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La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

10 de julio de 2010

Así es Gibara (Primera parte)


¿Ha estado usted en la Villa de Gibara?                                                                             Regresar a Índice

Si ya la conoce me dará la razón; es la más encantadora y original de la Villas. Si no la conoce, visítela y quedará encantado; es única. Esta situada en la Costa Norte de la Provincia de Oriente, al occidente de la bahía de su nombre, y es la Capital del Municipio de Gibara.

Debe su nombre, Gibara, según el máximo historiador de la Villa, Herminio Leyva Aguilera, que así lo consigna en su “GIBARA Y SU JURISDICCION”, a la indígena palabra “jiba”, nombre que se le daba a un arbusto que dicen muchos abundaba en las márgenes de los ríos Cacoyugüín y Gibara, que en la bahía desaguan, y que este toma del “Diccionario casi razonado de voces y frases cubanas”, de Esteban Pichardo; mientras que para el máximo periodista y escritor de la Villa, Armando Leyva, se debe a la también indígena palabra de “Guibara”, que a su vez toma de la “Historia General y Natural de las Indias”, de Gonzalo Fernández de Oviedo, y que correspondía a la muy cristiana de “uvero”, arbusto que tan bien y con tanta profusión crece en sus costas; apareciendo de muy antiguo los nombres de “Xivara”, “Jivara” y “Givara”, para la Bahía; y el de “Punta de Yarey”, y a veces, “Yarey de Gibara”, para el pueblo hasta el año de 1856, en que oficialmente bahía y pueblo, tomaron el mismo nombre de GIBARA. Por ello cuentan en la Villa de la existencia de un comerciante español, como españoles eran sus dependientes, uno de los cuales escribiendo a la a la Madre Patria, pregunta como se escribe Gibara, con ¿“GUI”?. No, Gibara se escribe con JUI, le contesto el otro, a lo que responde el dueño, mira que ustedes dos son brutos, se escribe con “EQUIS”.

Al visitarla estará usted contemplando las tierras que primero vio Colón al descubrir nuestra Isla, de cuyo hecho histórico están muy orgullosos los gibareños y más al serle reconocido por la Sociedad Colombista Panamericana; y por ello le mostraran la placa de mármol colocada en el lugar exacto en que este colocó sus muy ilustres pies al pisar tierra cubana; y le recordaran que este, extasiado ante el color del cielo y de la mar, de lo exuberante de la vegetación, del cantar de los pájaros y de la disposición de sus montañas, exclamo: “ESTA ES LA TIERRA MAS HERMOSA QUE OJOS HUMANOS VIERON”, en lo que también están acordes los gibareños, ya que para ellos, y con justicia se lo reconocemos, no hay en nuestra Cuba nada más pintoresco que su Villa y los contornos de su bahía; y fue allí, donde en ese 28 de Octubre de 1492, vio Colón por primera vez al nativo cubano, al que nombro ‘’indio’’ ante su creencia de haber llegado a los confines del Continente Asiático reservándose que este “indio” fue contemplado sentado a la orilla del mar, completamente desnudo y con un gran tabaco en la boca , tal como nos lo pintan los sellos cubanos, y que este es un antecesor del actual gibareño, que como el, sigue sentado a la orilla del mar, escaso de ropas, con un tabaco en la boca, pero con un cordel entre sus dedos ¿pescando?. No, extasiado. Enmagueyado, para el más gibareño de los gibareños y el más original de los gibareños, Joaquín de la Vara y Pi, al que debes conocer al visitarlos; fenómeno que explica un holguinero con alma de gibareño, el Dr. Antonio R. Díaz Fernández diciendo que en la Villa, todo gira alrededor de la melodiosa música de un vals; una diferencia más con el vecino holguinero, que se desenvuelve bajo la de un ruidoso Cha Cha Cha. Por ello, al visitar la Villa, respete su silencio y la meditación de sus habitantes y si lo hace en su máquina, no los moleste y menos los ofenda tocando el claxon si el trafico ve interrumpido; procure decirles, quitándose el sombrero y con suma cortesía, ¿me permiten pasar? Está en la Villa y ésta es de los gibareños.

