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La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

20 de abril de 2017

Eduardo Cordón, (la infidelidad de los fieles)



Además de la traición del jefe de la conspiración en Holguín, otro factor que influyó decididamente en el éxito de los conspiradores de Cacocum lo constituye el hecho de que a las tropas insurrectas sobre las armas se incorporó el capitán pedáneo de esa comarca, que como se sabe, era el principal jefe militar español en cada territorio.
Unos pocos datos sobre el capitán pedáneo de Cacocum: Se nombraba Eduardo Cordón, era natural de Málaga, en España y estaba casado con Leonela de Feria Garayalde.
La finca y residencia de Cordón y la de Julio y Belisario Peralta estaban una al lado de la otra. Los dos Peralta eran bailadores empedernidos, buenos jinetes y gente solvente, por lo que inspiraban simpatías y seguro que eso influyó en ganar para la causa de Cuba a Cordón. Desde entonces ellos y otras personas conspiraban públicamente y el capitán pedáneo informaba a sus superiores que la situación en el territorio se encontraba bajo su control.
Hay otro asunto interesante sobre Eduardo Cordón y el reconocimiento de Julio Grave de Peralta como el líder de los holguineros sobre las armas: el capitán pedáneo y su esposa Leonela debieron servir de vínculo entre los Grave de Peralta y los Feria y Garayalde, familias esas que resultaron fundamentales en los primeros momentos del alzamiento, pero que vivían separados por casi cincuenta kilómetros de bosques y malos caminos. Cuando comenzó la guerra los Feria y Garayalde acataron el liderazgo de Julio y siempre le fueron fieles. Julio los premió con altos grados militares… y cuando salió del país para organizar una expedición que trajera armas y municiones a la guerra, se hizo acompañar por un Feria y Garayalde.
LEONELA DE FERIA Y GARAYALDE
Mayor General Luis de Feria Garayalde
En su libro LA FURIA DE LOS NIETOS, el historiador José Abreu Cardet insiste una y otra vez sobre la importante participación de las matronas residentes en la cuenca del Cauto en la organización y posterior desarrollo de la guerra de los Diez Años. Leonela fue una de esas grandes señoras que en Holguín sirvió de principal sostén a sus varones en la guerra. Ella y todas las otras que ya no tienen nombre porque la historia las olvidó, tras bambalinas durante la organización, jugó un papel en ocasiones determinante sirviendo de enlace entre las diferentes familias de las jurisdicciones del oriente de la isla. Pero, lamentablemente, la historiografía cubana siempre muestra la guerra como cosa de hombres y no destaca la función elemental e insustituible de la mujer mambisa.
Estudiada a profundidad por Abreu Cardet, en la zona de Holguín durante la guerra grande de los Diez Años, sin la participación de la mujer la vida cotidiana hubiera sido un infierno insoportable para los mambises. Ellas, dice el historiador, antes de que la guerra estallara pintaron sus hogares con los muy misteriosos colores de la conspiración, y cuando llegó la fecha señalada marcharon con sus familias a la cegadora e implacable luz de la independencia. Como ejemplo de lo anteriormente expuesto, dígase otra vez el nombre de Leonela de Feria y Garayalde, esposa de la máxima autoridad militar y civil española en Cacocum. Ella lo convenció en las ideas de su familia y cuando comenzó la guerra, lo acompañó al campo de batalla donde vio morir a casi la totalidad de los suyos sin sentirse jamás ni vencida ni compañía: ella era otro soldado más aunque cumpliera misiones diferentes a las de los hombres de la tropa.
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