás, dos ríos desembocan en ella provocando con sus arrastres la disminución
paulatina de su poco calado[6].
Sin
embargo lo anterior, poco más de tres siglos después hubo una explosión de
riquezas y se reunieron en estas aguas los marinos y comerciantes “de cualquiera
otras naciones”, muchos emigrantes canarios entre ellos. Solo que antes transcurrieron muchos otros acontecimientos.
LEER MÁS SOBRE LA EMIGRACION CANARIAS A LA SIERRA DE CANDELARIA, GIBARA, HOLGUIN, CUBA:
Gibara, destino de emigrantes canarios
Puerto de Gibara (COLONIA)
Puerto de Gibara (Inmigración durante el tiempo de la colonia)
Gibara, destino de canarios inmigrantes
Los canarios en Gibara y sus alrededores. Apropiación de la tierra
Las razones de la Candelaria en Candelaria, Gibara, Holguín, Cuba
Los canarios que llegaron a Candelaria, Gibara, Holguín, Cuba, encontraron una zona de ocupación anglosajona
Los Chapman en Gibara
Los pobres usureros canarios (en Gibara)
Los caminos del arado: el tabaco en Gibara
Candelaria. Construcciones
Casa canarias en Candelaria
Carpintería y canarios
Tejares
Casas de dos plantas
Los canarios de Candelaria se casaban entre ellos
Plátano y maiz en la Sierra de Candelaria, Gibara, Holguín, Cuba
El maíz
El molino o "maquinilla"
Fogón
El carbón
Los isleños (canarios) en la historiografía cubana de la guerra
La Compañía mambisa de Candelaria y otros hechos inéditos que se relacionan con los canarios de la zona durante las guerras independentistas cubanas
Abelardo Rodríguez: asesinos de canarios en Cuba
La temible historia del canario Juan Monzón
Fue un canarios quien le hizo un atentado a un santo en Holguíb, Cuba
[1] El lugar de la
llegada de Colon a las costas cubanas ha sido tema de discusión. Se Ha afirmado en diferentes momentos que ese acontecimiento
se produjo por Nuevitas, Baracoa, Gibara, Tánamo, Puerto Padre, Manatí. En
estos momentos se considera que el desembarco se produjo por Bariay donde se
levanta un monumento, aunque un grupo de estudiosos del tema, vecinos de Puerto
Padre, todavía sostienen que fue por su bahía y han publicado un libro titulado
Portus Patris con el objetivo de defender su afirmación. El único documento que describe el arribo de
Colón a Cuba es la copia que hizo el padre Bartolomé de las Casas del diario del Almirante y en el mismo no existen
descripciones pormenorizadas del sitio de llegada por lo que es de esperar que
estas controversias continúen. (Al parecer Fray Bartolomé de Las Casas hizo una copia
resumida del Diario de Colón, en la que muy posiblemente omitió datos que hoy
resultarían de gran interés)
[2] Esta larga estadía
del Almirante en las costas de la actual bahía de Gibara despertó la imaginación de los
historiadores. El geógrafo e historiador cubano
Antonio Núñez Jiménez convierte a
Colon en una especie de visionero al
decirnos que en su diario anoto
el lugar donde 325 años más tarde
se construyó una fortificación. Por su parte el historiador Francisco Pérez Guzmán sugiere la
posibilidad de que fue allí donde el Almirante sostuvo su primera relación
sexual con una aborigen. Los escritores también han sido atraídos por estos
días gibareños del Almirante: En su libro de cuentos “Carta al Rey”, Pedro
Ortiz hace una interesante recreación de la estancia en la bahía.
VER: Núñez Jiménez,
Antonio: El Almirante en la tierra más hermosa. Los viajes de Colón
a Cuba. Diputación Provincial de Cádiz, Jerez de la Frontera, España, 1985.
Pérez Guzmán,
Francisco: La Aventura cubana de Cristóbal Colón.
Ortiz Domínguez,
Pedro: Carta al Rey .
Ediciones Holguín 1989
[3] Pichardo, Hortensia. Capitulaciones de Santa Fe. Relación
del primer viaje de Colón. Compilación p. 28
[4]
Idem, p. 57
[5] En la década de los sesenta del siglo
XX se estableció una flota pesquera con
barcos capaces de ir hasta las
Bahamas. Pronto los pescadores se vieron
envueltos en titánicas luchas contra el viento que, cuando es muy fuerte,
arrastra las embarcaciones hasta el fondo de la bahía. Hoy se pueden contemplar
los mástiles que sobresalen en el mar de algunas de aquellas embarcaciones que
no pudieron ser rescatadas. Lo muy abierto de la bahía es la causa fundamental
de estos naufragios.
[6] Insiste La Aldea en que Colón,
excelente marino, debió comprender esta realidad, pero su interés de atraer la
atención de los reyes y comerciantes españoles hacia la tierra a donde habían
llegado influyó en estas, sus erráticas
valoraciones.
MARINERIA DE CABOTAJE EN CUBA (SIGLO XIX)
En
el siglo XIX existía en Cuba una eficiente marina de cabotaje que enlazaba los
diferentes puertos de la isla con la capital. Como es las de Cuba una Isla
larga y estrecha se abrieron dos itinerarios que favorecieron a los pasajeros.
Uno se iniciaba en Batabanó, adonde llegaban los pasajeros por tren procedente
de La Habana,
y seguía a lo largo del sur de la
Isla, llegando a los diversos puertos hasta su destino en Santiago
de Cuba para nuevamente hacer el trayecto en sentido contrario El otro
itinerario seguía la costa norte, saliendo del puerto habanero y haciendo
escalas en Nuevitas, Puerto Padre, Gibara, Baracoa, Caimanera y, bordeando el Paso de los Vientos, llegaba
a Santiago de Cuba. Algunos de estos barcos continuaban hasta la República Dominicana
y Puerto Rico.
Gibara (DESTINO DE INMIGRANTES CANARIOS)
Gibara[1]solamente fue un lejano paraje perteneciente a la costa norte de Bayamo hasta
que a mediados del XVIII los vecinos de aquella, segunda Villa fundada en Cuba,
montaron en carretas tiradas por bueyes y fueron a poblar este litoral, creando
haciendas, sitios de labranzas e insignificantes caseríos. Alrededor de 1720 fundaron la población de
San Isidoro de Holguín, a unos 32 kilómetros de la costa.
En 1752 autorizan a Holguín a
tener Ayuntamiento. Este tuvo jurisdicción sobre la bahía de Gibara y sus
alrededores. Lenta pero constantemente fue creciendo la población, lo que puede
verse en la tabla siguiente.
Año
|
Cantidad de
hab
|
1774
|
2,440
|
1792
|
5,837
|
1817
|
15,393
|
1823
|
16,351
|
1827
|
17,729
|
Como puede leerse en 53 años la
población se septuplicó, por lo que surgen nuevas necesidades y una acumulación
de productos que reclaman las bodegas de los mercantes. Inicialmente los
vecinos comerciaron con corsarios y piratas que arrimaban a las costas: Las
carretas llevaban hasta una playa sin nombre cueros y tabacos que se trocaban por
herramientas, telas, lozas y diversos productos europeos. Pero un comercio tan
irregular y peligroso obligó a los vecinos a pensar en un puerto.
Leer además: Marinería de cabotaje en Cuba en el siglo XIX
Al parecer fue en 1783 cuando se
realiza la primera gestión, pero no lo consiguieron. En 1805 la reiteran y otra
vez en 1813[2].
La valoración de una de estas
solicitudes, realizada en 1806 por un funcionario eclesiástico es reveladora de la necesidad
del puerto:
“(...)
que la gracia de habilitación es muy conveniente pues en 1710 era Holguín un
hato donde se estableció parroquia y siendo así que en los últimos 30 años
corridos, sin más tráfico que el doméstico, y sin más favores ni auxilios que
los de su clima, ha crecido la población hasta más de 16 000 almas, por lo que
es de creer que con el tráfico exterior
a que dicha población aspira se fomentará en acelerada proporción (...)[3]”
No fue hasta la tercera década
del siglo XIX que la idea de habilitar un puerto en la costa norte se pudo
materializar.
