Por María Julia Guerra y Edith Santos
Probablemente la primera
referencia que tiene José Martí sobre Rafael Manduley del Río es por boca de
Fermín Valdés Domínguez, cuando este lo visita en Nueva York en febrero de 1894.
Ambos, Valdés Domínguez y Manduley habían entablado amistad en Baracoa, donde el
holguinero había sido nombrado Procurador del Juzgado en 1891 y donde Fermín
Valdés Domínguez se desempeñaba como médico forense.
En 1893 Fermín recibe en
Baracoa al emisario de Martí y es designado delegado del Partido Revolucionario
Cubano (PRC) en la zona donde existía un fuerte núcleo de conspiración encabezado
por Félix Ruenes. Manduley se identificaba totalmente con ellos.
Leer además: En Holguín Manduley es libertad y viceversa
Parte Fermín para los
Estados Unidos a entrevistarse con su amigo de la infancia José Martí y
Manduley, mientras tanto, se pone en contacto con los revolucionarios de la
jurisdicción de Holguín, vinculados también al PRC, entre ellos José Miró
Argenter, Francisco Frexes, Jaime Muñoz, Félix Hernández y los hermanos
Sartorio.
En enero de 1895 los
independentistas holguineros, entre los que se encuentra Rafael Manduley del
Río, se reúnen en la sociedad El Liceo y ultiman los preparativos para el
alzamiento. Luego Manduley regresa a
Baracoa y abandona sus funciones judiciales en la Audiencia.
El 24 de febrero de 1895 se
produce el levantamiento. Manduley queda aislado en Baracoa, pero a finales de
abril consigue regresar a Holguíny establece contacto con los independentistas
que estaban en los campos de Cuba Libre, el 2 de mayo se les une.
El día 8 Miró Argenter recibe
de manos de Ángel Guerra una carta que le envía José Martí y de inmediato sale
a su encuentro. El 9 en Altagracia se encuentran los holguineros con Martí y
Máximo Gómez. Ese mismo día Martí anota en su Diario la impresión que le causó
el Procurador: “(…) Venga Rafael, y se acerca en su saco de nipe
amarillo, chaleco blanco, y jipijapa de ala corta a la oreja, Rafael Manduley,
el procurador de Holguín, que acaba de salir al campo. La gente, bien montada,
es de muy buena cepa (…)”
Y más adelante añade Martí: “Aún vienen Miró y Manduley henchidos de su
política local: a Manduley no le habían dicho nada de la guerra, a él que tiene
fama de erguido y de autoridad moral: trae espejeras: Iba a ver a Masó (…)”
En otra anotación en el
Diario dice: “Manduley vuelve también, no
muy a gusto, a influir en la comarca que lo conoce, a ponérsele a [Ángel] Guerra
de buen consejero, a amalgamar las fuerzas de Holguín e impedir sus choques, a
mantener el acuerdo de Guerra, Miró y Feria (…)”
No cabe duda, pues el propio
Martí lo refiere en su Diario, que durante el tiempo que permanecieron juntos
también se habló de las tres Altagracias holguineras, una de ellas
perteneciente a la familia Manduley.
En fin, que Martí y Manduley
solamente tuvieron contacto personal desde el atardecer del día 9, cuando se
encuentran camino a Altagracia, hasta las horas de la mañana del 11 en que se
despiden en Travesía. Manduley regresó a las cercanías de Holguín, pasando por
Guairajal, [luego San Germán], a cumplir la misión que le han encomendado el
Delegado y el General en Jefe.
DE LA
VIDA DE RAFAEL MANDULEY DEL RÍO
Nació en holguinera cuna
rica yd e valores patrióticos el 28 de octubre de 1856. Sus padres, Antonio de
Jesús Manduley y Pupo descendía de un genovés casado con una natural de la
comarca en 1809; la madre María de los Ángeles del Río Cabrera, provenía de acaudaladas
familias santiagueras. Rafael fue uno de los seis varones que tuvo el
matrimonio.
Recibió una esmerada
educación y la influencia de su hermano mayor, José Ramón, quien fue uno de los
integrantes del grupo de holguineros que enarbolan las ideas separatistas
durante la contienda de los Diez Años (1868-1878). Contaba solamente con doce
años cuando comienza la Guerra Grande; ese hecho histórico marcó para siempre
su vida.
Nunca estuvo de acuerdo con
el Pacto del Zanjón que puso fin a la guerra. Coincidió ese hecho con su graduación
como Procurador en Santiago de Cuba y, sin cortapisas, expresó sus ideas
libertarias y sus deseos de participar en la contienda que haría libre para
siempre a Cuba. Así, fue uno de los conjurados que prepararon la nueva guerra.
En el mismo año 1879, al inicio de la Guerra Chiquita, el coronel Suárez
Valdés, jefe del regimiento de Holguín, intentó detenerlo, pero no lo logró.
El 17 de septiembre en el
puerto de Gibara tomó el vapor Alicante para desembarcar en La Habana, donde se
disfrazó y clandestinamente viajó en una goleta hasta Cayo Hueso. Las
circunstancias le fueron adversas: no conoce el lugar, el idioma es otro,
carece de documentación que lo identifique y, encima, los servicios secretos de
España lo vigilan. Logró trasladarse a Jamaica y se integró a los grupos de
cubanos residentes que en reuniones y tertulias hablaban de la Patria y estaban
dispuestos a luchar por ella. Allí conoce a Antonio Maceo. Tras una estancia no
muy larga en Jamaica regresó a Cuba y volvió para su natal Holguín.
Por las influencias que su
hermano José Ramón tenía en el gobierno local logró ser nombrado Procurador
Público, lo que le permitía relacionarse con jóvenes de ideas patrióticas que
frecuentaban sociedades, tertulias, teatros y cafés. Es así como entabló
estrecha amistad con Panchito Frexes, José Miró Argenter y otros.
El 27 de mayo de 1890 se
casó con Teresa Castellanos Feria, hija del coronel libertador de la guerra de
1868, César Castellanos Fuentes y de Leonor Feria. Uno de los padrinos de la
boda fue José Miró Argenter.
Su madre había heredado unas
propiedades en Majagual, Santiago de Cuba, y Manduley decidió renunciar a su cargo en el Cabildo de Holguín
para trasladarse a esa localidad, pero no se aísla sino por el contrario,
entabla relaciones con los revolucionarios santiagueros, entre ellos Federico
Pérez Carbó, Rafael Portuondo Tamayo, Mariano Corona, Emilio Bacardí...
Antonio Maceo anunció su
visita a Santiago de Cuba con el pretexto de tramitar cuestiones relacionadas
con propiedades familiares en Santiago. Con su presencia creció el fervor
patriótico y se acordó un levantamiento en armas para el 8 de septiembre de
1890, que sería al unísono en varias localidades del oriente cubano. La
inteligencia española, que tenía información, hizo que las autoridades,
alarmadas por la magnitud del movimiento independentista, le hicieron saber a
Maceo que debía abandonar el país el 30 de agosto; así se frustró la nueva
acción por la independencia.
Después de ese hecho,
Manduley decidió optar por una plaza de Procurador en el juzgado de Baracoa,
donde radicaban su hermano Manuel de Jesús, desempeñándose como juez del
Juzgado de Instrucción, su sobrino el doctor Humberto Manduley Salazar,
médico del poblado de Sabana, y su tío
materno Justo del Río, que tenía propiedades en Cuesta del Palo.
El 18 de julio de 1891 Manduley
juró ante la Ley su nombramiento en calidad de interino. Y allí conoce al
doctor Fermín Valdés Domínguez, “el hermano del alma” de José Martí. Entablan
amistad y el holguinero se incorpora a los núcleos conspirativos, sin romper
los fuertes lazos que lo unían a su tierra natal. Precisamente esto último es
por lo que se incorpora tarde a la Guerra de Independencia, pues Manduley viene
a Holguín, donde conoce a todos y todos lo conocen a él, para desde aquí irse a
la manigua.
Ya entre los
independentistas, Manduley recibió la carta del general Antonio Maceo, escrita
el 5 de mayo, sin duda en La Mejorana, solicitando que reúna a los compatriotas
y amigos y consiga las armas que sean posible y se le incorpore, pues él
necesita de sus servicios. El 9 se reúne con Martí y Gómez, que lo envían a
ponerse a las órdenes de Angel Guerra, pero Manduley va en busca de Maceo,
quien se encuentraba operando en la zona de Holguín.
En las proximidades de
Tacajó, adonde ha llegado Maceo el 27 de mayo, se realiza la reunión conocida
como Parlamento de Bijarú. Allí están varios jefes de la insurrección en el
Oriente. Manduley pasa momentáneamente a integrar el Estado Mayor de Maceo, con
el que combate en Guabajaney, Sao de los Hidalgos, Arroyo Blanco, Fray Benito,
Almirante, Yabazón, Aguas Claras y Auras.
Consideró Maceo que Rafael
Manduley del Río no tenía que transitar por todos los grados establecidos por
el Ejército Libertador, por ello el 2 de julio de 1895 le confirió el grado de
coronel, el único que se le otorgó.
