José Abreu Cardet
Belisario Grave de Peralta y Zayas nació en Holguín
el 16 de abril de 1841 en el seno de una antigua familia de
terratenientes. En octubre de 1868 bajo las órdenes de su hermano Julio, se
unió al ejército mambí. Hombre de arraigo en la jurisdicción de Holguín en 1877
había alcanzado el grado de coronel.
A
finales de 1877 en el campo de la revolución reinaban las sediciones,
regionalismo, contradicciones políticas y ambiciones personales. En el bando
español se habían concentrado una gran cantidad de tropas bajo el mando del
general Arsenio Martínez Campo. Este dirigía una poderosa ofensiva político
militar- Al mismo tiempo que lanzaba a operar decenas de columnas trataba de ganarse
a los mambises. Había anulado la guerra a muerte y tomo otras muchas medidas
para en lo militar debilitar la resistencia mambisa.
En el
campo de la insurrección surgen con más
fuerza cada día los que pretenden acabar la guerra lo más rápidamente posible,
e ir a un acuerdo con España. En Camagüey, el mal germinó incontenible. Los
miembros de la cámara, que radica en esos territorios influyeron decididamente
en los jefes y oficiales para llegar al colapso final de la guerra.
En
diciembre de 1877, en Camagüey, se pidió una tregua, el pretexto era
reorganizar el gobierno. Martínez Campo, encantado, accede de inmediato. Se
siguió adelante. La cámara se auto disolvió y se formó un llamado comité del
centro. Los acontecimientos se precipitaron vertiginosamente, de las conversaciones,
treguas y amigos de traición se pasaron a los hechos. El 10 de febrero se firmó
el pacto del Zanjón en Camagüey. La guerra llegaba a su fin en el heroico
territorio agramontino.
En esos
mismos días que entre saraos y alegrías se festejaba la paz indigna, en
Oriente, Maceo batió al batallón San Quintín, una de las mejores unidades de
combate española. Enterado con sorpresa de la falsa paz del Zanjón, Maceo pide
una reunión en Baraguá de los principales, jefes de la revolución. Holguín no
está escaso de pacificadores y traidores. El 8 de marzo Belisario informaba a
Vicente García:
El presidente de la junta local de Holguín Dr.
Collado se había entendido con los españoles en negociamientos de no se que
género y arrastró algunos jefes y oficiales y tropas presentándose al
enemigo...
En estos
tiempos difíciles Peralta está en la nómina de la vanguardia. Maceo, quien lo
ha combatido por su regionalismo y sediciones lo tiene en cuenta en los
momentos de mayor peligro para la revolución. Le envía una comunicación dónde
le expresa:
En breve Oriente habrá decidido su suerte, si se
inclina a la paz puede obtenerla honrosamente y provechosa: y si no estará en
estado de continuar una lucha en la que favorecidos por mil circunstancias
puede, o alcanzar el triunfo, o hacerla interminable...
Otros
jefes como Vicente García, Modesto Díaz, Francisco Javier de Céspedes, Luis
Figueredo, reciben similares comunicaciones, citándolos para una reunión que se
efectuaría en Baraguá.
El 8 de
marzo le expresaba Belisario a Vicente García: “...Yo me encuentro en este
campamento del general Maceo en Baraguá en espera de una conferencia que debe
celebrar con Martínez Campo” Allí se le
unen al Titán de Bronce y otros jefes de Oriente. Maceo les informa de su
decisión de continuar la lucha y que efectuaría el 15 de marzo una conferencia
con Martínez Campo en Baraguá.
El 15 de
marzo la mayoría de los jefes y oficiales orientales están física o moralmente
representados por la decisión férrea de Antonio Mace. Aquel día los cubanos, en
la palabra de Maceo, hablaron en un solo idioma: La independencia.
Se llegó
a un acuerdo con Martínez Campo, se romperían las hostilidades.
Los
cubanos crearon un gobierno presidido por Manuel Calvar y se dispusieron a
combatir. Ante de que termine el plazo de la tregua, ya Vicente García tenía
listas sus tropas para volver a la pelea. El 22 de marzo escribió en su diario:
Organicé
una columna de infantería y la puse a las órdenes del coronel Peralta para que
marchando sobre la parte norte de Las Tunas se emboscasen en el camino de
Maniabón.
Al día
siguiente una confiada columna enemiga avanza por el camino que están
acostumbrado a pasear su prepotencia por aquellos terrenos, otrora campos de
batallas y hoy testigos de una insurrección que se deshace. Pero lo que
desconocía el jefe de aquella fuerza enemiga es que con la Protesta de Baraguá:
“Renació la disciplina, el ejemplo insuperable de orden, de sentido del deber,
de humildad, de acatamiento a la ley, de las instituciones de la república...”