Surgió el pueblo a la sombra de una batería con categoría de fortaleza, la de “FERNANDO VII”, que aun conservan y muestran al visitante, signo del poderío de España, protección de vecinos y embarcaciones, cuya primera piedra fue colocada el 16 de Enero de 1817, con bendición apostólica, discursos y música de viento, y entregada el once de Junio de 1818 a su primer Comandante, que lo fue el peninsular D. Miguel López de Corella, que al mismo tiempo desempeñaba el cargo de Capitán de la Compañía de Infantería Urbana creada para su defensa y custodia, habiendo sido escogidos sus componentes entre vecinos del Partido de Auras, y por Teniente Gobernador de Holguín, D. Francisco de Zayas, que por ello, por la construcción de la batería y por lo que hizo por el naciente pueblo, se dice que GIBARA ES OBRA SUYA; y con dinero de los holguineros, le decimos, al no existir en ese tiempo los gibareños, y en terrenos que eran del Municipio de Holguín y eran conocidos con el nombre de “Punta de Yarey”, y que éste había cedido a censo el 5 de noviembre de 1756, a D. Francisco Domínguez y Rodríguez, para el establecimiento de crianza de ganado, y que D. Juan Ramón Guzmán, que llevaba el alias de “SAN GERMAN”, primer apodo de la Villa, y último poseedor, había cedido a la Corona y hecho posible la construcción de la Batería, y por ende del pueblo, por lo que fue recompensado dándole su apodo a una de sus calles, al que nombraron sus pobladores “Punta de Yarey”, y en el que fabrican sus casas siguiendo el camino que de Holguín conducía a la Fortaleza, quedando todos asombrados de su rápido crecimiento, al contar en 1820 con veinte y una casas; y en 1827, con cuatro casas de mampostería y sesenta de tablas, embarrado y guano y con 337 vecinos, en su mayoría holguineros al ser sus fundadores holguineros, cosa que no les agrada se les recuerde, pero si el hecho de que su pueblo no tardo en superar al de Holguín en riqueza y cultura, al extremo de merecer para la posteridad los calificativos de “LA VILLA BLANCA” y “LA PERLA DEL NORTE”, mientras que para nosotros los holguineros, tan envidiosos de las glorias ajenas y tan amigos de mortificar, no era mas que “ESPAÑA CHIQUITA”, pretendiendo acaparar para nosotros las glorias patrias; “LA VILLA DE LOS CANGREJOS”, del “colorao” que por millares abundan en sus abrigos rocosos; “LA VILLA DE LOS TUBOS” por el solo hecho de haber tenido de todo y vivir de su recuerdo; y hasta con la insultante palabra de “HAMBRE”, olvidándonos que bajo la Colonia, de Holguín y no de Gibara, es que partía el lastimero grito de “HABILITENNOS EL PUERTO”, “CONSTRUYANNOS LA CARRETERA”, o nos morimos de hambre, y que de su Villa, por su superior comercio, nos venían los víveres; y todo ello al creernos superiores por el solo hecho de haber sido fundada nuestra Ciudad Capital por un glorioso Capitán de la Conquista, cuyo apellido, “HOLGUIN”, nos dio, y de tener esta más de cuatrocientos años de fundada, cuando ello se debió al bayamés D. Bartolomé Luis de Silva y Tamayo, al obligarnos a asociarnos civilmente, y su Titulo de Ciudad, del 18 de Enero de 1752, gracias a la benevolencia de un Gobernador de Cuba, D. Alonso de Arcos y Moreno, que pudo darle el Título de Ciudad y una enorme jurisdicción, ocupada por habitantes desprovistos de almas. Esa riqueza entre ambos pueblos, GIBARA y HOLGUIN, fenómeno curioso, por ser los gibareños hijos de Holguín, transformados en apasionados gibareños con el nacimiento y hasta con la residencia, está extinguida ya, y tuvo su máximo con motivo de los juegos de pelota, deporte favorito en ambos pueblos, que fue condensado en sendos himnos, el de Gibara, letra de Fernando Cuesta Mora y música de Francisco Angulo Mora:

¡VIVA GIBARA!

Seremos dueños, únicos dueños,
del Campeonato que se discute,
porque tenemos en nuestra fila
a la invencible “de la que sube”.

Todas las cañas y marañones
nuestros cangrejos van a exprimir,
y llenaremos con todo el zumo
la vieja Chomba que tiene Holguín.

