Durante el sitio de Holguín (ocurrido entre octubre y noviembre de 1868), varios miembros del gobierno municipal se unieron a los rebeldes, entre ellos los Regidores del Ayuntamiento, Federico Mariño y Carlos Téllez (era abogado), siendo este último nombrado por las fuerzas independentistas, Fiscal Mayor de la Alcaldía.
También se les unieron el Secretario Contador del Ayuntamiento, Valentín Tapia y el Oficial tercero de la misma Secretaría, Bernardo Miyares.
El Gobernador siempre manifiesta en sus escritos que la Ciudad estaba dominada por los rebeldes.
(Con información obtenida de los Dres. Carlos Antonio Córdova Martínez, Laureano Calzadilla Anido y José Fernando Novoa Betancourt.
Centro de Estudios sobre Cultura e Identidad, Universidad de Holguín)
Se ha dicho mucho y muchas veces que los primeros holguineros vinieron de Jamaica, pero en el presente varios historiadores no lo creen.
José Rosalía de Ávila y González de Ribera, padre del historiador Diego de Ávila y del Monte, en una de las primeras obras sobre los orígenes de la jurisdicción holguinera, de la que solamente se conservan 32 cuartillas1dice:
“La población de Holguín es toda blanca (...) Es la descendencia de la colonia de Jamaica (...)”.
Por su parte dice Pérez de la Riva en claro seguimiento de la opinión anterior:
“Holguín es un asentamiento de colonos de Jamaica (...)”2,
E igual, la opinión la retoma Joel James cuando asegura que:
“Holguín, cuyo enclave primero se crea de manera voluntariosa e interesada, a finales del siglo XVII, con los inmigrantes provenientes de Jamaica (…)”3.
Sin embargo autores actuales desmienten las anteriores afirmaciones.
El Dr. Carlos Córdova insiste que entre los criollos fundadores vinieron decenas de descendientes de judíos conversos asentados en el oriente de Cuba desde antes, y para probarlo muestra apellidos de larga data en la zona que asimismo aparecen en la lista de apellidos sefarditas conformada por las autoridades ibéricas y que son los que clasifican para solicitar la ciudadanía española. (Ver más)
Y el también Dr. en Ciencias Históricas Laureano Calzadilla asegura categóricamente que los colonizadores de Holguín eran esencialmente criollos naturales de Bayamo en su mayoría, y asimismo de Santiago de Cuba y Puerto Príncipe (Camagüey).
Lo anterior demuestra que es difícil estudiar el origen étnico de la población holguinera del siglo XVIII.
Los documentos de ese dicho siglo clasifican los habitantes de la Isla en blancos españoles, libres de color, esclavos y extranjeros, de ahí la imposibilidad de conocer el por ciento de criollos, confundidos como se encuentran en las únicas cifras a las que se puede tener acceso en el presente.
No obstante los historiadores buscan alternativas. Una es la lectura de los Testamentos, porque en ellos se señala el lugar de nacimiento del testador, e incluso el de sus padres. Solo que se sabe que únicamente o casi siempre, nada más testaban los propietarios y esos, la mayoría de las veces, eran blancos. Lo anterior obligó a encontrar otras soluciones para tener información de los clasificados como “de color”. Una fue los propios testamentos de los blancos propietarios, pues en ellos se recogían a los esclavos entre los bienes del testador y la mayor parte de las veces señalaban si esos eran criollos o africanos, y, para mayor felicidad de los estudiosos, muchas veces decían la etnia a la que pertenecía el natural de África.
Otra vía de encontrar la información perdida son los documentos de compraventa de esclavos, que, con frecuencia, contemplaban si el vendido era criollo o africano; de ser criollo, decía si era mulato o negro, y en el caso de los africanos, muchas veces, el origen étnico.
La posibilidad de conocer la composición étnica de los libres “de color” fue menor. En el presente solamente existe una vía: las cartas de horros o cartas de libertad, que indican el porcentaje de criollos que obtenían la libertad.
