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La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

6 de marzo de 2017

Calixto García. Biografía. 62


1883
El General recibe carta de Fernando Figueredo, donde le dice que va a escribir una historia de la guerra. Calixto responde: “No tema Vd., acusarnos y pintarnos como fuimos, con nuestros grandes defectos y nuestras pequeñas virtudes. La posteridad dispensará los primeros y solo recordará las segundas, teniendo en cuenta que hemos sufrido bastante para merecer el perdón”.
Calixto era aficionado a las fiestas populares de España























 
Dice su hijo Carlos: “Mi padre era aficionadísimo a todas las fiestas populares. En España nos llevaba a ellas siempre. Desde la del Corpus en la de la calle de carretas, en un café, a presenciar la procesión. De pie sobre sillas y mesas los niños nos pasábamos las horas. El calor en esos días era insufrible. El regreso a casa, caminando, era tedioso pero no había escapatoria para no ir.
“Mi madre y los niños [pequeños] regresaban en tranvía pero los demás trepábamos por la calle de la Montera y Fuencarral hasta el número 90 y cuando nos mudamos algunas cuadras más arriba [veíamos la procesión] en la glorieta de Bilbao”.
Por otra parte, dice Carlos, cualquier persona decentemente vestida que pasara por una plaza de verduras, “seguro que iba a ser vejada con frases soeces, “señorito de pan pringado”, “señorito con sombrero”. Había que pasar a escape por esa plaza de San Ildefonso y entrar o salir de la iglesia. Mi padre se reía y nos aconsejaba a los jóvenes que no hiciéramos caso”.
Por otra parte, (o mejor, por lo mismo), los famosos vinos españoles y franceses tuvieron en Calixto un buen catador: “Mi padre gustaba del POMARD entre los de Borgoña. Solía recorrer las bodegas en busca de los borgoñones. Cierta vez le ofrecieron una partida de botellas de Cahmberlin, que compró a peseta la botella, pues díjole el vinatero que no había podido venderlos en 20 años porque no gustaba [el vino] ni a sus parroquianos ni a él.
“Mi padre siguió siempre el recorrido en busca de añejos vinos franceses y cuando no los había embotellados compraba el vino en pipas que en casa él mismo embotellaba.
“Conmemoraba Papá los bautizos y el cumpleaños de mi hermanita Mercedes y dos de sus nietos guardando un número de botellas de buen vino. Para el consumo diario de casa bebíamos generalmente el vinillo de Organda, de poco cuerpo y barato, pues su costo no pasaba de un real vellón por botella, comprándolo por arroba que en mayor cantidad el costo en los pueblos cercanos era mucho menor”. 
El General gozaba de otras costumbres de Madrid, como tomar leche de cabra recién ordeñada
Calixto además, dice Carlos, gozaba de otras costumbres del Madrid decimonono, como por ejemplo, tomar leche de cabra recién ordeñada: “En un solar se situaba con sus cabras en un redil el pastor, con mesas rústicas donde, se tomaba leche recién ordeñada o a vista de quien lo pidiera así. Era eso algo así como una cana al aire no permitiendo el presupuesto prodigarla”.
El General dibuja el escudo de su familia
Allá en España, Mario, que era uno de los hijos más pequeños y que estudiaba en un colegio al que asistían niños de la aristocracia, sintiéndose disminuido porque las familias de sus compañeros tenían escudos, él se dibuja uno para que apareciera a la cabeza del papel que ha de utilizar en el colegio. Un pliego cae en poder del General. Llama este al hijo y en su presencia tacha el escudo y le hace otro, en el que se ve un buey y un arado: “Ese es su escudo, el del trabajo dignificador y constructivo”, le dice.
1884, Abril 15
Nace la última hija legítima del general, María Herminia.



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