No nos asustan los rompe-cercas,
ni los campeones, ni los trabucos,
porque en las filas del Club “Gibara”
decoro y honra se encuentran juntos.

(coro)

¡Viva Gibara! ¡Viva Gibara!
¡La Villa Blanca de los Cangrejos!
¡La Perla Hermosa de nuestro Oriente!
¡La Soberana, la Soberana de los Ensueños!
Y el de Holguín, cuyo autor sentimos ignorar, no menos vibrante:

Oye Gibara, Perla incolora,
orgullosa Villa llena de hedor,
si Holguín contesta vuestras blasfemias,
no te contesta para ofenderte,
es para demostrarte que tiene honor.

Dices altiva y con arrogancia
que el Campeonato tuyo será,
si lo conquistas en noble lucha,
porque Holguín si tiene decoro,
también mucha honra que te dará.

Nombras a los trabucos y rompe-cercas,
que a ninguno de ellos has de temer,
pero quiero que sepas que a todos juntos,
sin alarde, ni joconería, hemos de vencer.

Hablas de cañas y de marañones
que tus cangrejos van a exprimir,
pero tengan por seguro
que todas sus muelas hemos de partir.
Pasando a ser meros recuerdos históricos, los nombres del General Sagua, (Conrado Rodríguez), como pitcher del “Holguín” y Armelio Acosta Cabrera, que lo era del Gibara, considerado por los de la Villa como el más grande lanzador de todos los tiempos, poseedor de la invencible “de la que sube”; el de Francisco Hidalgos, tenido en su historia como el enemigo numero UNO de la Villa, por el hecho de que siendo Capitán del Partido de Auras, protesto de la creación de la Capitanía del Partido de Gibara, que de su jurisdicción salía, y que sólo le llevaba el naciente pueblo, los contornos de la bahía y las Vegas existentes entre los ríos Gibara y Cacoyugüín, aumentada por la presencia de holguineros, de carácter chocante y mortificante, llegando a ocupar el último lugar de escala “PATOTO”, con su ocurrencia de abrir una tienda de víveres en la Villa, y ante su deseo de hacer comer jamón, cuyo nombre y sabor se había olvidado, que hace levantar la bandera de protesta, con Vicente Salermo a su frente, que lo manifiesta con ruido de aviones por el aire, con sirenas por la mar, con auto-parlantes colocados en caravanas de camiones por tierra, rompiendo con ello, por suerte momentáneamente, y para bien de la Villa, su tranquilidad y su sabor.

Contemplara usted a su llegada un puerto de limpias y coloridas aguas, rodeado de costas de impresionante belleza; que le fue declarado de Tercera Clase en 1822, su Real Administración de Aduana, en 1827; la Ayudantía Militar de Marina y Matrícula y la Capitanía del Puerto, en 1828, y el cargo de Práctico del Canal, en 1830; y sabrá de la constante llegada de barcos destinados al tráfico mercantil de distintas nacionalidades, que hicieron de su puerto uno de los primeros de la Isla, y que a él llegaban en busca de pasajeros, barcos de las Empresas de Ramón Herrera, de la Transatlántica de Barcelona, del Marqués del Campo... que hacían familiares los nombres de “Mortera”, “Ebro”, “Veracruz”, “Ramón Herrera”, habiendo contado la Villa hasta con su propio barco, el “Gibara”, propiedad de su comercio y con firmas consignatarias como las de Beola y Compañía; Longoria, Munilla y Compañía; Silva, Rodríguez y Compañía; Vecino, Torres y Compañía; Martínez y Compañía, y en la actualidad con Lizardo Martínez Santo, con el modesto nombre de Agente de Aduana, tráfico que se les acentuó con la construcción del Ferrocarril de Gibara y Holguín, comenzado el 31 de Mayo de 1883, que hoy nos administra Pepín Pérez Beola; y podrá ver Ud., además, un puerto silencioso por la falta constante de barcos, un túnel, el único de la Isla, el que a su salida hace pasar el tren por el puente de hierro existente sobre el río Cacoyugüín, desde el cual se divisa el fondo de la Bahía, salpicada de pequeños botes ocupados por pescadores de camarones; el puente de madera, sustituto de la desaparecida balsa, siempre llena de gibareños portadores de rústicos “jamos” atrapando las “jaibas”; una playa de arena negra, con los agachados cogedores de “coquinas” y colectores de conchas bivalvas; ferrocarril que en todo su trayecto estaba protegido por estratégicos fortines, protección de que gozaban los de la Villa, que tenían protegida por una muralla de mampostería de dos metros de largo, con cinco fortines en su trayecto y sólo dos puertas de entrada que se cerraban a las cinco de la tarde, como no la tuvo ninguna otra población de la isla, cuyas ruinas le mostraran que hacían el no sufrir los rigores de la guerra, gozar de prosperidad económica y de sentirse como ningún otro pueblo de Cuba más español que él, rayando en fanatismo su amor a la Madre Patria, y sufriendo por ello más que nadie la intervención del poderoso vecino del Norte en nuestras luchas libertarias, amor y odio que ha quedado plasmado para la posterioridad, en sendas composiciones poéticas, que se cantaban y aplaudían; destacándose entre todas las de Faustino Ramos Magariño, conocido por “El Bolito”, por su pequeña estatura y por la redondés de su cuerpo, entre ellas su “VIVA ESPAÑA” y “A MAC-KINLEY”, cuya letra copio:

¡VIVA ESPAÑA!

¡VIVA ESPAÑA!

¡VIVA CUBA ESPAÑOLA!

¡MUERAN LOS AMERICANOS!

¡Viva España! ¡Viva España!
que vivan los españoles
y que mueran los traidores
que comanda Mc-Kinley
el que fuera de la ley
se halle, en esta ocasión,
que se acoja al Pabellón
que nunca será vencido,
mientras se escuche el rugido
del castellano león.

Esta española bandera,
encarnada y amarilla,
la mando desde Castilla
la Reina Isabel Primera;
el que por ella no muera
jamás podrá ser cristiano,
y yo, como buen cubano
le canto a la Patria mía:

¡QUE VIVA LA MONARQUIA!
¡MUERAN LOS AMERICANOS!

Gibara, España Chiquita,
siempre fiel a la nación
en cualquiera situación
está, si se necesita.
quiera el Cielo no permita
te salga un hijo tunante,
de otro pueblo distante
podrá invadir tu suelo
y si es por falta de celo,
ojo con los tunantes.

A MAC-KINLEY

EL ASTUTO MAC KINLEY
CON SU CONDUCTA TORTUOSA
EN CUBA TIENE LA FOSA
SI NOS INVADE SU GREY.

Gibareños y asturianos,
montañeses y vascongados,
todos seremos soldados,
moriremos como hermanos.

¡MUERAN LOS AMERICANOS!
¡VIVA EL REY! ¡VIVA EL REY!

Por la razón y la Ley
la Patria nos da la gloria,
ya no cantará victoria
el astuto Mac Kinley.

En Cuba nunca pondrá
sus plantas ese extranjero
ni su pabellón grosero
en la Isla flotara.
pronto de España vendrá
una escuadra respetuosa,
pues nuestra Reina gloriosa
tendrá la satisfacción
de humillar a esa nación
por su conducta tortuosa.

Nuestra marina española
en grandes deseos arde
de combatir a ese cobarde
y su bandera enarbola
en el tope de carvicola.

El grumete no reposa
porque el marino goza
cuando diga el Comandante
“MUCHACHOS, ESE TUNANTE
EN CUBA TIENE LA FOSA”.

No se que hace el Ministerio
teniendo tanta energía,
que no castiga la orgía
del que no tiene criterio;
yo que no creo en el misterio
le diera al Norte maguey
y del gajo de un mamey
colgaba a Mr. Woodford,
maldiciendo a ese traidor
si nos invade su grey.
Y el que la presencia en la Villa del General Weyler, con loco entusiasmo le hizo exclamar:

Cuba será independiente
Cuando la rana críe pelo,
Cuando no asome en el Cielo
La estrella refulgente.
que no tarda en ser tomado como Himno de Batalla, y que hizo posible que al entrar las tropas cubanas en la Villa, ser llevado a la presencia del General Calixto García Íñiguez, quien mostrándole la composición en tono enérgico, tan característico en el, le dijo, DIGAME, ¿ES SUYA? Recibiendo el sorprendido General su rápida respuesta: NO MI GENERAL, LA MIA ES ESTA:

Cuba será independiente
quiera España o no lo quiera,
y plantara su bandera
en las regiones de Oriente.
Fernando Cuesta Mora; distinguido periodista y político de la Villa, nos cuenta que Faustino Ramos tenía en la Villa dos inseparables amigos, a los que todos conocían por LOS TRES MOSQUETEROS, que lo eran Faustino, Angelito Rojas y Joaquín Cuesta, poseyendo los tres esa fértil e inagotable imaginación poética de que tanto gozan los gibareños. Estalla la guerra del 95, Angelito se va a la manigua, uno de los pocos que en la Villa lo hicieron; Joaquín Cuesta y Faustino Ramos se quedan en la Villa, el primero por su sordera, el segundo, por su fanático españolismo, improvisando más que nunca décimas a favor de España y contra los cubanos, a pesar de ser gibareño de nacimiento, llegando a la manigua, la que en su pie forzado decía:

Cuba será independiente
cuando la rana críe pelo,
cuando no alumbre en el cielo
la luz clara y refulgente.
Que conocida por Angelito, le añade este pie forzado:

Cuba será independiente
quiera España o no lo quiera;
ya ha plantado su bandera
en las regiones de Oriente.
Transcurren los años, llega el 1898 y el 25 de Julio, día de Santiago, son esperadas en la Villa las tropas cubanas, las que no tardan en llegar y a su frente Angelito Rojas, ya Comandante del Ejército Libertador; encontrándose para su sorpresa entre los que le aclamaban a Faustino Ramos, el que adelantándose, toma las riendas del corcel de Angelito y con tronante voz le canta:

Cuba se ha hecho independiente
sin criar la rana pelo;
dame Angelito un consuelo
que al fin eres mi pariente.
Y cosas de Cuba y de los cubanos, fue todo olvidado y perdonado; contándose en la Villa como excepción, el caso de Pancho Toyo, quizás por no haber aparecido, el cual viendo al Nashville acercarse a la bahía, se introdujo lleno de cólera en el agua hasta la cintura, gritando: ¡TIRAD!, ¡TIRAD COBARDES!, QUE AQUI HAY UN PECHO ESPANOL! pero que al ver los cañones del barco de guerra, corrió hacia las cuevas; y el del Padre Darío, PADRE PELAYO DE ESPANA, que se embarcó para su Patria y el que estando oficiando en la solemne misa del 10 de Octubre de 1898, no pudiendo soportar la enorme cólera que le embargaba con el triunfo de los cubanos, la cortó para sorpresa de los concurrentes y del sacerdote cubano que lo acompañaba, mereciendo que Carlos Muecke, en su Patria y Libertad, le trate como una falta de respeto a la Iglesia, y recuerda que las tropas y armamentos que salían de España para combatir a los cubanos en arma, eran bendecidas por los Obispos, y a veces recibiendo a larga distancia la bendición papal; y que el periódico de la Villa, El Triunfo, nos consigne:

Hablemos de las notas discordantes. ¡Cómo habían de faltar El Padre Darío como si se tratara de cortar un cirio pascual, cortó porque sí la parte cantante que a él le pareció, de la misa del 10 de Octubre! ¡Y con qué cara se apareció en el coro!
Por sus sentimientos españoles en el 95 fue sorpresa para todos que en este año de 1956 había sido profanada la bandera cubana en el Centro de Veteranos de Gibara. Sorpresa al pensar que en la Villa no podía existir esa institución patriótica cubana. La hay, y está situada en la calle Carlos Manuel de Céspedes, esquina a la de Peralta, pudiendo usted visitarla, y allí se enterará que esa institución estuvo una vez presidida por un veterano, Enrique Palma, que, cosa de Gibara, se negó a percibir paga y menos pensión por sus servicios a la Patria; y hasta podrán decirle al oído, los malos intencionados, que la Bandera Cubana había sido colocada en el suelo con un crespón negro y sobre ella los fragmentos de cierto retrato. Cierto o no, alegrémonos del hecho, Gibara, mereciéndoselo, fue honrada y fue recordada. Y no sólo Centro de Veteranos, sino hasta su Estatua a la Libertad, inaugurada en 1915, antes que las de Holguín, gracias al entusiasmo de Enriqueta de la Torre, con la dedicatoria A LOS LIBERTADORES DE LA PATRIA y que en su origen decía: GIBARA TIENE ESTATUA PORQUE SE LA MERECE; y sabrá usted también que el PRIMER PUEBLO DE CUBA LIBERADO POR LAS FUERZAS CUBANAS; EL PRIMER PUEBLO LIBRE DE CUBA EN QUE ONDEO LA BANDERA CUBANA; y que por él llegó a Cuba el presidente electo don Tomás Estrada Palma, desembarcando por Gibara el 20 de Marzo de 1902, mostrándole a Ud. la piedra en que éste puso sus pies al pisar su Patria, libre ya, al desembarcar del Almirante Farragut; la copa en que tomó agua, la navaja con que fue afeitado y hasta el fígaro que lo hizo, Francisco Illobre García, por lo que es nombrado EL PRIMER BARBERO DE CUBA.