1 La obra se titula Memorias para la Historia de Holguín en la Isla de Cuba” y fue publicada en: Memorias de la Sociedad Patriótica de La Habana, La Habana, 1856, p. 9.
2 Juan Pérez de la Riva: “La conquista del espacio cubano”, La Habana, 2004, pp. 124.
3 Joel James: “Alcance de la cubanía”, Santiago de Cuba, 2001, pp. 31-32.
(Con información obtenida de los Dres. Carlos Antonio Córdova Martínez, Laureano Calzadilla Anido y José Fernando Novoa Betancourt.
Centro de Estudios sobre Cultura e Identidad, Universidad de Holguín)
La ciudad de Holguín fue fundada por gente blanca y hasta los negros que trajeron como esclavos, se blanquearon.
Familias holguineras fundadoras (manuscrito) Autor: Don Diego de Avila
En la notaría de Holguín se conservan 350 testamentos aproximadamente dictados entre 1746 y 1800. En esos se demuestra la supremacía criolla en la población, en particular entre los blancos.
Del total de testadores habían nacido en Holguín 301 lo que representa el 40,03 %. (El dato anterior evidencia un proceso formativo en el que los nacidos en la ciudad aun no superaban el 50 % de la población).
Los no nacidos en Holguín, pero residentes en la comarca, eran inmigrantes procedentes de las jurisdicciones vecinas.
Bayamo: 270 individuos, que representan el 35,90 %.
Santiago de Cuba: 78 individuos (10,37%).
Puerto Príncipe: 60 individuos (7,98%).
Otras regiones y jurisdicciones están menos representadas.
De todos los testadores:
El 86,25 % eran criollos blancos
El 0,69 % criollos “de color”, lo que representa el 86.94%.
Españoles era el 11,0 %, de ellos, un 7,56 % peninsulares y el 3,44 % canarios.
Las etnias españolas más representativas en el Holguín entre los testadores de la segunda mitad del siglo XVIII son:
En primer lugar, los canarios con 12 individuos;
los castellanos, 10;
los mallorquines, 7;
los andaluces 5
y para el resto, las cifras oscilan entre 1 y 3.
Como se ve los canarios eran los más numerosos, pero seguidos muy de cerca por los castellanos y mallorquines; (esta última etnia pobremente representada en el resto de la Isla).
Conforme con los documentos, la mayoría de los que dictaron testamento contaban con más de 50 años, por lo que debieron nacer en las primeras décadas del siglo XVIII e incluso, algunos, a fines del siglo XVII. A juzgar por esos datos, los progenitores de los testadores nacieron, en su mayoría en el siglo XVII y la casi totalidad era natural de la región oriental.
Entre las madres de los testadores solamente tres NO nacieron en Cuba: una era originaria de la capitanía general de Venezuela y dos de España. Esta exigua cifra testifica el indiscutible papel desempeñado por las progenitoras criollas en la conformación de la sociedad holguinera.
Al analizar la naturaleza regional de los padres de los testadores se comprueba que la costa norte del Cabildo Bayamés (Holguín) fue sometida a un proceso de colonización desde el principio de la llegada ibérica, pero detenido a poco y reiniciado en el siglo XVII, pero la colonización más notable se produjo a principio del XVIII y se intensifica a lo largo de este último siglo. La anterior hipótesis se basa en los datos proporcionados por los testamentos. De ellos se deduce que la mayoría de las familias acomodadas se asentaron en la región antes de primera mitad del siglo XVIII, constituyendo la aristocracia que posteriormente apoyó la separación de Bayamo y que controló el Cabildo holguinero en la segunda mitad de este siglo.
Con información obtenida de los Dres.Carlos Antonio Córdova Martínez, Laureano Calzadilla Anido y José Fernando Novoa Betancourt.
Centro de Estudios sobre Cultura e Identidad, Universidad de Holguín)
En las primeras décadas de la colonización de Cuba la población indígena se redujo drásticamente, y, para colmo, a la misma vez, mucho de los primeros pobladores hispánicos abandonaron la Isla (y con ellos se llevaron a muchos “indios”), dirigiéndose a las ricas colonias establecidas en Tierra Firme.
