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La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

10 de julio de 2010

Así es Gibara (Octava parte)


Y vuelven las anécdotas. Estamos en Gibara.                                                                  Regresar al Índice

El General Ricardo Sartorio aspiraba a ser miembro de la Cámara de Representantes, y en sus aspiraciones es auxiliado eficazmente por Armando Leyva y su pluma; triunfa en sus aspiraciones y éste se muda para la Capital de la República, a donde llegan cartas de Armando Leyva en pos de un puesto público, que no son contestadas; pasan los meses y el General Sartorio tiene que venir a la Villa y encontrarse con Armando Leyva, el que se niega a saludarlo, ofendido por la no contestación de sus cartas. El General Sartorio le visita, haciéndose el sorprendido le dice: qué te pasa, Armando, que no me contestaste mi telegrama pidiéndote tu dirección para enviarte el nombramiento que te ofrecí? Telegrama, y en Gibara donde todos se conocen.


Trata el Cabildo de la Villa de la necesidad de sacrificar los perros callejeros, y de la aprobación de un crédito para esa finalidad, todo lo cual es aprobado; terminando este asunto, pasan a la siguiente orden del día, que lo es la fijación de sueldos a los Ediles, escuchándose la opinión, en ese sentido, de cada uno de los presentes, hasta llegar al turno de Mateo Alberty, el que desde el comienzo de la sesión dormitaba en su sillón; por ello al serle preguntaba su opinión por el Presidente del Cabildo, y creyendo éste que trataban aún el asunto de los perros callejeros, levanta la mano y con tronante voz, respondió: ¡QUE LOS MATEN A TODOS!


Gastón es uno de los tipos populares de la Villa; es mongólico y para todos un pobre bobo, menos para el visitante que le considera bobo de Gibara y por ello con despierta imaginación; así al pedírsele que hable por teléfono, que baile o que cante, siempre responde: DAME EL MEDIO PRIMERO; por ello en la anterior campaña política se le veía defender la candidatura de Téllez, y por ello recibía todos los días la comida, hasta el momento de estar próxima las elecciones, que lo ven todos mudarse para la casa de Serrano, y defender con calor su candidatura; al llamársele la atención de este cambio político, respondió: EN CASA DE TELLEZ NAMA ME DAN SOPA. Era un bobo de Gibara; y nos hizo recordar a otro mongólico de la Villa, que encontramos cierta mañana, en la Segunda Balsa, descansando bajo la sombra de un almendro mientras sus ancianos padres pescaban; y que al preguntarle si él no pescaba también, me respondió: ¡NO; YO LOS COMO!.


Visitarán ustedes un pueblo honrado, desprovisto de ladrones; por ello en toda la Villa sólo se conoce un sereno, Justo Alberty, que hace su ronda sin más armas que un largo machete; notarán que la policía no actúa ante la falta de delincuentes, siendo por ello muy contados los juicios correccionales, que los son siempre de gentes del campo; y que pasan necesidades por su gran pobreza, a pesar de lo cual no roban ni para comer uno de los chivos que por sus silenciosas y solitarias calles circulan; manteniendo las puertas y ventanas abiertas por la noche; que sus habitantes son todos iguales, no existiendo diferencias de razas ni motivadas por las riquezas; todos son iguales y todos viven de la misma manera, y todos orgullosos de su Villa única y de ser gibareños, no pudiendo disfrutar en la actualidad tranquilamente de lo que es suyo por su cercanía a Holguín, robándoles los holguineros su verano, en que invaden sus playas, que son de ellos, en que les cobran el derecho de bañarse; y hasta les hacen pasar necesidades, al adquirir su existencia de camarones, pescados y coquinas; los holguineros que para los gibareños están en las últimas, y así me lo afirma uno que fue a Holguín y vio por sus calles vendiendo matas de ruda; imagínate, me afirma, la ruda que es lo último que se vende del hogar.


No hay nada más pintoresco que su Villa; y no hay nada más pintoresco que un gibareño, que lo hace ser tipo único en nuestra historia; lo verá enmagueyado, pero provisto de un alma que siente, vive y disfruta de la belleza reinante, por lo cual Gibara tiene alma y tiene historia; alma que se desborda en sus manifestaciones; historia porque así lo ha señalado el destino, no habiendo hecho histórico que no haya ocurrido o tenido resonancia en su Villa; y por ello su Villa es única y el gibareño es único.


Así no se sorprenderá al visitarlos el poder escuchar frases pintorescas en un silencioso pueblo: VOY A COGER UNA CONGESTION DE CEREBRO, me dice uno por el hecho de ir para uno de los balnearios; EL QUE ESTA PA TAMAL, DEL CIELO LE CAEN LAS HOJAS, expresa otra al ver que su compañero de trabajo no da la talla; ESCUCHA COMO SACUDE LA CHAQUETA, grita otro al sentir en su tarraya el desesperado esfuerzo del pobre aprisionado camarón; OH, QUIEN FUERA POBRE PARA COMER AJIACO, se lamenta un infeliz vagabundo; ¿VAIS DESPERCHADA?: Expresan al ver una lavandera llevando una percha en la que cuelga un larga y limpia bata de casa; DAME UN VOLAPIE (un medio) DE TOCINO Y UN TRENSILLO (tres kilos) DE BONIATO, me informa “Colás” que decía José Loreto al mercar; QUIERO COMERME UN AJIACUBIO (ajiaco) CON ESTE ELEMENTO; UNA PUNTA DE TERNILLA DE RES DE MEDIANA EDAD, YUCAS DE PUERTO PLATA ALIADA A SU ESPOSO EL ÑAME DE SAO ARRIBA, BONIATOS DE SEGUNDA SACA, CALDO ESPESO CON PUNTO REMATAO DE UN LIMON VERDE, PARA DESPUES DE TEMPLARLO ECHAR GOTERONES COMO PIEDRAS CHINAS, expresa otro, al que también oímos decir: HOY MERQUE UNA LENGUA GRANDE DE PUERCO Y LE DIJE A MI MUJER, PREPARALA COMO TU SABES Y PONLE PARA QUE NO ESTE SOLA UNAS PAPAS, QUE QUIERO CASTIGARLA POR CHISMOSA Y ENTROMETIDA EN LOS ASUNTOS DEL BARRIO; y otro: HOY EN EL ALMUERZO PEDI A MI MUJER POSTRE DE DULCE DE ALMIBAR Y QUESO, Y UN PEDAZO DE PAN, Y AL SORPRENDERLE LO DEL PAN LE CONTESTE: ES QUE ME GUSTA EL TRIO DE METALES: CORNETIN, FIGLE Y TAMBOR; y uno más: TENGO ESTA NOCHE UN POLLO CON ESPINA QUE RESPONDE POR BACALOVIO, ESPERO QUE USTEDES TRAIGAN LAS LAGRIMONAS (cebollas), LOS BURILES (boniatos) Y EL ACETILOBO (aceite); que al observar el dueño de la casa que durante la celebración de un santo los invitados solo le “entraban” al fricasé de chivo, y de él solo a la carne abandonando las papas, expresa: CABALLEROS, ESTA BUENO DE CARNEO, HAY QUE PAPEARSE TAMBIEN; que un gallego adeuda cierta cantidad de dinero y no accede por pagarla: HAY UN GALLARDINO QUE ME HA COMIDO UN QUESO DE CATORCE PESOS Y ME ESTA DANDO EL ESQUINAZO, PORQUE SABE QUE YO LE FORMO UNA BARRIGA Y NO COMO DE GUACHAPITA, PORQUE A MI NO SE ME JUEGA CON MANGANILLA; Y EL COMPAÑERO QUE ES CUMBILA ME VINO CON CUENTOS DE CALLEJAS, DEFENDIENDOLE COMO SI YO CREYERA DE CAMA DE CUJE, Y ADEMAS YO SE QUE EL ES QUERINDANGO DE UNA HERMANA DEL QUESERO; SI DENTRO DE UNOS DIAS NO ME GUANEA COMO ME PROMETIO, LE VOY A DAR LO QUE SE LE PERDIO A CANILLITA; HACE DIAS QUE ESTOY AZUL Y NECESITO MANTECA EN EL GUIRO; que uno de los vecinos varios días seguidos se pone el traje color crema, CREMITA DE LECHE le nombran y queda marcado para toda la vida; que un apasionado gallero tiene a su tía sumamente grave y le preguntan por ella en la calle, está la pobre ATERRILLADA, es su respuesta; que en uno de los balnearios de la Villa un hombre bastante maduro bailaba “olvidado del mundo” con una jovencita, uno de los concurrentes expresa al observar la diferencia de la edad y la inutilidad de su esfuerzo: “LE ESTA SACANDO BRILLO A LA HEBILLA”; que al mismo balneario llega una joven que a todos saluda y todos desean conversar con ella, al decirle a uno de los presentes, ES POPULAR, SI, me responde ésta, PICA EN TODAS LAS CARNA; y menos cuando vea a Juan B. Pérez, parado ante un cesto de cangrejos, decir en alta voz:

Dijo un cangrejo llorando
en su triste mortandad,
que pocos vamos quedando,
que pocos quedamos ya.
Y menos si usted tuviera la suerte de escuchar a “Chanito” ofreciendo sus coquinas:

Ahí viene el “Cucarachón”
vendiendo almejas y coquinas,
que él mismo las ha sacado
de Punta “La Pelegrina”.

______________

¡Coquinas! ¡Coquinas!
que vende el “Cucarachón”
más grandes que “Domingón”
ese que vende la harina.

______________

Levántate mi vecina
aunque sea en camisón,
que aquí está el Cucarachón
con la jaba de coquina.
Con lo que se enterará que para coger las coquinas hay que mojarse los fondillos y para coger los cangrejos blancos, de cuyas masas hacen el enchilao de cangrejos, los que solo salen de sus cuevas, situadas en lugares fangosos, en época de las lluvias, también tienen su método, que consiste en ir por la noche y en la boca de cada una de las cuevas hacer sonar con un madero el fondo de una lata de luz brillante vacía, imitando con ello el trueno; pasar seguidamente una o dos veces la luz de una linterna por la boca de la cueva, imitando con ello los relámpagos; y terminar arrojando por ella una jarra de agua, como si estuviera lloviendo, todo lo cual hace pensar al cangrejo, que así mismo se dice: está tronando, relampagueando y hasta lloviendo. ¡Para fuera de la cueva, que llegaron las lluvias!, siendo atrapados.

Si “El Bolito” contempla a Angelito “Chancharico”, todo deforme pero famoso en la Villa por sus borracheras:

Voy a hacer un batallón
de todos los bebedores,
para que vean, señores,
lo bien que se vende el ron;
de Teniente Coronel
pondré al Bolo viejo,
que es quien entiende el manejo
del ron y el caramachel.
Y se entere que deseando Vicente Tapia cerca el solar de su casa, su esposa llama para ello a Nicanor, que el día entero se lo pasa sentado bajo la sombra de un tamarindo haciendo cálculos sobre el costo de la obra a realizar, llevando a su favor el desayuno, almuerzo y comida ofrecida en ese largo día, para terminar entregando la siguiente nota:

Isolina de la Insolinera,
dígale a Vicentera,
que para arreglar la cerquera
se necesitan 200 pies de madera
y dos barriles de clavera.
Que Juanito Pazo deseando comer el afamado lechón asado, contrata para ello al mejor lechonero de la Villa, conocido por “El Soplao”, que al ir por la sartén, la criada equivocadamente le nombra “El Bocón”, y que éste ofendido le diga:

No Bocón
ni Soplón,
pero tampoco hay lechón.

Que a Marrero, sereno de una de las casas comerciales de la Villa, asustan con un muñeco de trapo dejado caer sobre sus espaldas:

Que susto se dio Marrero
con el juda boca abajo
y echó tan fuerte “barajo”
que se escuchó en el Matadero.

Que Alvaro Iglesias, contagiado con el medio ambiente, al ver que a su hijo todos pedían clavos, tuercas, cordeles, anzuelos, para ir a pescar bajo la promesa de un buen obsequio que nunca llegó, se incomode y diga:

Ni tuerquitas,
ni curdelitos,
ni anzuelitos
ni tornillitos,
A COMPRARLOS.

Que a Tivo Toledo se le ocurra pasear por las márgenes del río “Cacoyugüín”, placer que a todos gusta, pero que sólo realiza el gibareño, amante y contemplativo de la naturaleza; y que en ese paseo escuche el canto de una joven que al verlo corre hacia el cercano bosque, desapareciendo, para solo encontrar Tivo a un sinsonte cantando sobre la rama de un árbol, brota de sus labios la canción que dice así:

A la orilla de un ciruelo,
frente a un caudaloso río,
te oí cantar, Ángel mío,
lleno de gozo y placer;
viendo las aguas correr
recuerdo de ti, bien mío.
a ella me dirigí
y ella al monte se dirigió,
a la sazón oí cantar un sinsonte
en el copo de un frondoso guaguasí.

Que “Táramo”, el Rey de los números, monomaníaco, contemplando a los gibareños, me escriba en un papel:

El Cura que siga rezando,
el Sabio escribiendo,
la plebe diciendo,
el sirviente sirviendo,
y el fregador que siga fregando.

Que llueva en la Villa, cosa rara, pero en ese día llovía y que Isabel María Alavedra la contemple caer desde su ventana; y que siendo gibareña tenga el motivo para que broten los siguientes versos:

Se siente la lluvia
caer lentamente;
su ritmo pausado
produce en mi alma
no sé qué nostalgia,
qué vago anhelar...
mi mente se empeña
en tejer ensueños
que no he de alcanzar.
la lluvia con hilos
de líquida plata,
moja el escarlata
techo de mi hogar
y pone en mi alma
fugaces anhelos,
recónditas ansias
que no he de alcanzar.

Que Ángel I. Augier el más conocido de sus poetas, nació en el Central “Santa Lucía”, observe los carboneros de la Villa pasando por las calles del Central en altas horas de la noche, vendiendo conjuntamente con el carbón, pequeños haces de astillas de la aromática “cuaba” para encender la candela:

Erguido en la irrisoria
cúspide de un penco,
(que se desborda en panzas laterales
por los serones repletos)
iba el carbonero
hacia el pueblo
por los caminos que la noche,
(tormenta de tinieblas)
enlodaba de negro.

Con el lánguido canto de una décima
pretendía asustar al miedo,
que lo perseguía en aquel infinito
clamor de silencio,
y en aquel abrumador
unanimismo de lo negro,
donde se crispaban las sombras
con un erizamiento de misterios...

Y tendrá el placer de ver a las gibareñas, perlas salidas del mar, según una canción, a quienes la carretera hace salir de detrás de las persianas; se inspirará al ver lo encantadoras que son, y le dirás, lo que Alberto Ríos dijo, al ver la más linda de las Reinas del Mar.

IRMA: Reinas sobre el mar como los vientos ariscos
que no reposan jamás;
tu patria es un caracol
donde la brisa recita
su dulcísima canción...
Oro y Plata, Rosa y Oro,
Jazmines y Clavelinas,
Altas flautas de coral
encintan tu barcarola.
Gibara tiene ya un Trono
por la gracia de su amor.

Dulce tierra enamorada
del Aire,
del Mar
y del Sol.

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