Inmediatamente
después que fundaron el pueblo en 1720, reiteradas fueron las peticiones de los
holguineros para que fuera oficializado, pero tales solicitudes no surtieron el
efecto que los abuelos esperaban hasta el 1ro de febrero de 1751, que fue
cuando el Rey firma la Real
Cédula mediante la que determina que el Gobernador de
[Santiago de] Cuba se trasladara hasta Holguín y diera el título que mejor
conviniera.
La
lentitud de las comunicaciones de entonces demoraron hasta el 18 de enero de
1752, que fue cuando el Gobernador, Mariscal don Alonso de Arcos y Moreno constituyó
en Holguín la Tenencia
de Gobierno con jurisdicción propia. En esa misma fecha se rectificó la
estructura urbana y se delinearon los terrenos de la Dehesa y Ejidos que
pertenecían al Cabildo y que estaban dedicados a la subsistencia de la
población. Todo lo anterior fue realizado por don Baltazar Díaz de Priego,
Agrimensor Público de Cuba.
Para
conocer las características del Holguín que alcanzaba el alto título de Ciudad,
es una de las fuentes más confiables el informe que redacta el Obispo Morell de
Santa Cruz, luego de permanecer en esta por once días del año 1756, o sea,
cuatro años después del título. Escribió el
mencionado Obispo que era este un pueblo bastante dócil pero rudo, y
poco instruido en las verdades eternas, que sus gentes vivían en una gran
miseria, sin más ingreso que las ventas de tabaco a la Real Compañía. Y
que los vecinos permanecían en sus haciendas casi todo el año, viniendo a las
casas que tenían en el pueblo por unos pocos días, de ahí que en la ciudad nada
más se mantenían muy contadas familias, viéndose sus calles, por lo común,
despobladas. Según la misma fuente, para entonces nada más había en Holguín 238
casas, 7 de ellas de teja y las restantes de paja, pero aún así, en cuanto a la Plaza de Armas afirma el Obispo categóricamente
que era “tan capaz, que en toda la Ysla no ay otra que la
iguale”[1].
(Sic)
Lamentablemente la amplitud y belleza de la Plaza contrastaba con su
entorno donde únicamente había unas pocas viviendas con techo de guano, razón esa
por lo que en días festivos se prohibían los fuegos artificiales. Por ese
entonces las actividades sociales se limitan fundamentalmente a la Plaza de San Isidoro, en
cuyos alrededores radicaba el Ayuntamiento, la cárcel y otros establecimientos
y donde vivían las familias influyentes. La de Armas exclusivamente se
utilizaba para los ejercicios militares, para pregonar los Bandos del gobierno
y al comercio.
Y
así durante toda la segunda mitad el siglo XVIII e inicios del siguiente la
imagen de Holguín continuó siendo la de un pequeño pueblo rural, sus calles y
plazas eran de tierra y sólo en 1760 se
instaló el alumbrado público en la Parroquial.
Por demás la
Ciudad carecía de edificaciones sociales e incluso no había cárcel.
Por su parte la carnicería continuaba en una inhóspita casas y el pobre
hospicio existente estaba en bohíos que el Cabildo alquilaba a los vecinos.
Por
su parte en la residencia del Teniente Gobernador, que también era de embarrado
y techo de guano, como todas las otras edificaciones de Holguín, era donde
radicaba la Casa Cabildo. Esa casa la
había comprado en 1754 el primer gobernador que tuvo la ciudad en la calle San
Ildefonso, actual Aricochea, con frente a la plaza de la Parroquial.
En
1778 esa dicha casa, en la que se alojaba entonces la cárcel y el cuartel, sufrió
un incendio que le afectó una tercera parte de ella. Por lo que la máxima
autoridad de la ciudad se vió obligada a alquilar la casa del vecino Pablo
Alberteris, situada esa en el ángulo de las calles San Isidoro y Rosario
(Libertad y Frexes).
Que
el Teniente Gobernador fuera a residir a la Plaza de Armas fue el primer paso para que ese
lugar de Holguín se fuera convirtiendo en el centro de la población.
Y
así llega para la comarca el año 1816, que fue cuando ocurre un hecho
determinante para la Plaza
de Armas y para el desarrollo urbanístico de la ciudad: nombran Teniente
Gobernador a don Francisco de Zayas de los Reyes y Armijo[2].
Este hombre, que fue el primer criollo que desempeñó tan alto cargo, era un oficial
retirado del Ejército e ingeniero voluntario. Su gobierno duró hasta 1833 y es
el de más grata recordación durante todos los años coloniales de Holguín.
