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La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

20 de abril de 2017

¿Cómo es que el líder de la conspiración de 1868 en Cacocum encabezó el alzamiento holguinero?



A pesar de todas las razones dichas anteriormente, el historiador José Abreu Cardet dice que la pregunta sin respuesta todavía es ¿cómo Julio y sus hermanos se convirtieron en líderes del movimiento revolucionario en parte de la jurisdicción de Holguín, llegando, incluso, al extremo de involucrar en él a las autoridades locales?¿Como pudieron los Grave de Peralta y no lo pudieron otras relevantes figuras del movimiento independentista de reconocida capacidad militar? Antonio Maceo por ejemplo, debió esperar años para alcanzar altos cargos y grados, pese a que desde los primeros momentos demostró elevadas cualidades militares.
Casona holguienra donde nacieron los Grave de Peralta y Zayas
A lo mejor la verdad está en que a diferencia de los Maceo, los Grave de Peralta tenían antepasados que habían ocupado altos cargos en el cabildo. Su abuelo materno, por ejemplo, fue la personalidad de mayor relieve en la jurisdicción durante las primeras tres décadas del siglo XIX; y la abuela materna, la entonces muy conocida Pepa Cardet, era una mujer rica, de carácter fuerte y que pese a su condición de mujer tenía un peso de alguna importancia en la sociedad criolla holguinera. Abreu Cardet dijo a La Aldea sobre este asunto: igual que hay personas que nacen por herencia genética propensas a padecer determinadas enfermedades, los Graves de Peralta nacieron con los muy exclusivos genes sociales del liderazgo local. Los vecinos de los Grave de Peralta y Zayas conocían las muchas leyendas en torno a la terrible e irreverente abuela de ellos y quizás, alguno recordaba cuando Miguel Cardet Jiba, el bisabuelo, protestó en el cabildo ante un teniente gobernador o cuando un tatarabuelo fundó, junto a otros vecinos, la ciudad de Holguín. Lo anterior, dice convencido Abreu Cardet, debió influir mucho en la fidelidad de los 200 hombres que se alzaron en Guayacán del Naranjo con Julio Grave de Peralta al frente y, asimismo, files le fueron los Dos Mil que muy pronto se les unieron.
Una vez más la pregunta: ¿por qué Julio Grave de Peralta consiguió ocupar el principal puesto dirigente de los holguineros en la manigua? ¿Por qué Julio y no otro?, un Feria Garayalde por ejemplo, o un Aguilera.
Al comenzar la guerra de 1868 en las jurisdicciones de la cuenca del Cauto prácticamente todos los líderes de relieve que deciden en el ámbito de jurisdicción son gente de arraigo familiar relativamente antiguo en la comarca. Ellos darán nacimiento a los futuros caudillos. Y los Grave de Peralta y Zayas habían reunido toneladas de arraigo a lo largo de la historia anterior a ellos.
Una característica común en la mayoría de la élite de las familias criollas de la comarca (como mismo en las otras comarcas orientales),  es el  respecto absoluto por su gente. Por tanto a quienes la revolución naciente les otorga los grados y cargos en la estructura militar y política es a personas de arraigo o que se han ganado el respeto de los vecinos de cada comarca, o sea, están tratando, por todos los medios, de respetar la familia. Y entre las familias, las más sólidas…
Pero el respeto no es solo a las familias más “respetables”. Para los hombres y mujeres que se van a la manigua cubana en el 68 toda familia es respetable y nada les preocupa más que protegerlas. Cuando van a reclutar a los futuros soldados de la independencia, tratan que los hombres responsables de familia numerosa se excluyan de las nominas militares. Y cuando los jefes militares intentan que sus soldados no se alejen de sus comarcas es para que puedan atender a la familia; lo que quiere decir que estamos ante tropas que tienen un carácter regional.
Posteriormente los historiadores y los maestros de escuela han enseñado que el regionalismo y el caudillismo fueron males incurables que provocaron que la guerra terminara sin la victoria; y eso es una verdad tan grande como una catedral. Los independentistas del 68 cubano se negaban a responder ante un jefe que no fuera uno de sus caudillos (aunque esos caudillos, con honrosas excepciones, no fueran estrategas militares), y también los soldados y caudillos se negaban a ir a pelear en otro lugar que no fuera su patria chica… Pero, dice Abreu Cardet en su libro LA FURIA DE LOS NIETOS, no podía ser de otra forma: en esa valoración hay que tomar en cuenta la familia y sus intereses antes de irse tras valoraciones políticas.
Y se pregunta el historiador holguineros: ¿algunos de estos líderes regionales hubieran encontrado apoyo en sus soldados si por razones estratégicas se decide trasladarlos  a regiones lejanas donde no podrían atender y proteger la familia? Para los terratenientes y campesinos del Cauto la familia tenía un peso determinante. Ellos, como lo probaron muy bien, estaban dispuestos a retar al poderoso imperio español, pero la preservación de la vida de sus familias determinó sus actitudes futuras. Por ejemplo, para ellos era inadmisible la posibilidad que su familia quedara abandonada a su suerte si el hombre caía durante las operaciones militares. Ejemplo de esa forma de pensar es un hecho protagonizado por Julio Grave de Peralta: Al organizar el movimiento conspirativo en Cacocum éste hizo una recolecta de dinero entre los comprometidos con el objeto de crear un fondo para ayudar a las familias de los que durante el desarrollo de la guerra murieran en combate.

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