1898,
Junio 20
Conferencia
de jefes americanos con Calixto en su campamento de Aserradero.
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Conferencia
de jefes americanos con Calixto en su campamento de Aserradero. Para que
Shafter llegara hasta el campamento, Calixto le mandó caballos, pero por su
enorme peso no los pudo usar. En su lugar Shafter cabalgó un mulo de la
artillería. Cuando llegó a la falda de la loma donde estaba el general García
el mulo se resistió, no queriendo subir con tan pesada carga, por lo que el
gordo general echó pié a tierra, se quitó la chaqueta y dando tumbos, tras
penosísimos esfuerzos que lo obligaban a sentarse en cada piedra del camino,
logró llegar.
En
posterior informe dice el general García que “después de una larga entrevista y de haber aceptado el general
americano el plan que le propuse para el desembarco de sus tropas, y para
llevar a cabo, con éxito, el avance de sus tropas sobre (Santiago de) Cuba, se volvió a bordo”[1].
El
plan, del que el desembarco americano era solamente una parte, consistía en
lo siguiente: “El ejército americano,
con la protección combinada de la escuadra y los mambises, desembarcaría por
el este de Santiago, en tanto, por el oeste, fuerzas de Rabí amenazarían la
plaza para obligar al enemigo a mantenerse alerta. Ahora, ese movimiento
combinado sobre Santiago, se engarzaba a un plan estratégico que abarcaba toda la provincia para impedir refuerzos a
la plaza amenazada”[2].
Ahora
el general manda a Cebreco sobre Santiago por el oeste y embarca a Demetrio
Castillo y Carlos González Clavel en un transporte americano para que con
tropas de Bayamo y Jiguaní protejan el desembarco que habrá de efectuarse por
el este de Santiago.
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1898,
Junio 22
La
broma que costó la vida al teniente cubano Remigio Castañeda
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Castillo
y González Clavel desembarcan sus tropas en Sigua y avanzan sobre Daiquiri.
Ante el rápido empuje de los cubanos, los españoles cedieron su posición sin
pelear prácticamente y dejando sus pertenencias. Los mambises recogieron
algunas cosas que los españoles dejaron, entre ellos una bandera hispana que
el teniente cubano Remigio Castañeda hizo tremolar en son de broma. Vista la
bandera de lejos, desde los barcos americanos abrieron fuego de cañón tan
rápido y certeramente que el teniente Castañeda murió en el acto. Percatado
Castillo de la confusión hizo ondear una bandera cubana, lo que motivó la
suspensión del fuego americano.
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1898,
Junio 25
Coronel
Wood, de la cancillería yanqui: “Debemos limitar el concurso de los cubanos
al servicio de prácticos o meros informadores del terreno. La acción de las
armas debe ser exclusivamente nuestra si es posible”
“Los cubanos son
por lo general indolentes y apáticos”
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En
cuatro transportes americanos, desembarcan en Siboney el general García y los
generales Rabí, Lora y Portuondo Tamayo con tres mil hombres. Sin embargo,
parece que en aquellos momentos no importaba mucho a los americanos la
cooperación cubana, pues el coronel Wood, de la cancillería yanqui declaró a
la revista londinense “The Army”: “Debemos
limitar el concurso de los cubanos al servicio de prácticos o meros
informadores del terreno. La acción de las armas debe ser exclusivamente
nuestra si es posible”
Asimismo
este hombre dijo al jefe del ejército de operaciones las palabras siguientes
tan ofensivas al alma cubana:
“Los cubanos son por lo general
indolentes y apáticos. En ilustración se hallan colocados desde la más
refinada hasta la
ignorancia más grosera y abyecta; su pueblo es indiferente en materia de
religión y, por lo tanto, su mayoría es inmoral y a la vez de pasiones muy
sensuales, y, como no posee sino nociones vagas de lo justo y de lo injusto
es propenso a procurarse los goces no por medio del trabajo, sino por medio
de la violencia, y como resultado eficiente de esta falta de moralidad, es
despreciador de la vida humana. Claro que la anexión inmediata a nuestra
confederación de elementos tan perturbadores y en tan gran número sería una
locura y que antes de plantearla debemos sanear ese país. Habrá que destruir
cuanto alcancen nuestros cañones con el hierro y el fuego, habrá que extremar
el bloqueo para que el hambre y la peste, su constante compañera, diezmen sus
poblaciones pacíficas y mermen su ejército, por lo que a ese ejército aliado
habrá de emplearse constantemente en exploraciones y vanguardias, para que
sufra indeclinablemente el peso de la guerra entre dos fuegos. A él se le
encomendarán precisamente todas las expediciones peligrosas… Dominadas y
retiradas las fuerzas españolas sobrevendrá una época durante la cual
seguiremos ocupando militarmente el país, apoyando con nuestras bayonetas al
gobierno que se constituya, aunque sea informalmente, mientras resulte
minoría. El terror, por un lado, y la conveniencia por otro, harán que esa
minoría se vaya robusteciendo. Llegado ese momento se crearán conflictos al
gobierno, es decir, debemos apoyar siempre al más débil contra el más fuerte
hasta obtener el completo exterminio de ambos”.
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[1] Justo es consignar que el plan que el
general García propuso a los americanos para el desembarco, había sido
concebido por el general Demetrio Castillo Duany, quien lo sometió a la
consideración de Calixto y que este aprobó en todas sus partes. En premio el
general García propuso el ascenso a general de división, lo que fue aprobado
por la Comisión Ejecutiva
de la Asamblea
de Representantes en 24 de enero de 1899.
[2] Francisco Estrada con mil hombres
estaba situado en El Aguacate, donde convergen los caminos de Santiago. El
general Salvador Ríos tenía una división sobre el enemigo en Manzanillo. El
general Luís de Feria con las tropas de Holguín estaba sobre aquella ciudad
impidiendo que tropas acantonadas allí salieran a ayudar a Santiago. El general
Periquito Pérez con la
División de Guantánamo estaba listo para contener a las
tropas acantonadas en esa y el general Lope Recio, jefe de la División de Camaguey
había recibido instrucciones para situarse en las inmediaciones de Tunas a fin
de contener cualquier tropa que pensara dirigirse a Camaguey.
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