No obstante la ocupación yanqui y los tropiezos de
la lenta recuperación, los holguineros emprenden numerosos proyectos
constructivos, entre ellos la
remodelación o construcción de viviendas y comercios alrededor del
parque Calixto García.
La familia Infante abre la tienda La Luz de Yara en el antiguo establecimiento
de Nates Bolívar y los hermanos Sirvén hacen lo mismo en la antigua farmacia Gaya, el médico y coronel libertador
natural del Camaguey, Rodolfo Socarrás instala su consultorio en la intersección
de las calles Maceo y Peralta (hoy calle Martí), mientras que el próspero
comerciante español Saturnino García Zaballa, luego de casarse con la
holguinera Rita Benítez, comienza a procrear una familia de abolengo, los
García Benítez, quienes viven en la calle Libertad casi esquina Frexes (hoy tienda
La casa Azul).
Y así llegó el 31 de diciembre de 1901, cientos de
holguineros escogieron el parque para recibir el nuevo siglo. Veamos lo que a
propósito de esas festividades publicó un periódico local:
“Grande fue el entusiasmo que se notó en esta
ciudad la noche del lunes último con motivo de despedirse el siglo XIX. A
las diez en punto dio principió la
retreta, ejecutada por la brillante orquesta del señor Avilés, la cual terminó
a las doce a los acordes de la diana de Agramonte. A dicha hora el cañón
guerrero dejó oír su prepotente estampido saludando el nuevo siglo. Esos
cañones estaban dirigidos por nuestro amigo Carlos Muecke, eran los mismos que
en días de guerra aterraban por sus estragos mortíferos y ayer sirvieron para
indicar a un pueblo la nueva era de paz,
de progreso y de libertad”[1].
Ese estilo, entre el optimismo y la tonta apología,
entre el fervor patriótico y la demagogia politiquera, distinguió las reseñas
de la prensa sobre los incontables y multitudinarios actos que se realizaron en
el parque y sus alrededores durante los siguientes 60 años.
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