Esto
quedó en evidencia cuando el coronel holguinero carga contra el enemigo,
matando e hiriendo con los mismos bríos de otros tiempos. Los españoles
sorprendidos, se reorganizan contraatacan y logran recuperar sus muertos.
Belisario volviendo a la socorrida táctica guerrillera, se retiró con dos
heridos. (106) El 25 volvió a batir una columna en Maniabón. El 30 envió una
pequeña guerrilla para hostigar al enemigo que se encontraba en Paso de Arroyo
Boniato. El 2 de abril recibió una comunicación del General García que le pedía
que se reuniera con él. Ese mismo día le escribió:
Enterado por mis espías de la presencia del enemigo
en gran cantidad de las dos armas custodiando un convoy me dispuse a batirlo
pero lo escabroso del camino en la parte del ajizal me hizo cruzar al lado
opuesto y ante de que se percatasen del rastro mande romper fuego ocasionándole
cuatro muertos vistos y varios heridos. Por nuestra parte hubo dos heridos del
regimiento Jiguaní...
El 5 de
abril se reunió en Murcielaguito, con el jefe tunero que se siente satisfecho
de las operaciones realizadas por el holguinero. Pero no sólo tiene que
combatir contra los españoles, los capitulados, los arrepentidos tratan de
ganárselo. Su propio hermano Francisco, que se ha entregado al enemigo, le
escribió en tres ocasiones para atraerlo a la traición. La última carta del 8
de abril, después de detallarle la precaria situación de la revolución,
expresaba: “No te sacrifiques sin resultado, los españoles tienen hoy de sobra
con que atender y destruir a Maceo y sus consejeros, esos grupos diseminados de
insignificantes valimiento no cuentan con ninguna simpatía...”
Pero
Belisario desoyendo el llamado de amigos y enemigos continuó en los campos con
sus hombres. La situación del ejército
Libertador es cada vez más crítica. A las operaciones militares se unen la
política, tanto de los españoles como de los presentados, que tratan de
atraerse a la paz bochornosa a los intransigentes. Abundan las deserciones, las
presentaciones. Las noticias que llegan de la emigración son desalentadoras,
Maceo que cumpliendo una misión del gobierno cubano se trasladó a Jamaica para
pulsar el ánimo de los emigrados, informó del desconcierto que reina entre esos
patriotas, por lo menos en Jamaica que fue con los que tuvo contacto.
Entre
mayo y junio la mayoría de las fuerzas insurrectas deponen las armas. Vicente
García encargó a Belisario que efectuara la firma del fin de las hostilidades
de las tropas holguineras y tuneras, lo que se realizó el 24 de mayo de 1878:
Reunidos en virtud de órdenes de sus respectivos
superiores, los coroneles cubanos y españoles Belisario Grave de Peralta y Don
Alejandro Morales, en representación de la: fuerzas de ambos ejércitos que
operan en la jurisdicción de las Tunas, hemos estipulado en uso de las
facultades que se les han otorgado... para la capitulación militar...
Aunque
ese día se firma de hecho la capitulación, Peralta esperará hasta el 6 de junio
para hacerla efectiva, ¿Por qué tanto tiempo? ¿Quizás confiaba en un renacer de
la lucha? ¿Trámites para reunir todas las fuerzas? La pregunta no tiene
respuesta todavía.
La tropa
bajo su mando estaba integrada por "un Brigadier, doce jefes, 31 capitanes
y oficiales, 73 sargentos, 350 individuos de tropa y 218 hombres más... Belisario
dirigio una de las ultimas fuerzas mambisas que depusieron las armas en el
norte del oriente de Cuba en 1878.
Fuentes consultadas.
José Luciano Franco: Antonio Maceo, Apuntes para una
historia de su vida. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975, t. I, p.
132.
Archivo particular de Juan Andrés Cué Badá, Santiago
de Cuba.
Archivo Nacional de Cuba, Donativos y Remisiones,
Legajo, 466, signatura 7.
Sergio Aguirre: Raíces y Significación de la
protesta de Baraguá, Editorial Político, La Habana, 1978.
Beatríz Suárez: El Cantón Independiente de Holguín,
(Inédito).
Archivo Nacional, Donativos y Remisiones, caja 474,
no. 23.
Constantino Pupo Aguilera, Patriotas Holguineros,
Holguín, 1956, p. 109.
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