Cuando en 1816 se hizo cargo del
mando de la Jurisdicción
de Holguín, el Gobernador don Francisco de Zayas y Armijo comprendió la
situación desventajosa del territorio que gobernaba. Era su cabecera una ciudad mediterránea y si
bien se había desarrollado el comercio de contrabando este ya no satisfacía el
desarrollo de la economía local; por lo que emprendió la construcción de un
puerto.
Con el pretexto de enfrentar la
amenaza de los corsarios insurgentes[4]
que llegaban desde las nuevas Repúblicas americanas, el 16 de enero de 1817,
Zayas comenzó la construcción de una batería que nombró Fernando VII. La
concluyó el 2 de junio de 1818. El camino para que Gibara tuviera puerto estaba
desbrozado.
Pero como casi todo durante la
colonia, el proceso de
habilitación fue lento. El 23 de diciembre de 1821
las Cortes españolas aprobaron la tan esperada autorización, el 31 de ese mes
el Rey rubricó el documento, que no
llego a Holguín hasta el 7 de julio de 1822. El 11 de julio, con
repique de campanas y redobles de tambor en la ciudad de Holguín, se hizo
efectiva la apertura del puerto de Gibara al comercio con barcos de todas las
banderas y naciones[5].
Lógicamente,
el comercio se incrementó incesantemente como se ve a continuación:
Año
|
$
|
1827
|
72,340
|
1837
|
260,290
|
1847
|
638,687
|
1858
|
666,040
|
Las
estadísticas informan que durante el cuatrienio 1861-1864 se importaron
mercancías por un valor de 593,564 pesos y
se exportaron 3,913,158 pesos.
Por
otro lado en los 32 años que van desde 1827 a 1858, visitaron la bahía de Gibara un total de 1,526 barcos
lo que significa un promedio de 47.6 por año o lo que es igual, casi cuatro por
mes. De ellos estaban clasificados como nacionales 998, que significan un
promedio de 31.1 por año y como
extranjeros 528; 16.5 por año.
[1] Según el historiador de esa localidad,
Herminio Leyva, el nombre de Gibara procede de la palabra Jibá que era el que
se le daba popularmente a un arbusto que crece en las márgenes de los ríos
Cacoyugüín y Gibara, (ambos desaguan en la bahía). Pero según el escritor y periodista, también de ese poblado, Armando Leyva el nombre proviene de la
palabra “Guibara” que era empleada por los aborígenes para denominar al uvero o
uva caleta, arbusto muy abundante en sus costas.
En
documentos y mapas a la bahía se le llamó desde muy antiguo “Xivara”, “Jivara” y “Givara” y hasta el año
1856 se llamó al poblado que creció a su vera: “Punta de Yarey” unas veces y
otras “Yarey de Gibara”. Es en ese año antes referido cuando, oficialmente, bahía
y pueblo se nombraron GIBARA. No obstante, en numerosos documentos oficiales
posteriores a 1820 y anteriores a 1856 ya aparecía el nombre del poblado como
Gibara.
[2] Desde antes de la habilitación del
puerto la bahía era visitada por buques mercantes. Entre 1757 y 1792 se recoge en datos
oficiales la visita de diecinueve embarcaciones mercantes a la bahía de
Gibara en trajines mercantiles. Mientras entre 1795
y 1807 los mismos datos refieren
el arribo a la bahía unas 40
embarcaciones.
Fuentes:
Protocolos
Notariales de Holguín Archivo Provincial de Holguín
Novoa
Betancourt. José: “Contribución a la historia colonial de Holguín”, Inédito, p
78.
Novoa
Betancourt, José: “Gibara: Embarcaciones y economía en el siglo XVIII en
Holguín”. Inédito.
[3] Archivo Nacional de Cuba. Legajo 74,
Número 2828. Fondo Real Consulado.
[4] La autorización para
construir la batería de Gibara se vio facilitada por el acontecimiento fortuito
de que el buque en el que el nuevo Capitán General de Cuba de dirigía a hacerse
cargo de su puesto fue perseguido por estos corsarios.
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