……….
Así lo explica el Dr. José Vega Suñol:
Poco después de 1520 tuvo lugar una declinación demográfica en Cuba como consecuencia de la conquista de México, iniciada en 1519, que absorbió una parte importante de las huestes españolas establecidas, sobre todo, en la parte oriental. Pero asimismo esta expedición, igual que las subsiguientes, se nutrió de aborígenes cubanos como apoyo logístico; por tanto la declinación demográfica de las poblaciones indígenas en la naciente historia social de Cuba se explica, no solo, por el exterminio bélico, el duro trabajo en las encomiendas, los lavaderos de oro y la invasión biótica, como la gripe, que devastó una parte sensible de esa comunidad humana, sino también por la participación de cientos de aborígenes en numerosas expediciones a tierra firme en condición de sirvientes, cargadores, escuderos y hasta de soldados acompañantes de los españoles en la conquista de América.
Fue la masa aborigen asentada en el oriente cubano la que aportó la mayor cantidad de sus hijos para que fueran con los españoles conquistadores y fue a esos aborígenes a quienes correspondió la peor parte del trabajo. Finalmente, la inmensa mayoría de ellos no regresó jamás. Un dato más, eran hombres los aborígenes que se llevaron los españoles a sus aventuras de conquista, influyendo en el desequilibrio interno de sus comunidades.
El demógrafo Pérez de la Riva asegura que el punto más bajo en la cantidad de población cubana, fue de 5 mil, alcanzado hacia 15551.
Para reforzar lo anterior se tiene el informe del Obispo Fray Diego Sarmiento sobre la población en Cuba en 1544, dice:
Tiene en Bayamo 30 vecinos (alrededor de 150 personas, pues cuando dice 30 vecinos se refiere a las cabezas de familia), 400 indios y 200 negros;
en Puerto Príncipe, hay 14 vecinos (70 personas), 235 indios y 160 negros e indios de Yucatán esclavos; mientras Trinidad está despoblada;
en Remedios, viven 10 españoles y 200 negros esclavos;
en Sancti Spíritus, 18 vecinos (90 personas), 58 indios, 14 negros y 50 indios esclavos;
mientras que La Habana, cuenta con 40 vecinos (200 personas), 120 indios y 200 negros e indios esclavos2
……….
El crecimiento (lento, pero sostenido) de la población de Cuba se inicia a mediados del siglo XVI, con un fuerte componente criollo.
Setenta y seis años después del informe de Sarmiento, (en 1620), el Obispo Fray Alonso Enríquez de Armendáriz en su informe al Rey señala que Baracoa tenía 30 habitantes, Santiago de Cuba 250, Bayamo 1500, Puerto Príncipe 300, Sancti Spíritus 200, Remedios 50, Trinidad 150, Guanabacoa 170 y La Habana 70003.
Aunque no definen cuantos pertenecían al grupo dominante de españoles y sus descendientes o eran indios y negros, y dentro de estos últimos horros y esclavos, las cifras son de indudable valor para comprender el inicio del crecimiento demográfico. (Es de destacar el incremento poblacional de la Habana con un crecimiento aproximado de 14 veces,el nacimiento de la villa de Guanabacoa y el segundo lugar de Bayamo como centro urbano de Cuba).
1 Juan Pérez de la Riva: La conquista del espacio cubano, La Habana, 2004, p. 76.
2 Colección de Documentos Inéditos, serie II, t. III, Isla de Cuba, pp. 221-232. En: Hortensia Pichardo: Documentos para la Historia de Cuba, La Habana, 1977, pp. 99 - 101., t I.
(Con información obtenida de los Dres. Carlos Antonio Córdova Martínez, Laureano Calzadilla Anido y José Fernando Novoa Betancourt.
Centro de Estudios sobre Cultura e Identidad, Universidad de Holguín)
La colonización de espacios vacíos de la Isla por criollos naturales fue posible durante la segunda mitad del siglo XVII, (1650-1699), gracias al lento pero sostenido crecimiento de la economía y la población de Cuba. Así se inicia la constitución de centros de formación tardía entre los que destacan: Santa Clara como desprendimiento de Remedios (1668), y Pinar del Río (1669) y Matanzas (1693), ambos segregados de La Habana.
En la misma época la zona ubicada al norte de Bayamo y hasta la costa Norte, que ocupaba una extensa área de Maniabón, comienza a evolucionar hacia la conformación de una nueva región.
Antiguas provincias indias del Oriente cubano
El proceso fue favorecido por los obstáculos que significaba el río Cauto cuando se desbordaba y en consecuencia, una enorme franja de terreno quedaba anegada con sus aguas, impidiendo la comunicación con la villa madre. Es esa la causa por la que los inmigrados venidos del Bayamo se desarraigaron de su anterior sitio de convivencia y comenzaron a vivir un proceso de arraigo que los unió, como si fuera un indestructible cordón umbilical, a su nueva geografía. Finalmente en ellos surgió una tendencia hacia la autonomía que se concretó en fundar un nuevo pueblo (Holguín, en 1720) y conseguir que se le reconociera como una nueva jurisdicción en 1752.
Lea en las siguientes entradas: ¿Cuántos vinieron y de dónde son los holguineros?
Para 1550
García Holguín estaba en Trujillo y “(…) gozaba de una renta anual de 1 300
pesos otorgada por el Presidente La
Gasca en el reparto de Huaynarima”[1].
Según Busto Duthurburu, La Gasca
favoreció en el reparto a muchos de los que a última hora desertaron del campo
de los encomenderos rebeldes y aceptaron el perdón real, (Zevallos Quiñones
dice que García Holguín fue de ellos y que se plegó a La Gasca con armas y caballos[2]).
Seguidamente
continuamos esta historia a partir de lo narrado por el historiador holguinero
contemporáneo José Novoa Betancourt[3].
Recién
regresado Verdugo de Panamá, La
Gasca lo recriminó por sus desafueros y violencia y luego le
aconsejó que se alejara definitivamente de Panamá y del Perú. Verdugo, obedeció
y se fue a España, donde aspiraba a disfrutar sus muchas riquezas y, lo más
importante para él, obtener el perdón de los reyes por los varios crímenes que
había cometido. Y al parecer lo consiguió porque el Rey firmó una cédula que le
permitía volver al Perú y volvió, el temible Verdugo volvió al lugar donde
había sido rebelde contra la corona española. En Perú encontró que el
Presidente de la Audiencia
había entregado a García Holguín casi todos sus indios, creyendo como creía que
Verdugo no regresaría jamás, y como es fácil de imaginar el eterno rival de
García Holguín entabló un litigio judicial.
Holguín no
logró ver el final del proceso que cada vez se hacía más largo. Murió el 20 de
mayo de 1557 sin dejar descendencia[4].
Lo enterraron en la
Iglesia Mayor de Trujillo y luego su viuda doña Beatriz de
Isásaga continuó el pleito.
Verdugo
murió diez años después que Holguín y todavía los jueces no habían dado su
veredicto, por lo que las dos viudas retomaron el engorroso litigio.
[1] Busto Duthurburu, José Antonio del. “Dos
personajes de a conquista del Perú”. Lima: Editorial Universitaria, 1969 y
“García Holguín”. “Diccionario histórico-biográfico de los conquistadores del
Perú”, Arica, Lima, 1973
[2] Zevallos Quiñones, Jorge. “Los fundadores
y primeros pobladores de Trujillo del Perú” Vol. I. Las Semblanzas. Trujillo:
Fundación Alfredo Pinillos, 1996.
Para
continuar la historia del enfrentamiento entre Melchor Verdugo y García Holguín
hay que regresar en el tiempo al instante en que inician las Guerras Civiles en
el Perú.
En el
enfrentamiento entre Pizarro y Almagro, Melchor Verdugo fue pizarrista. Y después
llegó Vaca de Castro nombrado por la
Corona juez comisionado y gobernador del Perú y concluyó el
enfrentamiento entre seguidores de uno u otro bando.