Por ese hecho de haberse mantenido alejada de las luchas libertarias del 95; del movimiento armado que derrocara a Don Tomás Estrada Palma; de las motivadas por el color de la piel; de la protesta armada de un pueblo contra el General Menocal y de cuantas más luchas fratricidas hemos sufrido los cubanos en esta era de independencia; y de ser tenido como el pueblo más pacífico de la Isla, fue sorpresa también para todos el saber que el Isla Velmor, con los Expedicionarios del 31, habían seleccionado como punto de desembarco la Bahía de Gibara, y sobre todo, el ver que el pueblo gibareño se le unía lleno de entusiasmo y de coraje, despertar al coraje, que hace gritar a una poetisa de la Villa, Isabel Alavedra: GIBARA, AUN ES TIEMPO, VUELVE A TI, DEPON LAS ARMAS QUE JAMAS DEBISTE ESGRIMIR POR TU TRADICION HISTORICA. A la Villa de Gibara la enaltece esta intervención, y con ello puede mostrar a Ud., visitante, el UNICO LUGAR DE CUBA en que se sufrió al mismo tiempo un ataque por el mar, el aire y por la tierra; un Cementerio con las tumbas de hombres asesinados por otros hombres, muchos de ellos enfermos hospitalizados, por el solo hecho de ser amantes de la libertad y contrarios a los gobernantes dictatoriales; un Monumento A los Expedicionarios del 31, homenaje de su pueblo a la sangre vertida por sus propios hijos en pos de la libertad humana; un Himno, que les dejó uno de los expedicionarios, el poeta hondureño Arguello, asesinado por chacales y cuyos restos reposan en el tranquilo cementerio de la Villa.

Camaradas valientes y leales,
la hora ansiada de prueba ya sonó,
hay que ser decididos y formales,
a la puerta la Gloria nos llamó.

Grandes hombres en Cuba nos esperan
con Mendieta, el de bravo corazón;
el gran Hevia y Peñate, que prosperan
aunque ruja violento el Aquilón.

Nuestro Álvarez marca con Torriente,
Juan Gualberto el ilustre de verdad;
y Peraza, el valiente entre valiente
el sendero a la nueva libertad.

Menocal, el caudillo invulnerable,
con Capote y Miguel Mariano va,
y el aliento titánico, indomable,
en el pueblo levanta el pecho ya.

Con Rosendo Artagnan que nos dirige,
es Lorán, mosquetero principal,
y se afirma Maderne con el rifle
¡La Legión se presenta sin igual!

Almirante es Don Carlos en el puente
y Carbó es carbón que revivió,
hoy Gaunard pone serio a Karikato
al decirle ¡Presente! a la Legión.

A Lucilo vistió de Comandante,
nuestro Jefe, Collazo, en buen humor,
y ha pelado sus papas tan campante,
y ha montado su guardia con fervor.

No olvidemos al grande Luis Hernández,
a Iturralde que todo nos lo dio,
a Llaneras, triunfal en la gran guerra,
a Robaina, y a Zaldo y a Xiró.

General de a Caballo, Catalino,
a Emiliano, ayudante lo nombró,
y al doctor eminente, Aldereguía,
el mareo en el viaje cultivó.

En los grupos está la rosa Roja,
y los bravos de la Internacional;
siboneyes con Borges y Soleres,
sin que falten de Luis y Peñalver.

En la Patria los hombres y mujeres
han cerrado el cubil al animal,
y es completa la unión de pareceres
a lo largo de la marcha triunfal.

Nos ofrece perdones de la vida
cuando al fondo del pozo se va ahogar,
y grotesco y cobarde en su guarida
¡MALA BESTIA! Te vamos a cazar!
Una sentencia, de Fermín Fernández Garrido:

Este moderno Nerón
que a su patria tiraniza,
su placer fuera en ceniza
convertir a la nación.
No tienen en su corazón
ningún sentimiento humano,
este perverso tirano
de asesinos ejemplar
que tendrá que renunciar
en bien del pueblo cubano.
Un anónimo:

Machado, cuando tú sepas
que Carbó ha venido a Gibara,
llegarás hasta Aguas Claras
con tu tropa y tú escopeta;
se te dará una retreta
en Auras, y Cacoyugüín,
vislumbrándose tu fin
en este momento está,
y tu infamia acabará
tras de lomas de Holguín.

En Tampa; Miguel Mariano
junto a Rosendo Collazo
te están midiendo los pasos
por tu proceder villano.
Ya son pocos los cubanos
que se ponen a tu lado,
solo algún degenerado
que no conoce el honor,
pero a éste como traidor
lo tenemos alistado.

Dile a Herrera, Vázquez Bello,
a Enrique y a Barceló,
que ya la hora llegó
de contar con todos ellos;
dile que tienen un sello
que asegura su mala suerte
y que volverán a verse,
según marca su destino,
en un terrible camino,
muy próximo a la muerte.

Machado, traerás a Ortiz,
el asesino oriental,
para que nos pague el mal
que en Oriente hizo por ti;
dile que si llega aquí
verá las cosas muy claras,
desde Holguín hasta Gibara,
una Legión de valientes,
vengando a los inocentes,
batiéndose cara a cara.

Sabrás que no le tememos
al Patria con sus cañones,
ni al ruido de tus aviones
aunque lanzaran veneno;
para cazarlos tenemos
máquinas perforadoras
y unas ametralladoras
que al mundo le dan terror,
para apagar tu furor
en cortas y breves horas.

Verás al cuervo europeo
y al cóndor americano,
volar desde el océano
y dar en Cuba un paseo;
veloces como el deseo
lanzando bombas y fuego
verás aparecer luego,
sin temor a tus corsarios
bravos expedicionarios
vengando a Mella y a Trejo.
Y como estamos en Gibara, una anécdota:

Estamos Carbó en la Loma de Cuartelón, en lo que el padre de los Freyres, al ver el comportamiento de sus Jefes, llamó UNA PARRANDA MAS DE LOS CUBANOS, ve entre los gibareños sumados a la causa, a Miguel Cara de Caballo, que por su estatura y disposición de ánimo, se destaca entre todos, al extremo de que Laurent dice a Carbó: con diez hombres como éste tomo a HOLGUIN. En ese instante suena el primer cañonazo del Patria, que escuchado por Cara de Caballo, le hace soltar el rifle y correr hacia su casa, no sin antes decirle a Laurent: Con un millón de hombres como yo, no llega Ud. ni al túnel!.

Y la correspondencia poesía jocosa:

Un 17 de Agosto de mil
Nueve treinta y uno,
tras un aviso oportuno
me puse al cinto el machete;
era un corre-corre, un brete,
un temblor, una emoción,
llegábase la ocasión de derrotar a Machado
y a Gibara había llegado
una fuerte expedición,
con la Legión de Guerreros,
todos con cascos de acero,
toda la plaza invadió;
un Legionario gritó:
¡Somos gente de majagua,
que traigan comida y agua
y arriba vamos ¡cubanos!, y
al ruido del aeroplano, andaba
la mierda en yagua

Cuando yo escuché el cañón
y el ruido del aeroplano
se me enfriaron las dos manos
y parte del corazón;
me dirigí al Cuartelón,
y bajo una mata de guao;
que fue todo lo que hice
me embolsé en el pantalón; y
allí estaba Dominicis, con los fondillos cagao;
Allí se embolsó Carbó,
allí se embolsó Laurent;
Lico Balán se embolsó
y yo embolsado también,
y aunque el verso no concuerda,
todo el mundo lo recuerda
y ojalá no lo olvidara
que la “Guerrita de Gibara”
fue una hemorragia de mierda.

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