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La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

25 de septiembre de 2017

Banda Municipal de Holguín, Cuba



Cuando se trata de reseñar los aportes de las retretas y las bandas en Cuba no se puede obviar el desempeño, los desvelos y el tesón por mantener viva esa tradición musical de un maestro como lo fue (es eternamente en la memoria) Juan Márquez Gómez, quien permaneció cerca de medio siglo al frente de la Banda Municipal de Holguín, y a quien la Municipalidad le debe un Monumento.
Cuando en 1923 cesa Uriona al frente de la Banda de Holguín ocupó su puesto el maestro Márquez, quien se desempeñó hasta los años 1970. 
Contó Márquez con la colaboración de valiosos músicos, entre ellos tres de sus hijos, el destacadísimo trompetista Eduardo, María, que fue copista y Juanito Márquez Urbino, este último uno de los más versátiles y talentosos músicos holguineros de todos los tiempos, que entre otras meritorias composiciones y arreglos admirables destaca el que hizo de El barbero de Sevilla de Rossini..
Maestro Juan Márquez Gómez
Márquez padre hizo un suceso de gran impacto en la ciudad cada retreta de la Banda Municipal de Holguín. Sus integrantes, con el tambor mayor al frente, salían en marcha militar hasta el centro del parque Calixto García y luego de interpretar el Himno Nacional comenzaba el programa de escogidas obras de diferentes épocas y estilos, arregladas por el propio director o connotados músicos como José María Ochoa, Agustín Morales o su mencionado hijo Juanito.
Muestra de la variedad y riqueza del repertorio que desde  el inicio desarrolló el maestro Márquez es el interpretado el 8 de marzo de 1928, que fue reseñado por el corresponsal del periódico santiaguero “Diario de Cuba”. En esa ocasión en la retreta del parque se interpretaron obras como la obertura de la ópera Guillermo Tell, selecciones de la ópera Lucía de Lammemoor de Donizetti, pasodoble El veterano de J. Franco, popurrit De La Habana a Manzanillo de F. Rojas; el danzón El Pajarillo, una Polka de Concierto y un Dúo de Cornetín.
Es lo anterior evidencia de que abarcaban una amplia gama de géneros y estilos de incuestionables valores artísticos, como las selecciones de óperas, que siempre han sido favoritas del público holguinero por sus ancestros europeos, y asimismo obras de gran raigambre cubana como el   insoslayable danzón y la presencia de compositores nacionales que entonces estaban en la cima como el caso de F. Rojas.
El repertorio y la calidad de sus integrantes le ganaron a la Banda Municipal de Holguín el reconocimiento de todas partes de Cuba. Con frecuencia los músicos eran llamados para poner una nota de brillantez y colorido a importantes actos de otras poblaciones, incluyendo Santiago de Cuba.
Entre las actividades más importantes de ese primer período hay que destacar el concurso de música durante los Juegos Florales de 1926, que se celebró a iniciativa de la Asociación de Veteranos de las guerras de independencia para recaudar dinero y edificar el panteón de sus miembros en el cementerio local. A ese dicho concurso llegaron obras desde diversas partes del país. Todas fueron interpretadas por la Banda Municipal ante el jurado presidido por Manuel Dositeo Aguilera.
Al año siguiente, al inaugurarse el panteón con la presencia de relevantes personalidades, incluyendo al entonces presidente Gerardo Machado, la agrupación causó una honda impresión en todos los invitados por su escogido repertorio, en especial el pasodoble Viva Holguín, obra de Antonio Guerra, director de la Banda de Santa Clara, que resultó laureada con el primer premio en aquellos Juegos Florales.
Precisamente fue el presidente Machado quien más elogió la Banda holguinera, y en varias oportunidades la invitó a importantes actividades culturales y políticas, entre ellas a actos en toda la región oriental, al concurso nacional de bandas de 1929, e incluso a fiestas privadas.
El periódico “Diario de Cuba” en su edición del 6 de julio de ese año, (1929), comenta que la Banda Municipal de Holguín junto a la orquesta de Fello Pupo y el Sexteto Gibareño, amenizó días antes la estancia en la Villa Blanca del Vapor Presidencial y, en otras ediciones de la misma publicación se narran otras numerosas actividades de los músicos holguineros en las que  estuvieron presentes figuras prominentes del machadato, entre ellos el Gobernador de Oriente al que Márquez le dedicó el pasodoble Barceló. Esos vínculos deben haber resultado decisivos en la separación del director de la banda cuando se produjo el estallido revolucionario de 1933 que derrocó al tirano-presidente.
Antes de concluir los años 20, además de Márquez, otros integrantes de la Banda disfrutaban de reconocimiento por sus creaciones musicales, su labor en la formación de nuevos talentos y en la dirección de otras agrupaciones, sobre todo de música bailable. Ese es el caso del trompetista Rodolfo Coello, Pitín, formidable en su instrumento, además de  subdirector de la agrupación y líder de una charanga muy solicitada en fiestas y celebraciones familiares y en sociedades de instrucción y recreo.
Porfirio Sánchez fue otra figura prominente. Él, como mismo Pitín, fue miembro fundador en 1922 y se distinguió al frente de otras bandas locales como la de los “Caballeros de San Isidoro”, la de los “Boys Scout” y las que desde la inauguración del Instituto Técnico Militar (luego ITH)  en 1945 y hasta los años 70 fundó y dirigió. Además Sánchez compuso varias marchas e himnos patrióticos y desde finales de los años 1960 tuvo un desempeño muy significativo en el rescate de una de las obras más relevantes del repertorio de la Banda: el himno de Holguín de José María Ochoa y Martínez Freyre.
Otras figuras de significativos aportes fueron Cecilio Fabré, Pablo Julves y José Ochoa Vázquez, el primero en la labor sindical y los dos últimos en la composición. Ochoa Vázquez fue uno de los hijos del maestro José María Ochoa y durante años dirigió la Banda de los Boy Scout y compuso varias obras, entre ellas La Feria Municipal, laureada en la exposición organizada en 1930 para mostrar los adelantos agrícolas, económicos y de otros sectores de Holguín.
Finalizando los años 1920 e iniciando los de 1930 el país vivía graves dificultades económicas provocadas por la crisis internacional y por las angustias de la tiranía machadista. Esas, lógicamente, empobrecieron el desempeño de la Banda Municipal al extremo de que sus músicos tuvieron que emprender iniciativas diversas para sustituir sus raídos uniformes y vetustos instrumentos. Y cuando la revolución cubana de 1933 derroca a Machado se produce uno de los más peligrosos cismas que tuvo que sufrir la Banda, la separación del maestro Márquez de la dirección entre 1934 y 1936, pero aún así fue notoria la contribución de la Banda a la vida sociocultural de la región.
En ese período siempre participó en la inauguración de las más importantes obras arquitectónicas, en las conquistas de la vida económica, en los avances tecnológicos y sucesos culturales que registra la historia holguinera; entre ellas la inauguración del primer aeropuerto y en 1930 en el nacimiento de la CMKF, emisora radial pioneradel Norte de Oriente.
Camino de entrada a Holguín antes de la construcción de la carretera central
El 23 de febrero de 1931 se produce otro  hecho de gran connotación para el desarrollo del comercio y las comunicaciones: la inauguración del tramo local de la Carretera Central. Para festejar se organizaron varias retretas especiales con tal de expandir en toda la comarca la atmósfera de alegría y entusiasmo ante la nueva vía que, en buena medida, desplazó la preferencia de muchos por el ferrocarril.
La carretera central llega a Holguín
Cada presentación de la Banda solía reunir a cientos y hasta miles de holguineros, según la fecha o el marco de sus presentaciones que, por lo general, se hacían en el parque Calixto García. 
Una retreta de singular connotación fue la del 31 de diciembre de 1932. Cerca de seis mil holguineros despidieron un año  difícil y reciben, esperanzados, 1933. Pero no fue ese un buen año: una revolución popular derribó al dictador Gerardo Machado sin embargo los militares y la intervención estadounidense provocaron que la revuelta se “fuera a bolina”. Tal fueron las contradicciones que los holguineros se hicieron una huelga por los altos precios que imponía la compañía eléctrica y por ese motivo se suspendieron las retretas. 
En 28 de abril de 1936 el Ayuntamiento local adopta el acuerdo de que las retretas de jueves y domingo se debían iniciar con el Himno de Holguín, de Manuel Avilés y Juan Farrán o el Himno Invasor de Loynaz del Castillo y Dositeo Aguilera; esa iniciativa  reforzó principios patrióticos, motivando a muchos a acercarse a la rica historia del pueblo cubano por la libertad y la independencia.
El maestro Márquez, que entonces había regresado a dirigir la Banda Municipal, cumplió el acuerdo cabalmente. Y al siguiente año, (1937) conquistó el Primer Premio en el Concurso Provincial de Bandas realizado en Santiago de Cuba, superando a otras que poseían mejor instrumental  y apoyo de las autoridades de sus municipios. Paradójicamente en esos momentos el Ayuntamiento de Holguín debía varios meses de salario a los integrantes de la Banda. Y en los años siguientes se agudiza la tardanza para devengar lo que ganaban cada mes, provocando serias dificultades al quehacer de la agrupación.
Enrique García
La prensa de la época recoge varios comentarios, la mayoría de ellos firmados por el periodista Enrique García, en los que se critica el abandono en que las autoridades tenían la Banda y la actitud de denuncia de los músicos.
A inicios de la década de 1940 la Banda supera una prolongada etapa de crisis y constantes suspensiones de retretas y actividades. El 24 de febrero de 1943, con el apoyo del  alcalde Juan José García Benítez los músicos de la Banda estrenan vistosos uniformes y nuevos instrumentos.
Miembro prominente del Partido Auténtico, García Benítez al  llegar a la Alcaldía dio calor a hermosas ideas para promover el arte y la cultura, algo que era esperado por muchos al ser el Alcalde una persona sensible, educada en una familia en que sobresalían sus hermanos: el  poeta Francisco (Paco), el pintor Andrés y el cantante y médico Diego, los que al margen de sus militancias políticas dejaron aportes muy meritorios a la cultura local.
Banda municipal de Holguín con el alcalde Juan José García Benítez
Desde 1949 y hasta finales de la década siguiente, las fiestas que cada mes de abril se organizaban en Holguín (carnaval, o su antecedente), tuvieron entre sus protagonistas y anfitriones más distinguidos al maestro Márquez y su Banda. Durante esos años la agrupación vivió un período de particular brillo y esplendor con impresionantes retretas que reunían a un público ávido por disfrutar sus interpretaciones y las de importantes agrupaciones homólogas del país como la Banda Nacional, la de Santiago de Cuba, la de Las Tunas, las del Ejército y la de Puerto Padre, entre otras muchas con las que alternaba o se unían en bandas gigantes que enardecían a los melómanos y producían una atmósfera sonora ideal para esos días de bullicio y alegría.
La instauración de la dictadura de Fulgencio Batista en marzo de 1952, agravó los males imperantes en una sociedad dividida en clases, y, obviamente, la tensa situación política también se hizo sentir en la labor de la agrupación la Banda Municipal. El 2 de julio de 1952 el periódico “Norte”, de Holguín, denunció como los concejales que apoyaban al dictador enviaban a la banda a bailes sabatinos, hecho este que iba en contra de su reglamento y que impedía las retretas dominicales, una de las pocas actividades culturales gratuitas y por tanto al alcance de todos.
En otras ocasiones las autoridades obligaban a los músicos a encabezar desfiles y celebraciones para engañar a la opinión pública y dar la sensación de una atmósfera de paz y tranquilidad cuando en verdad se vivían momentos de angustias y zozobras, con los barbudos de Fidel Castro peleando por la libertad en la Sierra Maestra y con una tenaz lucha clandestina en la región contra horrendos crímenes perpetuados por los militares, como lo fueron los que pasaron a la historia como “Pascuas Sangrientas” y que consistieron en el asesinato de 23 jóvenes opositores.
Finalmente en octubre de 1958 el Ejército Rebelde interrumpió el servicio de corriente eléctrica, Holguín se sumió en una oscuridad que duró más de tres meses y a la vez se incrementó la lucha armada. Las Retretas en el Parque Central se interrumpieron.


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