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La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

21 de abril de 2017

La expedición del General Peralta



Vapor Hornet, primer barco de la marina mambisa

El Hornet fue un barco comprado por la emigración cubana. Después de una expedición que hizo a Cuba, cuando iba de regreso, las cañoneras españolas lo bombardearon. Por ese motivo lo llevaron a una bahía de Haití con el afán de repararlo.
A repararlo se dedicó el General Julio Grave de Peralta en los tres meses y medios que estuvo en Haití. Pero el barco era conocido de las autoridades españolas y tanto  que cuando llegó a Haití, a su lado se ubicó una cañonera española con el fin de perseguirlo a aguas internacionales si los cubanos lo ponían en marcha, y una vez en mar abierto volver a dispararle hasta hundirlo. Peralta lo sabía, pero no tenía otra opción.
En esa misión estuvo en Haití el General Julio Grave de Peralta por tres meses y también tratando de organizar a los hombres que debían trasladar la expedición que había pactado con la emigración, pero nunca llegó el dinero que desde Nueva York debieron girarle, y eso que de su bolsillo y del de su familia puso el general de Holguín una parte considerable. Por la falta de recursos no pudo contratar a los marinos, y los pocos que reunieron se vieron en peligro al no tener con qué mantenerlos durante los meses que estuvieron esperando por la salida.
Mayor General y Vicepresidente de la República de Cuba en Armas Francisco Vicente Aguilera
A finales de agosto de 1871, con los últimos pocos fondos que le quedaban y un dinero que pidió prestado, pagó Peralta el vapor que lo llevaría a los Estados Unidos con el fin de entrevistarse con Miguel de Aldama, que era quien estaba al frente de la Agencia General de Cuba en la emigración. Pero ya al partir se entera que habían sustituido a Aldama por el Mayor General y vicepresidente de la República en armas, Francisco Vicente Aguilera, pero poco fue lo que pudo hacer el notable patricio bayamés. También a él le hizo la contra el General Quesada.
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Cuando ya el General Julio Grave de Peralta se había marchado de Haití y se había disuelto el grupo de hombres que debían embarcarse en el Hornet, la dirección de la emigración cubana, con Francisco Vicente Aguilera al frente, decidieron que el Hornet era un grave problema para ellos. Por un lado era demasiado conocido por los agentes españoles para burlar la implacable vigilancia a que fue sometido, y por otro, el barco  estaba envuelto en reclamos de marinos y consignatarias por supuestos salarios no abonados y gastos realizados por la embarcación. Lo ideal era venderlo lo más rápido posible, pero no era fácil encontrar un comprador en el empobrecido Haití; de ahí que se decidiera trasladarlo a Estados Unidos. El asunto era cómo salir de aquella gigantesca trampa en que se había convertido el puerto de la capital haitiana.
Francisco Vicente Aguilera y su fiel colaborador José Maria Mayorga se valieron de una treta. Inscribieron el barco a nombre del segundo, quien tenía la ciudadanía estadounidense. Entonces Mayorga se valió de sus derechos y pidió protección para la embarcación que era propiedad de un ciudadano de la poderosa nación norteamericana. Una unidad de la flota de los Estados Unidos escoltó al Hornet hasta alejarlo considerablemente de las aguas vigiladas por la escuadra española; pusieron proa a Baltimore, y como muy pronto se le agotó el carbón que lo hacía navegar a vapor, los marinos desplegaron las velas y así llegaron a su destino.
E inmediatamente que el Hornet bajó sus anclas en las frías aguas de la bahía de Baltimore, sobre él cayeron ejércitos de marineros que exigían que le pagaran supuestos sueldos no abonados y también consignatarias cobrando imaginarios gastos. Y para acabar de completar las desgracias, las autoridades marítimas de los Estados Unidos encontraron un sin número de  imprecisiones en la documentación y otros asuntos reales o ficticios que nos hacen pensar que el oro de los agentes españoles estaba haciendo el efecto que España deseaba en relación al barco.
Sobre el barco propiedad de la República de Cuba en Armas llovieron embargos, juicios y chantajes que hicieron estremecer la mole de madera y hierro en la que los cubanos pusieron tantas esperanzas. Felizmente la tenacidad de Francisco Vicente Aguilera y la astucia de su fiel ayudante encontraron cada una de las salidas airosas que se necesitaban para los muchos procesos legales que la justicia norteamericana puso a andar. Y para respirar en paz, en mayo de 1872 el Hornet fue vendido en 25 000 dólares.