Durante
su mandato Zayas concluyó e inauguró obras de carácter social en la ciudad, entre
ellas la Real Cárcel
y Casa Cabildo, que fue el primer edificio de dos plantas que hubo en la ciudad,
(Actual Arena Deportiva Henry García). Ese edificio, inaugurado en 1818, tenía
las paredes de mampuesto y los techos de madera cubiertos de tejas. Aunque
estaba situado en la Plaza
de la Parroquial
el edificio citado tenía el frente a la calle Nueva, que a partir de ese
momento tomó el nombre de calle Cárcel (luego Calle de los Mártires). Y aquí La Aldea va a hacer un alto para
explicar el nacimiento de dos calles que no se abrieron durante el primer
trazado urbanístico de la ciudad:
Como
se ve en el mapa de Holguín de 1737 no existían las calles que actualmente se
llaman Miró y Mártires. Pero cuando en el Gobierno de Zayas la parroquial de
San Isidoro se corre hacia atrás, para que no interrumpiera más a la calle San
Isidoro, (actual Libertad), y por detrás de la iglesia se traza una nueva calle
a la que se le nombró Barcelona, luego General Miró. Esta nueva calle rompía la
uniformidad del entramado urbanístico, por lo que se abre otra que se comenzó a
llamar la calle Nueva. Luego, cuando Zayas levanta el edificio sede del Cabildo
y de la Real Calle
y toda vez que ese dicho edificio tenía el frente a la calle Nueva, aquella se
rebautizó y comenzó a ser de la Cárcel.
Durante las guerras por la independencia en esa cárcel se
encerraba a los prisioneros capturados en los campos en armas. A ellos,
generalmente, se les sancionaba a pena de muerte. Por la calle de la Cárcel llevaban a los
presos hasta una de las paredes del Cuartel del Infantería del Ejército español
(actualmente edificio sede de la
Central de Trabajadores de Cuba en Holguín, CTC). En honor a
ellos, en 1900 la calle de la
Cárcel se rebautiza con el nombre de Calle de todos los
Mártires, hoy sencillamente Calle Mártires.
En
el siguiente mapa de Holguín, que fue trazado por el mismísimo Zayas y Armijo
se puede apreciar que las dos nuevas calles que se abrieron en la ciudad,
actuales Miró y Mártires, no guardan las mismas proporciones en cuanto al
tamaño de las manzanas. (El énfasis para marcar las calles Miró y Mártires es
del equipo editor de La Aldea)
Al
fondo de la fotografía siguiente, que seguro que hizo desde una de las torres
de la Iglesia San
Isidoro se puede ver el edificio para Cabildo y Cárcel levantado por Zayas y
Armijo. (En primer plano se ve la glorieta que actualmente lleva el nombre de
Albanés. Esa glorieta fue levantada en un momento muy posterior a Zayas y
también la estatua del Mayor General Julio Grave de Peralta, nieto de don Paco
Zayas y Armijo es posterior, exactamente de 1916. Como es obvio, en tiempos en
que Zayas levantó el edificio aún no se había inventado la fotografía)
Fue
Zayas y Armijo quien levantó el nuevo edificio de la Iglesia Parroquial
de San Isidoro, también de muros de mampuesto y techos de maderas labradas
cubiertos de tejas, que se corrió hacia atrás entre los 1818 a 1820 para abrir el
paso de la calle San Isidoro, actual Libertad, como se ve en el siguiente
gráfico.
La iglesia San Isidoro que construyó don Paco de Zayas y Armijo. (La fotografía es de las primeras décadas del siglo XX) |
En
1819 don Paco de Zayas y Armijo concluyó el edificio de la iglesia auxiliar de
San José. En la fotografía siguiente se puede ver la iglesia sin que todavía se
le hubiera hecho el agrandamiento que le aportó las dos naves laterales.
(Porque se ve que ya estaba levantada la iglesia Los Amigos que es de 1902 y
porque todavía no habían colocado el que los holguineros mal llamamos El
Angelote, en homenaje a los patriotas independentistas fusilados en Holguín,
que es de 1916, se puede concluir que la fotografía fue echa en algún momento
entre ambas fechas)
En
1820 don Paco de Zayas y Armijo mejoró el Cementerio General de la ciudad, y a
partir de 1820 prohibió los enterramientos en la iglesia. Y asimismo el
Teniente Gobernador levantó un plano topográfico de la ciudad que elevó al
Gobernador de Cuba, don Eusebio Escudero; fundó
una delegación de la Sociedad Económica de Amigos del País en 1830, la Sub-Delegación de
Haciendas y reorganizó las milicias de la ciudad.
Asimismo
bajo su gobierno fueron aprobadas otras obras, entre ellas la extensión del
alumbrado a toda la ciudad y la construcción de un Hospital de Caridad que no
pudo materializarse hasta años después de su muerte por la falta de fondos.
Aunque
todas las obras de don Paco de Zayas fueron importantes para Holguín, ninguna
superó a la que es su principal entrega para Holguín y su jurisdicción: la
apertura del puerto de Gibara.
[1]
Morell de Santa Cruz, Pedro Agustín: “La Visita Eclesiástica”.
Selección e introducción de César García del Pino. Editorial Ciencias Sociales.
La Habana,
l988, p.87.
[2]
Zayas fue el abuelo de dos de los principales líderes independentistas de
Holguín, el Mayor General Julio Grave de Peralta y Zayas y el Teniente Coronel
Belisario Grave de Peralta y Zayas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario