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La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

26 de octubre de 2017

Manuel Galván



Guitarrista, arreglista y director de agrupaciones musicales. (Gibara, 14 de enero de 1931). Estudió solfeo y teoría en su ciudad natal con el profesor Gerardo Fernández Ramón y guitarra con el maestro Quesada. Como mismo sus tres hermanos, integró la orquesta Villablanca entre 1944-1956. Posteriormente se trasladó a la capital donde formó parte de varias agrupaciones como guitarrista o pianista. A inicios de 1963 pasó a trabajar como guitarrista y director del cuarteto Los Zafiros, agrupación con la que realizó una labor muy meritoria durante 10 años.
En 1973 ingresó al grupo Batey, el que dirigió hasta 1997. Al año siguiente se incorporó a Vieja Trova Santiaguera y más tarde al Buenavista Social Club. En el 2002 grabó el CD “Mambo sinuendo”, junto a Ry Cooder con el que obtuvo el premio Grammy. Ha escrito algunas canciones, entre ellas “Por muy lejos”, “Oye Nicolás” y “Hoy brilla el son”, todas popularizadas por el cuarteto Los Zafiros

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Manuel Galbán: Los Zafiros llenaron una época y todavía suenan.
Por: Josefina Ortega.
Tomado de: La Jiribilla



Largo y fecundo camino recorrió en la música Manuel Galbán (14 de enero de 1931- 7 de julio de 2011), a quien se le reconoce como uno de los músicos cubanos con más “horas de vuelo”. Fueron 67 años de vida artística ininterrumpida desde que a los 13 años, en su natal Gibara, en Holguín, comenzó como guitarrista de la orquesta Villa Blanca.



Ya en La Habana, desde 1956, para el joven inquieto y deseoso de triunfar, vendrían otros proyectos. De los más conocidos el cuarteto Los Zafiros, después el grupo Batey,  la Vieja Trova Santiaguera, el Afrocuban All Stars y el Buena Vista Social Club, con el que nació en intercambio creativo con Ry Cooder, el disco Mambo Sinuendo, ganador del Premio Grammy Latino en la categoría Mejor Álbum Pop Instrumental en el 2003.

“Galbán y yo —diría Cooder— sentimos que había un sonido que no se había explorado, un sonido de los grupos cubanos interpretados por la guitarra eléctrica que pudiera recuperar la atmósfera de los años 50 con belleza, singularidad y simplicidad.”

Manuel Galbán fue durante casi una década el guitarrista y director musical del fabuloso grupo vocal Los Zafiros, que tejió su leyenda  en aquellas noches habaneras de los 60. De ello ya se ha contado. Hasta en el cine con la película Zafiros, locura azul, rodada en La Habana en 1997, y cuya exhibición conquistó un éxito asombroso, incluso entre quienes no vivieron su época de gloria cuando en el Olympia de París fueron aplaudidos durante nueve minutos y sus grabaciones se repetían una y otra vez en las victrolas y radios de toda Cuba.

Los Zafiros (Alcentro, con guitarra, Manuel Galván)

Hoy, Los Zafiros son pura nostalgia. Su historia comenzó a finales de 1962, en el barrio centrohabanero de Cayo Hueso. Sus protagonistas: cuatro jóvenes mulatos, barrioteros y muy musicales —El Chino, Ignacio, Miguelito y Kike—,deciden un buen día montar un cuarteto. Como director y guitarrista los acompañará, no por mucho tiempo, el compositor Néstor Milí, cayohüesero también.

Después ingresa en el grupo el guitarrista Óscar Aguirre, que a su vez será sustituido por otro ejecutante de este instrumento; ni más ni menos que Manuel Galbán, excelente músico de 32 años, mientras el cuarteto tiene un promedio de apenas 20.

De común acuerdo fueron los cuatro vocalistas quienes decidieron nombrar al holguinero su director, que para ese tiempo vivía en la calle Campanario, también en Centro Habana.

Los Zafiros precisaban de una dirección adecuada. “Cuando ellos —recuerda Galbán— vieron mi trabajo de montaje de voces, de arreglos y acompañamiento, el “Chino” (Eduardo Elio Hernández) dio un salto y gritó: ¡Este es el hombre que necesitábamos!”

A Galbán le tocó guiar al mítico cuarteto durante casi diez años, “en una nave bien difícil de conducir con aguas muy turbulentas”, como dijera el cronista musical Rafael Lam. Porque no sería sencillo “domar” a Los Zafiros, buenos muchachos, pero que no estaban preparados para convertirse en ídolos de la noche a la mañana. Aún así, llegaron a la cúspide de la popularidad.