Es posible que parte de ese dinero fuera usado en preparar la nueva expedición del General Julio Grave de Peralta, quien salió en junio de 1872 desde la bahía de Baltimore a bordo de un nuevo barco, el Fanny.
El dinero que de su bolsillo y del de la familia puso el General Peralta lo gastaron en otras cosas sin que actualmente se sepa en qué, mientras él estaba en Haití, creyendo en Miguel de Aldama, que le había prometido mandar todo lo que el General necesitaba para venir a Cuba. Y mientras la dividida emigración cubana lo zarandeaba de uno a otro lugar, el General tuvo que enterrar a su hijo Manuel, que nada más había alcanzado 9 años y que murió repentinamente sin que sepamos de qué, aunque casi seguro que fue de los males que el niño padeció en las maniguas cubanas antes de que lo sacaran hacia el exterior.
Allá en los Estados Unidos quedó el cuerpo del niño enterrado y el padre zarpó acompañado de 56 hombres y de mucho “parque” para la guerra. En la madrugada de San Juan, 24 de junio de 1872 desembarcó cerca de la Bahía de Nipe.  Y entonces ocurre lo inesperado: la muerte del General.
Según los biógrafos de Peralta, su hermano Belisario, coronel del Ejército Libertador, que en esos momentos estaba bajo el mando del general Calixto García, estuvo varios días en la Playa de La Herradura, esperando el desembarco del “Fanny”, tal como se había concertado con Julio. Pero en vista de que no llega la expedición, Calixto da la orden de que los hombres se retiraran de la costa y fueran a los campamentos cercanos a Bayamo y Jiguaní.
Cuando Julio llega ve que no lo están esperando y para colmo de males por una mala maniobra del capitán del Fanny, el barco encalla. El General ordena que bajen a tierra todo lo que traen y acto seguido incendia el barco. Se cuenta que el fuego es lo que llama la atención de una escuadra de españoles que estaba por aquellos contornos.  Casi de inmediato los expedicionarios y sus enemigos entran en combate. Casi todos cayeron en combate. Uno de los pocos sobrevivientes, el capitán Carlos Soto asistió en 1916 a la inauguración de la estatua del General en un parque holguinero de Holguín.
Capitán Carlos de Soto. Fotografía tomada de un diario holguinero en 1916
Hasta hoy, cuando la marea baja, se puede ver el esqueleto de la nave de Julio allí a poca distancia de la playa de la Herradura, como si fuera un buque fantasma.
Hijos, nietos y bisnietos del Mayor General Julio Grave de Peralta reunidos el 27 de junio de 1942 en torno a la estatua en Holguín que recuerda al General, con motivo de conmemorarse el 70 aniversario de su muerte. Al acto asistieron también autoridades locales y veteranos de la independencia. Se acordó cambiar la inscripción erróneamente que decía que había sido fusilado. Sin embargo la placa no se retiró hasta hace unos pocos años.
Playa La Herradura, Sagua de Tánamo, por donde desembarcó la expedición del General Peralta. (Todavía cuando la marea baja se puede distinguir el cadáver del Fanny)
Durante muchos años circularon en Holguín tres versiones distintas sobre la muerte de Peralta aquella mañana de San Juan de 1872. Según una de ellas Peralta se quitó la  vida al verse rodeado por los enemigos. Otra dice que los españoles habían logrado apresarlo y allí mismo lo ejecutaron ante un pelotón de fusilamiento. Incluso, por muchos años en la base de la estatua del General Peralta en el parque holguinero que lleva su nombre, existió una placa de mármol en la que se le veía ante el pelotón que lo había fusilado, pero hace unos años que esa placa fue retirada de donde estaba.
Por 1909 se publicó en España el testimonio de un tal Teniente Alsina, quien juraba que él mismo había “terminado de un tiro” al General después que este se había parapetado detrás de un árbol para pelear contra la tropa española que lo descubrió poco después de haber desembarcado en suelo cubano. Y toda la ciudad de Holguín se sorprendió por lo que había dicho aquel teniente español. Entonces un periodista y profesor de Holguín, llamado Nicasio Vidal Pita, publicó un folleto titulado “¿Cómo murió Julio Grave de Peralta?”. Dicho folleto estaba basado en las declaraciones del Teniente Alsina.
Leer: ¿Cómo murió el Mayor General Julio Grave de Peralta?

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