Aunque
inmersos en las luchas cívicas narradas en el anterior post, durante la segunda
mitad de la década de 1940, los holguineros amantes de la cultura y el progreso
no dejaron de dar calor a múltiples iniciativas y proyectos que, en otros
ámbitos sociales, demuestran el avance de la ciudad hacia nuevos campos del desarrollo.
En la
arquitectura, por ejemplo, resaltan la expansión del art decó y otras nuevas
corrientes, en la música sobresale la fundación de la Sociedad Filarmónica
y en la música popular el auge de
formatos como el conjunto y las orquestas jazz band.
Sin
embargo lo dicho, la escultura sobresale con la obra de Mario Santí. Este
holguinero en sus años de adolescencia integró la Banda de Exploradores que
tantas retretas amenizó en el Parque, luego fue a estudiar a la Academia de San Alejandro
donde se convirtió en uno de los más notables escultores cubanos. Realizó obras
valiosas en distintos pueblos, entre ellas un busto de Martí en Las Tunas, un
busto de San Antonio María Claret en El Cobre y el Mausoleo al Apóstol en el
Cementerio Santa Ifigenia de Santiago de Cuba, considerado el más relevante del
arte funerario en Cuba. En Holguín hizo el busto de Antonio Maceo que está
colocado en el pequeño parque de la intersección de la Carretera Central
y la calle Maceo, otro del General Remigio Marrero en el parque homónimo y el Monumento
a las madres que se inauguró en el Parque Calixto García el 12 de mayo de 1946.
La paloma del Parque Infantil de Holguín es la obra más popular de todas las de Santí en Holguín, sin embargo casi nadie sabe que él es el autor. (La foto es del día de inauguración del parque) |
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Otro
momento significativo para la ciudad fue la recuperación en 1948 de la
tradicional Fiesta del Santo Patrón, también conocida por entonces como “Feria
de Abril” y que fue una idea del promotor de hermosas iniciativas, Dr. Oscar
Albanés Carballo, quien la rebautiza como “La Feria de los Siglos” que tuvo en el parque algunos
de sus escenarios principales, sobre todo en el gran óvalo del Parque donde la Banda Municipal realizaba las
retretas.
Desde
su casa hasta el lugar de las retretas solían acompañar al maestro Márquez,
director de la Banda,
algunos de sus hijos. Particularmente uno de ellos con especial vocación por la
música, Juanito Márquez Urbino, quien se inspiró en la gran celebración que se
reiniciaba y escribió una pieza de igual título, “La Feria de los Siglos”, y con ella
se dio a conocer en el mundo musical. Años después aquel se convirtió en una de
las más versátiles y talentosas figuras de la música popular cubana.
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