Solo alguien como Galbán, con su paciencia y disciplina, podría encaminarlos, tanto organizativa como musicalmente. Asumía el montaje de voces, junto con Leoncio Morúa, el “Kike”. Componía, arreglaba y tocaba la guitarra y el piano de forma magistral.

Con sus conocimientos musicales logró campear el temporal de una forma admirable. “Pero quiero ser sincero, ese grupo vocal, desde que apareció en el escenario, despertó el interés; mi labor consistió en apoyarlos, perfeccionarlos y desarrollarlos todo lo posible”.

“Amaban mucho su oficio. Tenían talento natural. Se movían al ritmo de la clave. Todos bailaban muy bien, como un metrónomo. Yo me guiaba por sus pasos para llevar el ritmo”.


Con sus voces hicieron maravillas. Ignacio —al decir de Galbán— era sobrenatural, un tenorino (más que un falsete) que daba un Re sobre agudo. Era el Tony Wilson de Los Platters, en su versión cubana. El “Chino” era el gran cantante de los mejores éxitos, la mayoría de las grabaciones las cantaba él: bolerista, rumbero con guapería de barrio, una voz con un bajo excelente, era el más cubano. “Kike” (Leoncio Morúa) era la voz picadita, muy ritmático para cantar twist, calipso y bossa nova. Miguel Cancio ya tenía experiencia de cuarteto, con Facundo Rivero.

Debutaron en el programa televisivo Juntos a las nueve, dirigido por Manolo Rifat.  Les llamaban cuatro voces y una guitarra, ya los pianos habían comenzado a desaparecer de los escenarios nocturnos. Pero en las grabaciones Galván les formaba un piquete musical de primera, entre los que tocaban Tata Güines, Guillermo Barreto y Papaíto Hernández. El propio Galván tocaba el piano.

Grabaron tres discos LP de pasta negra con un solo micrófono para todas las voces, y sin embargo, cómo suenan.

Poco antes de morir en La Habana de sus triunfos, a los 80 años, Manuel Galbán confesó que se sentía un músico realizado. “Adoro mi patria, mi música y mi familia”. Y a la pregunta de Rafael Lam si seguía recordando a los Zafiros, respondió: “La etapa de Los Zafiros fue de vinos y rosas, como dice una película, siempre los recuerdo como uno de los momentos memorables de la música cubana, ellos llenaron una época y todavía suenan”.


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Falleció Manuel Galván, fundador del cuartero vocal Los zafiros

Tomado de Cubadebate


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El guitarrista y compositor cubano Manuel Galván, fundador del grupo Los Zafiros e integrante del proyecto Buena Vista Social Club, falleció hoy en La Habana a los 80 años, anunciaron fuentes del Instituto cubano de la música.
El ministerio de Cultura y la Unión de Escritores y Artistas de Cuba expresaron en un mensaje a sus familiares el pesar por el deceso del destacado músico, cuyo cadáver fue cremado por voluntad expresa. Sus cenizas serán sepultadas mañana en la Necrópolis de Colón.
Nacido en la ciudad oriental de Gibara, Holguín, en 1931, comenzó su carrera artística a los 13 años como guitarrista de la orquesta Villa Blanca hasta dirigir en 1963 el cuarteto vocal Los Zafiros, uno de los grupos más populares de la época.
Durante una década ininterrumpida se mantuvo al frente de la agrupación y en 1974 se incorporó a la banda Batey, de la que también formaron parte los músicos Bernardo García, Luis Palau y Luis Rodríguez. Con ellos viajó por países de Europa y América Latina.
En 1998 su carrera cobró nuevo auge tras unirse a los miembros de la Vieja Trova Santiaguera y a Afrocuban All Stars. Meses más tarde recibió el llamado del guitarrista y productor estadounidense Ry Coorder para el proyecto Buena Vista Social Club, al que contribuyó con su guitarra.
Galván recorrió el mundo al lado de sus colegas Ibrahim Ferrer, Omara Portuondo, Cachaito López, Compay Segundo, Eliades Ochoa y El Guajiro Mirabal, entre otros, llevando la música cubana a escenarios de Europa y Estados Unidos. Ese trabajo fue recompensado con un Grammy.
Ganador de otro gramófono en 2004 por el CD Mambo sinuendo, fonograma elegido por la revista Town Beat como mejor disco revelación 2003, durante sus más de seis décadas de trabajo fue distinguido con múltiples premios entre los que se encuentran la Orden por la Cultura Nacional y la medalla Raúl Gómez García, otorgados por el ministerio de Cultura.
Al morir dejó grabado su último sencillo Blue cha cha, que saldrá a la venta próximamente por el sello Montuno Productions.


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