Le sigue
cronológicamente la llegada del primer Virrey Blasco Núñez Vela quien amparado
por las Leyes Nuevas quitó posesiones a los encomenderos; estos se sublevaron y
capitaneados por el hermano menor de Pizarro, Gonzalo Pizarro presentaron un
proyecto de separación de la corona.
Los
seguidores de Gonzalo Pizarro causaron desmanes y saqueos de todo tipo en Perú
y también en Panamá y Nicaragua. Sin embargo, Melchor Verdugo y García Holguín,
que eran encomenderos perjudicados, apoyaron a Gonzalo Pizarro. Pero
posteriormente Verdugo se alió con el Virrey y los encomenderos rebeldes fueron
por él, lo apresaron y le exigieron explicaciones convincentes para no ser
ejecutado.
Al final
los seguidores de Gonzalo Pizarro le perdonaron la vida a Verdugo pero este,
para no tener que tomar partido en las acciones rebeldes, se refugió en
Trujillo y se fingió enfermo.
Precisamente
en ese momento es cuando Verdugo ideó una estratagema para salir de Trujillo
con armas y dinero y proclamar nuevamente su lealtad al rey[1].
Esto fue lo que hizo: con el supuesto de su supuesta enfermedad logró atraer
hasta su casa a varios de los vecinos principales de Trujillo, entre ellos a
García Holguín, y una vez dentro, los encerró, los tomó como rehenes, los acusó
de deslealtad al Rey y les exigió dinero como rescate que él, aseguró,
entregaría como contribución a la causa real.
A la vez y
con los rehenes a buen resguardo, Verdugo arengó a la población y logró captar
adeptos que se sumaron a la revuelta e, incluso, saquearon algunas casas.
Cuando los
prisioneros hubieron pagado por su libertad, Verdugo y sus secuaces los
llevaron hasta la playa y confiscaron el barco nombrado Santiago, que se
hallaba fondeado. “Seguidamente ordenó que los soltaran a todos menos a García
Holguín y a Cristóbal Angulo, a los que hizo subir al barco y se los llevó
consigo”[2].
Según Duthurburu “parece la causa de que Verdugo no liberara a estos dos
personajes es que García Holguín no quiso pagar su rescate y Angulo no tuvo con
qué”. Siguiendo al mismo autor los sucesos ocurrieron el 31 de octubre de
1544*, día de San Quintín[3].
Verdugo
navegó hacia Nicaragua donde sus hombres causaron todo tipo de desórdenes[4];
después, atravesando el Lago de Nicaragua salieron por su desaguadero al Mar
Caribe, en arriesgada travesía.
La
documentación hasta ahora revisada no aporta información sobre cuál fue el
destino de García Holguín durante o después de la travesía con Verdugo hasta el
Mar del Norte, como se le llamada entonces al Océano Atlántico. La próxima
referencia sobre el personaje es de 1547 cuando algunos documentos señalan su
presencia en Trujillo nuevamente[5].
*Se subraya esta fecha porque resulta relevante en
cuanto al cotejo de fechas y hechos registrados por la historiografía
tradicional de la región de Holguín, Cuba. Esa dice que García Holguín estaba
en este lugar en abril de 1545 y que en esa fecha reabrió su hacienda,
dedicándola ahora a la cría de hatos de reses y caballos.
[1] Busto Duthurburu, José Antonio del. “Dos
personajes de a conquista del Perú”. Lima: Editorial Universitaria, 1969 y
“García Holguín”. “Diccionario histórico-biográfico de los conquistadores del
Perú”, Arica, Lima, 1973
[4] Lockhart, James. “El mundo hispanoperuano
1532-1560”.
México: Fondo de Cultura Económica, 1982.
[5] Pérez de Tudela Bueso, Juan. Editor.
“Documentos relativos a don Pedro de la Gasca y a Gonzalo Pizarro”. Vol, I. Archivo
Documental Español. Madrid: Real Academia de la Historia, 1964.