El día 13 de septiembre de
1895, en Jimaguayú, se inició la Asamblea Constituyente; en la primera sesión fue elegida la mesa
ejecutiva que tuvo como presidente a Salvador Cisneros Betancourt y como
vicepresidente Rafael Manduley del Río. La Asamblea nombró al holguinero Gobernador Civil de Oriente, pero él se
rehusó.
Siendo como era Jefe de
Estado Mayor del Segundo Cuerpo, Manduley
cumple con su cargo y la encomienda de reforzar el contingente invasor,
e igualmente actúa como miembro del Consejo de Redacción del periódico “El
Cubano Libre”, que se editaba en la manigua desde el 3 de agosto de 1895.
El 19 de mayo de 1896 fue
nombrado subsecretario de la Guerra, en sustitución de Carlos Roloff, quien
marchó al extranjero a cumplir otra misión, pero en realidad Manduley se
desempeñó como subsecretario y también como secretario, pues ambas plazas
estaban vacantes.
Intrigas, infundios y
discrepancias que se producen dentro del aparato del Gobierno, muchos de ellos
en su contra, hacen que el 2 de agosto de ese mismo año presente su renuncia
dejando bien claro los motivos y añadiendo razones de salud.
El 22 de agosto se presentó,
en Guaramanao ante el General Máximo Gómez, para ponerse a sus órdenes, como
había solicitado el mismísimo Manduley. Durante el encuentro también estaba
presente el Mayor General Calixto García; Manduley quedó bajo su mando.
El territorio de operaciones
de Rafael Manduley fue el oeste holguinero, por eso él y su familia, que lo
acompañó al campo insurrecto, residieron desde octubre de 1896 hasta febrero
del año siguiente, en La Rioja, San Andrés, aunque que el coronel Manduley y
los suyos tuvieron que moverse constantemente para no caer en manos del
enemigo. (La familia insurrecta de Manduley la componen su esposa, Teresa
Castellanos Feria; los pequeños hijos Isaura, María Teresa y Rafael; una
hermana de Teresa, nombrada Gloria, y la madre de ambas: Leonor Feria Garayalde).
La familia Manduley
Castellanos en la manigua sufre la pérdida, el 12 de octubre de 1897, del
pequeño Rafael, de tres años, y poco después, el 10 de noviembre, recibe como
una bendición el nacimiento de otro varón a quien le ponen por nombre Calixto
Rafael, en honor al General amigo.
El 28 de febrero de 1898
ocupó el cargo de Jefe del Estado Mayor de la División Oriental de Holguín,
bajo el mando del general Luis de Feria Garayalde. A las órdenes de éste
participa en el último combate contra las tropas españolas en Cuba, que se
efectuó en un lugar intermedio entre Auras y Gibara, los días 16 y 17 de agosto
y contra los doce mil hombre que mandaba el general Luque en su marcha hacia
Gibara, donde pensaban embarcarse. El 18 se conoce que ya se había firmado el
armisticio entre Estados Unidos y España.
El 12 de febrero de 1899 Manduley
recogió a su familia en Alcalá, donde estaban viviendo, y estableció su
residencia en la ciudad de Holguín. Aquí recibió su licenciamiento. “Manduley
no se distingue (…) como soldado o guerrero, tampoco como estratega militar. Su
inteligencia, dominio de las leyes y capacidad organizativa se aprovechan para
desempeñar complicadas tareas, acordes con sus cualidades personales”[i1.
En 1900 fue elegido juez
municipal de Holguín y poco tiempo después lo seleccionan delegado por Oriente
a la Convención Constituyente, que se inició el 5 de noviembre en La Habana.
“Manduley, como otros mambises, se entrega con pasión al accionar político del
país”[2]. El 28 de febrero de 1904 fue electo
representante a la Cámara; y cuatro años más tarde lo escogen como Gobernador
Provincial de Oriente. Durante su gobierno, hasta 1913, se acometieron
importantes obras en Santiago de Cuba.
En febrero de 1917 se alzó
en armas en Guantánamo con 500 seguidores en la guerrita que se conoce como “La
Chabelona”, y que consistió en los militantes del Partido Liberal contra el
presidente Menocal. La intentona fue desarticulada y apresados sus principales
dirigentes. Manduley y sus hombres entregaron sus armas el día 29 de ese mes.
El sufrimiento por las traiciones, las desavenencias, la corrupción del Partido
Liberal, en el que militaba, mellaron su salud, sin embargo en 1924 llegó a
proponer la fundación de otro partido, el cual no lo llegó a ver. Falleció el
15 de julio de ese año a consecuencia de repetidos ataques cardíacos y otras complicaciones.
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