En plena
etapa del gobernador Vaca de Castro estalló el conflicto entre García Holguín y
Melchor Verdugo (que antes hemos esbozado).
El
gobernador, en cumplimiento de las ordenanzas recibidas de Carlos V para
reformar las encomiendas, decidió en 1543 dividir la perteneciente a Verdugo,
considerando que dicho repartimiento poseía un número excesivo de indios
tributarios[1]:
siete “guarangas”*.
De las
siete guarangas que le habían pertenecido a Verdugo, tres se entregaron a
Hernando de Alvarado. A la muerte de este pasaron a Diego de Urbina y
posteriormente a García Holguín. Verdugo, no satisfecho con la decisión inició
un largo litigio contra García Holguín con el objeto de recuperar lo perdido**.
*Siguiendo el sistema e organización Inca, una
guaranga era igual a siete pachacas y una pachaca igual a cien familias.
**En los Archivos de Indias en Sevilla aparece
abundante documentación sobre el proceso, que es accesible a través de
Internet.
[1] Sánchez Zorrilla, Manuel. “La encomienda
de Cajamarca: apuntes para su historia”. Repositorio. Monografías.com, octubre
de 2015.
La llegada
del virrey Blasco Núñez Vela y los mandatos ordenados por él también
alborotaron a la población de Trujillo, donde, como en todas partes del Perú, a
todos los vecinos y soldados les quitaron los indios de servicio. Y a Diego
Mora y García Holguín les quitaron los indios de sus encomiendas[1].
El
argumento de Núñez Vela para proceder a privar de sus encomiendas a García
Holguín fue que había entrado en posesión de ellas siendo Teniente Gobernador,
lo cual quedaba absolutamente prohibido en las nuevas ordenanzas[2].
En el
juicio que posteriormente se siguió contra el Virrey algunos testigos dijeron
“(…) que en ambos pueblos [Trujillo y el vecino San Miguel] los vecinos y
personas que lo supieron estaban escandalizados en verles quitar los indios,
especialmente a García Holguín, que es caballero y viejo y honrado y que ha
servido a Su Majestad en estas tierras”[3].
Lo anterior prueba que ante la opinión pública trujillana era García Holguín
una figura de renombre y por tanto no estaban de acuerdo que lo privaran de sus
propiedades y que lo dejaran sin medios para sustentarse, y tanto así que
dramatizaban diciendo que la supuesta edad del Teniente Gobernador era de
ochenta años. (De acuerdo con el estimado de edad y tomando en cuenta otros
datos que antes hemos dado, la edad verdadera debió ser cercana a cincuenta y
cinco).
Ante los
desastres promovidos por el virrey Nuñez Vela, carlos V nombró en 16 de febrero
de 1546 a
Pedro de La Gasca
como Presidente de la
Real Audiencia de Lima y lo envistió de plenos poderes para
actuar como pacificador. A su llegada de La Gasca anunció que era portador de cartas del
Emperador español donde se ofrecía derogar las Leyes Nuevas.
[1] Vázquez, Baltasar, editor. “Traslado de la
probanza que fyciern los oidores de la abdyencia de Los Reyes contra el Virrey
Blasco Núñez Vela sobre los alborotos y escándalos que produxo con su ida”. En
Colección de documentos inéditos relativos al descubrimiento, conquista y
organización de las antiguas posesiones españoles de América y Oceanía. Madrid:
Imprenta de J.M.Pérez, 1869.
[2] Puente Brunke, José de la. “Encomienda y
Encomenderos en el Perú” (Fragmento digitalizado). Sevilla: Diputación
Provincial de Sevilla, 1992.
Justamente
en el momento en que la conquista del Perú corría mayor peligro por la
arremetida de Manco Inca, fue cuando se desencadenó el conflicto entre
Francisco Pizarro y Diego de Almagro por la posesión del Cuzco que ambos
consideraban estaba entre las gobernaciones que cada uno de ellos había
recibido en virtud de la
Real Cédula de 21 de mayo de 1534.
El
enfrentamiento entre pizarristas y almagristas marcó uno de los periodos más
sangrientos de los protagonizados por los conquistadores españoles en América.
En Trujillo
la mayor parte de los vecinos, incluyendo al Teniente Gobernador García
Holguín, eran leales a Pizarro[1].
Finalmente
el conflicto condujo a la ejecución de Almagro en el Cuzco, el 8 de julio de
1538 y el asesinato de Pizarro el 26 de junio de 1541. Posteriormente y en
vista de que el hijo de Almagro encabezó a los seguidores de su padre y la
guerra continuó, el 16 de septiembre de 1542 se produjo la batalla de Chupas,
entre las tropas almagristas y las de Cristóbal Vaca de Castro, nombrado por la Corona juez comisionado y
gobernador del Perú. El hijo de Almagro fue ejecutado en el Cuzco el 27 de
noviembre de 1542.
La
siguiente etapa de las Guerras Civiles estuvo claramente definida como la
rebelión de los encomenderos contra la corona española, sobre todo por el
descontento de los encomenderos por una serie de disposiciones legales
enunciadas por el Rey conocidas como las Leyes Nuevas. (Este conjunto
legislativo, promulgado el 20 de noviembre de 1542, pretendía mejorar las
condiciones de vida de los nativos de la América española)[2].
Con la
compleja misión de poner en vigor las Leyes Nuevas, Carlos V envió a Perú a
Blasco Núñez Vela con la investidura de primer Virrey. El Virrey llegó en marzo
de 1544 y tal fue su exceso de celo en el cumplimiento de su tarea, y tan
grande su desconocimiento de la realidad peruana y americana en general, que lo
único que consiguió fue exacerbar los ánimos hasta la radical postura de los
encomenderos de presentar un proyecto separatista de la corona.
[1] Castañeda Murga, Juan. “La casa del
capitán García Holguín en la ciudad de Trujillo del Perú: apuntes para su
historia”. Cuadernos de Historia I, 2002.
[2] Castro Arenas, Mario. “Panamá y Perú en el
siglo XVI”. Alicante: Universal Books, 2010.
El periodo
inmediatamente posterior a la fundación de Trujillo fue extremadamente convulso
y violento, sobre todo por las Guerras Civiles que entre ellos mismos se
hicieron los conquistadores del Perú (1537-1554).
Manco Inca
Yupanqui fue uno de los cuatro sucesores de Atahualpa que se enfrentaron al
desmantelamiento del imperio por los españoles, sin embargo, aprovechando la
compleja situación política de las naciones andinas en ese momento, divididas y
enfrentadas entre sí, Pizarro logró manipular a Manco Inca haciéndole creer que
se aliaban y nombrándolo emperador.
Pero tantos
fueron los abusos que cometieron los españoles contra el pueblo inca, que Manco
Inca inició una nueva rebelión y puso en vilo el dominio de los conquistadores
en la región. Entonces tal fue el temor que invadió a Pizarro que comenzó a
pedir ayuda a todos los gobernadores de Indias y también a todos los cristianos
que vivían dentro de su gobernación[1].
Obviamente
que Trujillo no quedó exenta de tales exigencias. A los de esa villa Pizarro
les solicitó que acudieran con todas las gentes y armas disponibles y a la
misma vez les envió un navío para que sacasen del pueblo a las mujeres y niños
y para que resguardaran todos sus bienes(Trujillo está situada muy cerca del océano Pacífico).
Llegada la
petición de Pizarro, García Holguín, entonces Teniente Gobernador de la villa,
convocó a una junta de vecinos que acordó la defensa del pueblo y “poner a
salvo a las mujeres remitiéndolas por mar a la ciudad del istmo [Panamá] bajo
el cuidado de Rodrigo Lozano”[2].
[1] Velasco, Juan de. “Historia del reino de
Quito en la América
meridional”. Vol II. Caracas: Fundación Biblioteca Ayacucho, 1789.
[2] Zevallos Quiñones, Jorge. “Los fundadores
y primeros pobladores de Trujillo del Perú” Vol. I. Las Semblanzas. Trujillo:
Fundación Alfredo Pinillos, 1996.